Capítulo 23
Se van a reír de esto pero bueno, aquí esta su capitulo.
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Todos estaban llegando a las tierras del clan Nitta, sin duda estaban cansados, no veían la hora de llegar.
Una vez fueron vistos por aquellos que cuidaban las puertas, dieron el aviso a todos que la emperatriz había llegado. La gente comenzó a reunirse para poder recibirla, mientras que los ninjas hacían lo posible para poder alejarlos y llevarla hasta la casa de la matriarca.
Satsuki: majestad, venga conmigo. [dijo mientras ella la dirigía hasta su casa, junto a los tres hombres detrás de ella]
Cuando por fin llegaron, los llevaron a cada uno a un cuarto distinto en los que fueron atendidos por un medico. Se les realizo un chequeo, para asegurarse de que no tuvieran alguna herida, o algo similar de lo que deban preocuparse.
Por suerte ninguno sufria de alguna herida, únicamente que estaban en shock por tales escenas que tuvieron que presenciar tras haber sido sacados del palacio. Tanta sangre, muertos y violencia, no era de lo que estaban a costumbrados.
Los lideres, se reunieron, para poder hablar con la emperatriz. Bien sabían que ella no estaba del todo dispuesta para tener que hablar con ninguno, pero, aun así debían hacerlo. Una vez que los médicos salieron, ellos pidieron la autorización de la emperatriz para poder entrar a su habitación.
Sia: adelante.
Todos al entrar, pudieron verla en su totalidad, aunque traía puesto un vestido tradicional sencillo, bien podían ver lo mal que estaba. Se le veía mucho más delgada, su piel estaba un toques amarillos, y debajo de sus ojos había unas cuantas ojeras.
Pero a pesar de su estado, todos hicieron una reverencia ante ella, antes de hablar.
Satsuki: su majestad. [dijo al momento de inclinarse] lamentamos no haber podido sacarla antes, pero teníamos que planearlo bien, si queríamos traerla a salvo.
Sia: hijos míos, [dijo al verlos a todos] me alegra verlos a todos juntos en un solo lugar. Hacia tiempo que no se reunían.
Hayato: se planeo una alianza. [llamo la atención de la emperatriz] Lo que esta pasando, es un Golpe de Estado. [dijo de forma seria] No sabemos por qué, o qué es lo que quieren.
Sia: por desgracia no conozco a quien esta frente a todo esto, por un momento creí que se trataba de Mako.
Kaito: ¿del clan Nakatomi? ¿Quién acompaño al emperador la guerra pasada?
Sia: si, pero él es alguien diferente, no logre reconocer su voz. Nunca me dejo verle la cara.
Naoko: ¿Usted nunca recibió algún informe de su retiro? Algo debió haber pasado para que ese hombre lo remplazara.
Sia: no, desde el funeral de mi marido, nunca más supe que fue de él.
Doga: por ahora creo que fue suficiente. [llama la atención de todos los lideres] La emperatriz debe descansar, además, aun hay alguien que quiere verla.
Todos comprendieron a lo que se refería, y sin más se retiraron uno a uno de la habitación de la emperatriz.
Satsuki: majestad, mi clan le da la bienvenida y esta será su habitación. [se dirige a la puerta] Además, ellas quieren verla. [se va]
Por la puerta aparecieron aquel par de jóvenes que al saber que habían vuelto, no habían dejado de preguntar sobre su madre.
Sia: mis niñas. [dijo con lagrimas en los ojos]
Sin esperar más, ambas se lanzaron a los brazos de su madre.
Sia: tranquilas mis niñas, ya estoy aquí. [acaricio sus cabellos de ambas] Tenemos mucho de que hablar.
/Fuera de la habitación, en uno de los pasillos/
Se encontraban hablando dos de los lideres. Soo no pudo evitar preguntar por los resultados de la misión, sin duda era algo que no podían hacer sin antes hablarlo con el resto de los clanes, pero no pudo esperar más. Tenia entendido que su sobrina había logrado salir con vida del palacio, gracias a que uno de los ninjas del grupo de Doga la vio a lo lejos. Pero el único problema era que Garu no había llegado con ellos.
Doga: hice todo lo que pude, Soo. [hablo decaída] Pero no supe más de él.
Soo: ¿Qué fue lo que paso?
Doga: era él, él es al que buscaban. [dijo en un suspiro]
Soo: habrá que decirles. [dijo con una presión en el pecho]
Doga: iremos después de la junta.
Sin más ambos tendrían que esperar al día siguiente para una próxima junta con los lideres, primero tenían que acordar cual seria el siguiente paso, tras haber rescatado a Sia. Para después dirigirse a la posada en la que se alojaba la familia de Garu.
/En otra parte/
Ya era de noche, lo único que podía sentir era el dolor de cabeza y el extremo dolor en todo su cuerpo tras haber peleado ese día. Le costaba abrir sus ojos, sentía una gran necesidad de dormir otro rato, pero no sabia donde estaba y que fue de él después de ese golpe. Tenia que despertar y ver donde se encontraba.
Poco a poco, abrió sus ojos y se dio cuenta que frente a él había una fogata, eso explicaba el calor que sentía, en su rostro y pecho, y el como detrás sentía mucho frio. Con algo de esfuerzo tomo asiento en el suelo, recargando su espalda en la fría pared, fue entonces que se dio cuneta que se encontraba en una cueva; por un momento creía estar en una celda.
Lo que sin duda le llamo su atención, era que delante suyo, al otro lado de la fogata estaba en el suelo toda la armadura samurái. Al juzgar por el montón, se trataba de un solo hombre. Su katana también estaba ahí, al igual que la del hombre, busco con la mirada el interior de la cueva e incluso en la entrada, pero al parecer estaba solo, y lo más probable era que llegara pronto. Era de noche y el otoño estaba cerca, sin duda no soportaría tanto tiempo el frio.
Y como lo había previsto, los pasos fuera de la cueva se hacían presentes. Se movió lo más rápido que su cuerpo le permitió hasta su katana y con ayuda de la pared, logro ponerse de pie, necesitaba un milagro para salir de esa. Aquel hombre desde la entrada logro ver la intención de Garu, al tener su arma en mano, pero sin importarle siguió caminando como si nada.
//: despertaste. [hablo tranquilo] Dormiste más de lo que esperaba.
Aun no podía ver su rostro, y la forma tranquila en la que hablaba y su caminar le hacían sentirse incomodo. Debía salir de ahí, pero primero debía encargarse de él.
//: sigues siendo igual de rígido.
Garu: ¿Qué?
No sabia a que se refería con eso, pero la forma tan igual en la que le hablaba, le parecía extraño viniendo de alguien que ni conoce.
Garu: ¿Quién eres? [pregunto a la defensiva]
Por el silencio que provoco su pregunta y por la forma en que el sujeto se detuvo a solo unos centímetros a que la luz del fuego diera a su cara, le hizo estremecer. Bien podía decir que estaba enojado.
A lo poco que podía ver de él. Podía decir que tenia su cuerpo bien trabajado para cargar con el peso de la armadura, el color de sus manos era blanca, pero no tanto como la suya, la de aquel hombre era algo bronceada, su altura no se diga, era de la misma altura que Garu, sino un poco menos. De su rostro, solo podía definir sus azules ojos que reflejaban con el fuego, pero eso no le ayudaba con dar quien era.
//: no sé porque creí que sabrías quien era. [dijo desilusionado]
Su forma de decirlo lo hizo dudar más de lo que estaba.
El fuego comenzaba a ser menos, los troncos comenzaban a ser solo ceniza, pronto se apagaría. Tras darse cuenta, aquel hombre, camino hasta la fogata y tomo uno de los palos que estaban a un costado y lo coloco en medio de la fogata, poniendo toda su atención a la misma.
Por otro lado, Garu no podía creerlo, juraría no haber respirado en esos segundos, que sin darse cuenta su katana callo al piso, al igual que él. La sorpresa hizo que sus piernas perdieran la única fuerza que tenían.
Garu: no puede ser. [dijo en un suspiro]
No podía apartar la vista de aquel hombre. Toda intención de matarlo se había ido. Ahora lo que quería hacer era llevarlo a Shina.
Garu: estas vivo. [hablo sin poder creerlo] Dada, estas vivo.
Dada: si, es difícil de creerlo ¿no?. [dijo mientras tomaba asiento]
Garu: ¿Cómo? [hablo mientras salia del trance]
Dada: que importa. Es mejor que te vayas. [hablo de forma cortante]
Garu: ¿Qué? ¡No! Me entero que estas vivo, ¿y ahora quieres que me vaya? [dijo algo molesto] Estas loco.
Dada: pues quiero que te vayas.
Garu: ¿Por qué? [pregunto decaído] Vámonos, vamos a Shina. Dada...
Dada: no, no pienso ir ahí. [dijo decidido]
Garu: dime por qué. [hablo de la misma forma]
Dada: ya no soy de ese clan, hace tres años que no lo soy. [hablo serio] ¿Por qué volvería?
Garu: no es cierto, aun eres parte.
Dada: no lo soy...
Garu: si, de no serlo ya me hubieras llevado al palacio. [hablo firme a sus palabras] No te habría importado traicionar a un amigo.
Dada no supo que responder a eso, ni siquiera pudo mantener contacto visual en cuanto menciono la traición que pudo haber cometido.
Garu: Dada, sigues siendo un Shina, más que yo.
Dada: ya cállate.
No podía seguir escuchando eso. Se sentía un inútil ahora, solo quería salir de la cueva para dejar de escucharlo. Por otro lado, cuando Garu vio su intención no pudo aguantar en gritarle para que no le diera la espalda.
Garu: ¡creí que estabas muerto!, ¡Todos lo creyeron! ¡Soo, te creyó muerto!
Dada no podía evitar escucharlo, bien podía recordar el dolor que sufrió al pensar que el clan que lo recogió lo había abandonado, al no verlo esa misma tarde.
Garu: ¡Ring y yo tratamos de encontrarte!
Su caminar era cada vez más lento, lograba hacerlo entrar en razón.
Garu: Y Kua, [tomo un poco de aire] estaba devastada.
Logro detenerlo antes de que saliera de la cueva, pero aun le daba la espalda.
Garu: fue la más afectada de todos. Hasta ahora no puede asimilar la idea que no estas en la aldea.
Dada: ¡Cállate, cállate ya! [dijo mientras regresaba a l fogata] Suficiente tengo con lo que me paso, como para que me eches esto en cara. ¡No todo fue mi culpa! [grito]
Garu: ¡Nunca dije que lo fuera! [dijo de la misma forma] Solo quiero que vuelvas conmigo. [suplico]
Dada: ¡olvídalo!
Garu no pudo decir más, solo se quedo en su lugar observando la forma en la que, su amigo, salía de la cueva. No pudo evitar sentir un dolor terrible en el pecho. Nunca imagino encontrarlo en medio de la guerra, y menos siendo uno de los invasores. Lo que más quería era saber que había pasado en esos años que había desaparecido. Pero después de eso, lo mejor era que ambos se tomaran su espacio.
/En el clan Nitta/
En una de las posadas en las que Nitta había recibido a cada uno de los habitantes de Shina, se encontraba hecha un gran escandalo. No dejaban de escucharse gritos y llantos. Por más que intentaban, no podían tomar el control del asunto.
Osamu: Takeshi tranquilízate.
Takeshi: ¿Cómo quieres que me calme? [dijo desesperado] Mi hijo no a vuelto. Y nadie quiere darme informes de él.
Detrás de ellos, en un par de sillas esperaban Gura y Aika, para ver a que resultado llegaban. Solo una parte del grupo volvió y a lo que pude obtener Takeshi, tras ser un general de Sanada, era que su hijo debía volver junto a la emperatriz.
Osamu: esperaremos a que nos reunamos con los lideres, después de eso te diré todo lo que quieras. [dijo con tal de calmarlos]
Sara: ¡no podemos esperar a mañana! [dijo metiéndose en la conversación]
Isao: Sara, controlate. [hablo tratando de contener a su hija]
Sara: ¡No!, ¿Dónde esta Soo? El debe saber que paso con él.
Aquellos gritos no paraban de escucharse desde los pasillos, y parte de la calle. Sin duda había personas dolidas por las perdidas, pero nunca pensaron que una de las familias estaría tan lastimada.
De la puerta, se hicieron presentes Doga y Soo. Su presencia sin duda fue impactada en la habitación, todos guardaron silencio tras ver su forma entrar y la manera en la que miraba al par de lideres.
Gura: maestro Soo. ¿Dónde esta mi hermano? [dijo mientrasse acercaba a él]
Soo: no lo sabemos.
Sara: ¿A qué se refiere? [pregunto mientras su voz se quebraba] ¿Dónde esta mi hijo?
Doga: no lo sé Sara, la última vez que lo vi, corrió hacía el bosque, creí que venía junto al grupo, pero no lo vi por ninguna parte. [confeso, tras recordar lo que paso en el bosque]
Takeshi: dígame, qué pasó en realidad. [suplico]
Doga: no puedo hacerlo.
Takeshi: ¿Por qué no? [pregunto alterado] es mi hijo quien esta ahí afuera.
Soo: Takeshi controlate, eres un general conoces muy bien como son estas cosas. No podemos dar preferencia a nadie, debemos esperar a mañana.
Sin duda eso nos los dejo satisfechos, pero al menos había logrado que dejaran de pelear entre ellos.
Los lideres comenzaron a retirarse uno a uno de la habitación, dejando al fin a la familia más calmada.
En los pasillos y lejos de la puerta, Isao y Osamu quisieron darles las gracias a ambos lideres por llegar en buen momento para calmar la situación.
Y, viniendo de Doga, únicamente los miro de una forma neutral y desapareció de la vista de ambos hombres.
Por otro lado, Soo se mantuvo en su mismo lugar mirando de la misma forma a ambos hombres.
Isao: le agradezco, nos era casi imposible controlarlos a ambos.
Soo: no lo hice por ustedes, lo hice por mi nieto. [hablo de una forma autoritaria]
Sin decir más y sin permitir que aquellos hombres dijeran algo, salió de los pasillos de la misma forma que lo hizo Doga.
/En la cueva/
La fogata se había acabado, lo único que quedaba eran las senisas y brasas que apenas daban algo de luz.
No supo en qué momento había caído dormido, pero al despertar lo primero que hizo fue buscar a su amigo, que sin duda estaba del otro lado de la fogata, recostado en el suelo. Le era un alivio saber que no se había ido después de esa pelea. Al menos, si tenia oportunidad, podría hablar con él en la mañana.
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Es todo lo que les tengo preparado para esta semana.
Espero que les gustará.
Les deseo una Feliz navidad 🎄
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