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22

El narrador renovó su fósforo, y como ya estaba oscureciendo, esta vez lo usó para encender una lámpara que llevaba en un bolso, y así continuó su relato ante los atentos espectadores:

"El príncipe pasó un largo rato tratando de nadar con más soltura, estirando sus brazos con más libertad, y moviéndose de manera más flexible.

Delph lo observaba de lejos, flotando en el agua tranquilamente. La molestia se le había pasado rápidamente al ver que Aren en verdad se estaba esforzando por mejorar; en cambio, se sentía un poco mal por tratarlo duramente, así que no le dió ninguna corrección más.

Cuando Aren se cansó de practicar, nadó de nuevo hasta la orilla. Delph lo siguió, y aunque se mantuvo a distancia, cuando se dió cuenta de que el príncipe lo miraba, dijo: -Lo hiciste mucho mejor. Pero te debo una disculpa por tratarte duramente.

El joven se rió al escuchar lo último: -¿En serio? Me han tratado mucho peor y nunca nadie se arrepintió por eso, no tienes por qué disculparte. Aunque sí das un poquito de miedo cuando te molestas.

El tritón rió nerviosamente mientras jugaba con su trenza, y guardó silencio. Aren lo miró; cada vez tenía más curiosidad por conocer detalles sobre este muchacho.

-Hablando de cosas que dan miedo, ¿qué hay de cierto en que las sirenas comen humanos?

-Nada de cierto. En realidad, a la mayoría les da miedo acercarse a los humanos.

-Oh. Bueno, no sé si los selkies comerían sirenas, aunque algunos dicen que sí, pero personalmente no lo intentaría - murmuró Aren.

Delph rió, pero no dijo nada, así que el mayor preguntó de nuevo: -¿Entonces, sólo usan su voz como lo hiciste para cruzar por la cueva? ¿No cantan para cazar?

-Hmm, a ciertas frecuencias, sí podemos aturdir a otros seres con nuestras voces, pero lo normal es que sólo cantemos para guiarnos en la oscuridad o para narrar historias. No somos carnívoros.

-Oh... los humanos estamos muy paranoicos al parecer - murmuró Aren, causando que el joven tritón volviera a reír.

Después de eso, Delph permaneció callado. Aren tampoco dijo nada, sólo lo observó por unos segundos, dejándose caer al suelo después.

Al no haber indicios de la presencia de otras personas, el muchacho decidió contar algo que había mantenido oculto mucho tiempo: -¿Sabes? Yo nunca me sentí parte de mi reino, aunque no se lo dije jamás a nadie, ni a mi mamá. Y cuando hace unos años escuché que tal vez detrás de la muralla estaba el reino de los selkies, empecé a soñar con encontrarlo, o incluso si no estaba allí, quizás encontraría un lugar para mí. Pero ahora que estoy aquí, creo que tampoco es el lugar al que pertenezco.

El tritón no estaba seguro de entender a qué se refería el príncipe, ya que no había sentido esa desconexión entre su entorno y sus ideales, pero lo veía tan desolado, que sólo quería protegerlo. Se acostó junto a él, y abrazándolo suavemente, dijo: -Estoy seguro de que encontrarás tu lugar. Y si no, lo inventaré para ti.

El híbrido se sonrojó, y guardó silencio por unos segundos, hasta que pudo aplacar su corazón y responder: -Gracias, eso sería lindo.

Delph solamente sonrió.

El ambiente se había vuelto muy tranquilo, sin más sonidos que el del apagado oleaje, casi inexistente por la falta de corrientes marinas, y a lo lejos el murmullo de las actividades de los selkies en las cuevas. Más lejos aún se alcanzaba a escuchar el trino de algún pájaro del bosque, pero parecía más una ilusión que un sonido real. Con esta atmósfera tan pacífica, Aren se relajó mucho, y se quedó dormido al poco tiempo. Delph lo cubrió con la ropa que había dejado cerca, ya que no había otra tela a mano, y permaneció vigilando junto a la orilla del agua, cuidando el sueño de su compañero.

Aproximadamente una hora después, los príncipes selkies regresaron de su cacería en mar abierto, y al llegar a la playa frente a la puerta grande, se encontraron con su primo, quien despertó al oír sus fuertes voces, y con el joven tritón, que los miró de tal manera, que se estremecieron de miedo y se callaron.

Al darse cuenta de esto, Aren rápidamente habló para distraer la atención de sus primos: -¡Hola, qué bueno que ya regresaron! Nuestro abuelo dijo que tenía que informarnos de algo muy importante, así que hay que volver al castillo.

Los selkies entonces le prestaron atención, aunque sin dejar de sentir miedo por la forma en que los miraba Delph.

Ossian afirmó: -En ese caso, no perdamos tiempo y vamos adentro.

Los demás estuvieron de acuerdo, y volviendo a su apariencia antropomórfica, se dirigieron de vuelta al castillo.

Aren los observó para saber cómo transformarse también, y pudo quitarse la piel de foca, regresando a su apariencia normal. Aunque no lo miró directamente mientras cambiaba de forma, Delph se puso rojo, avergonzado, y cubrió sus ojos hasta que Aren estuviera vestido, lo cual le causó algo de gracia al príncipe, pero a la vez le pareció tierno.

Por suerte Aren se vistió rápidamente, y después de recoger el frasco con el mensaje de los guardias, dijo: -Regresaré pronto, espérame aquí -, y acarició la cabeza de Delph antes de irse corriendo para alcanzar a los demás. Por lo tanto, no vió que el joven tritón se había sonrojado nuevamente por esta acción.

Los príncipes fueron a una sala que Aren aún no conocía. Estaba en el segundo piso, y era más pequeña que la habitación donde ellos descansaban, pero el rey Einar y las princesas, futuras consejeras del próximo monarca, ya se encontraban allí.

En cuanto todos estuvieron adentro, Einar cerró la puerta de la sala y explicó: -Muchachos, como ya expliqué a las chicas, con base en la poca información que Cearbhall reveló ayer a Aren, esta mañana salí del reino hacia el bosque del territorio de los humanos, y pude hallar algunos indicios acerca del escondite de ese malhechor. Según vi, Cearbhall se ha ocultado en algún punto a la orilla del río, y aunque no pude determinar el lugar exacto, me parece una buena oportunidad para capturarlo y hacer justicia de una vez por todas.

-Es una excelente noticia, abue. Pero, ¿qué tenemos que ver nosotros en ello? - interrogó uno de los príncipes.

-Por el momento, nada. Sin embargo, debido a que dentro de poco elegiremos al sucesor, y que es posible que no logremos encontrar la guarida de ese villano antes de esa fecha, quien gane deberá participar en su búsqueda como parte de su preparación para reinar en un futuro. Por lo tanto, necesito que tanto ustedes como las princesas estén al tanto de los resultados de las indagaciones al respecto, e ideen posibles estrategias para hallarlo y vencerlo - explicó Einar.

Todos asintieron enérgicamente, y pusieron atención a las siguientes palabras del monarca: -Envié guardias a investigar ese territorio, con órdenes de capturar a Cearbhall en caso de que lo encuentren. Tienen autorización de uso de la fuerza. También envié esta información al reino de Kallioinenmeri, para que estén alertas de igual manera. Pero, algo que sospecho y no puedo informar a los cazadores, es que alguien importante ha estado ayudando a este traidor, y le ha dado información referente al príncipe Aren, quizá también de otros personajes importantes de aquél país, así que debemos hacer unas investigaciones mucho más profundas para descubrir a su o sus cómplices y así acabar con el peligro de nuevos conflictos.

