Capitulo 2
A la mañana siguiente...
Con unas ojeras enormes, me fui al colegio, sintiéndome de los más desanimada y triste.
Ida, mis alumnos coloreaban sus dibujos y yo solo pensaba y pensaba en Joey, en ese insensible al que yo seguía amando en secreto y al que ahora, tal vez, ya no querría saber nada más de mí por haberlo mandado a volar lejos.
<< Tal vez esto ahora si llego a su fin... Tal vez sea lo mejor >> << Que no te vea más... Que no nos veamos más... >>
Sonó el timbre de recreo y todos los niños salieron a jugar al patio...
Los miraba jugar junto con otras parvularias, cuando se me acercó Gustavo, un maestro de primaria.
_ Hola Constanza
_ Hola ¿Qué tal?
_ Parece mejor que tú. – sonreí –
_ Si, más o menos
_ Vamos, te invito a un café
_ Lo siento, pero me hace mal tomar café
_ Entonces a un té. Vamos, no me rechaces esta invitación
_ Bueno, está bien...
Esa misma tarde...
Ya era la hora de salida y los niños corriendo a ver a sus padres, yo les ordené a mis alumnos que hicieran una fila y ellos obedeciéndome, salí con todos ordenados hasta la puerta.
Despidiéndose todos de mí, yo les dije un adiós, les sonreí y ellos corrieron hacia sus padres.
Mirándome perdidamente en la salida, yo le sonreí a uno de mis alumnos, cuando de pronto lo vi a él y mi corazón se me oprimió en el pecho.
<< ¿Pero qué hace él aquí? >>
Pensé toda nerviosa, inesperada de que él vendría y Joey se me acercó. Lo miré acercárseme y quedé paralizada frente a él.
Aún seguía molesta y dolida con él y fuerte, Joey me miró a los ojos.
_ Hola Cony
_ Hola Joey...
_ ¿Cómo estás?
_ Bien, aquí terminando con las clases. – me miró arrepentido –
_ ¿Aún sigues enfadada por lo de anoche? – lo miré en seco –
_ Bueno, no es tanto agradable que te dejen plantada, después de que te hicieron una invitación ¿No lo crees?
_ Ay vamos Cony. No fue mi intención el no haber pasado por ti anoche y de verdad lo siento mucho. Pasa que bueno, mis amigos me invitaron y yo...
_ Ya no importa Joey, en serio. – tomó mi mano –
_ Pero a mí si...
Lo miré anonadada, muriéndome de nervios y de amor por él por dentro. Me miró dulce, acechándome con sus mágicos ojos; acarició mi rostro y yo lo miré perdidamente.
_ Joey...
_ Shuuu, no digas nada mi pequeña
Me susurró, acercó sus labios a los míos y a punto de besarme, Gustavo me llamó...
_ ¡Cony!
Ambos nos desprendimos abruptamente y Gustavo se nos acercó. Joey lo miró cegado de celos y rabia.
_ ¿Y estás lista Cony? – miré con nervios a Joey y él me miró serio –
_... Eh si, casi. Iré por mi bolso y ya
_ Ok. Te espero – me sonrió y miró a Joey - ¿Y usted es?
_ Joey, un amigo de la maestra aquí presente...
Lo miré y él me miró más serio, molesto.
_ Será mejor que me vaya
_ Si, es mejor que lo hagas
_ Adiós...
Se me llenaron los ojos de lágrimas al verlo marcharse así y con un nudo en la garganta me sentí peor que cuando estaba dolida y molesta con él.
Gustavo se me acercó y yo le oculté mi tristeza y solo le sonreí.
_ ¿Y nos vamos Cony?
_ Eh si, vámonos...
Furioso, lanzó la cerveza lejos y solo pensando en ella, en que había salido con ese sujeto, se imaginó centenares de cosas de ella con él.
<< ¡Es que no me puedes hacer esto Constanza! ¡Tú no, tú no! >>
<< Pero ¿Qué me pasa Joakim? ¿Por qué estoy actuando así? si Constanza es solo mi amiga. Quizás, que cosas deben de estar haciendo ¡No! Cálmate Joakim. Entre ella y ese imbécil no puede haber nada, porque ella está conmigo...>>
<< No espera... Ella y yo no tenemos nada, o sea que ella y ese tonto... >>
Más se enfureció y luego pensó...
<< Pero ¿Qué me está pasando? >> << Estoy celoso. Estoy celando a Constanza, pero ¿Por qué?... Lo que ella está haciendo es vengarse de mí y todo porque la dejé esperando anoche. Digo, que me tiene que exigir explicaciones a mí de lo que hago o no hago, si solo somos amigos... >>
Se sentó junto a la ventana y miró serio e ido el lejano cielo...
