Capítulo 39
Ya habían pasado los meses, y todo continuaba tranquilo. Alrededor del palacio, comenzaron a construirse algunos edificios, querían convertirlo como una especie de capital.
Algunos de los edificios ya estaban recién terminados, algunos eran posadas, otros pequeños puestos de comida, el comercio comenzaba a ser notorio.
Pero al menos, algunas de las obras que se estaban construyendo, habían sido terminadas a solo días antes del gran día.
Todo estaba listo, el palacio estaba repleto de gente. Todos mirando a una sola dirección, frente a ellos se encontraban sus actuales emperadores.
La ceremonia había terminado y por fin estaban siendo coronados con su titulo de emperador. Una vez lo fueron, miraron a sus espaldas, donde los miraban con atención cada uno de sus súbditos.
Todos habían llegado para verlos, todos los clanes, todos los aldeanos, por primera vez se miraba este tipo de cosas, todos reunidos sin ninguna tención de conflicto entre ellos. El día sin duda fue largo, además de cansado.
Al terminar el día, algunos de los invitados decidieron quedarse en algunas de las posadas que recién habían sido abiertas, el resto regresaron a sus aldeas, pero solo algunos tomaron las habitaciones del palacio, los lideres, los concejales y la familia de ambos emperadores.
Pucca: fue un largo día. [Dijo cansada]
Hasta hace poco que se había cambiado por unas prendas más ligeras y solo estaba a la espera de que Garu llegara a la habitación.
Pucca: ¿Cómo te fue? [Pregunto al verlo entrar]
Garu: nunca creí ver a mi padre así de ebrio. [Dijo igual de cansado]
Pucca: si, todos lo estaban.
Desde su lugar, pudo fijarse que trataba de quitarse toda su ropa con algo de esfuerzo, también estaba fatigado.
Puccsa: déjame ayudarte.
Aunque quisiera decirle que no, aun no se acostumbraba a ese tipo de ropa.
Cuando por fin habían terminado, ambos terminaron por abrazarse.
Pucca: estoy muy cansada. [Dijo aun entre el abrazo]
Garu: también yo. [Dijo en suspiro] Deberíamos dormir, debemos levantarnos temprano.
Pucca; si ya lo creo.
Sin más, ambos caminaron hasta su cama, apagaron las luces y se acurrucaron en un abrazo.
Garu: descansa, mi amor.
Pucca: tu también cariño.
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/Tiempo después/
Los meses habían pasado y a decir verdad, todo a ido mucho mejor. Ahora había muchos más edificios, la idea de la capital iba muy bien, ahora había gente viviendo en ese lugar, la seguridad sin duda también había mejorado, no querían arriesgarse.
Como era de esperarse, las tareas de emperador eran agotadores, solo debía acostumbrarse. Solo que ahora era diferente; Garu había dejado todos sus deberes para otro día, no le importaba si se le acumulaba su trabajo, pero solo en ese momento quería estar al pendiente de Pucca. Esa mañana la pobre había entrado en labor de parto, había médicos en su habitación, parte de la servidumbre estaba ahí dentro para poder ayudar con cualquier cosa.
Por fuera, en los pasillos se encontraba Garu, que no podía estar en un solo sitio, estaba muy nervioso, por otro lado estaba Sia, quien esperaba en uno de los sillones; parecía estar muy tranquila, pero estaba impaciente por saber el estado de su hija y nieto.
Sia: cálmate Garu, no sirve de nada estar así.
Garu: no puedo, necesito saber como esta. [Confeso nervioso]
A pesar de haber visto a sus amigos pasar por esta experiencia, nunca imagino que vivirlo en carne propia le mataría de los nervios. No tenía cabeza para pensar en esos momentos, por ello envió a alguien para que se les informara a sus amigos y familia, sobre el nacimiento de su hijo.
El tiempo de espera fue eterno para él, pero al fin pudo entrar a verla. Cuando uno de los médicos había salido, le había hablado sobre el estado en el que se encontraban ambos, y sin esperar más entró a la habitación, mientras que Sia continuaba hablando con el médico sobre el estado de su hija.
Una vez había entrado, la vio recostada en la cama, con algunas de las almohadas detrás de su espalda.
Garu: ¿Cómo estás? [Dijo preocupado]
Pucca: cansada. [Suspiro]
Uno de los médicos, se acercó a él para ofrecerle que cargará a su bebé, estaba cubierto por unas mantas blancas, y se movía algo inquieto.
Medico: es un varón.
Sin poder resistirse, una vaga sonrisa se poso en su rostro, tener así de cerca a su hijo, nunca lo olvidaría.
Pucca: Garu...
Le había llamado desde la cama, estaba impaciente con ver el rostro de su hijo.
Con cuidado, y sin apartar la vista de su pequeño, se acercó hasta ella para que pudiera verlo.
Pucca: que precioso.
Ninguno podía contener su emoción.
Estaba tan cansada, que termino por recostarse nuevamente sobre las almohadas, no tenia fuerzas como para cargar a su bebé, temia con tirarlo en el intento, así que mejor decidió dejárselo a Garu.
