15
El príncipe despertó cuando ya estaba oscureciendo, y se sorprendió de encontrarse solo en la cueva, pero más aún al descubrir que estaba cubierto con su capa, puesto que ésta había quedado en manos del arquero que los atacó. Miró hacia todos lados, descubriendo que cerca de él había algunas manzanas, lo que lo alegró, pues tenía hambre, y no perdió tiempo para comerse la primera.
Ya estaba por acabarse la tercera cuando notó movimiento en el agua, por lo que se apresuró a terminar y rápido se acercó a la orilla: –¿Eres tú, Delph?
Efectivamente, el joven tritón sacó la cabeza del agua y le sonrió dulcemente: –Estoy de regreso. ¿Estás bien?
–Eso creo. Gracias por las manzanas, pero dime: ¿a dónde fuiste?
–Ah, ¿recuerdas que dije que tengo mis métodos para investigar? Pues ya lo hice.
–Imposible.
–“Imposible” no es una palabra válida en nuestro mundo. Pero entiendo tu sorpresa, así que te vamos a explicar.
–¿Vamos? ¿Quiénes?
Cómo si sólo estuviera esperando esta pregunta, junto a Delph apareció una pequeña sirena de cabellos rojos, quien vestía con una tela oscura y cargaba una bolsa en bandolera. Miró al príncipe atentamente antes de decir: –¡Con que tú eres el insolente que se atrevió a reírse del amor de mi hermano! Y aun después de que te ayudamos. Espero que te portes mejor con él desde ahora, o te convertiré en un sapo barrigón y te usaré para una pócima mágica.
Aren se asustó un poco con las palabras de la niña y retrocedió unos pasos. Delph rió nervioso, y explicó: –Ella es mi hermanita Solveig. Está aprendiendo magia, así que sí será capaz de hacer eso. Pero, me ayudó a averiguar qué sucedió con tu mamá y tus amigos.
–¿En serio? ¿Están a salvo? – interrogó el joven.
La sirenita asintió: –Lo verás con tus propios ojos – y sacó un espejo de su bolsa. Después de hacer algunos pases sobre éste, preguntó: –¿A quién quieres ver primero?
–A mi mamá, ella estaba lastimada y es la que más me preocupa – contestó Aren.
Solveig le pasó el espejo, y en vez del reflejo, Aren vió la imagen de Engla, quien estaba hablando con Erik y Abel, pareciendo los tres muy preocupados, pero como el espejo no emitía sonido, no se enteró de sus palabras.
La pequeña explicó: –Todavía no me sale bien, así que no se oye lo que están diciendo, pero al menos se puede ver.
El príncipe respondió: –No importa, con eso es suficiente. Además, estoy seguro de que están hablando de mí. ¿Puedo ver ahora a mis amigos?
Solveig movió su mano sobre el espejo, cambiando la imagen para mostrar a Nilsa y Helge, quienes estaban en las cuadras, cuidando a Apocalipsis. El caballo había quedado muy agotado por correr a toda velocidad, pero parecía que se iba a recuperar sin problemas.
Aren suspiró aliviado por ver que todos estaban a salvo así que le regresó el espejo a Solveig y le dio las gracias, pero tenía una nueva incógnita: –Tenía que viajar al reino de los selkies, pero no sé si es buena idea ir allá o regresar a casa. Mi abue dijo que debíamos ir antes de que la marea cambiara, supongo que por las fases de la luna o algo así… se supone que están relacionados. Pero mi familia del reino de los humanos no sabe dónde estoy ahora, y creo que debería ir para que vean que estoy bien.
–Entonces, ve primero con los humanos y luego con los selkies. Si usamos algo de magia tendrás tiempo de sobra – afirmó la sirenita.
Aren miró a Delph interrogativamente, a lo que el tritón respondió: –Solveig sabe lo que hace, es buena hechicera, aunque apenas sea una aprendiz. ¿Confías en nosotros?
El joven asintió con la cabeza. La pequeña sonrió e indicó a los dos mayores: –No sé cómo es el castillo, así que no puedo abrir un portal, pero usaremos otro sistema, aunque quizá se mareen un poco. Primero, vamos a sentarnos los tres juntos.
Enseguida, los dos hermanos subieron a la roca y se sentaron junto al príncipe, quien se colocó en la misma posición. Solveig ordenó: –Vamos a cruzarnos de brazos a la cuenta de tres, ¿listos? Uno, dos, ¡tres!
Un instante después, la imagen de la cueva desapareció en un destello blanco, y fue sustituida por la costa cerca del castillo de Kallioinenmeri. Aren sí se sintió un poco mareado, pero no se quejó, dándose prisa a ponerse de pie, y después de decir: –¡Gracias, regresaré pronto! – corrió hacia el castillo.
Solveig y Delph lo miraron hasta perderlo de vista, antes de sumergirse en el mar para esperarlo con más calma.
–Es un poquito raro, pero me cae bien – afirmó la niña.
Delph rió, pero no dijo nada. Se puso a jugar con su trenza para intentar distraerse de la sensación que le provocaba sonrojarse al ver la sonrisa de Aren."
El narrador encendió un nuevo fósforo antes de continuar:
"El príncipe no tardó mucho en llegar a su casa, y se dirigió en primer lugar a las cuadras para encontrarse con sus amigos y su caballo.
Nilsa y Helge estaban hablando entre ellos cuando Aren se lanzó para abrazarlos, tomándolos por sorpresa. Los guardias estuvieron a punto de golpearlo para defenderse, pero cuando se dieron cuenta de que era su amigo, se alegraron de verlo y le correspondieron el abrazo: –¡Aren, sigues vivo!
El príncipe rió y contestó: –No es tan fácil deshacerse de mí.
Los guardias rieron también. Cuando se calmaron, Aren los soltó y dijo: –Iré a ver a mi mamá, seguramente está preocupada.
–No tienes idea de cuánto – afirmó Nilsa.
Helge asintió con la cabeza y agregó: –Deberíamos ir los tres juntos.
–De acuerdo, vamos entonces – accedió el príncipe, y los tres corrieron para buscar a Engla.
Gracias a la imagen que el espejo de Solveig había mostrado, Aren sabía que su mamá estaba en el salón principal, junto con Erik y Abel, así que guió a sus amigos directamente allí, dejándolos sorprendidos al ver que la reina estaba en ese sitio, pero los tres mayores quedaron más sorprendidos aún al ver al príncipe. En cuanto se recuperó del impacto, Engla corrió hacia él y lo abrazó, aunque sólo con el brazo izquierdo, pues la herida que le había provocado la flecha estaba en su brazo derecho.
–Bebé, creí que no te vería de nuevo, me asusté mucho – susurró, tratando de no llorar.
–También me asusté mucho. Pero estoy bien, ya estoy contigo otra vez, mamá – respondió Aren.
Erik también se acercó y abrazó a su pequeño primo. Abel no se unió a los abrazos, pero acarició la cabeza del joven con cariño.
Luego de algunos minutos se separaron, y el príncipe dijo: –Debo ir al reino de los selkies, probablemente allá también quieran saber de mí.
–Sí, el rey Einar se quedó en el bosque para buscarte, pero no creo que sea buena idea que te vayas ahora, ya está oscuro y puede ser más riesgoso – contestó Abel.
–Hm, es cierto. Pero, mis amigos se quedaron esperándome; al menos debo decirles que regresen a casa – repuso Aren.
Ante esto, Nilsa habló: –Ehm, Aren, nosotros estamos aquí.
–Ah, no me refería a ustedes, sino a mis otros amigos. Vamos, se los presentaré – explicó el muchacho, sonriendo alegre.
Los jóvenes guardias se emocionaron con la idea y estuvieron de acuerdo. La reina sonrió también y dijo: –De acuerdo, no tarden mucho.
Aren abrazó de nuevo a su mamá, a lo que ella respondió con fuerza, y muy bajito, susurró: –Si puedes, ve al reino de tu abuelo. No es seguro que te quedes aquí –. El joven se estremeció, y antes de que pudiera preguntar algo, Engla agregó: –Yo estaré bien, cuando regreses habré resuelto esto.
Aren asintió con la cabeza y se apartó, tratando de actuar normal. Hizo una seña a sus amigos, y los tres se marcharon. La reina se volvió hacia sus compañeros y dijo: –Ahora que ya sabemos que Aren está bien, podemos seguir discutiendo el asunto del regreso de los seres mágicos.”
Una muchacha interrumpió: –Un momento, ¿qué no se había resuelto ya ese tema cuando Erik se volvió rey de Heland?
–Así es, peeeero recuerden que antes de eso, los reinos de Kallioinenmeri y Kylmä maa tenían el propósito de unirse para poder tener control sobre el territorio donde se ubica el reino de los selkies, o sea, el nuestro. Y ahora continuarían con dicho proyecto – explicó el narrador.
Los espectadores murmuraron entre sí, sorprendidos por esta información. Un señor habló: –Algo debió salirles mal, puesto que nuestra nación no fue dominada por los humanos en ninguna época. O al menos no se tiene registro ni evidencias de ello.
El narrador asintió: “No sé si eso cuenta como un spoiler, pero tiene razón, los humanos no lograron dominarnos. Y pronto descubriremos el por qué, así que pongan atención.
🎶¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá?🎶
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro