1- DOBLE VIDA
"Tú antes no eras así"
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KARA
1 de Septiembre de 2019
Entré en casa sobre las once de la mañana, cansada.
-Jeremiah: ¡¿Se puede saber de dónde vienes a estas horas?! ¡¿Has vuelto a pasar la noche fuera?!
-Kara: Papá, no empieces.
-Jeremiah: ¡¿Qué no empiece?! ¡¿Has olvidado que hoy tenemos una comida importante a las dos?! ¡Ve a arreglarte, y procura que no se te vean esas ojeras que tienes. Pareces un maldito oso panda!
-Kara: Hay tiempo de sobra – dije mirando el reloj.
-Jeremiah: ¿Con quién has estado?
-Kara: Con unas amigas.
-Jeremiah: ¿Qué amigas? Porque tu madre llamó a Nia y dijo que no sabía dónde estabas y que hacía tiempo que no salías con ella por las noches.
-Kara: Amigas nuevas... - dije caminando hacia mi habitación.
-Jeremiah: ¿Has estado acostándote con alguien? – preguntó, cogiéndome del brazo.
-Kara: No. Pero si así fuera, no sería asunto tuyo. Ya soy mayorcita.
-Jeremiah: Eres una...
-Kara: Sí, lo sé. Una decepción para esta familia. Sobre todo para ti, ¿verdad? Porque en vez de un hijo, como tú querías, te tocó cargar con otra hija.
-Jeremiah: Eso no es cierto, Kara.
-Kara: Siento no ser tan perfecta como Alex...
-Jeremiah: ¿Cuándo vas a volver a estudiar?
-Kara: Nunca. Ya te dije que odio la carrera de derecho, papá. No voy a retomarla.
-Jeremiah: ¡Pues haz otra cosa! ¡Te pasas los días sacando esas estúpidas fotografías de la ciudad y...!
-Kara: Me gusta hacer fotos...
-Jeremiah: Eso no te llevará a ninguna parte, Kara.
-Kara: Bueno, de momento... Me lleva a mi cuarto. – dije subiendo las escaleras.
-Jeremiah: ¡Kara, no he dicho que puedas irte!
-Kara: ¿Y ahora qué quieres? Oye, quiero darme una ducha si no te importa.
-Jeremiah: ¿Cómo has conseguido esquivar a tu guardaespaldas esta vez? Es el cuarto en dos semanas.
-Kara: Pfff... Son unos inútiles. Mejor gasta el dinero en otra cosa, y deja de pagar a esa empresa de seguridad. Seguiré deshaciéndome de todos los que manden. Son lentos y estúpidos... - dije, continuando mi camino.
-Jeremiah: ¡Kara!
Subí a mi cuarto, dejé mi mochila y el casco a un lado y me senté en la cama, encendiendo mi portátil.
-Alex: ¿Se puede saber qué has hecho ahora? – preguntó, entrando.
-Kara: ¿Se puede saber cuándo aprenderás a llamar antes de entrar?
-Alex: ¿En serio? Vamos, Kara, que soy yo... ¿Por qué está papá tan enfadado, has vuelto a pasar la noche fuera?
-Kara: Sí.
-Alex: ¿Quién ha sido esta vez? ¿El chico que te miraba tanto el otro día en la tienda? ¿O el camarero de la cafetería de hace tres días?
-Kara: ¿Qué importa quién haya sido?
-Alex: Deberías tener cuidado – dijo sentándose a mi lado – No sabes si están sanos o...
-Kara: Están sanos. No soy imbécil, Alex. No voy por ahí acostándome con cualquiera.
-Alex: Vale, como quieras. Sólo me preocupa que puedan...
-Kara: Les pido informes médicos antes de hacer nada.
-Alex: ¿Estás de coña?
-Kara: No. – dije, sin mirarla en ningún momento, pendiente de mi ordenador - ¿Qué quieres?
-Alex: Vine a ver si necesitabas ayuda para prepararte.
-Kara: No. Sólo necesitaré media hora, así que...
-Alex: ¿Sólo media hora?
-Kara: El tiempo justo para ducharme, elegir qué me pondré y vestirme. Llevaré el pelo suelto y me maquillaré como siempre. No necesito más.
-Alex: Papá espera que bajemos formales.
-Kara: Ya, bueno...
-Alex: ¿Qué miras, fotos?
-Kara: Uhum... - dije.
-Alex: Linda Lee... - dijo, mirando el nombre de la página- Se parecen mucho a las que haces tú. Podría incluso decir que son las mismas.
-Kara: No son las mismas.
-Alex: ¿Entonces...? ¿Te inspiras en sus fotos para hacer las tuyas?
-Kara: Sí, algo así.
-Alex: ¿Has hecho alguna nueva?
-Kara: Sí. Están en la cámara, aun no las he pasado.
-Alex: ¿Puedo verlas?
-Kara: No hasta que las tenga en el ordenador.
-Alex: Como quieras. – dijo levantándose – Oye, ¿quieres ir al cine después de la comida?
-Kara: No puedo, estoy ocupada.
-Alex: Bueno, ya está bien, Kara – dijo cerrando el ordenador y quitándomelo de las manos - ¿Qué narices te pasa? Llevas meses rarísima.
-Kara: ¿Puedes devolverme el ordenador?
-Alex: No hasta que me respondas.
-Kara: Alex... - dije, empezando a perder la paciencia.
-Alex: Tú antes no eras así, Kara, ¿qué pasa?
-Kara: No pasa nada.
-Alex: ¿Seguro?
-Kara: Seguro, ¿Me devuelves el ordenador o no?
-Alex: No sé si creerte.
-Kara: ¡Devuélveme el maldito ordenador y déjame en paz, ¿quieres?! ¡Estoy harta de que todos intentéis controlarme en esta casa!
-Alex: Kara...
-Kara: ¡Fuera!
-Alex: Como quieras... - dijo devolviéndome el ordenador y saliendo. Lo abrí y cerré la página que estaba mirando para abrir una carpeta del escritorio y quedarme mirando la pantalla un buen rato.
A las dos menos cinco, bajé ya preparada para esa maldita comida.
-Jeremiah: ¿Aún no estás lista?
-Kara: Sí, estoy lista.
-Jeremiah: ¿Es que piensas quedarte así vestida?
-Kara: Sí, ¿qué tiene de malo?
Mi padre iba a decir algo, pero mi madre le detuvo.
-Eliza: Déjala. Al menos se ha puesto un vestido y no ha bajado en vaqueros.
-Kara: Desde luego, los vaqueros habrían sido más cómodos. – dije sentándome junto a Alex en el sofá.
En ese momento, sonó el timbre y los invitados de mi padre aparecieron en la puerta. Me levanté para recibirles, igual que mi hermana, y mi padre nos los presentó.
-Jeremiah: Mi esposa, Eliza, y mis hijas, Alexandra y Kara. Ellos son Robert y Rhea Matthews. Y su hijo, Michael.
-Mike: Mike... Prefiero que me llamen Mike. - dijo, sonriéndome.
Le ignoré y fui hacia el comedor.
-Alex: Es mono... - susurró.
-Kara: Es imbécil... - dije.
-Alex: ¿Le conoces?
-Kara: No. Pero tiene cara de imbécil.
-Alex: ¡Kara!
-Kara: Si no quieres que sea sincera, no preguntes.
-Alex: Desde luego, ese viaje que hiciste hace meses te sentó fatal, ¿eh? ¿A quién conociste que te hizo tanto daño?
-Kara: No conocí a nadie. Y nadie me ha hecho daño. – dije, sentándome en la mesa. Casualmente, el tal Mike se sentó justo enfrente de mí. Genial, tendría que aguantar su cara de perro apaleado durante toda la comida.
La comida fue aburrida, tal y como esperaba. Mi padre y el tal Robert se pasaron el rato hablando de negocios, Mi madre y Rhea, hablaban de los últimos cotilleos que habían escuchado. Yo hablaba con Alex, ignorando por completo al tal Mike, que no dejaba de mirarme.
-Kara: ¿Qué miras tanto?
-Mike: ¿Qué?
-Kara: No dejas de mirarme. ¿Qué miras? – pregunté, mirándole a los ojos y viendo que tenía su mirada fija en mis pechos – Ya veo... Lo siento, no son para ti.
-Eliza: ¡Kara!
-Kara: ¿Qué? Este salido no deja de mirarme los pechos.
-Eliza: Kara, compórtate.
-Mike: Yo... Lo siento, es que... Te ha caído un poco de vino en el vestido.
Me miré y sí, era cierto, pero eso no era suficiente excusa. Me estaba mirando.
-Jeremiah: Discúlpate, Kara.
-Kara: Siento haberte llamado salido...
-Jeremiah: Eso está mejor.
-Kara: Aunque lo eres...
-Jeremiah: ¡Kara!
-Mike: No importa... - dijo riéndose – Su hija tiene un extraño sentido del humor.
-Eliza: Discúlpenla, últimamente está un poco... Nerviosa.
Pasó otra media hora con conversaciones aburridas y ese idiota de Mike mirándome.
-Kara: Perdón – dije levantándome – Pero tengo que irme.
-Eliza: ¿Ahora?
-Kara: Sí, tengo cosas que hacer... - dije, subiendo a mi cuarto. Me cambié, poniéndome unos vaqueros, unas botas, y una cazadora. Cogí mi mochila, el casco de la moto y volví a bajar – No me esperéis despiertos.
-Jeremiah: Intenta venir a dormir a casa al menos...
-Kara: No prometo nada – dije saliendo.
ALEX
Kara estaba cada vez más rara. No sabía qué le pasaba, pero empezaba a preocuparme. Mi hermana siempre había sido una persona cariñosa, amable, casi tímida. Pero últimamente había cambiado mucho. Esta mañana, en su cuarto, llegó incluso a gritarme. Algo raro en ella.
Kara estudiaba derecho, por exigencia de mi padre, aunque ella lo odiaba. Hacía poco más de un año, decidió dejar la universidad e irse de viaje. Había vuelto hacía poco más de cuatro meses y estaba muy diferente. Parecía nerviosa, se alteraba por nada, cerraba todo con llave, ponía clave a su ordenador y su teléfono... Se me pasaban muchas cosas por la cabeza y cada una, era peor que la anterior. Tenía miedo de no poder ayudarla.
La comida a la que nuestro padre nos había obligado a asistir había sido bastante aburrida. Miré mi reloj y vi que era casi la hora de irme a trabajar.
-Alex: Perdón, tengo que cambiarme para ir a trabajar.
-Eliza: Claro cariño...
Subí a cambiarme y, tras despedirme, subí al coche para ir al trabajo. El camino que tomaba habitualmente estaba cortado, así que tuve que ir por otro sitio. Al girar en una calle, algo llamó mi atención. Me eché a un lado, deteniendo el coche, y me quedé mirando.
Kara estaba hablando con un tipo con no muy buena pinta. El hombre parecía estar dándole algo, que Kara se guardó en el bolsillo del pantalón. Después, el tipo se fue, Kara subió en su moto y se fue. Pensé en seguirla, pero tenía que ir a trabajar. Sólo esperaba que Kara no se estuviese metiendo en líos.
El día en el hospital fue un poco caótico. Hubo un accidente de autobús y teníamos un montón de heridos a los que atender. Debería haber salido a medianoche, pero eran casi las tres de la mañana cuando llegué a casa. La moto de Kara no estaba fuera, lo que quería decir que aún no había vuelto a casa. Me quedé en el salón, esperándola. Escuché la puerta abrirse cerca de las seis de la mañana.
-Alex: Papá te va a matar.- susurré, con la casa completamente a oscuras.
-Kara: ¡Joder, Alex! ¡¿Quieres matarme de un infarto?!
-Alex: ¿De dónde vienes?
-Kara: ¿Ahora también vas a empezar tú con eso? – dijo, caminando hacia la cocina.
-Alex: ¿Con quién has estado?
-Kara: Con nadie.
-Alex: Kara...
-Kara: ¿Qué quieres que te diga, que he estado con un moreno de ojos azules impresionante, que me ha hecho tocar al cielo mientras llegaba al orgasmo tres veces? Pues lo siento, esta noche no ha sido así. Otra... puede. Pero esta no.
-Alex: ¿Por qué eres así, Kara? – pregunté, mirándola a los ojos. Los tenía algo rojos e hinchados.
-Kara: ¿Así cómo?
-Alex: Así de... ¡así!
-Kara: Qué vocabulario tan amplio, doctora Danvers... - dijo, dirigiéndose a las escaleras.
-Alex: Kara... Oye, me preocupas, ¿vale? – dije, casi llorando - ¿Estás enferma, te has metido en algún lío...?
-Kara: ¿Enferma? Sí, eso es... Estoy enferma.
-Alex: ¿De qué, qué te pasa? Sea lo que sea, veré si puedo ayudarte, ¿es grave?
-Kara: Sí, mucho...
-Alex: ¿Qué es...? ¿Qué tienes?
-Kara: Me muero.
-Alex: ¿Cómo que te mueres....? Kara...
-Kara: Me muero de asco en esta casa. Todo son normas, y... quedar bien delante de todo el mundo y...
-Alex: ¡¿QUÉ?! ¡¿Sabes el susto que me acabas de dar, pedazo de estúpida?!
-Kara: Tú has empezado primero. Casi me matas del susto cuando he entrado. Estamos empatadas. Voy a dormir un rato. Tengo algo que hacer a las once – dijo, besándome en la mejilla y subiendo a su cuarto.
-Alex: ¡KARA!
La seguí hasta arriba y Kara se detuvo frente a su habitación, mirándome.
-Kara: Oye, siento haberte asustado – suspiró – Pero estoy bien, de verdad.
KARA
2 de Septiembre de 2019
Tras mi encuentro con Alex, me di una ducha rápida y me tumbé un rato. Con suerte, podría dormir tres horas, hasta que el despertador sonase a las diez de la mañana. Cuando lo hizo, me levanté, me vestí, cogí mi mochila, una carpeta que escondía en mi armario y salí.
-Eliza: Kara, cariño...
-Kara: Hola, mamá- dije saludándola.
-Eliza: ¿Has desayunado? Puedo pedir que te preparen algo.
-Kara: No, pero lo cierto es que tengo prisa. Comeré algo por ahí.
-Eliza: Kara... - suspiró – Ten cuidado, ¿vale?
-Kara: Sí... - dije saliendo. Subí en la moto y arranqué. Veinte minutos después, estaba en el centro. Entré en el edificio de una de las revistas más famosas de National City , después de Catco, y fui directa al baño. Una vez allí, abrí mi mochila y saqué una peluca negra. Me la puse, y me maquillé un poco, subiendo poco después a la oficina del director.
-Director: Vaya, la señorita Linda Lee, ¿tiene algo interesante para mí?
Linda Lee, era mi disfraz, el nombre que utilizaba para vender mis fotografías a los periódicos y revistas. Fotografías, en su mayoría, de gente famosa, en situaciones comprometidas. No era algo de lo que me sintiera orgullosa, pero ahora mismo, era lo que daba dinero. Y yo necesitaba el dinero. No podía pedírselo a mis padres, así que tenía que buscarme la vida por mi cuenta.
-Kara: Es posible. – dije, tendiéndole la carpeta que llevaba en la mano.
-Director: ¿Es el alcalde? – preguntó, mirando las fotos.
-Kara: El mismo. Saliendo de un hotel con otra mujer que no es la suya – dije.
-Director: ¿cuánto quieres por ellas?
-Kara: Dos mil.
-Director: Hummm... Está bien. Normalmente, las fotos que nos traes venden bastantes revistas. De acuerdo – dijo, entrando en su ordenador. En ese momento, un mensaje me llegó al móvil que usaba para estos trabajos – Ya lo tienes.
-Kara: Bien. Nos veremos pronto.
-Director: Eso espero.
Salí del despacho y volví de nuevo al baño, donde me lavé un poco la cara y me quité la peluca. Después, seguí mi camino.
Pasé el resto de la tarde en la biblioteca, editando algunas fotografías en el ordenador y subiéndolas a la página de Linda Lee.
Esa noche, decidí salir a divertirme un rato. Entré en uno de los locales más conocidos de National City y me acerqué a la barra, pidiendo algo de beber. Iba a pagar cuando alguien habló a mi lado.
-Chico: ¿Puedo invitarte?
Le miré detenidamente. Alto, moreno, ojos negros... No estaba mal, y ya le conocía de antes. Podría servir para esa noche.
-Kara: Claro... Hola Mark.
-Mark: Hola Kara.
Estuvimos tomando algunas copas en el local hasta las dos de la mañana. Después, fuimos a un pequeño hotel cercano, pagué una habitación y subimos.
-Mark: Eres tan perfecta... - dijo, empezando a desnudarme mientras me besaba por los hombros y me acariciaba, con las luces apagadas.
-Kara: Eh, ahí no se toca... - dije.
-Mark: ¿Cómo?
-Kara: No toques.
-Mark: No puedo verte y no puedo tocarte los pechos, ¿qué puedo hacer?
-Kara: Sabes que no me gusta eso. Hace que me sienta como una pelota anti estrés gigante.
-Mark: ¿Una qué?
-Kara: Una de esas pelotas que aprietas y estrujas cuando estás enfadado y que no sirven para nada, por cierto.
-Mark: ¿Entonces no puedo tocártelas? ¿No vas a cambiar de idea respecto a eso?
-Kara: No.
-Mark: ¿Pero todo lo demás sí?
-Kara: Sí.
-Mark: Entonces perfecto.
-Kara: Espera... No quiero sorpresas – dije sacando un condón y poniéndoselo.
Nos acostamos y, aunque él no estuvo demasiado fino, al menos me sirvió para desahogarme un poco.
-Kara: ¿Qué haces? – pregunté cuando le vi acomodarse a mi lado.
-Mark: Dormir.
-Kara: No. Tú te vas.
-Mark: ¿Qué?
-Kara: Que te vas. Yo duermo sola.
-Mark: Pero...
-Kara: Mira... Jack
-Mark: Me llamo Mark.
-Kara: Sí, como sea... Verás, esto es muy sencillo. Tomamos algo, liberamos un poco de estrés, y luego tú te vas.
-Mark: ¿Y dónde duermo yo?
-Kara: Alquila una habitación. Esta la he pagado yo, es mía. Búscate una para ti. O mejor aún, quédate. Soy yo la que se va. – dije levantándome y vistiéndome.
Antes pasé por casa a recoger unas cuantas cosas y noté que uno de los guardaespaldas de mi padre me seguía cuando volví a salir. Tuve que darle esquinazo. Como siempre, fue demasiado fácil.
5 de Septiembre de 2019
Llegué a casa a las diez de la mañana y escuché gritos en el despacho de mi padre. Me acerqué a ver qué pasaba y me quedé fuera, escuchando.
-Jeremiah: ¡Tú y tus hombres sois unos malditos estúpidos!
-Hombre: Disculpe, señor Danvers...
-Jeremiah: ¡¿Qué le disculpe?! ¡Mi hija lleva desaparecida tres días! ¡Ninguno de tus hombres ha sido capaz de seguirla durante más de diez minutos, Morgan!
-Morgan: No lo entiendo, mis hombres son de lo mejor que hay en...
-Jeremiah: ¡¿Lo mejor?! ¡Espero por tu bien, que mi hija esté bien y vuelva pronto a casa! ¡Porque si le ha pasado algo, te juro que no sólo te despediré, Morgan. Si no que me encargaré de que todo el mundo sepa que tu agencia de seguridad es una mierda!
-Morgan: Yo no tengo la culpa de que su hija sea una....
-Kara: ¿Una qué? – pregunté, entrando y cruzándome de brazos. – Vamos, dilo, tengo ganas de escucharlo.
-Jeremiah: ¡Kara! ¡¿Dónde demonios estabas?!
-Kara: Con una amiga...
-Jeremiah: ¡Podrías haber avisado, o contestado al teléfono al menos!
-Kara: Lo siento, se me cayó en el lavabo y se estropeó. Compraré otro cuando salga después de una buena ducha.
-Jeremiah: ¿Es que te vas otra vez?
-Kara: Sí, tengo cosas que hacer.
-Jeremiah: ¡¿Y puede saberse qué cosas son esas? ¡Porque dejaste tus estudios, y que yo sepa, sólo te dedicas a ir por ahí haciendo fotos de edificios, puentes, coches y tonterías así!
-Kara: No empieces, papá. Sólo vine a decirte que he llegado y estoy bien, ¿vale? No tengo por qué darte más explicaciones.
-Jeremiah: Mientras vivas en esta casa tendrás que dármelas.
-Kara: Tranquilo, con suerte sólo tendrás que aguantarme un par de años más. – dije, mirando a Morgan – Si es que los guardaespaldas inútiles de este tío no consiguen que me maten antes. ¿En serio, los mejores? Hasta un niño de dos años despistaría a tus hombres, Morgan.
-Morgan: Pondré a mi mejor hombre a su servicio, señor Danvers. – dijo mirando a mi padre.
-Kara: Le doy quince minutos antes de que llame diciendo que me ha perdido – dije saliendo.
-Jeremiah: ¡Ve a ver a tu madre, está preocupada!
-Morgan: Empezará ahora mismo – logré escuchar antes de alejarme más.
-Kara: Sí, sí... - dije dirigiéndome al salón – Hola mamá.
-Eliza: ¡Kara! ¡Por dios, ¿dónde estabas?! – gritó, corriendo hacia mí y abrazándome.
-Kara: Con una amiga.
-Eliza: ¡¿Y no pudiste llamar?!
-Kara: No. Mi móvil murió. Ahogado. Iré a ducharme, a comprar otro y darle un digno funeral a este en el cubo de la basura.
-Eliza: Kara... - dijo mirándome – Cariño... Pareces agotada, ¿estás bien?
-Kara: Sí, mamá... - dije apartándome y subiendo a mi cuarto.
Tras una buena ducha, cogí mi inseparable mochila y salí, subiendo a mi moto. Me dirigí al centro. Había visto por el retrovisor que ese "super guardaespaldas" que Morgan prometió, me seguía. Miré mi reloj. Doce minutos. Ese era el tiempo que llevaba siguiéndome. Dejé que me siguiera durante dos minutos más. Después, giré bruscamente, atravesando una zona en obras por la que él no pudo meterse. Me detuve poco después, en un callejón a sus espaldas para ver cómo sacaba su móvil y decía "La he perdido". Volví a mirar mi reloj. Quince minutos exactos. Sonreí, y seguí mi camino.
Entré en una tienda de móviles y compré uno nuevo. En realidad, mi móvil estaba perfectamente. Sólo lo apagué porque no quería ser molestada en esos tres días. Lo vendí en una tienda de segunda mano y continué.
Luego fui a los muelles a hacer unas cuantas fotos para justificar mi ausencia durante el día. Allí vi a un tipo que me resultaba conocido hablando con otro hombre. Los reconocí enseguida. Uno era Slade Wilson, candidato a la alcaldía de National City, hablando con uno de los mayores traficantes de drogas del país. Saqué cinco fotografías, cuando de pronto vi que Wilson giraba el rostro y se me quedaba mirando fijamente.
-Kara: Mierda... - dije, saliendo de allí lo más rápido que pude. Esperaba que no hubiese podido verme bien. Los hombres de seguridad de ese tipo, sí eran eficientes, no como los pobres aspirantes a inútil del año que tenía Morgan Edge.
Además, llegaba tarde a mi próxima cita.
Cerca de las seis de la tarde, llamé a mi hermana.
-Alex: ¿Kara? – preguntó.
-Kara: Pareces sorprendida.
-Alex: Bueno, últimamente me ignoras, como a todo el mundo.
-Kara: ¿Puedes venir a buscarme?
-Alex: ¿Buscarte? ¿ocurre algo?
-Kara: ¿Puedes o no? Si no, cojo un taxi.
-Alex: No, ahora voy. Estoy saliendo del trabajo. ¿Dónde estás?
-Kara: En nuestro local de batidos favorito. Si vienes pronto, te invito a uno.
-Alex: ¿En serio, tienes tiempo para mí?
-Kara: Si no quieres, sólo tienes que decir no. No es tan difícil, sólo es juntar dos letras. NO...
-Alex: No, no, es que... Estaré allí en cinco minutos. Puede que diez, ya sabes lo mala que es esa zona para encontrar aparcamiento.
-Kara: Sí, lo sé.... Te espero en nuestra mesa – dije colgando.
ALEX
Llegué al local diez minutos después y vi a Kara sentada al fondo. Qué raro, juraría que no había visto su moto en la puerta y su inseparable casco no estaba a sus pies, como siempre.
-Alex: Kara... ¿Pasa algo?
-Kara: ¿Esa es manera de saludar?
-Alex: Perdona... - dije mientras ella se levantaba y me abrazaba. –Es que... ¿Pasa algo con tu moto? ¿Por qué me has pedido que venga a buscarte?
-Kara: Me han robado la moto – dijo suspirando.
-Alex: ¡¿Qué?! ¡¿Estás bien?!
-Kara: Sí, yo... Entré a hacer unas cosas en un sitio y, cuando salí, ya no estaba.
-Alex: ¿Has ido a la policía?
-Kara: Sí. Aunque dudan mucho que puedan encontrarla.
-Alex: Lo siento... - dije cogiendo su mano. Podría decirse que Kara estaba enamorada de esa moto. Siempre ocupándose de tenerla limpia y en buen estado. – Veo que ya te has tomado un batido.
-Kara: Te estaba esperando para tomar otro. ¿Lo de siempre? – preguntó, haciendo una seña al camarero, que se acercó- Otro de triple chocolate con menta y uno de chocolate y caramelo. El segundo sin pajita de barquillo – dijo mirándome y sonriéndome.
Mi hermana me conocía muy bien. Sabía que odiaba esos barquillos. La miré. Parecía la Kara de siempre. Amable, atenta... No sabía qué le estaba pasando y me tenía muy preocupada. Había pasado tres días sin aparecer por casa y ni siquiera pudimos hablar con ella.
-Alex: ¿Dónde has estado estos tres días?
-Kara: ¿Tú también vas a interrogarme?
-Alex: Kara, me preocupas. -Dije cogiendo su mano. Aunque Kara se soltó rápidamente.
-Kara: ¿Quieres que tomemos un batido en paz, o prefieres que volvamos a discutir? Porque sinceramente, Alex, estoy demasiado agotada como para gritar ahora, ¿vale?
-Alex: Vale. Pero sólo respóndeme a una pregunta. ¿Estás bien? ¿Estás metida en algún lío? – pregunté, dolida de nuevo por su cambio de actitud.
-Kara: Eso son dos preguntas. ¿Cuál quieres que te responda?
-Alex: La que quieras – dije suspirando. Kara volvía a cerrarse conmigo.
-Kara: No estoy metida en líos. – dijo, apartando la mirada durante un segundo.
-Alex: Bien... - dije mirándola a los ojos. De nuevo noté que los tenía hinchados y enrojecidos. Tal vez por el cansancio. Acababa de decir que estaba agotada. Bueno, al menos sabía que no estaba en líos. ¿Pero estaba bien? Y lo más importante, ¿estaba siendo sincera conmigo? Había esquivado mi mirada mientras respondía.
Cuando acabamos nuestros batidos subimos al coche. Kara dejó su mochila en el asiento trasero. Arranqué y empecé a conducir hacia casa. Poco después, me di cuenta de que un coche nos iba siguiendo desde que salimos del local de batidos. Empezó a acelerar, acercándose a nosotras. Pensé que tenía prisa y le hice una señal de que me adelantara, pero no lo hizo. Siguió acercándose, como si quisiera golpearnos.
-Alex: ¿Qué le pasa a ese?
-Kara: ¡Cuidado! – gritó, cogiendo el volante y girándolo violentamente hacia la derecha cuando vio que el otro coche iba a embestirnos por mi lado.
-Alex: ¡Kara, ¿qué haces?! – grité, perdiendo el control del coche. De pronto sentí un fuerte golpe y cerré los ojos. Cuando volví a abrirlos, vi que nos habíamos golpeado contra una farola. Había mucha gente alrededor. Miré a mi derecha y vi a Kara inconsciente, con un buen corte en la cabeza y sangrando. La mayor parte del golpe se lo había llevado ella. Me quité el cinturón y comprobé que no tenía lesiones graves y podía moverme. Necesitaba comprobar que Kara estaba bien – Kara.... – dije, intentando despertarla.
-Kara: Lexie... - susurró. Al menos sabía que estaba viva.
-Alex: Kara... Sabes que odio que me llames así... - dije, intentando hacerla reaccionar – Kara, vamos, mírame.
-Kara: ¿Alex? – preguntó, abriendo los ojos.
-Alex: Eso está mejor... - dije, aliviada - ¿estás bien, puedes moverte, te duele algo?
-Kara: La cabeza... - dijo, tocándose el corte de la frente.
-Alex: No, no te lo toques... - dije, rompiendo la manga de mi camisa para cubrir la herida de Kara con ella y buscando mi móvil.- y trata de no moverte mucho, ¿Te duele algo aparte de la cabeza?
-Kara: No...
En ese momento, alguien dio un golpecito en el coche y miré a ver quién era.
-Hombre: ¿Están bien? Hemos pedido una ambulancia, está de camino.
-Alex: Gracias... - dije mirando de nuevo a Kara – Eh... Sólo es un corte, te golpeaste con el cristal. Por suerte tienes la cabeza dura...
-Kara: Muy graciosa... - dijo, medio riéndose – Mi mochila...
-Alex: Olvídate de eso ahora.
-Kara: No. Dámela... ¿sigue ahí?
-Alex: Sí... - dije mirando en la parte de atrás.
-Kara: Cógela...
-Alex: Vale, la tengo – dije cogiéndola.
-Kara: Ábrela... ¿La cámara y el ordenador están bien?
-Alex: ¿En serio te importa eso ahora?
-Kara: Alex, ¿siguen de una pieza o no?
-Alex: Déjame ver... - dije sacándolos y mirándolos – Sí.
-Kara: Bien... Vuelve a guardarlos, y dame la mochila.
-Alex: Kara...
-Kara: Ya he tenido suficiente con que me roben la moto hoy. Sólo me faltaría perder también la cámara y el portátil.
-Alex: Vaya día, ¿eh? – bromeé, dándole la mochila. El tono de Kara volvía a ser frío y eso me dolía muchísimo.
-Kara: ¿Estás herida?
-Alex: No. Por suerte, saltó el airbag.
-Kara: Míralo por el lado bueno. Ya podrás jubilar a este dinosaurio y comprarte un coche en condiciones.
-Alex: Eh, me gusta mi dinosaurio... Aunque sí, creo que ya tendré que dar por finalizado su servicio... -Los cambios de humor de Kara me estaban volviendo loca.
Media hora después, ambas estábamos siendo atendidas en el hospital. Yo tenía pequeños cortes, pero nada importante.
A Kara le hicieron algunas radiografías y le revisaron bien el corte de la cabeza antes de coserlo.
Llevábamos una hora allí cuando vi llegar a mis padres corriendo.
-Jeremiah: ¡Alex! ¡¿Y tu hermana, estáis bien?!
-Alex: Sí. Están terminando de curarla, Se hizo un corte en la frente, pero está bien, tranquilos. – dije, mientras mi madre me revisaba de arriba abajo, tocándome por todas partes.
-Eliza: ¿Dónde está?
-Kara: Aquí... - dijo, acercándose, con su mochila en la mano.
-Eliza: Cariño, ¿estás bien? – dijo abrazándola.
-Kara: Sí... La única pérdida que hay que lamentar es la del dinosaurio de Alex.
-Eliza: ¿Qué dinosaurio?
-Alex: Mi coche, mamá...
-Eliza: Eso es lo de menos, te compraremos otro.
-Alex: Puedo comprármelo yo, no hace falta que lo hagáis vosotros. Pero a Kara tendréis que comprarle otra moto. Hoy se la han robado.
