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V- No me toques.

A la salida del instituto, después de haberse estado escondiendo junto a Raphael de Alexander, se sienta en los bancos del fondo del curso hablando con Raphael. Ambos hablan en voz baja, susurrando lo sucedido en el día de ayer y lo que pasó hace poco, están esperando que Ragnor venga por ellos o que Alexander se vaya del lugar para que los dos también puedan irse. 

—... Llegaron los policías, no pude resistirme a querer averiguar qué sucedía, ya sabes que la curiosidad puede conmigo —dice Raphael sonriendo—, bajé a escondida, ya que estaba estudiando, pero al parecer no fue tanto ya que Rosa me vio y tuve que decirle que haría todo lo que ellas quisieran si no hablaban, aceptó la maldita y salí para espiar por la ventana de la casa de al lado, fue ahí que escuché que habían encontrado el cuerpo de Raj en un árbol del bosque Seelie. Iban a decir cómo le habían encontrado, pero la madre de Raj empezó a gritar como loca descontrolada y Guadalupe me encontró, llevándome de tirones y sermones de que no debía espiar lo que no me incumbe. Rosa me delató.

Magnus empezó a reir porque las siete hermanas de Raphael se encargan de hacerle la vida imposible al distraido de Raphael, las recompensa no son nada cuando Guadalupe grita que serán castigados y siempre el del problema es el mayor de todo. Magnus agradece no tener hermanos, no soportaría pasar por lo mismo, es suficiente con verlas a cada una cuando va de visita y hablan un poco. Es más las lineas amarillas de su cabello fue obra de una de ellas. 

— Pobre de ti, tus hermanas nunca te dejarán vivir como un adolescente de tu edad— dice Magnus— ¿Qué le habrá sucedido a Raj? No era un chico malo y no se llevaba mal con nadie, o nadie lo notaba como para odiarlo...

— Tengo mis serías dudas —susurra Raphael—, había alguien que lo odiaba por estar mirando a su persona. 

La puerta del curso se abre haciendo que ambos  se callen cuando Magnus iba a responder. Alexander está en la puerta, tiene una sonrisa extraña en su rostro y los mira a ambos como si estuvieses jugando a la escondidas y él estuviera casando de buscarlo. El escalofrío se hace notable cuando el chico comienza a caminar hacia ellos. 

— Te he estado esperando Magg, tenemos una cita a la que ir —dice con firmeza el ojiazul.

— ¿Una cita? —pregunta Raphael.

Magnus ha comenzado a temblar por cada paso que la otra persona da, intenta una sonrisa pero tiembla de la misma forma que su cuerpo. Se levanta y se coloca frente a Raphael quien también ha comenzado a tamblar pero Alexander parece ignorante, aunque sabe muy bien que ha logrado su cometido, intimidarlos. Jace no está y es el único que puede controlarlo, ahora que no hay nadie que pueda controlarlo, Alexander puede hacer lo que quiere. 

— ¿Algún problema Santiago? ¿Te molesta que salga con Magnus?

— No es una cita Alexander —dice Magnus molesto—, solo acepte para hablar de Jace y su salud, ahora deja a Raphael en paz, espérame afuera, por favor...

Alexander asiente sin dejar de mirar a Raphael, demostrando que si puede pelear si le responde, pero se aleja hacia la puerta dejandolos solos. Magnus suspira, su cuerpo sigue temblando, pero se concentra en calmar a Raphael que parece bastante afectado. 

— No vayas —suplica . 

— Tengo que hacerlo, mientras tanto tú irás a casa de los Lightwood, entrarás, te vas a fijar si están los demás y sales ¿Entendido? Son cinco segundos, no te quedes ahí, te vas a mi casa y te quedas ahí. No me llames al celular hasta que estes en mi casa seguro ¿Bien?—susurra Magnus.

Raphael asiente, así que Magnus se encarga de hacer su parte, distraer a Alexander mientras su amigo hace la otra parte. Se levanta y toma sus pertenencias, toma un respiro hondo de aliento y sale al pasillo donde Alexander lo está esperando, cuando este lo nota vuelve a sonreír. Pero Magnus lo prefiere serio que con esa sonrisa tan horrible. 

— Creí que tú noviecito no iba a dejarte venir.

Magnus se pone nervioso al pensar que Alexander ha escuchado algo, ya que podría poner la vida de Raphael en peligro.

— ¿Por qué lo dices?

— ¿No viste su cara? Está celoso. Solo un intimidación y confiesa todo sus sentimientos —sonríe Alexander—. Vamos, tengo un lugar para llevarte, seremos tú y yo, nadie nos va a molestar.

Magnus asiente y se relaja al saber que Alexander no sabe nada de lo que ha planeado con Raphael, pero no tanto porque las palabras de la otra persona no señala nada bueno. Con miedo camina hacia el auto de Jace, Alexander le ha abierto la puerta y Magnus piensa que si no fuera por él miedo que el chico le da, se hubiese enamorado de él en algún momento. El auto arranca y se dirigen en dirección contraria a sus casas, lo cual da chance de que Raphael tenga libre para investigar. 

— ¿Por qué sonríes?

Se sobresalta al escuchar aquello porque no se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero se tensa y mira hacia la ventana. No sabe hacia que lugar están yendo o cuales son las intenciones, pero mantiene una pequeña esperanza de que todo va a estar bien. Sabe defenderse, puede hacerlo ya que Jace le enseñó en su tiempo. 

— Solo me acordé de las aventuras que he tenido en este auto con tu hermano, son unas anécdotas muy graciosas...

— ¿Qué tipo de aventuras? ¿Hablas de sexo? —pregunta Alexander.

— ¿Qué? ¡No! Jace es un gran amigo, estás muy mal con tus pensamientos.

— Lo siento Magg.

Magnus está pensando en abrir la puerta y tirarse del auto en movimiento al ver que las calles se están volviendo más desiertas, no hay nadie cerca para pedir ayuda si Alexander quisiera hacerle daño. El auto se detiene y ambos bajan, Alexander camina hacia la parte trasera del auto y Magnus reza en silencio por seguridad, entonces la otra persona saca un canasto. 

— Te he traído café, pensé que sería bueno para compartir —dice Alexander con una sonrisa—. Ven.

Ambos caminan hasta la parte delantera del auto, se sienta en el capot de este. Magnus toma aire una vez más mientras hace todo sin oponerse, sabiendo que algo va mal porque Jace no le gustará aquello, su auto es lo más preciado, una pequeña ralladura lo pondría histerico, así que es imposible que Alexander no sepa eso. 

— Ven, siéntate —alienta Alexander. 

— A Jace no le gustaría esto —susurra Magnus. 

— Él no está aquí, anímate...

No dice nada más porque teme a la otra persona, se sienta mientras mira al chico de ojos zafiros sonriendole, ambos están cerca pero no tan cerca porque el canasto está entre ellos, pero Alexander parece feliz de todas formas. Magnus toma un vaso que le pasa la otra persona, está un poco lento, piensa en las intenciones de la otra persona. Al darle un trago a la bebida ve que Alexander lo mira atento, como si acabara de hacer algo, aunque se sonroja y voltea la mirada. 

— Nunca pensé que podría estar así contigo, a solas, todos parecían estorbar entre nosotros— dice Alec—, gracias por aceptar estar aquí conmigo.

Ambos siguen en silencio tomando sus bebidas, Magnus mira todo el lugar buscando posibles alternativas si debe salir huyendo. Algunos autos rara vez pasan por ahí, y se maldice por no haber podido memorizar el recorrido porque podría estar en peligro y no tiene nada para defenderse. Ha entrado en la boca del lobo. 

— ¿C...cómo está tu hermano? —pregunta Magnus— ¿Cómo lleva su enfermedad?

Necesita tranquilizarse, romper la tensión que se está creando, tiene que ser optimista y pensar que Alexander no tiene doble intenciones o quiere hacerle daño, porque quizás solo quiere hablar. 

— Su resfriado es muy fuerte, anda con fiebre y vómitos por la flema, pero pasará —dice Alexander un poco molesto— no tienes por qué preocuparte.

Magnus ha notado que la otra persona suele explotar hasta por lo más minimo, lo cual teme porque no sabe como calmarlo y cuando el chico entra en su estado puede cualquier cosa. No entiende que fue lo que le hizo explotar esta vez. 

— ¿Por qué te gusta este lugar? Está muy alejado de las personas.

Cambia de tema esperando que Alexander también lo haga, pero se arrepiente cuando ve que el chico baja del auto con ánimo y le tiende la mano, pero Magnus no puede negarse así que acepta y toma la mano de la otra persona, caminando con las manos entrelazadas hacia el comienzo de las arboledas. Ambos se sientan en el pasto, al lado de unos troncos, Magnus piensa en como alejar la mano de Alexander que lo sostiene con fuerza, pero Alexander ha tomado la iniciativa de acercarse logrando crear un ambiente incomodo. 

— ¿Puedes escuchar eso? —pregunta Alexander— no hay nada, en todo alrededor no hay nada. No tengo porque escuchar las personas hablando, me producen jaqueca, no tengo que lidiar con problemas y estoy solo contigo. Es mi lugar favorito.

— Y...Yo no le...

Magnus es interrumpido cuando Alexander lo agarra de la mejilla con la mano desocupada y junta sus labios con los suyos. Sorprendido lo aleja e intenta levantarse, todo su cuerpo tiembla y quiere llorar porque Alexander sonríe divertido mientras lo sigue, tomandole de la pantorilla para prohibirle irse. 

— E...Esto no es divertido, Alexander.

— Oh vamos Magnus, solo será unos besos, ambos sabemos que estamos loco por el otro — sonríe coqueto.

Magnus intenta alejarlo varias veces pero Alexander lo acorrala haciendole caer y subiendose encima de él, intentando besarlo de nuevo. Magnus patalea y tira golpeas al azar porque no sabe que más hacer. 

— ¡Alexander, suéltame!

Es ahí donde el chico se rinde a besarlo, pero a cambio comienza a meter sus manos bajo sus prendas, intentando con una mano estimularlo bajo los pantalones y con la otra sosteniendolo para que deje de golpearlo. Cuando la mano del ojiazul toca su miembro, Magnus comienza a gritar y llorar más fuerte mientras intenta escapar. 

— ¡Suéltame! ¡No me toques! ¡Ayuda!

Entonces todo se detuvo y Alexander se alejo corriendo hacia el auto, el ruido del mismo arrancando y marchandose hizo que Magnus pudiera respirar al fin. Con el cuerpo tembloroso se levantó y camino hasta la calle, algunos autos se detuvieron por sus gritos y ahora le están mirando, acercandose para preguntarle si todo esta bien, si no hubiese sido por estas personas Alexander hubiese hecho más de eso... 

— ¿P...Pueden llevarme a mi casa? —solloza.

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