6
Tanto humanos como selkies voltearon hacia la dirección de donde vino la saeta, pero no lograron distinguir quién había disparado. -¿De dónde vino eso? - preguntaron varias voces a la vez.
-Por la manufactura de esta flecha, es de los selkies.
-Pero ninguno trajo arco y flechas; todos traemos lanza, espada y escudo.
-¿No vino acaso del lado del castillo?
-Así parece, pero sin duda no es nuestro tipo de flechas.
-¿Cómo podemos confiar en sus palabras?
-Tampoco podemos confiar en las suyas.
Lo más probable era que, aunque se aclarara de dónde venía la flecha, ambas especies terminaran peleando; por lo tanto, lo primero que pensó Daven fue alejar a Engla de allí. Sin embargo, esto fue lo que en verdad desató el caos: cuando se acercó a su compañera, los hermanos de la princesa intentaron hacerlo retroceder, por lo que los selkies, previendo que intentasen algo contra su príncipe, rápidamente sacaron sus armas y las apuntaron hacia los humanos. Desde luego, éstos respondieron, desenfundando sus armas también. No fueron necesarios más que unos segundos para que comenzara la batalla.
Los guardias del castillo se apresuraron a ayudar a los reyes y príncipes humanos, enfrentando a los selkies, quienes no se dejaron superar a pesar de que sus adversarios tenían una mayor variedad de armas.
Daven y Engla se defendieron entre ellos, sin apegarse a ninguna de las dos especies. De cualquier modo, el lado que ganara les pondría restricciones para estar juntos. Lo mejor que podrían hacer sería escaparse en algún momento del combate.
Abel tampoco estaba muy seguro de qué hacer, por lo que se limitó a ayudar a su hermana y sus papás, quienes ya estaban defendiéndose también, evitando que los alcanzaran los estoques de los contendientes de ambos bandos. Mientras, Erik se quedó paralizado. No tenía miedo, pero la incertidumbre esta vez no le permitió reaccionar.
Eero, aunque estaba un poco desorientado, había podido alejarse del epicentro de la batalla, lo que en parte le disgustaba, ya que no podría ayudar a Einar y Daven, pero tampoco era como que pudiera hacer mucho. Entre todas las armas que manejaba su especie, la que mejor usaba era el arco, y en primera no lo llevaba consigo, y en segunda podía disparar mejor estando un poco lejos del objetivo. Se dispuso a volver al interior del castillo para buscar su arma, pero apenas decidido, se topó de frente con la figura fornida de Cearbhall. De alguna manera, el guerrero había escapado de su sentencia. Eero se asustó, y aunque trató de ocultarlo, la falta de expresión en el rostro del criminal no le permitió cerciorarse de si lo había logrado.
El guerrero, después de observar al príncipe por unos instantes y darse cuenta de que no llevaba sus armas, tampoco sacó su espada. Simplemente le golpeó la nuca con la mano, dejándolo inconsciente, y lo arrojó fuera de su camino. Eero rodó por las rocas y cayó en el mar.
Cearbhall se dirigió, al contrario que el príncipe, hacia el centro del enfrentamiento. Sin siquiera sacar ningún arma, pasó sin problemas, esquivando lo que era necesario, sin inmutarse, directo a donde se hallaba su objetivo. Finalmente, al encontrarse frente a Daven, desenvainó su espada. El príncipe reconoció al guerrero, y se dispuso a pelear con él. Sin palabras de por medio, sólo a consciencia de que esta batalla era gracias a las decisiones de ambos. Los aceros chocaron, cual gif en bucle, resistiéndose a caer, hasta que Daven, quien ya había gastado parte de sus fuerzas, se agotó, lo que permitió a Cearbhall dominar el duelo, hasta el punto de bastar sólo un golpe más para acabar con el príncipe selkie. Pero, antes de poder hacerlo, Engla corrió hacia él para atacarlo, en defensa de su compañero, haciendo que el guerrero tuviera que contraatacar los mandobles de la princesa, pero ella tampoco estaba en muy buenas condiciones, ya había combatido a muchos adversarios antes de la llegada de Cearbhall, por lo que este pudo doblegarla al poco tiempo, relamiéndose por poder deshacerse de ambos con un solo golpe, pues Daven aún estaba débil. Pero, el rey Christian vió esto, y corrió para defender a su hermana, recibiendo él la estocada del selkie. El monarca de Heland cayó al piso, sin oportunidad de salvarse, pero había dado tiempo a Engla y Daven para alejarse del guerrero, quien aun así, los buscó con la mirada y fue tras la pareja.
Erik corrió a tratar de auxiliar a su padre, mientras los otros hermanos de Christian y Engla se aprestaron a enfrentar a Cearbhall, mas el selkie ya estaba preparado para enfrentar a cuantos intentasen detenerlo, y al igual que el rey, los otros tres hermanos cayeron ante el acero del guerrero.
Daven y Engla estaban muy cansados, y la última persona que se acercó a defenderlos fue el rey Einar. Aunque había visto la suerte que corrieron los otros reyes y príncipes, no podía quedarse sin hacer nada para defender a su hijo. Sin embargo, aun cuando el traidor logró despojarlo de su espada tras un corto combate, no lo mató; simplemente lo golpeó como había hecho con el príncipe Eero, dejándolo inconsciente. Seguro de su victoria, Cearbhall alzó su espada para acabar de una vez por todas con sus víctimas, cuando escuchó un grito de furia y pasos corriendo hacia su dirección. Tardó un poco en reaccionar por la sorpresa, pero pudo esquivar el ataque. Y la espada de Erik fue la que terminó atravesando el cuerpo de Daven".
El público estaba callado, con los ojos y la boca muy abiertos ante la narración de la batalla. El señor, aunque su fósforo se había apagado al poco tiempo de que ésta iniciara, no lo renovó para evitar que el impacto fuese mayor ante tan crudas escenas. Después de unos segundos, continuó:
"El príncipe de Heland, al intentar vengar a su papá, hirió al príncipe selkie cuando erró el golpe esquivado por el guerrero. No era la primera vez que manchaba sus manos de sangre, pero sí la primera en que había salpicado su consciencia. Inmovilizado por el shock, no se dio cuenta de cuándo terminó la pelea.
Ya oscurecía cuando Erik por fin pudo aclarar sus ideas. Para ese momento, los cuerpos de Daven, Eero, Christian y sus tres hermanos, estaban ya preparados para los ritos funerarios. Parecía que no revivirían como silfos. Tampoco serían villis, fantasmas o vampiros. Realmente no volverían más.
Engla estaba bien de salud. No había llorado, pero no habló a su sobrino. El rey Einar, en cambio, corría un serio peligro de deshidratación. Abel estaba con su familia. Ellos se encontraban sólo con algunos raspones y cortes, pero sanarían rápidamente con la atención adecuada. Cearbhall había escapado.
Tras constatar todo esto, el príncipe Erik se encontró muy desorientado. Aunque en su interior quería llorar por un gran rato, tendría que esperar para eso; ahora él era el rey de Heland, y por lo tanto, tenía que actuar en representación de su propio país, pero también por Kallioinenmeri y los tres reinos que correspondían a sus tíos. Y la primera acción que llevaría a cabo era hablar con los reyes de Kylmä maa.
Romper el compromiso de Abel y Engla fue algo fácil ya que ambos estaban de acuerdo, y después de que el nuevo soberano de Heland explicó vagamente lo que había decidido respecto a su nación, no habría repercusiones graves en las relaciones internacionales. En cuanto al reino de los selkies, Erik no estaba seguro de qué hacer, pero Engla aseguró que ella se encargaría de solucionarlo, por lo que él no intervino más.
Esa noche, estando todo en silencio más temprano de lo normal, Abel, quien tenía una duda importante sobre el destino de Heland, llamó a la puerta de la habitación del rey, y en cuanto escuchó que respondió con un ligero: -Puede entrar-, abrió la puerta y dirigióse a la figura, esta vez desgarbada y tensa, de Erik.
El ahora monarca se había quitado el collar con el ruburum por un momento, dejándolo sobre la mesa de noche sin mucho cuidado, pero como aún tenía su capa, no se notaba su secreto.
Abel habló: -Buenas noches, majestad. Probablemente es un pésimo momento para venir aquí, pero mañana regreso a mi reino, y ya que nosotros estuvimos involucrados en el inicio de esta lamentablemente situación...
El otro interrumpió: -No fue precisamente desde el inicio, pero entiendo el punto. Continúe.
Abel sonrió levemente, divertido, y siguió hablando: -La cuestión es que vengo a preguntarle acerca de su reino. Según entiendo, deshará las alianzas y se retirará de los territorios conquistados. Eso debilitará a su nación, ¿de verdad está dispuesto a iniciar de cero?
Erik respiró hondo y contestó: -Heland no lleva mucho tiempo desde que inició esas alianzas y conquistas.Veintiún años no es tanto tiempo para que sea una gran pérdida. Y no podré manejar tantos territorios a la vez. Esto es lo más cercano a tomar una decisión sensata por mi parte.
Abel asintió: -En ese caso, sólo diré que Kylmä maa brindará ayuda a Heland si la necesita.
Erik sonrió por un momento. Quería decir "gracias", pero no podía, así que sólo abrazó a Abel, olvidando por un momento que sus alas estaban libres bajo la capa, hasta que el ligero toque al corresponder el abrazo las hizo crujir suavemente, sorprendiendo al príncipe.
El rey tembló, pero decidió decir la verdad: —Tienes que saberlo... no soy humano. En aquella misión fallida, descubrí que mi padre involuntariamente atrajo una maldición familiar, así que cuando la reina me mató para defender a su hermana convertida en sílfide, la maldición me condenó a volver como un silfo para tener que experimentar lo que sus padres y ella sufrieron. Promete que no lo revelarás, Abel.
El príncipe escuchó con asombro, pero enseguida sonrió y asintió: —Entre monstruos no nos traicionamos, majestad —. Sin dudar, tomó con su mano la barbilla de Erik y unió sus labios a los del silfo, quien no protestó, dejándose llevar.
Fueron demasiadas emociones para un día y una noche."
El narrador encendió un nuevo fósforo, anunciando que la situación mejoraba:
"Al volver a Heland, el nuevo rey efectivamente liberó a los países dominados por su país, y trató de ganar la confianza de los ciudadanos. Sin embargo, la mayoría no se convenció, pero tampoco protestaron.
Algunos meses después, Erik viajó nuevamente a Kallioinenmeri, que había vuelto a ser una nación independiente, mas su reina era Engla.
Y el pequeño bebé que nació de ella, nombrado por Abel, el último vestigio de la vida de Daven, fue conocido con el título y nombre de príncipe Aren.
Hola, amable público lector.
Este capítulo tiene la que hasta el momento ha sido la escena de acción más intensa que he descrito. No sé si quedó bien, así que comenten qué opinan, qué debería conservar y qué cambiar para futuras batallas.
También quiero mencionar que esta vez es la primera en que tengo que dividir la historia en actos, y en este capítulo acaba el primero de tres. Ahora que sabemos todo lo explicado desde el capítulo 1 hasta el presente 6, es donde conoceremos al verdedero protagonista del libro, y podrán juzgar si es digno de tener su propia estatura en el reino, (que es la causa por la que el narrador comenzó a relatar este drama XD)
Mientras sale el próximo capítulo, hagan sus teorías sobre:
1) ¿Cuál es el propósito de Cearbhall al deshacerse de Eero y Daven?
2) ¿Aren tendrá ventajas o desventajas por ser híbrido?
3) ¿Qué hizo Engla para calmar la ira de Einar?
4) ¿A dónde se fue Cearbhall?
5) ¿Erik habrá aprendido de Haakon?
Lo averiguaremos 🕵🏻♀️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro