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5-DAÑOS COLATERALES

Mañana vuelvo a empezar a trabajar, así que no sé cuando podré subir nuevo capítulo, por eso os dejo este de momento.

Os recuerdo que "la chica de ojos tristes" está a pocos capítulos del final. Pero aún estará esta historia y tengo 2 o 3 o ya no recuerdo cuantas en proyecto. @Tazumin 1, ¿cuantas eran?

Bueno, espero comentarios, votos y esas cositas que ya sabeis, que vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo.


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"¿Su corazón aún está intacto o también se lo has hecho pedazos?"

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KARA

23 de Septiembre de 2019

Salí del edificio y vi a Lena esperándome junto al coche que había enviado mi padre. Medio sonreí, acercándome.

-Kara: Buenas tardes, Lena – dije entrando en el coche.

-Lena: Buenas tardes, señorita Kara – dijo entrando después de mí y cerrando la puerta.-¿Se ha divertido?

-Kara: Ha sido un buen cumpleaños – fue lo único que dije, mientras el coche empezaba a moverse.- ¿Y tu lectura?

-Lena: Entretenida.

-Kara: ¿Qué leíste? – pregunté.

-Lena: ¿De verdad le interesa? – preguntó, mirándome.

-Kara: Bueno, sólo intentaba darte conversación mientras llegábamos a casa, pero si no quieres hablar...

-Lena: Normalmente, es usted la que no quiere hablar. Y si lo hace, no es para decir nada bonito.

-Kara: Entiendo... De acuerdo, no hablaremos entonces – dije mirando por la ventanilla, suspirando.

-Lena: La Odisea.

-Kara: ¿Qué?

-Lena: Es lo que estuve leyendo.

-Kara: ¿La Odisea, en serio?

-Lena: Sí.

-Kara: Bueno, no está mal.

-Lena: ¿La ha leído?

-Kara: Sí.

-Lena: ¿En serio?

-Kara: ¿Tanto te sorprende?

-Lena: No pensé que sería el tipo de lectura que le gusta, la verdad.

-Kara: No soy como la mayoría piensa que soy....

Esperé que Lena me dijese algo más, pero al darme cuenta de que no lo haría, volví a mirar por la ventana. Fuimos el resto del camino en silencio.

Al llegar a casa y pasar junto al salón, vi a mi madre leyendo. Me acerqué.

-Kara: Hola mamá... - dije dejando mi mochila en el suelo.

-Eliza: Kara, cariño... - dijo levantándose y abrazándome - ¿Qué tal lo pasaste?

-Kara: Bien... Fue maravilloso – dije sonriendo.

-Eliza: Debió de serlo. Hacía tiempo que no te veía así.

-Kara: Lo sé....

-Eliza: ¿Has cenado? Puedo decirle a Iris que te prepare algo.

-Kara: No, no te preocupes... Voy a ducharme y a acostarme, estoy cansada.

-Eliza: ¿Es que no has dormido? Menudas ojeras...

-Kara: La verdad es que no, no he dormido nada.

-Eliza: Kara...

-Kara: Sólo ha sido una noche, mamá. Quería disfrutarla todo lo que pudiera. ¿te parece mal?

-Eliza: Claro que no, cielo... - dijo acariciando mi mejilla.

-Kara: Bien. ¿Y papá?

-Eliza: En su despacho.

-Kara: No le molestaré entonces. Buenas noches...- dije, dándole un beso en la mejilla, cogiendo mi mochila y volviendo a mi cuarto. Lena me siguió y se detuvo frente al suyo - ¿No vas a cenar?

-Lena: Más tarde.

-Kara: Ah, cierto, tus horarios estrictos...

-Lena: Sí.

-Kara: Bueno, como quieras. Buenas noches – dije entrando en mi cuarto.

Dejé mis cosas sobre mi cama, me quité la ropa, me di una ducha rápida y me puse el pijama. Después, me metí en la cama y saqué la cámara y el portátil para guardar las fotos que hice de mi cumpleaños. No podía dejar de mirarlas y sonreír. Aunque sabía que la alegría me duraría poco y que al día siguiente, la tristeza volvería a invadirme. Acaricié la pantalla del ordenador, en la que unos preciosos ojos me miraban fijamente.

-Kara: Te prometo que pronto llegará el día en el que no volveremos a separarnos. Sólo espera un poco más... - dije, guardando las fotos en un pendrive que luego escondí en el doble fondo del cajón de la ropa interior.

Después, me dormí.

30 de Septiembre de 2019

Una semana después, mi humor volvía a ser al que mi familia se había acostumbrado, malo.

-Kara: Hola papá... - dije, viéndole al lado de la puerta de entrada.

-Jeremiah: Hola, cielo.

-Kara: ¿Puedes darme las llaves de la moto? Me gustaría usarla hoy.

-Jeremiah: Kara, dijimos que no la usarías hasta que pasara todo esto de las amenazas.

-Kara: No he vuelto a recibir ninguna.

-Jeremiah: No es lo que tengo entendido. Al parecer, recibiste otra el día de tu cumpleaños.

-Kara: ¿Quién te ha dicho eso? – miré a Lena- ¿Has sido tú? ¿Cómo lo has sabido? Borré todos los mensajes que recibí ese día.

-Jeremiah: Lena sólo me comentó que pusiste algunas caras extrañas leyendo algunos mensajes. No me dijo nada de que hubieras recibido amenazas, yo sólo estaba tanteando. Y tú me lo has confirmado. ¿Qué te decían esta vez?

-Kara: Nada. Sólo que no le gusta el rechazo. Sea quien sea. ¿Puedo coger la moto o no?

-Jeremiah: No. Lena no puede ir contigo. No es seguro.

-Winn: Yo iré con ella – dijo en ese momento. No me había fijado que estaba en el salón, revisando las cámaras de seguridad. Le miré, confusa - ¿Qué? Sé montar en moto. Tengo una que no tiene nada que envidiar a la tuya, Kara.

-Kara: ¿Tú...?

-Jeremiah: Winn, eres informático.

-Winn: Eh, que me encargue de todo el tema electrónico e informático de la casa, no quiere decir que sea un inútil para lo demás, señor Danvers. Recibí el mismo entrenamiento que todos los demás agentes del señor Edge, estoy capacitado para defender a su hija en una pelea cuerpo a cuerpo. Y también voy armado – dijo, mostrándole su arma a mi padre.

-Jeremiah: ¿El sistema de vigilancia está en orden?

-Winn: Sí.

-Jeremiah: ¿Qué dices, Kara?

-Kara: ¿Crees que podrás seguirme el ritmo?

-Winn: ¿Quieres verlo?

-Jeremiah: Eh, Winn... Te lo voy a permitir porque mi hija te tiene aprecio. Pero si le pasa algo estando bajo tu vigilancia...

-Winn: No le pasará nada, señor Danvers.

-Jeremiah: Más te vale... - dijo, sacando unas llaves de su bolsillo y tendiéndomelas – Ten cuidado, Kara. Por favor.

-Kara: Claro... Puedes tomarte la mañana libre, Lena. Vamos Winn.

-Winn: Eh, podemos ir a tomar un batido al sitio ese que me dijiste junto a la playa.

-Kara: Claro, pero antes debo pasar por la oficina de correos a mandar unas cosas.

-Winn: Claro... - dijo, mientras se subía en su moto y yo iba a buscar la mía al garaje. Salí poco después, con el casco puesto y mi mochila la espalda.

-Kara: ¡Vamos! – dije saliendo a toda velocidad, seguida por Winn.

Llegamos a la oficina de correos quince minutos después. Bajamos de las motos e íbamos a entrar, cuando escuché una voz familiar.

-Hombre: ¡Kara! ¡¿Eres tú?!

-Kara: Hola Tommy. – dije cuando se acercó a mí.

-Tommy: Hola, hace mucho que no te veía, ¿cómo estás?

-Kara: Bien. Oye, tengo un poco de prisa, ¿te importa si hablamos en otro momento?

-Tommy: No, eh, espera... Sólo quiero saber cómo estás. Desapareciste de pronto, y no contestas mis llamadas. ¿Estás bien?

-Kara: Ahora no, Tommy.

-Tommy: Kara...

-Winn: Eh, te ha dicho que ahora no, ¿vale?

-Tommy: ¿Y tú quién eres? ¿Quién es este Kara, tu nuevo novio? La verdad, no te pega. Parece poca cosa para ti. Tú necesitas a alguien como...

-Kara: ¿Cómo tú? No, gracias, prefiero salir con un cocodrilo.

-Tommy: Vamos, Kara... Dame sólo cinco minutos...

-Kara: Está bien.. – dije mirándole. Saqué algunos sobres de mi mochila y se los tendí a Winn, con algo de dinero - ¿Puedes enviarlos por mí? Tranquilo... - dije, al ver cómo miraba a Tommy – No es peligroso. Ladra mucho, pero no muerde, no tiene dientes.

-Winn: Está bien. Espero que no haya mucha gente. – dijo entrando.

-Kara: Tienes tus cinco minutos. ¿Qué quieres?

-Tommy: Ya te lo he dicho. Saber cómo estás. Kara, no sé nada de ti desde que...

-Kara: Desde que dejé la universidad y de asistir a sus clases, profesor Merlin... - dije molesta.

-Tommy: No me llames así...

-Kara: El tiempo pasa... Y todavía no has dicho nada interesante.

-Tommy: Sólo quería saber qué pasó con ese... Problema que tenías.

-Kara: Eso está resuelto. No gracias a ti y tu ayuda. No te preocupes, no te salpicará.

-Tommy: Kara, yo... Te he echado de menos. Me gustaría que volviéramos a...

-Kara: No. ¿Para qué? ¿Para que vuelvas a romperme el corazón? Mejor sigue con tu mujer, sigues casado con ella, ¿verdad?

-Tommy: Sí...

-Kara: Oh, bien, ¿y cómo está...? ¿Su corazón aún está intacto o también se lo has hecho pedazos?

-Tommy: Eso es injusto.

-Kara: ¿Injusto...? Tommy, estuvimos saliendo durante más de un año. Acudí a ti con un problema y dijiste que no podías ayudarme porque estabas casado. ¡Me ocultaste que tenías una mujer, maldita sea! Me dejaste sola cuando más te necesité. ¿Eso no te parece injusto?

-Tommy: Kara, por favor...

-Kara: No, no quiero volver a verte... - dije, caminando hacia la oficina de correos. En ese momento, Tommy me sujetó de la muñeca, haciéndome daño – Suéltame...

-Tommy: Vas a escucharme... Tienes que... ¡ah, joder! – gritó.

En ese momento, vi que alguien se había acercado por detrás y le retorcía el brazo con el que no me agarraba, casi hasta rompérselo.

-Lena: Te ha dicho que la sueltes...

-Kara: ¿Lena? ¿Qué haces aquí?

-Tommy: ¡¿Y tú quién coño eres?! ¡Vas a romperme el brazo!

-Lena: Suéltala – dijo, haciendo más fuerza.

Tommy me soltó y me alejé un par de pasos hacia atrás. Miré a Lena, sorprendida. Aunque no sabía por qué. Es guardaespaldas, se supone que debe saber hacer estas cosas, ¿verdad?

-Tommy: ¡Kara!

-Kara: Suéltale, Lena... - dije. Lena me miró y le soltó con rabia, empujándole – Y ahora vete, Tommy. Tú y yo no tenemos nada de lo que hablar. Ya no. Perdiste tu oportunidad.

-Tommy: Ya... Volveremos a vernos, Kara, te lo aseguro... - dijo alejándose.

Vi que Lena se volvía hacia tres personas sentadas sobre unas motos negras. Había otra moto con un casco a su lado. Lena hizo un gesto a una de esas personas y esta asintió, arrancando su moto.

-Lena: ¿Está bien?

-Kara: ¡¿Me has seguido?! ¡Te dije que te tomaras la mañana libre!

-Lena: Sí, lo hizo. Pero mi trabajo es...

-Kara: ¡Tu trabajo es hacer lo que se te ordena! Vete a casa, ahora...

-Lena: No voy a dejarla sola después de lo ocurrido. Está claro que ese... informático no sabe protegerla. El deber de un guardaespaldas es no dejar nunca sola a la persona a la que protege.

-Kara: Yo le ordené que entrase a mandar unas cosas.

-Lena: Aun así, no debió seguir esa orden. Su seguridad es lo principal.

-Kara: No vas a seguirme... Coge a tus amiguitos y vete... ¿desde cuándo trabajas acompañada?

-Lena: Siempre lo hago.

-Kara: ¿Siempre? Nunca había visto a nadie contigo.

-Lena: De eso se trata.

-Kara: ¿Quieres seguirme? Está bien... Veo que puedes conducir una moto, pero... ¿Puedes alcanzarme, Lena? ¿Crees que puedes ser mejor que yo?

-Lena: No lo sé.

-Kara: Pues vamos a comprobarlo... – dije acercándome a mi moto, poniéndome el casco y subiéndome.- Te echo una carrera. La primera en llegar a casa, gana.

-Lena: ¿Qué se gana?

-Kara: Si ganas tú, me portaré bien durante... dos semanas. Si gano yo, me dejarás tranquila durante el mismo tiempo.

-Lena: No puedo hacer eso.

-Kara: Está bien. Si gano yo... Te leerás la trilogía de cincuenta sombras de Grey completa.

-Lena: ¿Leer? Sí, eso sí puedo hacerlo.

-Kara: Bien... - dije sonriendo.- Vamos... Súbete a esa chatarra y trata de alcanzarme... - dije, esperándola. Cuando subió en la moto y arrancó, yo salí disparada.

SARAH

Estaba con Sam, revisando unas grabaciones de unas cámaras cuando escuchamos la voz de Lena en nuestros oídos.

-Lena: Sarah, prepara los vehículos rápidos. Oliver, Barry, venís con nosotras. Sam, ¿cómo vas?

-Sam: Sigo revisando las grabaciones.

-Lena: Sigue con ello. Sarah, tienes dos minutos. Oliver, Barry, seguir a la señorita Danvers e informarnos a Sarah y a mí de su posición.

-Oliver: Eso está hecho.

Salí del cuarto rápidamente y fui a la casa de al lado. Los dueños no usaban el garaje y nosotros se lo habíamos alquilado para guardar allí todo el material. Incluidas las motos que usábamos para desplazarnos Y sí, Lena también tenía una. Las saqué del garaje y cogí los cascos, justo cuando Lena llegaba.

