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Capítulo 14

Se encontraba de camino a su casa, a la espera de encontrar a sus padres y hermanos, para solo tener que irse nuevamente a la casa del patriarca. A lo lejos pudo ver que las luces de su hogar se encontraban prendidas, lo más probable era que ya estuvieran ahí esperando su llegada.

Cuando entro, se encontró con su madre yendo de un lado a otro en la cocina, lo más probable es que estuviera calentando la cena. Su padre como siempre se encontraba en el sofá leyendo unos documentos; lo más probable es que sean sobre sus planes para atacar el palacio.

La primera en verlo fue su madre, que no espero para recibirlo con una sonrisa.

Sara: hijo, bienvenido.

Garu: ¿Qué haces, ma?

Sara: preparo la comida, ¿podrías hablarle a tus hermanos?

Garu: pero, Kua y los demás nos están esperando en casa del maestro. Creí que al menos Gura les había dicho.

Sin poder esconder su frustración, Sara se limpio sus manos con una de las jergas que utilizaba en la cocina, y caminando de un lado a otro en la cocina, comenzó a decir al aire cientos de maldiciones, por el hecho de que sus hijos no le dijeran sobre la invitación que tenían. Ahora si tenían que irse, tenia que preparar algo rápido como agradecimiento, de tal detalle hacia ellos.

En cambio, los dos varones solo se encontraban desde la sala, tratando de contener las ganas de reír a carcajadas por tal actitud que tomo Sara, solo que contuvieron sus risas, porque sabían muy bien que podría irles peor si lo hacían. Así que para aligerar el ambiente, Takeshi voltio a mirar a su hijo que estaba a sus espaldas, de manera que Garu lo mirase a los ojos para hablar con él.

Takeshi: Garu, [Atrae su atención] ¿Qué es esto?

Dijo mientras levantaba con su mano la carpeta que había traído a casa, después de que Soo se la entregara, solo que no pudo esconderla por la falta de tiempo que tenia.

Garu: solo son unos papeles que me dio el maestro Soo, nada importante. [Dijo tratando de esconder el nerviosismo de su voz]

Para evitarse más preguntas, le arrebato la carpeta de sus manos, y comenzó a caminar en dirección a las escaleras.

Garu: iré a guardarlos. Enseguida bajo.

Sin duda, esa actitud preocupo a sus padres, a pesar de que Sara estaba ocupada en la cocina, no pudo evitar salir a ver como su hijo mayor, que trataba de evadir el tema, mientras subía por las escaleras con dirección a su cuarto.

En cuanto llego a su destino, se aseguro de cerrar bien la puerta para que nadie lo mirase mientras escondía aquella carpeta. A paso lento se acerco hasta su ropero y con cuidado, hizo en el fondo de este un pequeño hueco en el cual podía esconderlo perfectamente con su ropa. Cada movimiento que hacia, causaba que su cuerpo comenzara a tener un ataque de pánico. Podía sentir como el aire comenzaba a faltarle, sus manos sudorosas y temblorosas, y su mente no dejaba de recordar ese día.

En un solo movimiento, reacomodo sus cosas, y cerro muy bien su ropero. Comenzó a tomar grandes bocanadas de aire, trataba de regular su respiración; no quería que le hicieran preguntas una vez que bajara. Camino a su ventana en busca de aire fresco. Sin poder evitarlo comenzó a ver a su alrededor, como si estuviera buscando algo a la distancia.

Fue sacado de sus pensamientos cuando Aika paso frente a su puerta avisándole que solo lo esperaban a él para tener que irse.

/Momentos después/

Ya estaban frente a la casa del patriarca, a la espera de que alguien los recibiera y permitiera pasar. Al final, Sara había llevado un plato de Takoyaki, que por suerte ya los tenia preparados para la cena, solo era cuestión de calentarlos y prepararlos.

En el camino, entre la familia había un ambiente tenso, a excepción de Aika, que estaba muy emocionada por ser la disipula de una de las generales de Shina. En cambio los dos hijos varones de la familia, se encontraban callados, mucho más de lo que solían ser.