-Jeremiah: ¿Te la han robado, te hicieron algo?
-Kara: No. Entré a un sitio, y cuando salí ya no estaba.
-Jeremiah: ¿Y el accidente? ¿Qué ha pasado?
-Alex: Alguien intentó embestirnos varias veces. Quiso golpearnos por mi lado, pero Kara intentó evitarlo girando el volante y chocamos con una farola.
-Eliza: ¿Intentaron haceros daño?
-Jeremiah: ¿Pudisteis ver a esa persona, o pensáis en quién podría querer haceros algo a alguna?
-Alex: No. No vimos nada.
-Kara: No...
-Jeremiah: Esto se acabó, voy a contratar otra empresa de seguridad.
-Eliza: ¿Vas a despedir a Morgan?
-Jeremiah: No. Él y sus hombres se encargarán de la seguridad de la casa. Eso no lo hacen tan mal. Pero de la seguridad personal de mis hijas se encargarán otros.
-Alex: ¿Me vas a poner un guardaespaldas a mí también?
-Jeremiah: Por supuesto, han intentado haceros daño a las dos.
-Alex: Vas a tener que enseñarme cómo haces para quitártelos de encima – le susurré a Kara.
-Kara: ¿Alex Danvers rompiendo las normas de su padre...? – susurró, riéndose – Será un placer ayudarte con eso.
En ese momento, un médico salió y se acercó a Kara.
-Médico: Señorita Danvers... No parece que haya daños graves, pero le aconsejaría que descansara un par de días al menos antes de...
-Kara: No puedo descansar, tengo mucho que hacer.
-Alex: Kara, es por tu bien, has recibido un golpe muy fuerte y...
-Kara: He dicho que estoy bien. No puedo quedarme encerrada en casa dos días. Tengo cosas importantes que hacer.
-Jeremiah: ¿Qué cosas, Kara? ¿Ir por ahí a hacer esas estúpidas fotos tuyas?
-Kara: No son estúpidas.
-Jeremiah: ¿No? Ni siquiera te he visto enmarcar ninguna y ponerla en casa.
-Kara: Lo que haga o deje de hacer con esas fotografías es cosa mía. Lo hago por diversión, nada más.
-Eliza: Kara, hija, nos preocupamos por ti...
-Kara: Ya sé cuidarme sola...
-Jeremiah: Sí, esto lo demuestra.
-Alex: dejad de discutir, estamos en un hospital.
-Kara: Necesito ir un momento al baño.
-Alex: ¿Estás bien?
-Kara: Sí, me hago pis.
Kara se alejó y, poco después, yo también tuve la necesidad de ir al baño. Cuando entré, escuché a Kara. Parecía estar hablando por teléfono con alguien. Me quedé escuchando en silencio.
-Kara: Lo siento, pero no podré ir durante un par de días.... Ya sé que la cantidad de dinero que te mandé no es suficiente. Te enviaré algo más cuando llegue a casa de mis padres. ¿Algo más...? Mierda... Vale, intentaré enviarlo con un mensajero lo antes posible. Si pasa algo, llámame, ya veré cómo puedo escaparme. De todas formas llámame esta noche y mantenme informada, por favor.- En ese momento, la puerta de uno de los baños se abrió y Kara me miró, furiosa. - ¿Estabas escuchando?
-Alex: No.
-Kara: ¿Qué has oído?
-Alex: Nada... Acabo de entrar, venía a...
-Kara: Deja de escuchar mis conversaciones, Alex, ¿me oyes? Deja de seguirme y de hacer preguntas.
-Alex: No he preguntado nada.
-Kara: No. Pero ibas a hacerlo – dijo, saliendo con un portazo.
El camino de vuelta a casa lo hicimos en el coche de nuestros padres. Kara fue en silencio todo el camino, abrazada a su mochila y mirando por la ventanilla. Conocía perfectamente a mi hermana y su mirada reflejaba tristeza en ese momento. La miré, pensando en la conversación que le había escuchado en el baño del hospital. Tenía que mandar dinero a alguien, un paquete... Luego pensé en cómo muchas veces volvía a casa con los ojos enrojecidos, sus cambios de humor... Empezaba a pensar que Kara estaba metida en algún asunto de drogas. Pero no era posible, Kara siempre había rechazado esas cosas. Ni siquiera fumaba. Su único "vicio" era salir a divertirse y pasarse de vez en cuando con la bebida, pero no era algo que hiciese a menudo.
Cuando llegamos a casa, Kara fue directa a su cuarto y se encerró allí.
Espero que os haya gustado. Espero vuestras opiniones, sospechas, ideas... ya sabeis.
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