-Sarah: ¿Vas a ir así? No es una ropa adecuada para montar en moto, Lena.

-Lena: No tengo tiempo de cambiarme. – dijo quitándome uno de los cascos y poniéndoselo rápidamente. Yo hice lo mismo. Subimos a las motos y arrancamos.

-Sarah: ¿Oliver?

-Oliver: Se dirigen al centro.

-Lena: Os alcanzaremos enseguida. – dijo mirándome – Esa zona tiene muchos semáforos. Conozco un camino más rápido. ¿Me sigues?

-Sarah: Hasta el fin del mundo, ya lo sabes.

-Lena: No iremos tan lejos. Sólo vamos al centro.

-Sarah: Es una forma de hablar, Lena... - dije riéndome.

Oliver nos indicó que se habían detenido en la oficina de correos poco después. Un minuto después, estábamos allí. No había rastro del chico que había salido con Kara. Según Lena, era un hombre del grupo encargado de la seguridad de la casa. Kara parecía estar discutiendo con alguien. Hubo un momento en el que el hombre agarró a Kara por la muñeca. Lena se quitó el casco y bajó de la moto.

-Sarah: Lena... - dije tratando de detenerla.

-Lena: Es mi trabajo, Sarah.

-Sarah: Si la cosa se pone fea, iremos... - dije.

Lena se acercó y sujetó el brazo del hombre, retorciéndolo. Poco después, él se marchó, Lena ordenó a Barry que lo siguiera, y la tal Kara empezó a gritarle a Lena. Eso me enfureció. Esa niña malcriada no tenía ni la más mínima idea de lo que eso significaba para Lena. A Lena no le gusta que le toquen. Y no le gusta tocar a nadie. Bueno, su padre, su hermano, Oliver y yo somos las únicas excepciones a esa regla. Lena había tenido que intervenir y tocar a alguien, lo cual podría acabar con graves consecuencias para ella.

-Sarah: ¿Lena? – pregunté. Ella me miró, tratando de tranquilizarme con la mirada. A Lena no le gustaba mirar a los ojos, pero sabía que sólo así yo me quedaría tranquila.

Después escuché a Kara retar a Lena a una carrera. ¿Esa chica estaba loca?

Cuando Lena vino a ponerse el casco, la miré.

-Sarah: Lena, no lo hagas.

-Lena: Tengo que hacerlo.

-Sarah: Te seguiremos.

-Lena: Vale...

Lena arrancó y Kara salió disparada. Lena fue detrás. Nosotros íbamos a seguirlas a ambas cuando alguien salió de la oficina de correos.

-Winn: ¡Kara! ¡¿Dónde vas?! – gritó, subiéndose a otra moto y siguiéndolas.

-Sarah: Oliver, vamos...

No tardamos mucho en alcanzarla, dejando al tal Winn detrás. Lena seguía a Kara muy de cerca, aunque esta siempre lograba escaparse durante algunos segundos, metiéndose por sitios difíciles, o usando atajos. Ahora entendía por qué siempre lograba esquivar a los hombres de Edge. No es sólo que ellos fueran unos inútiles incompetentes, que también, pero es que ella era demasiado buena conduciendo esa cosa. En ese momento, vi que Lena estaba a punto de adelantarla, pero Kara se puso a su lado, llevándola hacia un lugar demasiado estrecho. Las dos no podrían pasar por allí.

-Sarah: Lena, ten cuidado. Las dos no cabéis por ahí. No podrás adelantarla, ni lo intentes. – dije. Pero Lena no hizo caso. Intentó adelantarla, pero en el último minuto, Lena vio que era demasiado peligroso y Kara podría hacerse mucho daño si se caía en esa zona, así que se desvió a propósito, dejándole el camino libre a Kara, quien pasó por el estrecho lugar, mientras Lena resbalaba y caía al suelo, siendo arrastrada varios metros por la moto.- ¡LENA! – Oliver y yo nos acercamos, bajándonos de las motos y corriendo hacia Lena, que seguía en el suelo. Kara se detuvo y nos miró durante unos segundos, pero al ver que Lena se levantaba siguió su camino. Su amigo nos pasó segundos después.

-Oliver: Lena.. – dijo, ayudándola a terminar de levantarse - ¿Estás bien?

-Lena: Sí. Sigamos.

-Sarah: ¿Seguir? Lena, acabas de ser arrastrada por la moto varios metros y...

-Lena: ¿La moto arranca?

-Sarah: Lena...

-Lena: ¿Arranca?

Lo comprobé.

-Sarah: Sí.

-Lena: Entonces vamos... - dijo, subiéndose de nuevo con dificultad.

-Sarah: Eh... - dije sujetando su mano - ¿seguro que puedes conducir?

-Lena: Sí.