Inmediatamente, Aren pensó en la información que sus amigos le habían enviado, así como la prisa de su mamá por alejarlo del reino humano. Probablemente esta situación también estaba conectada, y decidió informar a Helge y Nilsa de las sospechas de su abuelo.

Mientras sus primos y primas comenzaban a dar opiniones y sugerencias al rey, nuestro protagonista se acercó con cuidado a la puerta, y tras abrirla con sigilo, salió de la habitación y corrió a buscar papel y lápiz. Escribió con cuidado su mensaje y lo metió en el frasco donde le habían enviado el primer correo, sellándolo con la cera, y enseguida corrió de vuelta a la playa para entregarlo a Delph.

El tritón estaba esperándolo, oculto en el agua hasta los ojos, pero volvió a salir a la orilla cuando distinguió al príncipe.

Aren se sentó junto a Delph y le entrego el frasco, diciendo: -Por favor, no dejes de traer estos mensajes.

-¿Por qué no lo haría? Ya te dije que me gusta ayudarte - contestó mientras recibía el frasco.

El muchacho suspiró: -No es por nada, sólo... sé cuidadoso.

El tritón se acercó un poco más a su compañero y acarició su mejilla: -¿Qué te preocupa?

-Mi abuelito sospecha que alguien de mi reino le dió información a la persona que nos atacó ayer. No me imagino de quién podría tratarse, pero si es así, Nilsa, Helge y tú podrían correr peligro de ser descubiertos - explicó Aren.

-Ya veo. Es algo grave, pero si ellos están advertidos, de seguro tomarán más precauciones. Y por mí no te preocupes, no me pueden alcanzar estando en el mar - respondió Delph, sin dejar de acariciarlo.

-¿Cómo estás tan seguro? No olvides que ya te atraparon una vez - objetó Aren.

-Eso no cuenta porque me tomaron por sorpresa. En cambio, ahora sé qué esperar de ellos.

Aren sonrió ante la respuesta. Delph sonrió también y se acercó más: -Me gusta ver tu sonrisa.

-Y por lo visto, también te gusta tocar mi cara - dijo el joven, riéndose.

Delph se apartó entonces y retiró su mano del rostro de Aren, sonrojándose: -Me estoy esforzando para no besarte.

El príncipe se burló: -Puedes hacerlo si quieres.

El tritón entendió que no era verdad, pero no se apartó. Sin embargo, en eso fueron escuchados por Gunnar, quien había ido a buscar a Aren al darse cuenta de que salió del salón, y se encontró con esta situación. Por lo tanto, el selkie se rió y exclamó: -¡Aren, se supone que tú te comes al pescado, no al revés!

Aren y Delph voltearon hacia Gunnar. El primero se sintió un poco avergonzado, pero el joven tritón le dirigió una mirada afilada al intruso, quien rápidamente retrocedió unos pasos, a pesar de que se encontraba lejos de ellos.

Tras unos segundos de silencio, Aren preguntó a su primo: -¿Qué haces aquí?

-Obviamente, buscándote. Y en cambio encontré que la rama de la familia del tío Daven es la de los gustos exóticos; primero a él le gustó tu mamá, y ahora a ti te gusta este chico...

Delph interrumpió: -¡Cállate! Yo soy el que está enamorado de él, Aren estaba jugando. Pero si vuelves a burlarte, ten la certeza de que no verás de nuevo la luz del día, ni la oscuridad de la noche.

-¿No es "no verás de nuevo la luz del día"? - preguntó Gunnar, sonriendo aún.

-La noche está más cerca, y si sigues así, no la verás - contestó el tritón, borrando la sonrisa del príncipe.

Aren no dijo nada. Su primo tampoco, comprendiendo que Delph hablaba en serio. Pero quien sí habló fue Einar, quien llegó siguiendo a Gunnar: -¿Qué sucede aquí?

Aren respondió entonces con lo primero que se le ocurrió: -Nada importante, excepto que tengo una idea para detener a Cearbhall.

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