3-PRIMERA MALA IMPRESIÓN
"Sólo dile que la quiero"
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
KARA
16 de Septiembre de 2019
Tras la ducha, me puse algo cómodo para dormir y llamé a Nia.
-Nia: Kara, hola.
-Kara: ¿Ya has llevado eso?
-Nia: Sí. Acabo de llegar a casa.
-Kara: ¿Ella está bien?
-Nia: Si, no te preocupes. Tiene todo lo que necesita. O casi. Te quiere a ti.
-Kara: Lo sé, pero ahora no puedo ir... Y eso me está matando, Nia.
-Nia: Lo sé... Por cierto, me han dado algo para ti, ¿nos vemos mañana y te lo doy?
-Kara: Claro. ¿Quedamos a comer?
-Nia: Sí, tú sólo di el lugar.
-Kara: Tendrá que ser en tu casa. Sabes que tengo a los perros guardianes que me ha puesto mi padre y tu casa es el único lugar al que no pueden entrar.
-Nia: De acuerdo. Descansa, Kara.
-Kara: Sí... Buenas noches – dije colgando, justo cuando mi madre llamaba a la puerta.
-Eliza: Kara, cielo, ¿no vas a cenar?
-Kara: No, mamá, no tengo hambre. Iba a acostarme, estoy cansada – dije, metiéndome en la cama. Mi madre se sentó en la cama, mirándome.
-Eliza: ¿Estás bien...? Deberías comer algo. Mira, te estás quedando en los huesos.
-Kara: Estoy bien... Sólo cansada.
-Eliza: Bueno, te subiré un vaso de leche y unas galletas, ¿quieres?
-Kara: Como quieras – dije. No tenía muchas ganas de discutir en ese momento.
-Eliza: Ahora vengo... - dijo besándome en la frente y saliendo. La sentí volver a entrar minutos después, dejando la leche y las galletas en la mesilla que había al lado de mi cama – Kara... Cariño... Tómatelo y te dejo tranquila, lo prometo.
-Kara: Está bien... - dije sentándome en la cama y tomándome el vaso de leche casi de un trago.
-Eliza: ¿Y las galletas?
-Kara: No me apetecen.
-Eliza: Kara...
-Kara: ¡He dicho que no me apetecen, mamá, no tengo hambre!
-Eliza: Está bien, me las llevo entonces. Descansa – dijo marchándose y cerrando la puerta. Justo después de eso me levanté y eché el cerrojo para que nadie pudiera volver a entrar.
Esa noche tardé bastante en dormirme. Y recuerdo haberme despertado un par de veces con una frase rondando en mi cabeza "Lexie, cariño, tranquila, ya estoy aquí"
17 de Septiembre de 2019
A las seis y media de la mañana me desperté, incapaz de seguir durmiendo. Me di una ducha para despejarme, tomándome mi tiempo. Me vestí, preparé mi mochila con la cámara, el portátil y varias cosas más que necesitaría ese día y, a las ocho y cuarto, estaba entrando en el comedor para desayunar con mi familia. Dejé mi mochila sobre una silla.
-Jeremiah: Kara, ¿Cuántas veces tengo que decirte que no eches ese maldito cerrojo? ¿Y si te pasa algo?
-Kara: Buenos días para ti también, papá. – dije sentándome.
-Jeremiah: Hablo en serio, Kara. Tu madre fue de madrugada a ver cómo estabas y tenías el cerrojo echado.
-Eliza: Jeremiah, déjala tranquila. Estaba asustada. Si eso le sirvió para sentirse más segura y dormir, me parece bien. ¿Te sirvió, cariño?
-Kara: Sí, sí me sirvió – dije, sin mirarlos. Mi padre ya me había puesto de mal humor.
-Alex: ¿Dormiste bien?
-Kara: Sí. Más o menos.
-Jeremiah: ¿Vas a algún sitio?
-Kara: Sí, voy a hacer unas fotos y luego a comer con Nia, ¿por qué?
-Jeremiah: Me temo que tendrás que cancelar lo de las fotos.
-Kara: ¿Por qué? – dije, molesta.
-Jeremiah: Lionel viene hacia aquí con la persona que será tu nuevo guardaespaldas. Será tu sombra, Kara, no se separará de ti ni un solo momento.
-Kara: ¡¿QUÉ?! ¡No puedes hacerme eso!
-Jeremiah: Puedo, porque soy tu padre.
-Kara: ¡No tengo cinco años, no necesito una niñera!
-Jeremiah: Por eso, lo que he contratado es un guardaespaldas, no una niñera, hija. A ver si aprendes a diferenciarlos de una vez.
-Kara: Papá, odio que...
-Sirviente: Señor Danvers, el señor Luthor está aquí.
-Jeremiah: Perfecto, dile que venga.
-Eliza: ¿No puede esperar a que terminemos de desayunar al menos?
-Jeremiah: No, no puede. Lionel... - dijo levantándose.
-Lionel: Vaya, no sabía que estaban desayunando, siento interrumpir, puedo volver más tarde.
-Kara: O no volver nunca.
-Jeremiah: ¡Kara! No le hagas caso, está enfadada por su nuevo guardaespaldas.
-Lionel: Entiendo... No se preocupe señorita Danvers, Lena es muy discreta, nadie sabrá que....
-Kara: ¿Lena? ¿Una mujer, en serio?
-Lionel: ¿Tiene algo en contra?
-Kara: No. Sólo me ha sorprendido. Pensaba que esto era más cosa de hombres.
-Alex: Lo único malo que mi hermana le ve a eso, es que no será un guaperas con el que pueda usar sus dotes de seducción y escabullirse fácilmente.
-Lionel: Entiendo... - dijo sonriendo - ¡Lex, Lena, pasad!