-Sarah: Te seguimos de cerca... - dije, mientras ella arrancaba y salía de nuevo a toda velocidad. Oliver y yo subimos a nuestras motos y la seguimos.

-Oliver: Es dura, ya lo sabes.

-Sarah: Eso no evita que me preocupe por ella, Oliver. Sabes que Lena no expresa lo que siente.

-Oliver: Estará bien...

Alcanzamos a Lena enseguida y tomamos un par de atajos, pero cuando llegamos a casa de los Danvers, Kara ya estaba allí, mirándonos con una sonrisa de oreja a oreja. Su amigo se acercó a ella, riéndose.

-Winn: ¡Joder, Kara, eso ha sido alucinante!

-Kara: Por fin... Aquí llega la perdedora.... Dime Lena, ¿tragaste mucho polvo de mis neumáticos? ¿Iba demasiado rápido para ti? – dijo, mientras Lena bajaba de la moto con dificultad y empezaba a caminar hacia la casa, cojeando y dejando un rastro de sangre.

Mierda. Lena estaba herida.

-Sarah: ¡Maldita niña malcriada! – dije, quitándome el casco, bajando de mi moto y caminando hacia Kara, furiosa -¡Cierra la maldita boca! ¡No tienes ni idea de lo que dices!

-Kara: ¿Perdona? – preguntó, mirándome.

-Sarah: Mírela... Mírela bien... ¿La ve...? – pregunté, intentando ser respetuosa, mientras Oliver ayudaba a Lena a entrar en la casa. Pero ver a Kara sonriendo de esa manera, me hacía perder la cordura.– Ella está herida... Por su culpa... ¿Ve esa sangre del suelo? Pues esa sangre, sería la suya si no fuese por ella, "señorita Danvers" – dije, acercándome demasiado a ella. Deseaba abofetearla – Ahora, si me disculpa, Lena necesita ayuda.

-Winn: No le hagas caso, Kara, sólo está celosa de...

-Kara: Cállate, Winn – la escuché decir. Parecía arrepentida – Ella tiene razón. Vuelve a tu trabajo.

-Winn: ¿Pero no vamos a ir a tomar esos batidos en..?

-Kara: No. Ya no.

Fue lo último que escuché antes de subir las escaleras corriendo para ayudar a Oliver, que iba a mitad de camino con Lena. Entramos en el cuarto de Lena y la llevamos al baño, sentándola en el váter. Conocía demasiado bien a Lena, y sabía que no querría manchar la cama con la sangre.

-Sarah: Eh... - dije agachándome frente a ella y acariciando su rostro – Estás sangrando mucho, Lena, ¿te duele?

-Lena: No.

-Sarah: ¿Puedo ver lo que te has hecho? – pregunté. Lena desvió la mirada hacia Oliver. Entendí lo que quería decir. – Oliver. ¿puedes ir a buscar el botiquín al garaje?

-Oliver: Claro...

Cuando salió, volví a mirar a Lena.

-Sarah: Ya estamos solas, cielo. ¿Puedo verlo ahora? – Lena asintió – Vale, voy a buscar unas tijeras, ¿tienes algunas?

-Lena: En el escritorio. Cajón de la izquierda.

Salí del baño y fui al dormitorio. Sí, allí estaban. Me encantaba lo organizada que era Lena. Todo lo contrario a mí, que era un auténtico desastre. Volví al baño y me arrodillé de nuevo ante Lena, que miraba la sangre goteando en el suelo.

-Sarah: Lena... Mírame... eh... - dije, volviendo su rostro hacia mí con suavidad – Voy a cortar el pantalón. ¿vale? Dolerá menos que intentar sacártelo. – Lena asintió de nuevo y corté el pantalón con cuidado, primero a lo largo, y luego por encima de la sangre, dejando su pierna al descubierto – Tienes un buen corte. Necesitarás puntos. Quizás sería mejor ir a un hospital.

-Lena: No. Tú puedes hacerlo, Sarah.- dijo, empezando a ponerse nerviosa. Eso no era bueno – Tú puedes coserlo, puedes... tú puedes...

-Sarah: Eh, eh... - dije cogiendo sus manos- Yo lo haré, no te preocupes. – dije levantándome de nuevo para coger una toalla limpia. La mojé, me arrodillé de nuevo y limpié la zona alrededor de la herida con cuidado. Puse el pie de Lena sobre mi pierna para poder trabajar mejor. Ella miraba a la sangre que se había acumulado en el suelo, y que seguía cayendo. Tapé la herida e hice presión, hasta que llegó Oliver.

-Oliver: ¡Estoy aquí!

-Sarah: Bien... tápate los ojos, déjame el botiquín y espera en el cuarto. Ve abriendo la cama.

Oliver hizo lo que le pedí. Saqué todo lo necesario para curar la herida de Lena y coserla. Luego le puse una venda para proteger la herida y le di algo para calmar el dolor. Porque, aunque Lena parecía no sentir nada, yo sabía que debía estar sintiendo un dolor terrible. La ayudé a levantarse y con cuidado la llevé hasta la cama. La ayudé a tumbarse.

-Lena: Gracias, Sarah.

-Sarah: Tendrás que estar unos días sin moverte.

-Lena: No puedo hacer eso.

-Sarah: Oliver, Barry, Sam y yo nos encargaremos de todo.

-Lena: No. Mi trabajo es cuidar de la señorita Danvers y lo haré.

-Sarah: Pero tu herida...

-Lena: Si la has cosido y vendado bien, no debería haber problema.

-Sarah: ¿Sabes que eres una cabezota? Y no, no significa que tengas una cabeza grande... - dije sonriéndola – Intenta descansar un poco. Creo que la señorita Danvers se ha asustado. No creo que salga más de casa por lo que queda de día. – dije, besándola en la frente y tapándola. Después, bajé la persiana y le hice un gesto a Oliver para salir del cuarto.

Sinceramente, esperaba que Lena se recuperase pronto y bien, o esa niñata sabría lo que es bueno. En ese momento recordé que la otra hija de los Danvers, Alex, era médico. Quizás podría pedirle que le echase un vistazo a Lena. Si es que iba por allí hoy.

KARA

Mientras Lena entraba en la casa, ayudada por esa chica y un chico, yo me quedé mirando el suelo y la sangre que había en él. Vale, esta vez me había pasado. Me había sorprendido que Lena supiera montar en moto. No imaginaba que podría hacerlo tan bien, la verdad. Pero retarla no había sido una buena idea. Vale, sólo quería avergonzarla, no que saliera herida. Tommy me había hecho perder el control. Sólo él era capaz de enfurecerme de esa manera.

Entré en la casa y pedí que limpiaran la sangre. Según subía hacia mi cuarto, iba viendo alguna que otra gota por las escaleras. Me detuve unos segundos ante la puerta de Lena. Pero enseguida entré en mi cuarto. Me di una ducha con agua caliente, pensando que me relajaría, pero no fue así. Me puse algo de ropa cómoda y me senté en el escritorio. Saqué mi portátil y me puse a ver la página de Linda Lee, para ver si tenía nuevos pedidos. Tenía uno pidiendo varias fotografía en formato extra grande enmarcadas, así que las envié rápidamente para que me las prepararan. Otro quería un poster de una fotografía nocturna que había tomado en la playa hacía tiempo. También vi que tenía un mensaje. Lo abrí y empecé a leerlo.

"Señorita Lee, me gustaría contratar sus servicios para que realizase una serie de fotografías de mi esposa y yo mientras hacemos el...."

¡No, joder, qué asco, ¿en serio?! Ese tío quería que les fotografiase a él y su mujer mientras se acostaban delante de mí. Ni loca.

Cuando terminé, saqué el pendrive de su escondite y volví a revisar las fotografías. Decidí imprimir una de ellas y la guardé en una especie de bolsillo oculto que había hecho en mi cartera.

Después traté de ver una película, pero no podía concentrarme. Lena se había hecho daño, por mi culpa. Y yo me sentía mal por eso. ¿Por qué? Mi padre la había contratado para hacerme la vida imposible, debería odiarla, no sentir lástima por ella. Poco antes de la hora de comer, miré la estantería que tenía enfrente y vi la trilogía de las cincuenta sombras de Grey. Me levanté, cogí los libros y salí del cuarto, parándome delante de la puerta de Lena y llamando. No tuve respuesta. Me di la vuelta para marcharme y la puerta se abrió. Me volví y vi a Lena, mirando al suelo.

-Kara: ¿Puedo pasar? – pregunté. Lena no respondió. Sólo se apartó para que pudiese entrar. Miré a mi alrededor. Vaya, era muy ordenada, todo estaba impecable – Perdiste, así que vine a traerte los libros que debes leer. ¿Dónde los dejo?

-Lena: Sobre el escritorio – dijo, caminando hacia la cama, donde tenía su portátil y unos cuadernos, colocados de forma que yo no podía ver nada de lo que había escrito en ellos.

En ese momento vi que cojeaba y me fijé en el vendaje de su pierna. Era una herida más grande de lo que pensaba.

-Kara: Pensándolo mejor... Me los llevo.

-Lena: No voy a romper tus libros. – dijo.

-Kara: ¿Qué...? ¿Romper mis...? No, no es por eso. Es... Bueno, no he ganado limpiamente, y tú has resultado herida por mi culpa, así que....

-Lena: Has ganado.

-Kara: Pero con trampas, eso no es ganar, es...

-Lena: Leeré los libros. Y no le diré nada al señor Danvers.

-Kara: Gracias, yo... Mira, hay cosas que... Tengo que hacerlas, sí o sí, no puedo dejarlas. Pero te prometo que intentaré salir lo menos posible hasta que te recuperes. Si quieres, puedes mandar a esa rubia en tu lugar, mientras tu pierna se cura y...

-Lena: No. Debo ir yo contigo. Es mi trabajo. No puedo dejar que otros hagan mi trabajo.- dijo, mirándome durante unos breves segundos. Entonces vi sus ojos verdes, y me llamaron muchísimo la atención. Ahora entendía por qué Alex se había fijado en ella. – Estoy cansada, señorita Kara. Deje los libros y váyase ya, por favor.

-Kara: Está bien... - dije dejándolos sobre el escritorio. No sé por qué, pero sentí la necesidad de dejarlos perfectamente colocados uno sobre otro. Luego me dirigí a la puerta, mientras Lena seguía de pie al lado de la cama – Lo siento – dije saliendo y volviendo a entrar. – Por cierto, agradecería que no comentaras nada de lo ocurrido con el profesor Merlin.

-Lena: ¿Ese hombre es su profesor?

-Kara: Ex profesor.

-Lena: Pero la amenazó.

-Kara: Es un imbécil, pero no es peligroso. Por favor, no se lo comentes a mi padre.

-Lena: No lo haré. Por el momento.

-Kara: Perfecto. No te molesto más... - dije saliendo y bajando a comer.

-Eliza: Kara... ¿Va todo bien? Pareces demasiado seria.

-Kara: Sí es... Da igual, no importa – dije sentándome.

-Jeremiah: ¿Qué ha pasado con Lena?

-Kara: Ha sido culpa mía y ya me he disculpado con ella, ¿vale? Puedes ahorrarte el sermón.

-Jeremiah: Sólo quiero saber qué ha pasado.

-Kara: La provoqué y ella respondió. Pensé que no lo haría. Y lo hizo. No es tan débil como yo pensaba que era debido a su condición. ¿vale?

-Eliza: Jeremiah... Basta, mira su cara. Se nota que Kara se siente mal por lo ocurrido. Puede que Lena no le guste y que últimamente Kara esté un poco... rebelde. Pero sabes que es incapaz de hacer daño a nadie y que Lena se haya lastimado por su culpa, le debe estar pesando. ¿Verdad, cielo?

-Kara: Sí, algo así.

-Jeremiah: Está bien. No te daré el sermón, como tú dices, pero a cambio... ¿podrías sacarme luego unas fotos para unos carteles?

-Kara: ¿Yo? – pregunté, confusa.

-Jeremiah: Sí, tú. Si es que tienes tiempo para sacarle a tu padre un par de fotografías.

-Kara: Sí, claro... ¿Qué pasa con tu fotógrafo de siempre?

-Jeremiah: No puede venir, está fuera de la ciudad y necesito esas fotos para hacer los carteles mañana.

-Kara: Está bien... ¿Dónde quieres hacer esas fotos?

-Jeremiah: Aquí, en casa, en el despacho.

-Kara: Bien...

-Jeremiah: ¿En serio? ¿No vas a protestar, ni a decir que no tienes nada que hacer?

-Kara: No tengo nada que hacer.

-Eliza: ¿No vas a salir?

-Kara: ¿Qué os pasa? Si salgo, os molesta. Y si un día decido quedarme en casa, parece que os morís de ganas de que salga. ¿Es que acaso queréis tener sexo y yo os molesto? Porque os recuerdo que a parte de mí, están los criados y todos los miembros de seguridad.

-Eliza: ¡Kara Danvers, por favor!

-Kara: Si no queréis respuestas estúpidas, no hagáis preguntas estúpidas.

Tras la comida, fuimos al despacho de mi padre y le hice varias fotos. Se las enseñé, para que eligiera las que más le gustaban.

-Jeremiah: Esas tres me gustan, mándamelas a mi correo y ya haré yo el resto.

-Kara: Bien.

-Jeremiah: Kara... Oye, sólo me preocupo por ti. – dijo apoyándose en la mesa y mirándome- ¿Dónde está esa Kara que siempre nos daba un beso antes de salir de casa, o la que siempre le contaba todo a su madre ya su hermana?

-Kara: Ya no soy una niña, papá.

-Jeremiah: No estoy diciendo que lo seas...

En ese momento, mi móvil vibró y lo miré. Tenía un mensaje de Mike.

"Me debes un café, ¿te apetece tomarlo hoy? En media hora, en el lugar que acordamos"

-Kara: ¿Sabes? – Dije mirando a mi padre – Puede que sí salga hoy. Con Mike.

-Jeremiah: ¿En serio?

-Kara: No te prometo nada, sólo será un café.

-Jeremiah: Mike es un buen chico, Kara.

-Kara: Ya... Voy a enviarte las fotos y me voy... - Dije mientras respondía Mike.

"Mejor en una hora. Pasa a recogerme"

Subí a mi cuarto, encendí el ordenador y pasé las fotos de la cámara. Seleccioné las que me pidió mi padre y se las envié. Luego guardé el ordenador y la cámara en el armario, en un doble fondo que había hecho para ello. Me duché, me cambié y me preparé para salir.

-Eliza: Kara... ¿Dónde vas?

-Kara: He quedado con Mike. A papá le ha gustado la idea y le parece bien, así que...

-Eliza: ¿Vas sola?

-Kara: Lena está herida, no puede acompañarme. Además, Mike viene a recogerme, no creo que tarde.

-Eliza: Pero...

-Kara: Mamá, oye... Estaré con Mike – dije – seguro que él también tiene guardaespaldas, ¿verdad? No pasará nada. Además, no tardaré. Sólo será un café.

-Jeremiah: Si vas con Mike, puedes tardar el tiempo que quieras, cielo. – dijo, apareciendo detrás de mí.

-Kara: Ya, vale... Aun así, no creo que tarde – dije, escuchando el sonido de una bocina – Vale, eso es para mí, tengo que irme....

Salí y vi a Mike esperándome en un coche. Subí y él me saludó.

-Mike: Hola Kara...

-Kara: Hola...

Mike condujo hasta Noonan's. Allí aparcamos y entramos, sentándonos en una mesa del fondo.

-Camarera: Hola Kara... ¿Qué vais a tomar?

-Kara: Yo quiero un café como siempre y él...

-Mike: Un café solo.

-Camarera: Bien.

-Mike: ¿Sueles venir mucho por aquí?

-Kara: Sí, bastante.... Bueno, tú dirás.

-Mike: Directa al grano, ¿eh? ¿Tan poco te agrada mi compañía?

-Kara: Tengo cosas que hacer, la verdad.

-Mike: Ya... - dijo riéndose – En fin. Si tú eres directa, yo también lo seré. No me interesas, Kara. Ni siquiera eres mi tipo.

-Kara: ¿No te intereso? – pregunté, confusa - ¿Entonces por qué querías quedar conmigo?

-Mike: Mis padres no dejan de presionarme para que salga con alguien, como el tuyo hace contigo, ¿verdad?

-Kara: Sí, bueno...

-Mike: El tema es que... Yo ya salgo con alguien. Pero no creo que a mis padres les gustara demasiado.

-Kara: Oh... O sea, que ya tienes una novia por ahí que no agradaría a tus padres y quieres salir conmigo por.....

-Mike: No es una novia. Se llama Chris.

-Kara: Un chico... Ahora entiendo lo de que no soy tu tipo y a tus padres no les iba a gustar tu pareja – dije sonriéndole.

-Mike: Sí. El caso es que... Ya que tus padres y los míos parecen tan interesados en juntarnos, quería proponerte algo.

-Kara: ¿Qué?

-Mike: ¿Qué te parece si salimos un par de veces, nos dejamos ver en público, juntos...? No sé, para ir a tomar algo, al cine... Después les decimos que lo nuestro no ha funcionado, y listo. Ellos se quedarán tranquilos y nos dejarán en paz. Además, creo que tú también tienes a alguien por ahí y tampoco quieres que tus padres lo sepan.

-Kara: ¿Eso crees?

-Mike: Sí, eso creo.

-Kara: Es posible.

-Mike: ¿Cómo se llama ella?

-Kara: ¿Qué te hace pensar que es una mujer?

-Mike: Bueno... Si fuera un hombre, no se lo ocultarías. Tus padres ya tienen una hija lesbiana, y la gente lo acepta. No está siendo problema para la candidatura de tu padre. Pero dos... Sería un problema, ¿verdad?

-Kara: No voy a decirte su nombre.

-Mike: Vale, como quieras... Entonces, ¿qué, te apuntas al plan?

-Kara: Sólo dos veces.

-Mike: Sólo dos. Sin contar esta.

-Kara: ¿Y luego qué... Discutimos o... algo?

-Mike: Si quieres montar un espectáculo, por mí perfecto. – dijo cogiendo mi mano. Intenté apartarla, pero él lo impidió – Tranquila... Si queremos que esto sea creíble, tendremos que parecer una pareja normal. Además, mira a tu izquierda, con disimulo. ¿Ves a ese tío de la barra? Es de la prensa. Ahora mismo estará haciendo fotos o grabándonos. Así que disimula y haz que te lo estás pasando bien al menos.

-Kara: Vale... - dije, siguiéndole el juego – Dime, ¿cómo lo has hecho hasta ahora para que no te vean con Chris?

-Mike: ¿Cómo lo has hecho tú hasta ahora para que no te vean con tu chica misteriosa? – bromeó – Supongo que cada uno tenemos nuestros métodos, ¿verdad?

-Kara: ¿Y cuándo quieres que tengamos nuestra próxima "cita"?

-Mike: ¿Qué te parece mañana?

-Kara: ¿Mañana? Está bien...



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¿Qué os ha parecido?


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