1.
-Quisiera que fueras trampolín para saltar sobre ti todos los días- dijiste
-¿Eh?- El peliverde te miró confuso y habló.
-Pero si te la pasas saltando en la cama, aparte, si querías ir a un parque de diversiones solo tenías que decírmelo, no veo la necesidad de convertirme en un trampolín-
-Pfff- un oji azul estaba conteniendo la risa.
-JAJAJJASJAJSJA- se reía una pelicastaña desde lejos.
-Ay, dios- habló un pelinegro.
-No entendí, ¿por qué se ríen?- preguntó una rubia.
-No querrás saber- respondió el pelinegro.
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