27
Cearbhall agarró a Aren por el cuello de la camisa y lo levantó, haciendo que se pusiera de pie. Aun así, el príncipe siguió abrazando al tritón, sosteniéndolo firmemente para que no se cayera. Delph también se abrazó más fuerte de Aren, y miró con furia al villano, pero también analizándolo.
Jezibába, habiéndose quitado la capucha que ocultaba su rostro, medio sonrió, maligna, y dijo a Cearbhall: –Vaya, cariño mío. El pequeño príncipe aún es muy inocente, consiguió la confianza de un ejemplar de una especie de naturaleza tan esquiva. Creo que tendré que esperar a que se canse para que se aparte de él. No quisiera usar la fuerza bruta para separarlos, aun no sé qué tan frágil es mi nuevo juguetito. Lástima que tenga el cabello corto, hubiera sido interesante ver si de verdad es mejor catalizador que el de otras especies, como dicen los libros.
El selkie asintió con la cabeza, y se dirigió a Aren: –Te dije que te necesito para una misión, y estoy seguro de que lo recuerdas.
–Claro que lo recuerdo, pero por favor, sintetize su explicación, que no tengo todo el día – contestó Aren."
Todos rieron por esta respuesta, incluso el narrador, así que cuando se calmaron, continuó:
"Cearbhall frunció el cejo, pero sí se esforzó en resumir su discurso: –Necesito que ganes el torneo y te vuelvas el rey selkie, para que cierres las fronteras del reino y no vuelva a entrar o salir nadie, y que también seas el rey de los tres reinos de los cazadores y reduzcas su población, hasta que sea seguro volver para los seres mágicos.
Aren parpadeó, y dijo: –Ehm... entiendo que seas el villano y así, pero ¿no te parece que estás exagerando? Además, los humanos se van a dar cuenta de que están siendo reducidos a propósito, y en ese caso las cosas pueden salirse de control.
El guerrero respondió: –No si sigues mis instrucciones. El reino de los selkies ha decaído mucho en los últimos cuatro gobiernos. La familia real dice defender a los súbditos de los peligros de la especie humana, pero han permitido que salgan del reino, donde no hay seguridad. Tú, por ejemplo, eres resultado de esa falta de control en el reino. Y no somos la única especie que ha sufrido por las acciones de los humanos. Los silfos, las arpías, los dragones, las hadas y los gnomos, todos especies que eran libres en estos bosques. ¿Dónde crees que están ahora?, los que no murieron han huido a lugares donde aun no hay humanos. O, como mi Jezibába, se ocultan a plena luz. Pero irónicamente, tú podrías ser útil para arreglar esta situación. Ganando el torneo y al tomar el mando de los tres reinos más cercanos, puedes evitar que vuelvan a dañarnos.
El príncipe aún no le veía el sentido a las palabras del traidor, pero no preguntó nada. Simplemente volvió a sentarse en el suelo y acarició los cabellos de Delph, ignorando a Cearbhall y Jezibába, quienes en vista de que no les haría caso, salieron de la habitación.
Aren y Delph se quedaron solos de nuevo.
Para ese momento, el joven tritón ya necesitaría volver al agua, pero gracias al poder de la arcoja, todavía soportaría respirar aire un rato más. Se sentía bien en el cálido abrazo de su compañero, pero no podían quedarse sin hacer nada, así que habló de lo que había observado: –La hechicera es una sílfide. Naturalmente tiene la habilidad de hacerse invisible y es sensible a los cambios en la presión del aire. En cambio, él es un selkie, y su formación de guerrero le da casi pura fuerza física; no ha usado su habilidad de cambiar de forma en muchos años, así que su cuerpo perdió flexibilidad. En cuanto al hijo de ambos, como hechicero aún le falta mucha experiencia, pero no estoy tan seguro de sus habilidades innatas. Podría ser más fuerte.
Aren lo miró, desconcertado: –Bien, ¿y eso de qué nos sirve?
Delph sonrió: –Nos sirve para poder escaparnos. Aunque en este momento no estoy seguro de cómo, con esos datos debemos armar una estrategia.
–Hmm, no creo que podamos enfrentarnos a ellos tres. Ni siquiera tengo mi espada. ¿Habrá otra forma de salir de la habitación, que no sea usando la puerta o las ventanas?
Delph observó nuevamente la habitación. No había nada que indicara una salida secreta o algo así. Por lo tanto, sólo quedaba usar la puerta, ya que no había duda de que en algún momento los dueños de la casa tendrían que entrar a la habitación nuevamente.
–Acerquémonos a la puerta y escuchemos. Cuando vuelvan aquí, escucharemos sus pasos, y entonces podemos tomarlos por sorpresa – explicó.
El príncipe no estaba muy convencido, pero no perdían nada con intentar, así que alzó en brazos a su amigo y se sentaron junto a la puerta, sin decir nada para captar cualquier sonido del exterior.
Tras un largo rato, no habían podido escuchar sonidos cercanos, y un poco aburrido, Aren decidió observar detenidamente a Delph. Seguía pareciéndole muy pequeño, pero sabía que era poderoso. La suavidad de su piel bronceada y el hipnotizante brillo de sus escamas daba la falsa impresión de fragilidad, que se derrumbaba al estar preso entre sus brazos delgados pero fuertes. Mirando su rostro, y volviendo a la idea de que era aun la cara de un niño, el príncipe no pudo evitar imaginar que dentro de unos años, Delph dejaría de parecer agradable para cambiar a ser irresistible.
Pero no pudo seguir observando por mucho, pues al sentir la mirada del mayor, el tritón inquirió: –¿Qué quieres saber?
–¿Eh?
–Me miras con mucha atención, por eso supongo que quieres preguntar algo.
El príncipe sólo admiraba a su compañero, pero para no confesarlo, hizo la primera pregunta que se le ocurrió: –Hmm... ¿si yo no hubiera aparecido en tu vida, qué estarías haciendo?
Delph pensó por varios segundos su respuesta: –Seguramente estaría jugando con mis hermanos, o escuchando alguna historia que cantaría papá. Me gustaría saber muchos relatos más y cantarlos a donde quiera que viaje para que todos los conozcan.
–Oh. ¿Entonces, quisieras ser algo así como un cuentacuentos?
–Sí, sería emocionante, ¿no lo crees?
–No sé si "emocionante" sea la palabra adecuada, pero "interesante" sí me lo parece. Cuéntame alguno.
–Lo haré, ahora lo que más quiero es cantar para ti. Todas mis historias serán tuyas. Eres mi príncipe y yo soy tu escaldo.
Aren se sonrojó ligeramente, pero trató de ocultarlo, resplando y regañando: –¡No es momento para que seas coqueto! Primero tenemos que salir de aquí, ya después podrás cantar hasta quedar afónico.
Delph rió y se acurrucó junto a él, olvidando por unos segundos que aún estaban en peligro.
Sin embargo, la falta de agua comenzó a afectar al tritón. Al percatarse de que comenzaba a tener problemas para respirar, Aren lo acostó en el suelo y buscó apresuradamente algún recipiente que tuviera agua, pero en esa habitación sólo había una jarra y dos frascos vacíos. El resto de objetos en el lugar eran libros antiguos y utensilios extraños.
Delph trató de calmar su respiración, pero ya no le alcanzaba. Empezó a jadear, intentando obtener más oxígeno del aire. Viéndolo en este estado, Aren se desesperó, y al comprobar de nuevo que no podía abrir la puerta, comenzó a golpearla con toda su fuerza y a gritar. Estaba seguro de que tendrían que hacerle caso, pero no de cuánto tiempo necesitarían para escucharlo.
Creyó que habían pasado minutos cuando al fin Yngve abrió la puerta y preguntó: –¿Por qué tanto escándalo? ¡No dejas estudiar en calma!
Aren señaló rápidamente a Delph: –Necesita agua, ¿ves?
Yngve miró con indiferencia y movió su mano, haciendo que cayera una fugaz cascada sobre el joven tritón, pero desde luego, no mejoró con esto. Sin embargo, antes de que Aren protestara, una muchacha llegó y le dió un zape al hechicero, diciendo: –Así no se hace, lo que necesita es estar dentro del agua. Mira y aprende.
Enseguida, la joven hizo una seña, y el agua que había caído con el hechizo anterior tomó la forma de un cubo grande alrededor de Delph, quedando inmerso en el líquido.
Yngve chasqueó la lengua y murmuró: –Sí lo sé hacer, te estaba poniendo a prueba.
La chica lo ignoró despreocupadamente, mientras Aren corrió para ver a su amigo. Aunque el tritón no se podía mover y tenía los ojos cerrados, cansado por el esfuerzo para resistir, ya se veía que respiraba mucho mejor. El príncipe suspiró de alivio, y metió su mano en el agua para acariciar la de Delph, quien sólo sonrió tranquilamente.
Los dos hechiceros miraron la escena, un poco asqueados, y la muchacha preguntó, más para sí misma que para su hermano: –¿En serio éste es el príncipe que papá necesita para vengarnos de los cazadores?
–Pues a mí se me hace que se confundió, este chico se nota que no da una – respondió el joven, alzando una ceja.
Aren no dijo nada, pero los miró con ojos tristes, causando que los hermanos se incomodaran más y se dieron prisa en salir de la habitación, pero antes de que cerraran la puerta, entró corriendo un ratón, quien habló emocionado a los hechiceros: –¡Valeska, Yngve! ¡Mírenme, ya pude convertirme en ratón!
Los dos mayores le sonrieron y felicitaron: –Excelente, Lura. Aprendiste rápido.
El ratón soltó una risita y volvió a su forma original: un niño pequeño, que a lo sumo tendría cinco años. Sin embargo, aún tenía algunos indicios de su aspecto roedor, como el color del cabello y la forma de dientes y garras.
Aren se dió cuenta de estos detalles, y observando a los dos mayores, se percató de que Yngve tenía algunas manchas en las manos y el cuello, como las de las plumas de los halcones, mientras Valeska tenía los dientes, garras y orejas de un lobo. Decidió arriesgarse y preguntar: –Ustedes son híbridos, igual que yo. ¿También necesitan de pieles de animales para transformarse?
Yngve y Valeska dudaron en responder, pero el pequeño Lura contestó: –Sí, aunque quedamos a medias, así que hacemos trampa con magia. ¿Por?
–Ah... Nada más. Yo tampoco puedo cambiar por completo – contestó el príncipe.
Lura alzó su cabecita hacia Valeska: –¿Le ayudamos?
La muchacha miró al príncipe y a su hermanito repetidamente. Sonrió malignamente y dijo: –Me parece bien. Pero somos hechiceros, no podemos dar algo de magia sin recibir algo – y dirigiéndose a Aren, preguntó: –Si te mostramos cómo cambiar a tu forma animal por completo, ¿seguirás el plan de venganza de nuestro padre?
Delph apretó la mano de Aren, intentando advertirle algo, pero todavía estaba débil para hablar y especificar en dónde estaba el peligro.
El muchacho entendió, y para ganar tiempo, respondió a la hechicera: –Es buena oferta, pero no es lo que más quiero. Para que acceda a su plan, primero dejen que mi amigo se vaya.
Yngve apuntó: –Con eso no ganas nada, y para el plan necesitas poder cambiar por completo tu apariencia.
Aren sonrió de lado, pensando que el brujo era más tonto que él, y contestó: –En ese caso, haremos un trato cuando puedan darme algo que yo quiera–. Hizo una pausa, mirando al tritón, y agregó: –Pero gracias por salvarlo. No sé qué hubiera hecho si no llegaban a tiempo.
Los hermanos mayores fruncieron el ceño, y tomando al hermano menor de las manitas, salieron de la habitación y cerraron la puerta, sellándola con magia nuevamente.
El príncipe guardó silencio mientras esperaba a que su compañero se recuperara. Continuó sosteniendo su mano aunque estuviera dentro del agua y sintiera algo de frío.
Quiero ver si alguien entendió la referencia que hice con la música del capítulo de hoy ✌️
💔🎶
Aparte de eso, la palabra del día: Escaldo.
Los escaldos eran poetas-guerreros al servicio de los líderes escandinavos, cuya función no era sólo como compositores de poemas escáldicos, (conocidos hoy en día como sagas nórdicas), sino también como cronistas, escritores y testigos, siendo muy apreciados por sus señores, por lo que les acompañaban en sus viajes y campañas militares. Se puede afirmar que eran los reporteros de su tiempo.
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