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11

Ya hacía varios minutos que el fósforo se había apagado, así que el narrador hizo una pausa para encender otro. Mientras lo hacía, un señor del público interrogó: –¿El rey Erik había dicho la verdad a Aren, o tenía otros planes al mantener prisionero a Delph y mintió al respecto?

–Un poco de ambos – respondió el narrador.

–¿Cómo? – preguntó el niño que había preguntado al inicio.

–Pues les explicaré: ¿recuerdan que Erik dijo que Delph le resultaba familiar por su parecido con una persona que conoció?

Todos asintieron. El narrador continuó: "Entonces, nosotros lo confirmaremos con la siguiente parte de la historia; pongan atención.

Mientras Aren y sus amigos dormían cual cachorritos, Delph nadó para buscar a su familia. Aunque era de noche, él se orientaba por el sonido y la posición de las estrellas, y su única preocupación era que, debido a la época del año, no faltaba mucho tiempo para que amaneciera, lo que era un poco peligroso para su especie, ya que en el día era cuando estaban despiertos la mayoría de los seres que podían causarles daño.

Por fortuna, no había avanzado mucho cuando escuchó una voz que conocía perfectamente, y en pocos minutos se encontró con quien la emitía: su papá.

Delph se lanzó a abrazarlo, a lo que el mayor le correspondió efusivamente: –Mi pequeño, ¿estás bien? Nos preocupamos mucho cuando desapareciste.

–Sí, estoy bien, papá. ¿Y Solveig?

–Está bien, se quedó junto a tu mamá. Volvamos al campamento con ellos.

Solveig era la hermanita de Delph. Entre los dos rescataron a Aren cuando cayó al agua, pues se encontraban cerca de la muralla de piedra, buscando algunos ingredientes que la menor necesitaba para intentar hacer una pócima mágica, ya que ella era la aprendiz del hechicero, guía turístico y terror de los navegantes del norte: el kraken. Aunque ellos lo llamaban "el tío Google"."

La gente que escuchaba la historia rió a carcajadas al escuchar este simpático apodo.

El narrador no pudo evitar reír también, así que tardó unos minutos en continuar: "En fin. La cosa es que, cuando los dos hermanos encontraron al príncipe, rápidamente lo sacaron del agua, acostándolo de lado en la tierra para que el agua que había tomado inconscientemente saliera de su sistema respiratorio. Sabían esto porque su tía adoptiva les explicó qué hacer si encontraban a un humano que se iba a ahogar.

Cuando Aren estuvo fuera de peligro, Solveig fue a buscar a su mamá para pedirle ayuda, mientras Delph se quedaría a cuidar del muchacho. Sin embargo, poco después, el rey Erik llegó al lugar, con los resultados que ya conocemos. Por eso, el joven tritón desconocía si su hermanita estaba a salvo, y se sintió mucho más tranquilo con la respuesta de su papá.

Ambos nadaron para reunirse con el resto de la familia. Aclaro que no vivían cerca de la costa. De hecho, estaban muy lejos de su casa, ya que se encontraban de viaje, con el tío Google como guía. Acampaban temporalmente en una fosa submarina que distaba pocos kilómetros, pero lo bastante ocultos ante los humanos y los selkies.

El papá de Delph se llamaba Ari. Se veía muy joven, aunque tenía 45 años parecía seguir en sus veintes. Su aspecto en general era bastante diferente al de su hijo, sólo teniendo en común los ojos magenta y la mitad inferior de la cola de color rojo. La parte superior de ésta era azul en el caso de Ari, su cabello era largo y rojo, y su complexión era un poco más robusta que la de las Delph, pero sin llegar a parecer musculoso ni gordito.

No tardaron mucho en llegar a la fosa. De inmediato, la bella pero intimidante figura de una sirena de cabellos oscuros y cola plateada con morado, vigilando fuera de la entrada llamó la atención de ambos, y se dirigieron a ella. Era Anémona, la mamá de Delph, quien esperaba que regresara su esposo, y al verlo llegar con su hijo, se alegró mucho. Los tres se abrazaron fuertemente, y entraron a la fosa submarina, donde se hallaba el resto de su familia.

Solveig, de 13 años, y Viggo e Ina, de siete años, eran los hermanitos de Delph, quien contaba dieciocho años. Los tres niños dormían con las cabecitas apoyadas en el lomo de su mascota Susto, un nokk, espíritu de agua que podía tomar la apariencia de muchos seres vivos. En ese momento, tenía la forma de una beluga.

Cerca de ellos, vigilaba un joven pelirrojo, quien al ver llegar al muchacho y a sus padres, se acercó a ellos: –¡Delph, por fin regresas! Solveig nos contó lo que pasó. Tu papá y abuelos fueron a buscarte, sólo tu mamá y yo nos quedamos cuidando a tus hermanos.

Ari sonrió y dijo: –Gracias por cuidar a los peques, Leif. Ve a dormir, yo esperaré a que regresen mamá y papá.

Leif asintió, y luego de abrazar a su hermano mayor y a su sobrino, se acostó cerca del lugar donde dormían los niños.

Ari, Anémona y Delph se sentaron un poquito más lejos, pero no demasiado.

–Lo siento mucho, sé que estuvieron muy preocupados por mí, pero no podía regresar – se disculpó el joven.

Anémona atrapó suavemente el rostro de Delph con sus dos manos y respondió: –No fue tu culpa, ya no te preocupes. Lo importante es que estás bien y pudiste volver.

El muchacho sonrió y asintió.

Su papá le acarició el cabello y dijo: –Tranquilo, ya estamos juntos. Ve a descansar.

–Hmmm... Primero tengo que contarles algo importante – confesó Delph.

Los mayores se miraron uno al otro, y luego a su pequeño: –Dinos, ¿qué sucede?

–Intentaré resumirlo: el chico que Solveig y yo rescatamos se llama Aren, y es el príncipe de ese territorio. No sé muchos detalles pero es híbrido, desciende de humanos y selkies. Bueno, pero luego les cuento más de él. La cuestión es que mientras estaba con Solveig, encontramos algunos objetos que no parecen hechos por los humanos, creo que son de los selkies, pero es raro que los hayan abandonado a plena vista, y me da la impresión de que ha habido enfrentamientos entre los humanos y los selkies. Aren tiene un primo, que es el rey, y es un silfo, pero aún así es... hm... desagradable con otros seres mágicos. Este sujeto intentó interrogarme, a lo que no respondí ni una sílaba, pero por la naturaleza de sus preguntas, entendí que él era el mismo Erik que ustedes conocieron. Y me dió algo de miedo, porque se nota que aún no ha superado lo que sucedió en esa época. Aunque estamos lejos de Heland, tal vez este sea uno de los territorios que fueron parte de sus dominios.

–Vaya. Deberíamos informar al tío Google para que nos alejemos de esta zona, es peligroso estar en medio de un conflicto entre reinos. Además, probablemente al rey Haakon le interese saberlo también – reflexionó Anémona.

–Mnn, eso pensé... excepto por una cosa más – respondió Delph.

Ari preguntó: –¿De qué se trata?

El joven habló despacio: –Es que... me enamoré de Aren.

Los papás lo miraron fijamente por unos segundos, hasta que Anémona preguntó: –¿Y él también de ti?

–No, él... Se lo dije y pensó que era una broma – contestó, tratando de mantenerse calmado, pero no podía. Anémona lo abrazó con suavidad, y él comenzó a llorar.

Después de unos minutos, Delph pudo volver a hablar: –Le pregunté si podía verlo de nuevo y me dijo que sí, pero ya no sé si aún quiera, no le había dicho que lo amo hasta después.

Su mamá dijo entonces: –No te preocupes Delphi, es algo normal que te sientas inseguro, pero todo saldrá bien. Ve a verlo todas las veces que te lo permita, los humanos se enamoran mucho más lento que nosotros, así que demuéstrale que es valioso para ti y te corresponderá antes de que te des cuenta.

–Está bien, mamá. Así lo haré – afirmó el muchacho, sonriendo levemente. Como ya había mencionado, ella había vivido un tiempo con los humanos del reino de Toivonpaikka, por lo que conocía mucho de aquella especie, y no había motivo para que Delph desconfiara de sus palabras.

Ya más tranquilo, el joven tritón abrazó de nuevo a sus papás y se acomodó cerca de sus hermanos para dormir.

Ari lo miró por un rato, un poco triste. Anémona había cerrado los párpados, pero seguía despierta, y notó la inquietud de su esposo. La sirena abrió sus ojos verdes azulados y preguntó suavemente: –¿En qué piensas?

Ari hizo un pucherito y se quejó: –¿Por qué creció tan rápido?

Ella rió y le acarició la cabeza: –Todavía estará apegado a nosotros por mucho tiempo, y le faltan tres años para pasar el ritual de mayoría de edad.

Él se apoyó sobre el hombro de su compañera, y tras unos minutos en silencio, volvió a preguntar: –¿Cuánto tiempo necesitará?

–¿Para qué?

–Para que logre que el joven le corresponda. No sé tanto de los humanos como tú, así que aún me dan un poco de miedo, y si es cierto que Erik es quien gobierna el reino, si lo encuentra de nuevo, puede tratar de lastimarlo.

Anémona guardó silencio. No podía asegurar ni siquiera si Aren podría enamorarse de su hijo mayor, ya que las emociones son impredecibles, y su esposo tenía razón en que podría ser peligroso para Delph si era encontrado de nuevo por Erik.

–Lo que tarde, no importa. Vamos a cuidarlo siempre – aseguró, decidida a averiguar la verdadera situación del país donde su pequeño había encontrado a su par.

Para no perder la costumbre:

Yyyy, Anémona y Ari vuelven a aparecer después de mucho tiempo. Para los que no sepan, ellos son personajes principales junto con Erik en la primera historia de esta trilogía.

Breve recordatorio de la imagen de estos tres:


Nota extra:
A Aren le tocó una mamá que lo protege y a Delph le tocó una mamá que mataría por él, así que más vale que los humanos lo traten bien 🤭🗡️.

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