En cuanto dijo eso, vi a un chico alto, calvo, bien vestido y con pinta de ir al gimnasio, seguido de una chica que era totalmente todo lo contrario a él. La tal Lena era... ¿Cómo describirla? Llevaba unas enormes gafas que le cubrían media cara, el pelo suelto y un poco desordenado. Vestía ropas anchas y que además le estaban enormes. Vi que escondía sus manos bajo las mangas del jersey que llevaba y que las movía como si no supiera qué hacer con ellas. Además llevaba una enorme bolsa colgada del hombro. Y debía tener más o menos mi edad.
-Kara: Debe ser una broma... ¿En serio? ¿Esta.... No sé ni como llamarla... Friki... va a ser mi guardaespaldas? ¿Y a eso lo llama ser discreta? Pero si canta más que un canario hambriento.
-Jeremiah: Kara, un poco de respeto. Lena es la hija de Lionel.
-Kara: Ah bueno, entonces eso lo explica todo...
-Lionel: En fin... - dijo, visiblemente molesto por cómo había descrito a su hija – Ya conoce a mi hijo Lex. Él se encargará de su seguridad, señor Danvers. Y Lena, se encargará de la de su hija. Lena, saluda.
-Lena: Hola... - dijo mirándome, aunque no directamente.
-Kara: Sí, mírame bien, quédate bien con mi cara, porque va a ser la única vez que la veas... - dije, acercando mi rostro al suyo.
-Lena: No lo creo. – dijo.
-Kara: ¿No lo crees? Bien, ya veremos.
-Alex: Kara, no seas tan desagradable. Hola Lena, soy Alex, la hermana de Kara. Si necesitas algún recuerdo vergonzoso de mi hermana con el que sobornarla cuando haga de las suyas, dímelo. Estaré encantada de contártelo – dijo riéndose.
-Lena: Vale.
-Kara: Ni se te ocurra Alex- dije mirándola. Mierda... Conocía la forma en que Alex miraba a la rarita. ¿En serio, le gustaba? ¿cómo podía gustarle?
Me quedé mirando a la tal Lena, con la cabeza bien alta, en silencio.
Ella también me miraba a mí, pero con la cabeza agachada, como si aceptase mi superioridad sobre ella.
Luego me fijé en que el tal Lex nos miraba a ambas, sonriendo.
-Lex: Esto va a ser interesante...
-Lionel: Bien... Lex, ven conmigo. Lena, la señorita Danvers es toda tuya a partir de ahora. Ya sabes lo que hacer.
-Lena: Sí, papá... - dijo, en voz baja.
Lionel y Lex salieron y la tal Lena se quedó ahí de pie, mirándonos.
-Eliza: Lena, ¿quieres desayunar con nosotros?
-Lena: No, ya he desayunado, gracias.
-Jeremiah: No te quedes ahí de pie, siéntate al menos, como si estuvieras en tu casa.
-Lena: Sí, señor – dijo sentándose en el sofá sin dejar de mirarme.
-Kara: Me da muy mal rollo – susurré en el oído de mi hermana, acercándome a ella - ¿Por qué me mira así?
-Alex: A algún sitio tendrá que mirar, ¿no?
-Kara: Ya... Oye, no te gustará la rarita esa, ¿verdad?
-Alex: No la llames así. No es rara, parece... tímida. En cuanto a lo de gustarme, bueno... ¿Has visto qué ojos tiene?
-Kara: Sí, tiene dos como todos.
-Alex: No, como todos no. Esos ojos no son de este mundo, Kara. Sólo con mirarte te derrite.
-Kara: Lo que tú digas... - dije, terminando mi desayuno y levantándome. Casi como si la hubiesen pinchado en el trasero, Lena se levantó rápidamente a la vez que yo, Se acercó a mí y se quedó detrás, a una distancia prudente. - ¿No tienes otra ropa que llame menos la atención?
-Lena: No.
-Kara: Entonces mantente al menos a cinco metros de mí. No quiero que piensen que vienes conmigo. – dije, empezando a caminar. Vi que me seguía - ¿Dónde vas?
-Lena: Donde usted vaya.
-Kara: Voy al baño... ¿También vas a entrar conmigo y limpiarme el culo cuando termine?
-Eliza: ¡Kara!
Miré a la rara de Lena, que se había quedado callada y miraba al suelo.
-Kara: ¿Se supone que ella va a protegerme, de verdad? – dije caminando hacia el baño. Cuando volví, Lena seguía de pie en el mismo sitio. Cogí mi mochila y me preparé para salir.
-Jeremiah: Usa uno de mis coches, Kara, no cojas un taxi. Después de lo de ayer, no me fío.
-Kara: Sí, claro...- dije mirando a Lena - ¿Vas a moverte, o tengo que atarte una correa al cuello y tirar de ti?
-Lena: Voy... - dijo sujetando la bolsa que llevaba y empezando a caminar.
Nos subimos en uno de los coches de mi padre. El chófer ya estaba esperando. Me subí atrás y la rarita hizo lo mismo. Tras varios minutos de silencio, la miré.
-Kara: No eres muy habladora, ¿verdad?
-Lena: No.
-Kara: Primero iremos a hacer unas fotos en la playa y luego he quedado con una amiga a comer. Tú esperarás abajo, ¿entendido?
-Lena: Sí.
-Kara: ¿Sólo sabes usar monosílabos?
-Lena: No.
-Kara: Ya veo...
LENA
Cuando recibí la llamada de mi hermano el día anterior para una misión, no esperaba encontrarme con alguien como Kara Danvers. En cuanto entré al salón y vi su mirada clavada en mí, supe que me causaría muchos problemas. Tras las presentaciones, mientras la familia Danvers terminaba de desayunar, me senté en el sofá, observando a Kara. Llevaba vaqueros ajustados, una camiseta blanca y una cazadora vaquera, además de calzado cómodo. Para ser de familia rica, parecía bastante sencilla en su manera de vestir. El pelo lo llevaba suelto y largo y sus ojos azules parecían apagados.
Cuando ella se levantó, la seguí, y ella empezó a hablarme de mala manera, diciendo que sólo iba al baño. Así que me quedé ahí, esperando.
En el coche intentó darme conversación, pero no me gustaba hablar con gente a la que no conocía. Más bien, no me gustaba demasiado hablar con la gente. Y tampoco me gustaba demasiado la playa.
Cuando llegamos a la playa, Kara sacó una cámara de su mochila y empezó a hacer fotos.
-Kara: Eh, tú... ¿Qué te he dicho? A cinco metros de distancia.
-Lena: Así no puedo protegerla.
-Kara: No necesito que me protejas. Mira, mejor, ¿por qué no te sientas y me esperas mientras hago las fotos, eh?
-Lena: ¿En la arena?
-Kara: No, en el agua. ¡Sí, en la arena!
-Lena: Esperaré de pie...
-Kara: Tú misma – dijo, empezando a sacar fotos de los barcos que se veían a lo lejos, chicos haciendo surf, gente corriendo, niños jugando en la arena... Luego se quitó la cazadora y se fue agachando a fotografiar cosas más pequeñas: Una concha, un cangrejo, peces que nadaban cerca de la orilla...
Yo la seguía, no a cinco metros, como ella quería, ni estaba pegada a ella como un chicle, pero sí a una distancia prudente. Saqué mi móvil y rápidamente empecé a escribir.
"¿La tenéis controlada?"
Sólo tardé unos segundos en recibir respuesta.
"Sí"
En ese momento, sentí a Kara ponerse a mi lado.
-Kara: Mira eso, la rarita tiene móvil – dijo moviéndose y haciéndome una foto. Aparté la cámara rápidamente - ¿Qué pasa, no te gusta?
-Lena: No.
-Kara: ¿Por qué? ¿Eres de esas que piensan que te voy a robar el alma por sacarte una foto?
-Lena: No.
-Kara: ¿Entonces? – dijo, sacando otra.
-Lena: Para...
-Kara: Te has acercado demasiado, ¿sabes? Me agobias.
-Lena: Es mi trabajo.-dije, no me había dado cuenta de que me había acercado tanto.
-Kara: Pues haz tu trabajo desde más lejos. O seguiré sacándote fotos y la subiré a internet con un cartelito que ponga "ACOSADORA"
-Lena: Para, por favor.
-Kara: Está bien... Seguiré haciendo fotos, pero mantén la distancia.
Volvió a alejarse y la observé, de nuevo en silencio. Mi móvil sonó y leí el mensaje.
"¿Todo bien? ¿Quieres que le rompa la cara? S."
Suspiré y respondí.
"Todo bien, quédate donde estás. No quiero que sepa que estáis aquí"
Recibí un nuevo mensaje.
"Bien, pero si vuelve a hablarte así, le saco los ojos"
Guardé el móvil y seguí observando a Kara. Iba tomando apuntes en un pequeño cuaderno. Añadiría todo al informe de Kara cuando volviéramos a la casa.
-Kara: Basta por hoy, tengo hambre – dijo. La seguí hasta un puesto callejero de perritos. Me miró y suspiró - ¿Quieres uno, tienes hambre?
-Lena: No, gracias. Siempre como a la misma hora.
-Kara: Genial, encima maniática. Chica, lo tienes todo...
Kara hizo su pedido y se sentó en una de las mesas a comérselo. Cuando fui a sentarme con ella, me hizo un gesto para que me sentase en otro lado.
Después de eso, dimos otro pequeño paseo por la playa y luego fuimos a casa de la amiga de Kara.
-Kara: Tú espera aquí. O vete a algún sitio. Tardaré bastante.
-Lena: Esperaré aquí.
-Kara: Como quieras.... – dijo entrando en el edificio.
KARA
De verdad, esa tal Lena me estaba poniendo de los nervios. Era como una maldita garrapata, bien pegada a mí. Y no dejaba de mirarme fijamente. ¿Era parte de su trabajo, como ella decía, o es que encima yo le ponía? Lo que me faltaba. Subí a casa de Nia y llamé a la puerta, esperando.
-Nia: Pasa.
-Kara: Menos mal... - dije sentándome en el sofá.
-Nia: ¿Qué te pasa?
-Kara: La nueva guardaespaldas que me ha puesto mi padre. Si se acerca más a mí, creo que se fusionaría conmigo o algo. Es agobiante.
-Nia: ¿Tanto se te pega?
-Kara: Bueno, no es que la tenga lamiéndome la oreja, pero se nota a kilómetros que es mi guardaespaldas o una loca desquiciada siguiéndome. Según lo que le dé por pensar a cada uno. ¿Sigue ahí abajo? Gafas, ropas anchas...
-Nia: Eeeeeh, sí, está ahí – dijo mirando por la ventana.
-Kara: ¿Lo ves? En fin, ¿cómo te fue ayer?
-Nia: Bien. La verdad es que está todo bien.
-Kara: ¿No necesita nada? ¿Medicinas, comida...?
-Nia: No, aparte de que tú estés con ella, no necesita nada más.
-Kara: No sé si podré esperar al sábado para verla.
-Nia: Falta poco. Aunque... Siempre podemos adelantar la celebración de tu cumpleaños y pasar tres días en la casa. Así podrás estar con ella a solas un poco más. –dijo, caminando hacia su bolso y sacando un colgante – Toma, ella me dio esto para ti.
Miré el colgante, casi llorando y temblando. Tenía una fotografía de ella grabada, sonriendo. Nia se sentó a mi lado, abrazándome. Cuando logré recuperar el control, suspiré y le devolví las fotos.
-Kara: Guárdalo tú, ¿vale? No quiero que se me pierda o lo vean por casualidad.
-Nia: Claro. Por cierto, ¿crees que podrías preparar un poco más de...?
-Kara: Sí, por eso he venido. Veré lo que puedo hacer. Dame un rato. Ve pidiendo la comida. Italiano.
-Nia: Buena elección...
Me levanté y entré en el cuarto de Nia. Salí una hora después y vi a Nia mirando por la ventana.
-Kara: Bien, ya llegó la comida – dije al verla sobre la mesa.
-Nia: Tu amiga sigue ahí, en el mismo sitio. Como un palo.
-Kara: No es mi amiga.
-Nia: Mira, se está moviendo – dijo.
Me acerqué a la ventana y vi que Lena se sentaba en un banco que había a cuatro pasos de donde estaba.
-Kara: Se habrá cansado de estar de pie. – dije, mirando cómo metía la mano en su bolsa y sacaba algo de ella.- ¿En serio, un Sándwich?
-Nia: ¿Sólo va a comer eso?
-Kara: Quise invitarla antes a un perrito, pero no quiso – dije alejándome.
-Nia: ¿Entonces qué, adelantamos la celebración de tu cumpleaños?
-Kara: Hacer eso te obligaría a estar allí varios días. No quiero molestarte más de lo que ya lo he hecho, Nia.
-Nia: No me importa, de verdad. Además, me gusta estar con vosotras. Cuando estáis juntas, estás feliz. Eres la Kara de siempre. Cariñosa, divertida.... Echo de menos verte así.
-Kara: Está bien. ¿El jueves?
-Nia: Perfecto. Venga, comamos.
Estuvimos comiendo y Nia me contó cómo le iba en las clases y las ganas que tenía de acabar sus estudios.
La familia de Nia, al igual que la mía, tenía dinero. Nia se había independizado a los dieciocho. Su padre había muerto cuando ella tenía diez años y su madre tampoco es que le prestase demasiada atención, así que en cuanto cumplió la mayoría de edad y recibió la herencia de su padre, se buscó un piso y se fue a vivir sola.
Si yo hubiese intentado algo similar, mi padre habría sido capaz de encerrarme en una torre sin ventanas y tirar la llave al mar.
Nia estudiaba para ser profesora de preescolar. Le encantaban los niños. En cambio a mí... Era impensable poner Kara Danvers y niños en la misma frase, sin que la palabra hospital estuviera incluida también. Era un auténtico desastre. Nia empezó a hacer de canguro a los dieciséis, y en un par de ocasiones me pidió que le sustituyese porque ella estaba enferma. ¿El resultado? Bueno, la primera vez, el niño al que cuidaba acabó sin tres dientes y la vez siguiente tuve que avisar a los bomberos, porque la niña había metido la cabeza entre los barrotes de la barandilla de la escalera y no podía sacarla. Ambas familias le pidieron a Nia que por favor, no volviera a enviarme en su lugar.
Cerca de las cinco y media, decidí que era hora de marcharme.
-Nia: Me encargaré de entregar eso por ti. ¿Quieres que le lleve algo más?
-Kara: No, ya me encargaré yo de llevar lo necesario el jueves. Sólo dile que la quiero, ¿vale?
-Nia: ¿Y a la señora C?
-Kara: A ella dile que el jueves le daré algo más de dinero.
-Nia: Bien.
-Kara: Nos vemos el jueves, ¿a las ocho?
-Nia: Perfecto. ¿Paso a buscarte?
-Kara: Ya te avisaré. – dije abrazándola y bajando las escaleras. Al salir, vi que Lena estaba en el banco, escribiendo algo en un pequeño cuaderno. Me acerqué a ella con cuidado, pero ella levantó la cabeza cuando me quedaban tres pasos para ponerme a su atura y me miró, cerrando el cuaderno de golpe.
-Lena: ¿Dónde vamos ahora?
-Kara: Al centro comercial. Quiero comprar algo.
-Nia: Bien...
Llamamos al chófer, que nos recogió y nos llevó al centro comercial. Una vez allí, entré en un par de tiendas. Le pedí a Lena que esperase fuera, no quería que viera lo que compraba. Pedí que enviasen mis compras a casa de Nia y la escribí para avisarle de que le llegarían al día siguiente por la tarde. Cuando volvíamos al coche para volver a casa, una niña pasó corriendo a nuestro lado y se tropezó, cayéndose y empezando a llorar.
-Kara: Eh... - dije agachándome a su lado - ¿Te has hecho daño? ¿Y tú mamá?
La niña me miró, encogiéndose de hombros.
-Niña: ¿Mamá...?
-Kara: ¿Te has perdido? – dije, mirando el raspón que tenía en sus rodillas – vaya, mira eso... - abrí mi mochila y saqué un paquete de pañuelos y una botella de agua, limpiando la herida con cuidado. - ¿Te hago daño? – la niña negó con la cabeza y me miró. Se limpió los mocos con la manga de su camiseta y miró su rodilla. Saqué una tirita de mi mochila y se la puse. Siempre solía llevar ese tipo de cosas. Era fácil que me hiciese algún corte o me diese algún golpe cuando iba a hacer fotografías por ahí. – Ya está, vamos a buscar a tu mamá... - dije sonriéndola y mirando a Lena, que me miraba en silencio - ¿Qué?
-Lena: Nada.
-Kara: Hay que encontrar a su madre. Seguramente la esté buscando como loca... - dije, mirando alrededor. –Tengo una idea. ¿cómo te llamas?
-Niña: Sophie...
-Kara: Vale, Sophie. Vamos a ir con ese señor de ahí – dije, señalando a uno de los guardias de seguridad del centro – y le vamos a pedir que avise por los altavoces para buscar a tu mamá, ¿quieres?
La niña asintió y nos acercamos al guardia. Enseguida avisó por el walkie a uno de sus compañeros, que dio la descripción y el nombre de la niña por megafonía. Apenas un minuto después, una mujer llegaba corriendo.
-Mujer: ¡Sophie! ¡Menudo susto, ¿dónde estabas?! – preguntó, abrazándola y mirando su rodilla. - ¿Qué es eso?
-Kara: Se cayó y se hizo un pequeño raspón. Estaba corriendo, creo que se asustó y fue a buscarla.
-Mujer: Gracias...
-Kara: De nada. – dije agachándome a la altura de la niña – No vuelvas a separarte de tu mamá, ¿vale? Adiós... - dije, caminando de nuevo hacia el coche. Lena caminaba cerca de mí, a un metro de distancia más o menos, pero podía notar su mirada clavada en mí. - ¿Pasa algo?
-Lena: No.
-Kara: Pues deja de mirarme así. Puedo sentir tu mirada en mi cogote. A este paso acabarás atravesándome con algún tipo de rayos x o algo...
-Lena: Yo...
En ese momento, mi teléfono sonó y lo cogí. Bueno, no era mi móvil. Era "el otro" móvil.
-Kara: ¿Diga...? Sí, soy yo. ¿Qué si puedo conseguir fotos de quién? ¿Ahora? ¿Dónde dice que está...? Bien. Mañana las llevaré. Ya hablaremos del precio. –dije colgando y guardándolo. Miré a Lena. – Cambio de planes, tenemos que ir a otro sitio antes de volver a casa.
Subimos al coche y le di la dirección al chófer. Llegamos cinco minutos después a nuestro destino.
-Chófer: Es aquí, señorita Danvers.
-Kara: Bien. Aparca donde puedas y espérame, sólo serán diez minutos. Tú te quedas en el coche – dije mirando a Lena.
-Lena: Debo acompañarla.
-Kara: Esta vez no. Créeme. Es mejor si te quedas. – dije saliendo y corriendo hacia un callejón, donde saqué mi peluca, poniéndomela. Después volví a sacar mi cámara y me dirigí a las ventanas de una cafetería, sacando varias fotos de un importante político que estaba bien acompañado de una menor, y él la acariciaba la pierna con disimulo. Saqué varias fotografías, volví al callejón, guardé la peluca y la cámara y volví al coche, cerrando con fuerza – A casa....
LENA
Kara pasó varias horas en casa de su amiga. Me di cuenta de que me miraban desde la ventana varias veces, aunque actué como si no me hubiese dado cuenta. Cuando la alarma de mi reloj sonó, me senté en un banco que tenía al lado y desde el que aún podía ver la ventana de la amiga de Kara. Siempre llevaba algún sándwich en mi bolsa, por si acaso. Tenía un horario fijo de comidas, y no me gustaba saltármelo. Además, no había ningún sitio cerca que sirviera el tipo de comida que me gusta. Y, aunque lo hubiera, habría tenido que recurrir a alguien de mi equipo para que me lo trajeran, arriesgándome a que Kara y su amiga los vieran.
Quería que Kara siguiera pensando que yo era la única que iba con ella. Aunque siempre llevaba a dos o tres personas más, que se encargaban de cubrir todos los ángulos. De esa forma, era imposible perderla de vista.
Cuando bajó, vi que su mirada seguía apagada. Fuimos al centro comercial y Kara entró en un par de tiendas, haciéndome esperar fuera. Acepté sus condiciones y saqué mi móvil.
"Sarah, síguela, no la pierdas de vista"
Después de las compras misteriosas de Kara, nos dirigíamos al coche para volver a casa, cuando una niña se cayó delante de nosotros. Pensé que Kara pasaría de largo, pero ella se agachó a ayudarla y le curó una pequeña herida en su rodilla. Fue cariñosa y amable, algo que no esperaba.
Se acercó con la niña a un vigilante de seguridad para pedirle que avisaran por megafonía y Kara se quedó con la niña hasta que la madre llegó. Parecía no importarle ese pequeño inconveniente en sus planes. De vuelta al coche, Kara recibió una llamada. Pude escuchar lo suficiente como para considerarla extraña. Subimos al coche, y Kara le dio una dirección al chófer. Después le pidió que esperase y me pidió que yo me quedase con él. Cuando se alejó, saqué mi móvil.
"No la perdáis de vista"
Poco después recibí un mensaje
"Se ha puesto una peluca negra y está sacando fotos a alguien. ¿Qué hacemos?"
Respondí rápidamente.
"Sólo intervenir si está en peligro"
Guardé el móvil y saqué mi libreta, apuntando varias cosas en ella. Ahora, al menos sabía cómo hacía Kara para despistar a los guardaespaldas que le ponía Morgan Edge. ¿De verdad se dejaban engañar sólo por una peluca?
Cuando Kara volvió al coche, parecía enfadada. Ordenó al chófer volver a casa y no dijo una palabra en todo el camino. Cuando llegamos, dijo que iba a su cuarto. Subió las escaleras y se encerró allí. Aproveché para ir a hablar con mi padre y mi hermano.
-Lionel: Lena... ¿cómo ha ido?
-Lena: Es... Complicada.
-Lex: ¿Te ha dado muchos problemas?
-Lena: No. Pero lo hará. Sé cómo despistaba a los hombres de Edge. Usaba una peluca.
-Lionel: Menudos estúpidos. ¿Algo interesante? ¿Has visto si alguien le ha entregado alguna nota o algo?
-Lena: Nada respecto a las amenazas. Al menos hoy. Ha estado con su amiga, ha ido de tiendas, ha hecho algunas fotos.... Por ahora puedo manejarlo.
-Lex: ¿Has comido algo?
-Lena: Un Sándwich.
-Lex: Lo imaginaba... - dijo sonriendo – Deberías llevar algo más.
-Lena: Llevo fruta.
-Lex: Me refiero a algo más... consistente. Un sándwich no es comida, Lena.
-Lena: Para mí sí.
-Lionel: Déjala Lex. Ya sabes cómo es tu hermana con sus horarios y su... comida.
-Lex: Sí lo sé. Tiene sus costumbres. Creo que nunca me acostumbraré a todas. – bromeó.
-Lena: Si no os importa, voy a ducharme. Hemos estado en la playa esta mañana y tengo arena en los pies.
-Lionel: Ve...
Subí a mi cuarto, que estaba justo al lado del de Kara y dejé mi bolsa sobre la mesa. Saqué el cuaderno, y mi portátil. Me senté sobre la cama y encendí el ordenador, metiéndole la clave. Después, pasé todos los datos de la libreta a la ficha que había creado de Kara. Guardé los cambios y apagué el ordenador. Por suerte, la habitación tenía baño propio. Al parecer, todas las habitaciones de la casa lo tenían, era casi como un hotel. Me di una ducha rápida y me puse algo cómodo, pero que fuese adecuado para salir por si tenía que ir con Kara a algún sitio. Saqué un libro de una de las maletas que me habían dejado allí esa mañana y varias velas con olor a Canela. Las coloqué sobre el escritorio y las encendí. Luego cogí el libro y me recosté en la cama a leerlo. Colocaría la ropa más tarde, después de la cena.
KARA
Tras llegar a casa, subí directa a mi cuarto. Cerré la puerta y saqué la cámara y el portátil, pasando las fotos al ordenador e imprimiéndolas para entregarlas al día siguiente. Luego me di una ducha y me puse algo cómodo para bajar a cenar.
Me di cuenta de que Lena estaba sentada en el sofá, en silencio.
-Kara: ¿También va a cenar con nosotros?
-Eliza: Al parecer no. Dijo algo como que no era su hora.
-Kara: ¿Y va a quedarse ahí?
-Jeremiah: Se toma demasiado en serio su trabajo.
-Kara: Ya veo... - dije sentándome.
Me fijé en que mi hermana no dejaba de mirar a Lena, que no dejaba de mover las manos y mirar su reloj.
Empezamos a cenar tranquilamente, mis padres empezaron a hablar, aunque no les prestaba demasiada atención, tenía la cabeza en otra parte.
-Jeremiah: ¿Vosotras qué opináis? – preguntó, mirándonos a Alex y a mí.
-Kara: ¿Qué?
-Jeremiah: Necesito más votos, pero no se me ocurre nada más para conseguirlos. ¿Alguna idea?
-Alex: Papá, sabes que a Kara no le interesa ni lo más mínimo la política. No creo que ella...
-Kara: Bueno, tal vez... - dije, mirándole - ¿Qué tal si ofreces ayudas para madres solteras?
-Jeremiah: ¿Cómo?
-Kara: Bueno, hay una enorme cantidad de madres solteras. Jóvenes y no tan jóvenes que tienen problemas para cuidar a sus hijos. Por ejemplo, necesitan trabajar para cuidarlos y no tienen con quién dejarlos. Tal vez, si ofrecieras un servicio de guardería gratuito para que pudieran dejarlos allí mientras trabajan... Algunas incluso lo tienen peor. Sus hijos están enfermos y no pueden dejarlos solos. No sé, encontrar alguna manera de ayudarlas.
-Alex: ¿Desde cuándo te interesan esas cosas?
-Kara: Bueno, he visto cosas... y conozco gente que está en esa situación. Pero sólo es una idea estúpida, no creo que...
-Eliza: No es estúpida, cariño. Es una buena idea.
-Jeremiah: ¿Tú crees?
-Eliza: Claro que sí, estoy convencida de que casi todas las mujeres, estén o no en esa situación, apoyarían eso.
-Kara: Y puede que algunos hombres también... No sé, yo no entiendo de estas cosas, ya lo sabéis. Sólo ha sido... un comentario.
-Jeremiah: Lo pensaré.
-Kara: Bien... - dije, volviendo a mi cena.
Sentí que me miraban y me giré para ver a Lena, que rápidamente bajó la vista hacia su reloj.
En ese momento, la cocinera entró con un sándwich de jamón y queso que dejó frente a Lena.
-Lena: Gracias – dijo – Un momento, esto está mal.
-Cocinera: ¿Cómo?
-Lena: Está mal. El queso debe ir arriba, no abajo.
-Cocinera: Bueno, eso es fácil – dijo, dando la vuelta al sándwich.
-Lena: No... Ya no sirve, el queso estaba abajo. – dijo, mirando a la cocinera.
-Alex: Prepárale otro, Iris. Yo me comeré ese.
-Lena: ¿Puedo prepararlo yo? – preguntó, mirando esta vez a mi madre.
-Eliza: Iris puede hacerlo.
-Lena: No, prefiero hacerlo yo, si no le molesta. – dijo levantándose.
-Eliza: Claro... Iris, dale lo que necesite.
-Iris: Sí, señora...
Lena asintió con la cabeza y miró a mi padre.
-Lena: Si a usted no le importa, dejaré a la señorita Kara unos minutos fuera de mi vista.
-Kara: Señorita Danvers – dije, mirándola seria.
-Jeremiah: Por supuesto Lena, no hay problema.
-Lena: Con permiso... - dijo mirándome esta vez a mí – Señorita Kara, volveré enseguida.
-Kara: He dicho señorita Dan... ¿y vosotros de qué os reís? – pregunté, al ver que todos se reían mientras Lena se alejaba con Iris. - Yo no le veo la gracia.
-Eliza: Nada. Sólo que parece que alguien encontró la horma de su zapato.
Alex se quedó mirando a Lena, en silencio.
-Kara: Te lo dije, es muy rara.
-Alex: No es rara...
-Kara: No, claro.
El resto de la cena fue tranquilo. Lena volvió poco después, con su sándwich en un plato. Se sentó en el sofá y empezó a comerlo despacio y en silencio. Vi que Alex la miraba detenidamente, fijándose en sus movimientos.
-Alex: ¿Dónde vas? – preguntó cuando me levanté.
-Kara: A dormir. Estoy agotada. Y mañana tengo que madrugar.
-Lena: Yo también iré a mi cuarto, si no les importa.
-Jeremiah: Claro, Lena. Buenas noches.
Vi que Lena cogía su plato y su vaso para llevarlo a la cocina.