Su respiración volvió a ser agitada, y su cuerpo comenzó a tensarse.
Garu: ¿Pucca? [Llamo preocupado] ¿Qué tienes?
Ante su hablar, los médicos se le acercaron a ella para poder atenderla.
Garu: ¿Qué tiene? [Dijo alterado, sin apartar a su hijo del pecho]
Medico: tiené otro bebé.
Garu: ¿Qué...?
Medico: puedo ver la cabeza. Traigan otra manta. [Ordeno]
Pucca: Garu...
Garu: tranquila, aquí voy a estar.
Aun con su niño en brazos, se sentó a su lado tomándola de su mano para que se calmara.
El proceso volvió a ser duro para ella, pero al fin había nacido su otro pequeño.
Medico: es otro niño. [Dijo atendiendo al bebé]
Esta vez había entrado Sia, para poder ver el estado de su hija; fue ordenado a la servidumbre para que pudieran traer algo de ropa para los bebés y para la emperatriz.
Un rato más tarde...
Sia: hija, están preciosos.
Dijo sin poder quitarles la vista a sus nietos que estaban siendo acostados en su cuna, después de haberlos bañado.
Sia: ¿Cómo se llamaran?
Garu: aún no lo sabemos.
Sia: [Suspira] Debes estar cansada, estaré abajo por si me necesitan. Quiero comprar algo de ropa para mis niños. [Se va]
Pucca: no me gustaría que los consintiera tanto.
Garu: lo mismo hace con Jiro. Era de esperarse. [Suspira] ¿Cómo te sientes?
Pucca: cansada, nunca espere que fueran dos bebés en lugar de uno. [Sonrie]
Sin poder esperarlo, un miembro de la servidumbre, había llegado a su habitación, comentándoles que el baño está listo para la emperatriz.
Garu: esta bien, por favor quedate con mis hijos.
Sin replicar, aquella mujer había hecho lo que le fue ordenado, caminando hasta estar cerca de los dos pequeños.
Garu: bien, déjame ayudarte.
Había retirado las sábanas que le cubrían y le había ayudado para que no se esforzará.
Pucca: ¿Qué haces? [Pregunto apenada]
Garu: que más, ayudo a mi esposa.
Le había tomado de la espalda y por debajo de sus piernas, le había cargado para evitarle el esfuerzo de caminar, la llevó hasta el baño para que pudiera limpiarse.
Garu: pueden retirarse.
Le dijo a la servidumbre que le iban ayudar a Pucca.
Pucca: ¿Garu? [Pregunto nerviosa] ¿Hablas enserió?
Garu: claro, eres mi esposa ¿O no? [Dijo divertido]
Pucca: estas loco.
Garu: por ti mi reina. [Dijo coqueto]
/Días después/
Ya habian pasado días, desde el nacimiento de los bebés, y en ese tiempo, todos habían llegado para ver a los pequeños.
Todos se encontraban en uno de los salones, atendiendo a sus invitados.
Sara no podía dejar de verlos, ahora tenia tres nietos, y a todos quería mimarlos.
Gura y Yoana habían traído unos pares de ropa, solo que de haber sabido que serían dos, ubieran traído un poco más, ambos venían con su pequeño en brazos, Jiro, continuaba igual de pequeño, solo que se encontraba algo inquieto.
Garu: ¿Hay noticias de Aika? [Pregunto sentado en uno de los sillones]
Gura: los médicos dijeron que sería mejor que descansara por su embarazo. No tiene que esforzarse tanto.
De la puerta llegaron sus amigos, ellos y sus pequeños; Kyomi Ashida y Ryota Shina. Además, habían llegado junto a Kua, que se moría de ganas por ver a los pequeños.
Ring: ¿es sierto eso? ¿Tienen dos pequeños?
Las tres mujeres se habían acercado hasta los pequeños, que estaban rodeados por cada mujer.
Dada: entonces, tienes buena puntería. [Dijo burlón]
Garu: hay ya cállate. [Respondió molesto]
Tobe: ¿Y cómo se llaman?
Garu: Kaito y Tetsuo. [Dijo orgulloso]
Takeshi: ¿Y el trabajo?
Garu: va bien, me doy tiempo para estar tiempo con ellos.
Al momento, todas comenzaron a ir junto a sus maridos y para tomar asiento en los sillones.
Kua: hay hijo están preciosos.
Pucca: por favor, acompañenos a comer. [Dijo una vez junto a Garu]
Sara: pero claro, no hay problema.
Pucca: perfecto, pediré que les preparen una habitación y preparen la comida.
El día fue largo y los niños no paraban de llamar la atención de todos.
No había monumento en el que dejaran de hablar, solo querían ponerse al día.
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A pesar de ser el último capítulo, aún estoy trabajando en el especial que me pidieron.
No crean que lo he olvidado.
Espero que les gustará este fic, y agradezco de corazón a todos aquellos que me acompañaron hasta su final, solo espero haberlos complacido con el contenido.
Los adoro de corazón 💖
Gracias...
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