30
Alzando un poco la cabeza para escuchar mejor, Aren reconoció las voces de Helge y Nilsa, junto a la de Delph. Abrió sus ojos para mirarlos, pero al haber perdido bastante sangre por las heridas en su brazo, se mareó y no pudo ver con claridad. Cerró de nuevo sus párpados y usó la fuerza que le quedaba para llamarlos: –¡Estoy por acá!
Pudo oír que le respondieron, pero quedó inconsciente antes de que llegaran a su lado. No tenía ganas de despertar, pero lo hizo cuando ya era de noche, o eso le pareció al abrir los ojos y encontrarse con figuras oscuras frente a sí, y notar la luz tenue del fuego un poco lejos.
Ya que seguía vivo, Aren miró alrededor, encontrándose con que Delph estaba a su lado, observándolo atentamente.
El príncipe miró hacia el lado contrario y resopló: –Siempre eres tan dulce. ¿No te cansas de cuidarme?
–No me canso. Y no siempre soy dulce, créeme que cuando me veas enojado, vas a quedar traumado – respondió Delph, sonriendo tranquilo.
Aren no dijo nada más, hasta que descubrió que estaba cubierto con su capa, la que había olvidado en la cueva a la que lo llevó el joven tritón la segunda vez que lo salvó. (Para este momento, ya llevaba la cuenta, jajaja). El príncipe se sentó y observó alrededor, descubriendo que habían vuelto a esa misma cueva. Era de noche, no llegaba luz por la entrada que daba al bosque, pero Nilsa y Helge se encontraban junto a ella, y habían encendido una pequeña fogata, más para tener algo de luz que de calor.
Al darse cuenta de que ya estaba despierto, los guardias se acercaron y lo abrazaron.
–¿Cuándo dejarás de tenernos a punto del infarto? Nos asustaste mucho cuando vimos que estabas más para allá que para acá – regañó la muchacha.
Helge agregó: –Así es, y ni nos darías chance de contarte las novedades que descubrimos. Te extrañábamos mucho, no es lo mismo espiar a la gente sin ti.
Delph sonrió y dijo: –¿Lo ves? No solo yo quiero cuidar de ti. Eres importante para muchas personas.
Aren no estaba seguro de cómo responder. Todavía se sentía muy abrumado por todo lo que había pasado en los últimos días, quería descansar y no sabía cómo. Además, no ayudaba que le reclamaran.
–También los extrañé, pero, ¿podemos hablar mañana? Aún estoy cansado – pidió.
Los guardias accedieron y lo dejaron acostarse de nuevo, mientras volvían a su sitio junto a la fogata. El tritón le acarició la mejilla antes de irse también, entrando al agua silenciosamente.
El príncipe suspiró y se hizo bola, cubriéndose por completo con la capa. Realmente no tenía sueño, pero fue lo único que se le había ocurrido para no tener que explicar nada a sus amigos. Debería dejar de decir mentiras.
Intentó relajarse y descansar, pero en ese momento, se dio cuenta de que su brazo estaba completamente curado. No le habían quedado ni cicatrices de las heridas que el halcón le hizo. Impactado, Aren se incorporó y preguntó: –¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
Helge contestó: –Más o menos, tres horas. ¿Por qué preguntas?
–¡Mi brazo se curó demasiado rápido! – exclamó Aren.
Nilsa se acercó de nuevo y le dió palmaditas en el hombro para calmarlo, explicando: –Solveig te curó con su magia, no te asustes.
–Ah... bien. Le daré gracias después – respondió Aren, más calmado, y se volvió a acostar.
La guardia lo miró atentamente, y preguntó: –¿Estás seguro que que no quieres hablar con nosotros? Te ves preocupado, y eso es raro para ti, a decir verdad.
El muchacho respiró profundo antes de ceder: –Bien, tal vez sea mejor. Les contaré algo importante, pero no vayan a decir nada, ¿de acuerdo?
Nilsa asintió y le hizo señas a Helge para que se acercara también. En cuanto los tres estuvieron reunidos, Aren habló: –Descubrí algunas cosas importantes del reino selkie y de la persona que nos emboscó cuando viajábamos hacia allá, pero de eso les explico luego. Ahorita lo que me tiene mal es que creo que me enamoré de Delph, pero no sé si en verdad lo amo o sólo es algo pasajero.
Los guardias solamente parpadearon ante las palabras de su amigo, tratando de procesar esta declaración.
Helge inquirió: –¿Qué es lo que te gusta de él?
Aren dudó: –No sé, a veces siento que me encanta todo de él, pero en otras veces me parece que aún no lo conozco lo suficiente. Y lo que me da más miedo es que por ser tan descuidado lo lastime, ya se ha arriesgado mucho por mí, prácticamente sólo nos hemos salvado por el poder del guión, pero en algún momento eso puede cambiar, y alguien tan amable como Delph no merece sufrir por mi culpa.
Nilsa pensó rápido: –Sí noté que Delph es muy atento contigo, pero ¿se ha arriesgado mucho por ti? Entonces, ¿tú también le gustas?
El príncipe asintió: –Él dice que me ama.
El guardia se quedó callado por unos segundos antes de exclamar: –No, pues, está difícil el asunto. Tú dudando y él seguro; está claro que en este cuento algo va a salir muy mal.
–¡Ya lo sé! Estoy tan confundido y desesperado... desearía tener algo de paz para entender lo que siento, pero no la tendré mientras no resolvamos el asunto de los tres reinos – se quejó Aren, golpeando el suelo con sus aletas, mientras se cubría el rostro con las manos.
Los guardias se callaron por unos minutos, hasta que Helge habló: –Bueno, cambiemos de tema. En la mañana descubrimos que el príncipe Abel conoce a la última hechicera que queda en Kallioinenmeri, aunque dijo que venía de Kylmä maa. Llevó una pócima que era para el rey Erik, se supone que con ella podría volver a ser humano. El rey se fue de regreso a Heland, así que no sabemos si sí la tomó o no, pero nos pareció un poco extraño. Además, ayer escuchamos que discutió con la reina acerca de dejarte como el próximo monarca, y tu mamá dijo que preferiría que no te quedaras a cargo de Heland; estaba muy enojada. Entonces, conectando puntos, sospechamos que la idea de coronarte rey de los tres reinos fue de la reina Afhilhd y que ese fue el asunto que la reina Engla trató con ella cuando viajó a Kylmä maa. El príncipe Abel debió venir como refuerzo para este trato, pero no estamos seguros de qué razón tienen para esto, pues aunque lo quieran disfrazar como que tú eres el único heredero por linaje, todavía podían tomar otras alternativas.
Aren tardó un poco en reaccionar, pero logró atar unos cuantos cabos más: –No fue idea de la reina Afhilhd; Cearbhall, el traidor al reino de los selkies, es el esposo de la última hechicera. Él quería usarme para controlar a los cuatro reinos.
Helge abrió mucho los ojos, mientras Nilsa cubrió su boca abierta con su mano. Si bien ya habían asociado al perpetrador de la emboscada con la hechicera, no pensaron que estos estuvieran conectados con la decisión de los reyes para dejar como heredero al muchacho. Aun así, había algo que todavía no encajaba: Según esta conclusión, la persona que habría dado la idea sería el príncipe Abel. Suponiendo que también había sido parte de un trato con Jezibába, ¿qué podría ser lo que Abel ganaría? ¿Y desde cuándo conocía a la bruja? Siguiendo la lógica con el resto de sus descubrimentos y sospechas, él se lo debió comunicar primero a la reina Afhilhd, y ella a la reina Engla después. Conocían lo suficiente al príncipe para saber que no haría nada en contra de su hermana mayor, ni tampoco perjudicaría a Engla y Aren, mucho menos a Erik. Pero, como el mismo rey de Heland había dicho muchas veces, Abel era muy inocente. Podía haber caído en alguna trampa, igual que ahora lo había hecho Aren... aunque siendo justos, lo de Aren fue más como lanzarse él mismo a la trampa. Cualquiera que fuera la verdad, estaban decididos a descubrirla.
Debían avanzar de a poco, y aun con todos sus errores, Helge y Nilsa confiaban en las estrategias de Aren, así que le pidieron que creara el nuevo plan, a lo que el joven respondió luego de reflexionar un poco: –Bien, con todo y todo, el trato que hice con Yngve, nos dará algo de ventaja. Lo dejé tomar mi aspecto y mi identidad para que me sustituya en el entrenamiento y el torneo del reino de los selkies, así que tardarán un tiempo en darse cuenta de que no soy yo. Mientras tanto, nosotros debemos ir a Heland, y convencer a Erik de que no me deje como el sucesor en su reino. Él es el primero a quien hay que ver porque es el más terco, pero una vez convencido, nos puede dar pistas o incluso revelar por completo la verdad, y ayudar a disuadir a Abel y Afhilhd también. Mi mamá será mucho más fácil de convencer. Cuando hayamos hecho eso, regresaré al reino de los selkies y...
Nilsa interrumpió: –¿Piensas revelar el engaño y competir para ser el rey de los selkies?
Aren negó: –Revelaré el engaño, pero incluso si me dejan competir después de eso, no quiero ser su rey. Quiero vivir para mí mismo, definir lo que siento por Delph, jugar un tiempo más.
Sus amigos lo pensaron un segundo y asintieron: –Es un buen plan.
El príncipe sonrió y los abrazó, a lo que ellos correspondieron alegremente. Los tres se durmieron juntos como si estuvieran en el castillo, tranquilos por estar más cerca de resolver los misterios que rodeaban a los reinos.
La referencia de Helge:
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