-Kara: Deja eso, Iris lo recogerá.
-Lena: Yo no soy un miembro de la familia, no tienen por qué recoger mis cosas – dijo, mirándome – Además, esto se llama educación, señorita Kara.
-Kara: Como quieras... - dije subiendo a mi cuarto. Una vez allí, abrí de nuevo mi portátil y me puse a revisar algunas fotos que tenía en una carpeta. Ver esas fotos cada noche me ayudaba a dormir.
18 de septiembre de 2019
Me desperté temprano, desayuné rápido y cogí mi mochila para ir a llevar las fotografías que debía entregar esa mañana. Esperaba haber sido lo bastante rápida como para que mi rara guardaespaldas aún no se hubiera levantado. Pero no, al bajar de nuevo las escaleras, la vi parada justo al lado de la puerta.
-Kara: ¿Es que tú nunca duermes? – pregunté. Ella sólo me miró - ¿Has desayunado al menos? – negó con la cabeza – Pues date prisa, no quiero que te desmayes de hambre por el camino.
-Lena: No tomo café. Llevo mi desayuno en mi bolsa. Lo tomaré cuando sea la hora de tomarlo.
-Kara: Mira, mientras no te caigas redonda al suelo y montes un espectáculo, por mí perfecto.
Salimos y, al llegar a mi destino, le dije a Lena que esperase en el coche. Entré en los baños, me puse mi disfraz y fui al despacho del director a entregar las fotos. Me pagó más de lo que esperaba por ellas. Salí del despacho y volví de nuevo al baño para quitarme mi disfraz y volver al coche. Fuimos al banco, donde ingresé parte del dinero en mi cuenta y la otra parte se la mandé a la "señora C", como solía llamarla Nia. Me hacía gracia que la llamase así.
Después fuimos a tomar algunas fotos al parque. Lena me seguía a una distancia prudente, sin dejar de mirarme, atenta a todos mis movimientos. Sólo la vi centrarse en otra cosa que no fuera yo, sino su desayuno, durante cinco minutos. En serio, más que una guardaespaldas parecía una loca acosadora. Comimos en un restaurante cerca del parque. Bueno, más bien, comí. Lena se limitó a sentarse a un par de mesas de distancia y a mirarme. Sólo pidió un vaso de agua. La gente la miraba y cuchicheaba, pero a ella no parecía importarle. Tras la comida, fuimos a casa y me metí en mi cuarto. Necesitaba estar un rato sola, sin nadie cerca.
Abrí mi ordenador y entré en la página donde vendía mis fotografías. Tras revisar los pedidos, mandé un correo para que me imprimieran las fotografías en los tamaños que habían solicitado. Las recogería al día siguiente, las enmarcaría y las mandaría por correo a sus nuevos dueños.
Esa noche, bajé a cenar con mis padres, una cena tranquila. Siempre, eso sí, con Lena cerca.
-Kara: ¿En serio es necesario que también me vigile mientras ceno con vosotros? ¿Es que planeáis asesinarme o algo así?
-Jeremiah: Bueno, ella es la que insiste en estar presente.
-Kara: ¡Eh, tú...! – dije mirándola, a punto de comerse su sándwich, sentada en el sofá.
-Lena: ¿Sí, señorita Kara?
-Kara: Sabes que no es necesario que me vigiles cuando estoy con mi familia, ¿verdad? Ellos no me harán nada.
-Lena: Bueno... A mí me pagan, y muy bien, por vigilarla, señorita Kara. Y es lo que hago. Además, a veces el mayor peligro está en las personas cercanas y no nos damos cuenta. Sus padres son encantadores, la adoran, y dudo que quieran hacerle daño. Pero no puedo asegurar lo mismo del personal de la casa, por lo tanto, sí, debo estar presente en todo momento, aunque esté con su familia.
-Jeremiah: ¿Duda de nuestro personal, Lena?
-Lena: Bueno, mi deber es descartar posibles peligros, señor Danvers. Aún no conozco a todos los miembros del personal y dispongo de poco tiempo para observarlos y hacerme una idea sobre ellos. Así que por ahora, sí, todos son sospechosos para mí.
-Eliza: Pero son de confianza.
-Lena: No para mí, señora Danvers. Ahora, si me disculpan, me gustaría poder comer mi sándwich. Tengo hambre.
-Eliza: Claro.
Tras la cena me acosté, cansada. No tardé demasiado en dormirme.
19 de Septiembre de 2019
Esa mañana me desperté tarde. Bajé a la cocina tras ducharme y vestirme y allí vi a Lena, desayunando.
-Lena: Buenos días – dijo mirándome. Aunque me fijé que, aunque miraba a la gente, nunca lo hacía a los ojos.
-Kara: Buenos días... - dije, sirviéndome un poco de café en una taza.
-Iris: Señorita Danvers, puedo servirle el desayuno en el salón.
-Kara: Gracias Iris, pero tengo bastante prisa. Tengo que hacer algunas compras.
-Iris: Oh, bien. – dijo alejándose.
-Kara: ¿Dormiste bien, Lena?
-Lena: Sí.
-Kara: ¿Sí? Porque me levanté cerca de las tres de la mañana y me pareció escucharte teclear en el ordenador.
-Lena: Me concentro mejor de madrugada – dijo, sin darle más importancia.
-Kara: Ya... - dije suspirando- Vamos, tengo que ir a comprar y no creo que pueda dejar mi sombra en casa.
-Lena: Nadie puede dejar su sombra en casa...
-Kara: ¿Cómo?
-Lena: La sombra. No es un objeto, o una cosa. Es una imagen oscura que proyecta un cuerpo opaco sobre una superficie al interceptar los rayos de luz. Así que no puedes dejarla en casa. Ni en ningún sitio.
-Kara: ¿Es que no entiendes las bromas? Con sombra me refiero a ti.
-Lena: Yo no puedo ser una sombra, no soy una imagen oscura.
-Kara: Es una forma de hablar... ¿qué pasa contigo, eh?
-Lena: Nada.
-Kara: Anda, vamos...
Fuimos al centro comercial a comprar algunas cosas que necesitaría para esa noche. Finalmente habíamos adelantado la celebración de mi cumpleaños y debería comprar algunas cosas si quería que resultara creíble. Así que compré varios adornos de feliz cumpleaños, algunos globos, un par de velas y alguna que otra cosa más.
-Kara: Esta noche saldré, pero no es necesario que vengas conmigo.
-Lena: Tengo que ir.
-Kara: Voy a celebrar mi cumpleaños con Nia. Estaré toda la noche con ella. Varios días, en realidad.
-Lena: No puedo dejarla sola.
-Kara: Es Nia, mi amiga. No me hará daño.
-Lena: No conozco a Nia, no puedo fiarme de ella.
-Kara: Oye, Nia... ¿sabes qué? Olvídalo. Estoy demasiado cansada para discutir hoy... – dije, entrando de nuevo en el coche, seguida de Lena. Y la verdad era que me sentía realmente cansada. Al llegar a casa miré a Lena, que iba detrás de mí, aunque, como siempre, a una distancia prudente. – No saldré de casa hasta esta noche así que... Haz lo que tengas o quieras hacer – dije, subiendo a mi cuarto.
Una vez allí, compré varias cosas más por internet e indiqué la dirección a la que deberían mandarlas. Luego le mandé un mensaje a Nia para quedar con ella a las siete de la tarde en su casa.
No bajé a comer, no tenía hambre. Me quedé dormida leyendo un libro que tenía a medias en la mesilla. A las seis me desperté, me duché, me vestí con unos vaqueros y una camiseta y bajé tras coger mi mochila con el ordenador, la cámara y un par de cosas más.
-Kara: ¡Me voy! – dije, al pasar por el salón, donde estaban mis padres.
-Jeremiah: ¿Dónde vas?
-Kara: Con Nia. Van a fumigar su casa mañana, así que tiene que salir de allí esta noche e irse a la que había alquilado. Así que hemos decidido adelantar la celebración de mi cumpleaños y será desde hoy hasta el lunes por la mañana.
-Jeremiah: Hoy no puedes ir, Kara.
-Kara: ¿Qué? ¿Por qué?
-Jeremiah: Porque esta noche vienen los Matthews y su hijo Mike a cenar. Y quiero que tu hermana y tú estéis presentes.
-Kara: ¿Por qué tengo que estar yo? Hablareis de cosas de negocios, como siempre. Cosas en las que ni Alex, ni mamá ni yo opinamos nunca, así que no pintamos mucho en esa cena, ¿no crees?
-Jeremiah: Llegarán a las siete, así que ve a cambiarte.
-Kara: No voy a cambiarme. Además, estas cosas se avisan con tiempo. – dije, cruzándome de brazos.
-Eliza: ¿Qué pasa ahora? – Preguntó, entrando en el salón - ¿dónde vas cielo?
-Kara: Por lo visto, a ninguna parte. Iba a ir con Nia a celebrar mi cumpleaños, ya que decidimos adelantarlo porque tienen que fumigarle la casa mañana. Pero al parecer, papá tiene otros planes para mí.
-Eliza: ¿Qué planes?
-Jeremiah: La cena con los Matthews.
-Eliza: Oh, vaya, lo olvidé. Iré a arreglarme, no tardo.- dijo saliendo corriendo hacia su cuarto.
-Kara: ¿Ves? Hasta a mamá le aburre esa gente. Tanto, que ni se acordaba de que tenía que cenar con ellos.
-Jeremiah: Kara, ve a cambiarte. Tu hermana no tardará en llegar y los Matthews suelen ser puntuales.
-Kara: Estoy cómoda así, papá – dije sentándome en el sofá.
-Jeremiah: ¡Kara Danvers, te ordeno que subas a cambiarte ahora mismo!
-Alex: Así no vas a conseguirlo – dijo entrando en el salón y abrazando a mi padre. Luego me miró. - ¿Qué, estás de mal humor hoy?
-Kara: Sí. Tenía planes para hoy. Pero nuestro querido padre, como siempre, ha tenido que arruinarlo.
-Alex: ¿No puedes ceder por una vez?
-Kara: No.
-Alex: ¿Tan importante es lo que tienes que hacer?
-Kara: Sí.
-Alex: Bueno, igual si nos dices lo que es...
-Jeremiah: Sólo va a celebrar su cumpleaños con Nia. Esta cena es más importante que eso.
-Kara: ¡Tal vez para ti lo sea!
-Alex: Kara, eh... Tranquila...
-Jeremiah: Ve a cambiarte, Kara.
-Kara: No. Si no les gusta, que se aguanten – dije sentándome en el sofá. Miré el reloj. Faltaba un cuarto de hora para que llegasen
-Criada: Señor, los señores Matthews acaban de llegar.
-Jeremiah: Hazles pasar. – dijo, mirándome furioso . – Ve a cambiarte, por favor.
-Kara: No. Iré con Nia cuando acabe esta aburrida cena – dije, mientras le mandaba un mensaje diciéndole que me retrasaría y que se fuese adelantando ella.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Aunque el capítulo anterior no recibió todos los comentarios que pedí, voy a dejaros este. Sólo porque el capítulo que subí hoy de "la chica de ojos tristes" recibió muchos más comentarios y votos de los que pensaba y muy rápidamente, pero no os acostumbreis.
"La chica de ojos tristes" se está acabando, así que me centraré en esta historia, son capítulos largos, complicados y llevan su tiempo. Así que, a partir de ahora, quiero que comenteis, por favor. Sé qu eme pongo pesada con eso, pero es lo que me anima a seguir escribiendo y no abandonar. tengo ideas para muchas historias y me gustaría poder mostrároslas todas.. Así que....
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro