29
Yngve y Valeska se miraron uno al otro, y prestaron atención al príncipe: -¿Con qué quieres negociar?
Aren tomó su piel de foca y la mostró a los hermanos: -Ustedes también son mitad selkies. El plan de venganza de Cearbhall es que yo sea el rey para hacerme cambiar las leyes, pero para eso debo ganar la sucesión. Y no lo voy a hacer, no soy tan hábil. Pero ya que ustedes son mucho más fuertes que yo, uno de los dos puede tomar mi lugar y ganar. Así que, les propongo que tomen mi piel y vayan al reino. Son hechiceros, pueden conseguirlo fácilmente. Sólo déjenos irnos, es lo único que pido.
A los hermanos no les pareció mala idea, pero no podían aceptar tan fácilmente.
-Es una buena oferta, sin duda. Pero hay dos problemas: Al tener nosotros nuestras propias pieles, no podemos usar la tuya, y ¿con qué argumento nos presentaríamos en el reino? Nos echarán inmediatamente - explicó Valeska.
El príncipe no había pensado en eso, pero antes de que pudiera contestar, Yngve dijo: -Tengo una idea para cambiar eso. Yo acepto tu trato; llévate a tu amigo al río, pero tú deberás quedarte un poco más.
Valeska estaba confundida: -¿Qué planeas, hermano?
Yngve sólo sonrió y le guiñó el ojo.
Mientras, Aren cargó a Delph y continuó avanzando hacia el río. El tritón tardó un poco en reaccionar, pero pronto protestó: -¡Aren, te dije que no hicieras ningún trato con ellos!
-Y yo te dije que cuando me conocieras mejor dejarías de quererme. Creo que entonces estamos a mano - replicó el príncipe.
-¡Pero no he dejado de quererte! Eres necio, impulsivo y tramposo, pero te amo y eso será para siempre. Es la maldición con que nacemos todos los de mi especie, tener un solo amor para toda la vida.
-Pues, tal vez solo estás confundido, no puedo ser amado por ti, mereces a alguien mejor que yo.
-¡Aren!
El príncipe no respondió y se esforzó en seguir avanzando, aunque iba atorándose con las ramas de las plantas mientras caminaba. A los pocos minutos, logró llegar hasta el río. Desde ese lugar, no se veía a qué distancia estaban hasta la desembocadura, pero la sedimentación que el río llevaba hacia el mar se notaba un tanto revuelta, por lo que no debía ser muy lejos.
Aren bajó a su compañero, dejándolo en la orilla. Esperaba a que saltara al agua, como siempre hacía, pero esta vez el tritón se abrazó más fuerte de él.
-Delph, vete, tú eres libre y yo siempre estaré preso de alguna forma. Déjame.
-No, no te puedo dejar. No sabes cuidarte; puedo entender y soportar que no me quieras, pero no que sigas arriesgándote tan deliberadamente.
El príncipe lo agarró de las manos para apartarlo de sí, pero con el cansancio en sus brazos por haberlo cargado tanto tiempo, no lo consiguió. Rindiéndose, tragó saliva antes de replicar: -¿Crees que no te quiero? Pues sí, sí te quiero. Yo no sé cuidarme, por eso tengo que protegerte de mí mismo... - se interrumpió al percatarse de sus propias palabras.
Delph lo miró con los ojos vidriosos de llanto, y aflojó sus brazos por un momento antes de volver a aprisionar a su amado, quien quiso corresponder el abrazo, pero en su lugar, juntó la poca fuerza que aún podía aplicar en sus manos para apartarlo, sorprendiéndose al conseguirlo. Aren sujetó suavemente el rostro de Delph, conteniéndose para sólo dejar un fugaz beso en su mejilla, acción por la que ambos se sonrojaron intensamente, antes de salir corriendo de vuelta a donde lo esperaban los dos hechiceros.
Yngve había aprovechado ese tiempo para explicar a su hermana qué idea se le había ocurrido, y desde luego, era una trampa para el príncipe. La muchacha estuvo de acuerdo al conocer el plan, pues como recordarán, ambos consideraban que incluso si Aren les ayudara por las buenas, no sería capaz para ejecutar el plan de Cearbhall.
En cuanto lo vieron aparecer de regreso, mostraron sus más perversas sonrisas, pero el joven no hizo caso a estas y confirmó: -Cerremos el trato.
-De inmediato, su alteza - contestó Valeska con sorna.
Yngve tomó la piel de foca y se la aventó al príncipe: -Transfórmate ahora.
Aren estuvo a punto de preguntar por qué, pero mejor hizo caso antes de que cambiaran de opinión. No esperaba que Yngve se convirtiera en halcón y le clavara sus garras en el brazo, sacándole sangre, y rápidamente protestó: -¡Esto no era parte del trato!
-No de tu trato, pero del nuestro sí - contestó el hechicero.
El príncipe gruñó en respuesta, pero Yngve lo ignoró, y volviendo a su forma original, con la sangre pintó algunas runas en un colgante de madera y se lo puso, con lo cual, a los pocos segundos el joven hechicero tomó el aspecto de Aren. Parecía como si el joven se estuviera viendo al espejo, aunque en este caso Aren miraría a su reflejo malvado.
Viendo el éxito de su embrujo, Yngve sonrió y dijo: -Ahora sí, nadie sospechará que tomé tu lugar.
Aren rascó su pecho, buscando quitarse la piel de foca para regresar a su aspecto humano, pero debido a su nerviosismo no encontraba la abertura. De todas maneras, respondió: -En ese caso, nuestro trato está cerrado. Me iré ahora.
Yngve alzó una ceja y miró a Valeska. Esta seguía en su forma de lobo, y a este gesto de su hermano, se lanzó sobre Aren. Aunque el príncipe se defendió, la hechicera lo dominó rápidamente y se dispuso a morderlo para acabar con él, pero no lo hizo porque vió llegar a Lura, quien estaba acompañado por Cearbhall.
Aunque el mayor no tenía nada en contra de que su hija se deshiciera del príncipe, Lura todavía estaba muy chiquito para ver algo así, así que Valeska se detuvo y soltó a Aren, quien no se atrevió a moverse, fingiendo que estaba desmayado.
Yngve, de nuevo con su aspecto real, se acercó a su papá y explicó: -El príncipe nos propuso un trato interesante: que uno de nosotros tomara su lugar en el reino de los selkies a cambio de que lo dejáramos irse. No parece una persona muy capaz, así que accedimos, incluso lo dejaríamos libre... de estar en este mundo. ¿No te parece que fue un buen trato?
Cearbhall observó la escena atentamente y asintió: -El muchacho no es tan tonto como su padre, realmente es un buen trato. Pero desde luego, ustedes siempre serán los mejores.
Lura se acercó a Aren y lo sacudió para despertarlo, pero como el joven sólo estaba fingiendo, no despertó. Mientras tanto, Valeska preguntó: -¿Qué hacemos con él? Ya no lo necesitamos; además, con el hechizo de Yngve quedó sellado en esta apariencia.
El villano pensó por unos segundos y contestó: -Podríamos dejarlo aquí. Los humanos no vienen por este lado del bosque, y el paso de los selkies está lejos para que pueda llegar.
Los dos hijos mayores estuvieron de acuerdo, pero Lura estaba confundido, no entendía por qué dejarían a Aren, mas no quiso preguntar, ya que estaba acostumbrado a recibir respuestas falsas. Por lo tanto, y como parecía que el muchacho estaba inconsciente, el niño solamente le dejó un caramelo en la mano antes de volver al lado de su familia."
-Yo hubiera hecho lo mismo - afirmó el pequeño que escuchaba la historia.
-¡Yo también! - exclamaron otros niños y niñas, mientras otros dijeron: -¡Yo hubiera intentado que dejara de actuar!
Viendo que los ánimos entre los más jóvenes del publico podían caldearse en pocos segundos, el narrador se aclaró la garganta para continuar: "Calma, calma. Lo importante es que los villanos dejaron en paz a nuestro protagonista y ya no lo lastimaron.
En cuanto se encontró solo, (además de comerse el caramelo que Lura le dejó), Aren volvió a rascar en su pecho, tratando de quitarse la piel de foca que lo mantenía con este aspecto tan extraño para él. Sin embargo, tal como había dicho Valeska, el hechizo de Yngve lo dejó sellado en esa forma, por lo que no podría volver a su forma original hasta encontrar cómo se rompía dicho encantamiento, lo que por otro lado, no estaba tan seguro de que fuera conveniente en el futuro cercano.
De cualquier modo, no podía quedarse allí, donde estaba más vulnerable al no poder moverse normalmente, así que intentó arrastrarse por el suelo, impulsándose con los brazos y moviéndose de manera serpenteante, como había visto que Delph hacía.
Consiguió desplazarse así por unos minutos, pero las heridas en su brazo lo detuvieron rápido, además del cansancio por haber cargado al tritón. Enojado y sin poder moverse, Aren se quedó en el suelo del bosque, sin más opción que esperar.
Esperaría a recuperar algo de fuerza o a que alguien lo encontrase, lo que ocurriera primero estaba bien para él. Incluso si se moría allí, no le molestaba; después de todo, sólo daba problemas.
Cerró sus ojos para no tener que mirar nada mientras corría el tiempo, así que no se dió cuenta de cuánto había pasado hasta que escuchó voces que le sonaron conocidas.
XD
Por cierto, ¿quiénes creen que llegaron? ¿Será que van a rescatar a Aren o le va a tocar rescatarse solo?
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