Cuando les fue permitida la entrada, todos sin duda quedaron sorprendidos. Se encontraban sus amigos más cercanos de Shina, algunos ninjas y generales. Ring Ring, fue quien los guío hasta sus lugares en la mesa, en la que sin duda estaban esperándolos, ambas princesas, los maestros de los muchachos; Soo, Loo y Kua, y ni hablar sobre los lideres, en compañía de sus esposas. Eso si que fue una sorpresa para ellos, no esperaban que estuvieran presentes, sabiendo que se verían cara a cara.

Sin poder evitarlo, todos comenzaron a percibir aquella incomodidad de parte de los chicos, a lo que no paso desapercibido en su totalidad de parte de Soo, que decidieron ayudarlos, teniendo una agradable platica con ellos, para hacerlos olvidar de aquella carga.

Por otro lado, eran los lideres y esposas; que no dejaban de mirar y analizar con detalle cada uno de los movimientos de aquellos jóvenes. Sin duda eran una copia exacta de sus hijos, a excepción de uno.

La comida continuo tranquila, no paraban de alegrase de que los chicos estuvieran de vuelta en la aldea, y más cuando estaban al servicio del clan Shina. No podían esperar para trabajar nuevamente con cada uno de ellos.

Sin que ninguno se diera cuenta, Garu se había alejado de todos, camino sin rumbo hasta llegar al jardín del patriarca. No se sentía nada bien, el tener que desechar esa carpeta, que con ayuda de Ring había logrado, le era sumamente costoso. Lo único que quería hacer era echarse sobre su cama a descansar. Tanta era su frustración que no se dio cuenta que Pucca se venia acercando detrás de él.

Pucca: Garu, ¿Qué haces aquí?

Garu: solo quería algo de aire. [Dijo en un suspiro]

Pucca: ¿no te gusto tu bienvenida?

Garu: no es eso, solo estoy cansado.

No sabia como, pero ella misma presentía que no era eso. Aquel sentimiento le hizo recordar a su madre, cuando se detenía a escucharlas. de ahí fue que decidió esperar a que fuera él quien diera el primer paso en hablar, no quería presionarlo, y aún que quisiera saber de él, tampoco iba a forzarlo.

En cambio, hasta que él se sintió completamente seguro, se decidió en contarle lo que le pasaba. No sabia como poder esconderlo, y ahora sus padres estaban sospechando. Todo este tiempo creía haberlo superado el día que fue llevado a Takeda, pero el tener que volver, fue lo que más lo devasto.

Garu: de niño, tuve un amigo, [Comenzó a contarle, manteniendo la vista aún al frente] era de mi edad. Crecí y trabaje junto a él, también era un disipulo de mi maestro y era el ahijado de Kua, era como su hijo. [su voz era cada vez más frágil] Solíamos hacer todo juntos, era como otro hermano para mi. Un día, él quería entrenar conmigo, pero yo me negué, tenia trabajo que hacer ese día.

Mientras hablaba, Pucca comenzaba a notar que se esforzaba por hacer que su voz fuera fluida.

Garu: Al día siguiente, me entere que había desaparecido, lo busque por mucho tiempo. Ring Ring me ayudo. Pero me rendí cuando llegaron Isao y Osamu a Shina.

Pucca: ¿hace cuanto fue eso?

Garu: dos años. Fue hace dos años que él se fue.

Pucca: ¿Cómo se llamaba?

El recordar su nombre fue lo que le hizo sentir peor, su mirada comenzó tener un brillo cristalino. Sin dudarlo Pucca se acerco a él para poder retractarse, solo que no pudo hablar. Ya que detrás de ellos, se hizo presente Ring Ring, para decirles que los estaban esperando.

Su extraña desaparición no fue percibida, debido a que llegaron al momento en el que todos reían a carcajadas, no había ninguno que se diera cuenta de su llegada. La festividad continuo como si nada, hasta que toda la comida en la mesa se había terminado. Fue entonces cuando todos se retiraron a su habitaciones y a sus hogares.

/A la mañana siguiente/

Como era costumbre, Garu camino hasta la casa del patriarca para tener que reunirse con él y le fuera asignara una nueva tarea. En su camino podía ver a la gente caminar de un lado a otro como lo era día con día, lo único diferente eran esas miradas de todos hacia él; si no se trataba por los golpes que traía en la cara, se trataban de los clanes que hasta ahora lo han señalado, y lo peor aún, es que tuvo que soportarlas desde anoche.

Apresuro su paso para tener que evitarse tal molestia. Lo único que deseaba era tener algo de trabajo para poder distraerse.

En cuanto llego, fue recibido por la servidumbre de forma hogareña. Camino hasta encontrarse con la puerta de su maestro y no espero a llamar a la puerta. En cuanto tuvo el permiso entro sin pensarlo.

Soo: ¿Qué te sucede? [Hablo sin tener que verle la cara]

Garu: nada, solo estoy distraído.

Soo: siéntate Garu.

Sin tener que dudarlo, hizo lo que le pidió y espero a que comenzara hablar.

5 minutos después...

Soo seguía como si nada, mirando detenidamente sus papeles y sin prestarle la más mínima atención a su disipulo. Comenzaba a preocuparse sobre su estado mental, ¿y si era cierto que comenzaba a olvidar las cosas? Para eso debía preguntarle primero a Ring Ring, y si era así debía ir con un medico, y asegurarse de preguntar sobre el medicamento que debería tomar. Pero, ¿Cómo lo haría?, lo más seguro era que le diera una golpiza con su bastón, a que él lograra que Soo tocara una tableta.

Estaba tan metido a sus pensamientos que ni siquiera podía ver la penetrante mirada que le daba Soo. Sin dudarlo, Soo a paso lento comenzó acercarse a él, hasta el punto de estar en sus espaldas. Preparándose para hacerlo entrar en razón. Sin esperarlo, Garu recibió un golpe por detrás de su cabeza, para después recibir otro en su frente, que choco en la esquina del escritorio, debido al primer golpe.

Garu: ¿y eso por qué fue? [Pregunto mientras sobaba su frente y cabeza]

Soo: ¿¡Qué te he dicho!?

Garu: ah, ¿Me dijo algo? [Temía haber faltado el respeto a su maestro]

Soo: "Si me pace" [Pensó] Olvídalo.

Dijo como si nada, para después continuar con su trabajo. Eso sin duda, dejo más que confundido a Garu, ósea, ¡Lo había golpeado por nada!

Ahora si que iría por un medico.

Por la puerta se hicieron presentes sus hermanos, que detrás de ellos venían Loo y Kua. Al parecer sus hermanos estaban igual que él, ninguno se espero encontrarse ahí. Todos miraron a sus maestros para alguna respuesta.

Soo: siéntense muchachos.

/Por otro lado/

En una de las salas que les fue otorgada por el clan Shina. Isao y Osamu se encontraban hablando entre ellos mientras planeaban una forma en la que podrían entrar al palacio y salvar a la emperatriz y a otros rehenes.

Sin duda no seria una tarea fácil, ambos clanes habían recibido una gran cantidad de bajas, ni siquiera con la ayuda de Shina contaban con los hombres suficientes como para atacar el palacio. Necesitaban reclutar aliados, para eso, debían formar una alianza, no solo con Shina, también con el resto de los clanes del imperio.

Para eso debían solicitar una reunión con Soo, antes de hacer algún movimiento en su aldea, debía ser consultada con mismo, y por ellos debían escuchar su opinión acerca de esta nueva a lianza.

/Nuevamente en el despacho/

Los tres hermanos estaban anonadados, no podían siquiera decir alguna palabra de lo que cavan de escuchar. Sin duda esperaban el apoyo de Shina, pero nunca esperaron que fueran a llegar a este punto.

Kua: no pedimos una respuesta inmediata, pero al menos queremos que lo piensen.

De todos, era ella quien insistió para que se hablara con ellos, y se llegara a un acuerdo para su convenio.

Por otro lado, los tres más jóvenes sin duda ya tenían planeado esto, pero su único problema era que no sabían como decirlo. Pero ahora se sentían más seguros de hablarlo con sus padres, talvez, puedan darle fin a todo esto.

Por la puerta se hizo presente un hombre que se hacia cargo de la vigilancia, al parecer los lideres solicitaban una reunión de inmediato con él patriarca, junto al consejo.

Sin pensarlo, Loo envió a Gura para reunir a todos donde se les era solicitado, para tener que reunirse con a ellos.

Antes de salir, Kua y Soo, les habían dado el resto del día libre a los muchachos, tenían mucho de que hablar.

/Una vez en la sala de juntas/

Todos los miembros del consejo se habían reunido, tal y como le ordeno Loo a Gura. Sin hacerlo esperar, Gura fue enviado a descansar, después de todo la tarde seria aún más larga de lo que pensaban.

Una vez adentro, los concejales y lideres de ambos clanes aguardaban a su espera. Todos tomaron sus lugares y dieron inicio a la reunión.

Hablaron sobre sus estados políticos y militares, las perdidas que habían sufrido debido al ataque de los samuráis. Pero más que nada sobre el plan que tenían sobre el rescate de la emperatriz. Se dio a conocer cada una de las posiciones, al igual que sus fallas y falta de recursos, y uno de ellos, era la falta de personal. Debian reunir a los suficientes cuanto antes, por ello se dio a conocer la alianza de clanes.

El clan Takeda estaba dispuesto en hablar con sus aliados, para convencerlos de formar una alianza, al igual que estaba dispuesto en hacer el clan Sanada. El único detalle era que Shina, estuviera dispuesto de formar sus propias líneas de ataque y hablar con sus aliados, para crear esta alianza.

Soo, no hizo esperar a conocer su opinión. Shina desde un inicio estaba de acuerdo en ayudar a la emperatriz, lo demostró el día que atacaron el palacio y dando refugio a las princesas, era obvio que no dudaría en hacerlo ahora, la única condición que pedía, era que no aceptaría al clan Sasaki en la puerta de su aldea. Siendo su enemigo principal, no se fiaba a que cambiaran la idea de destruir Shina.

Sin más remedio, Takeda y Sanada estuvieron de acuerdo en que se hablaría con el patriarca.

/Mientras tanto/

Los tres hermanos se encontraban en la sala de su hogar, pensando sobre lo que sus maestros les propusieron.

Desde hace días atrás, tenían pensando los detalles, la forma y el momento indicado en el que hablarían de eso sobre sus padres. Pero con esto, era más que obvio que debían hablarlo de una vez por todas, estaban a inicios de una nueva guerra, al menos tenían que darles el gusto a es par de ancianos.

Aika: ¿Quién lo dirá? [Dijo con miedo en su voz]

Sin duda no quería ser ella quien se lo diga a sus padres, pero tampoco quería dejarle el peso a sus hermanos, lo más probable era que fueran más comprensivos con ella.

Los dos varones, sin duda notaron la presión de su hermana, pero sin duda ninguno hablo, no querían condenar al otro al tener que hablarlo. Lo mejor era que lo dejarían a la suerte.

Por la puerta se hizo presente la llegada de sus padres, al parecer por el ruido que hacían, habían recibido buenas noticias.

Sara: que bueno que ya están aquí, tenemos algo que decirles.

Ella junto a su marido se acercaron hasta estar frente a sus hijos, mientras que tomaban asiento en los sillones sobrantes.

Takeshi: los clanes aceptaron sin molestia su apoyo como aliados. Trabajaran para Shina, y...

Sara: [Hablo sin dejarlo terminar] Ustedes irán como representantes del clan para convencer a los aliados para formar una alianza. ¡Que honor! [Dijo refiriéndose a sus dos hijos varones]

Exclamo con entusiasmo al hablar, de tal papel importante que se habían ganado sus hijos al ser nombrados como representantes.
Tanta era su emoción de ambos, que no pudieron evitar imaginar que sus hijos llegarían a superarlos, muy pronto.

Sin duda aquella emoción fue lo que los incomodo aún más, no querían desilusionarlos, pero tampoco querían seguir callando. Mirándose entre ellos, buscaban la confianza de al menos poder decir algo.

Su incomodidad no paso desapercibida por sus padres. Por lo general esperaban que sus hijos se emocionaran por el trabajo que les asignaron, pero sus rostros reflejaban preocupación.

Sara: ¿Qué sucede? [Pregunto intentando animar a sus hijos a que hablaran con ellos]

Garu: queremos, hablar con ustedes. [Hablo con un nudo en la garganta]

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