Gustavo me había invitado a cenar y yo sentada frente a él, solo pensaba en Joey, en como estaría.
Si había aceptado a salir con Gustavo era solo para despejarme un poco y sacarle celos a Joey. Sabía que él no sentía nada por mí, solo amistad, pero de alguna manera, tenía que hacerlo aterrizar, entrar en razón. Tenía que entender que conmigo no era cuando él quería y disponía, no y se lo tenía que hacer saber de alguna u otra manera.
Aburrida, Gustaba hablaba y hablaba de él. Llegaba a ser insoportable y volví a pensar en mi amado Joey.
<< ¿Qué estarás haciendo ahora Joey? >> << ¿Estarás muy molesto conmigo? >> << Pero ahora, aún así quiero y deseo tanto estar contigo y estar en tus brazos >>
Miré a Gustavo, el que no dejaba de hablar...
_ Entonces le dije a mi ex que si no dejaba de actuar así terminaríamos con lo nuestro
_... Eh sí, que interesante...
De pronto, él tomó mi mano y yo me tensé...
_ Sabes, te he hablado casi toda la noche de mí, pero casi no sé nada de ti
_...
_ Siento que los dos nos llevaríamos tan bien – sonreí nerviosa –
_... Eh ¿Tú crees?
_ Así es. Tú eres muy bonita y amas a los niños
_ ¿Ah sí?
_ Totalmente – se me acercó más - Serías muy feliz si estuvieras con un tipo como yo
_ ¿Tú crees? – más pensé en Joey y Gustavo me miró coqueto –
_ ¿Tienes alguna duda pequeña Constanza?
_ ¿Sabes qué? Debo irme – me levanté abruptamente –
_ ¿Tan pronto?
_ Si. Mañana hay escuela y por tanto debo levantarme temprano
_ Está bien, nos vemos mañana
_... Si, adiós Gustavo...
Pensando en Joey, no podía concentrarme en la clase y me preguntaba una y otra vez << ¿Cómo estarás Joey? >> << Anhelo tanto verte cariño mío, pero debo ser fuerte >> << Solo tú me ves como a tu amiga con derechos y ya >>
Se me llenaron los ojos de lágrimas, el timbre sonó y todos mis alumnos corrieron a la puerta. Ya era la hora de la salida...
Le había hecho el quito todo el día a Gustavo. Me sentía tan arrepentida de haber salido con él el día anterior. Fue una verdadera tortura para mí.
Tenía un nudo en la garganta y los niños despidiéndose de mí, no me di cuenta que al frente del colegio yacía Joey observándome, bajo sus lentes de sol, serio. Me miró perdidamente enamorado. Yo ignorando que se encontraba, justo allí, me puse a conversar con una apoderado por la conducta de su hijo, mi alumno.
_ Maestra, usted entiéndame. He hecho de todo para que Andresito me haga caso, pero no funciona
_ Mire, haremos lo siguiente. Le daré tareas extras, para que él mantenga su cabecita y tiempo realizándolas y usted tiene que ayudarle ¿De acuerdo?
_ Ya señorita Constanza. Ojala que con esto Andresito cambie su actitud
_ Bueno si no resulta, buscaremos otra solución ¿Ya?
_ Ok, muchas gracias
_ No hay de que, eso sí, me veo en la obligación de entregarle la calificación que hoy obtuvo Andresito. Les pedí a los niños que me dibujaran su mascota y Andrés no realizó nada, de modo que le tuve que calificar con una B
_ ¡Ay cielos!
_ Lo siento en verdad
_ Pero es que este niño. Ya no sé qué hacer
_ Yo le sugiero que le quite todo lo que le gusta por una semana
_ Tendré que hacerlo. – Sonreí – Gracias señorita Constanza
_ Acompáñame, tengo las calificaciones en la sala...
Joey observó toda la conversación, la vio entrar con la apoderada al colegio y a él le palpitó fuerte su corazón. Pensó en irse, pero algo le dijo que no lo hiciera y se quedó ahí, esperando volver a verla salir.
Agotada, salí del colegio sin siquiera sacarme el delantal verde y distraída en mis pensamientos, me fui caminando hasta mi departamento.
<< Tengo que preparar la guía y tarea de mañana para los niños >> << Los niños son tan adorables... >>
Llegue al departamento, lancé el bolso lejos, me tomé el cabello en una coleta y me tiré a la cama vencida.
Cansada y triste, el corazón se me aceleró y mirando hacia el techo pensé en Joey y extrañé tanto sus ojos celestes acechándome, su voz, sus caricias y sus intensos y románticos besos.
Me dieron muchas ganas de llorar; se me escaparon algunas lágrimas, cerré los ojos y me quedé dormida.
De pronto, sonó el timbre, lo que me hizo despertarme sobresaltada y aún con los ojos pegados fui a abrir la puerta.
Me miró con ojos de amor y yo lo miré anonadada, casi reteniéndoseme la respiración y el corazón me latió descontrolado.
_... Joey...
_ Hola Constanza
_... Hola...
_ ¿Puedo pasar?
_ Eh sí, claro. Adelante, pasa...
Me miró y yo nerviosa, las piernas me temblaban y aún no me lo esperaba.
<< Joey aquí >> << ¡Qué hace aquí!>> << ¡Se suponía que estaba molesto conmigo por lo de Gustavo! >>...
_ Veo que estás un poco ocupada
_ Eh no... Acabo de llegar...
_ Ya veo
(Mintió, pues me había seguido hasta aquí...)
_...
_ ¿Y qué tal tu día? ¿Mucho trabajo?
_ Eh si, más o menos. Bueno ya sabes, los niños son muy dulces, me fascinan, pero hoy tuve un pequeño problema con uno de ellos. Andresito
_ Ah comprendo. Me habías hablado anteriormente que él era un poco complicado, que era muy desobediente y peleador con sus compañeritos
_ Así es
_ Pero no creo que sea algo que tú no puedas solucionar. Eres muy buena en lo que haces
_... ¿Lo dices en serio?
_ Así es – me miró fijamente. – Eres una gran maestra Constanza...
Se me aceleró aún más el corazón y no pude evitar el mirarlo perdidamente.
Joey se me acercó, yo reaccioné y me levanté tosca de su lado.
_... ¿Quieres algo para tomar?
_... Eh si gracias. Un juego, si es que tienes
_ Ok...
Caminé como robot hacia la cocina y Joey me observó fijamente.
Saqué torpemente el jarrón de la nevera y él mirándome, yo saqué dos vasos, mientras que él solo pensó en lo de ayer y no se pudo contener más.
_ ¿Y te divertiste mucho con Gustavo ayer? – lo miré en seco –
_ Es decir, él es más joven que yo y bueno es entendible...
No tardé en disgustarme.
_ A ver ¿A qué te estás refiriendo exactamente?
_ Ay Constanza, si sabes a lo que me refiero y no pienses que me disgusta, al contrario. Creo que ya es tiempo que conozcas otros tipos de hombres y más jóvenes – estallé –
_ ¡Eres un tonto! ¡Fuera de mi departamento! – abrió los ojos –
_ ¡Pero ¡¿qué te pasa eh?!
_ ¡Largo! ¡Lárgate te he dicho!
_ ¡¿Quién te entiende?! ¡Eres una inmadura e histérica, con la que no se puede conversar!
_ ¡Y tú un estúpido por pensar cosas que no son!
_ ¡Jajaja! ¡Cosas que no son! ¡Vamos, por favor Constanza! ¡Es obvio que entre tú y ese imbécil pasó algo!
_ ¡Nunca pasó nada con Gustavo! – me miró fijamente - ¡No me acosté con él!
_...
_ ¡Además porque te tengo que dar explicaciones a ti de con quién salgo o no, si nosotros solo somos amigos y ya!
_... Constanza...
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Él las vio, pero yo firme seguí adelante.
_ Ándate por favor – se me acercó –
_ No, no me iré pequeña
_ Me duele mucho que hayas pensado eso de mí Joey. Crees que soy una cualquiera, que me voy acostar con el primero que se me cruce
_ No, por supuesto que no, pero es que...
_ Tú más que nadie me conoce y así igual pensaste mal de mí
_... << Estaba celoso >> << Me morí de celos de tan solo pensar y verte en los brazos de otro hombre pequeña >>...
_ Quiero que te vayas
_ No, no mi pequeña no...
Se acercó a mí, me tomó por la espalda y yo a punto de llorar, Joey me pidió disculpas.
_ Discúlpame por favor mi pequeña...
Sentí su acogedor abrazo y él alma se me derritió por él.
_ Discúlpame por favor pequeña. Fui un gran tonto y no solo por esto, si no por haberte plantado ayer con los muchachos
_... Joey...
_ No quiero perderte pequeña
_ Pero es que me da rabia, porque yo siempre tengo que estar ahí para cuando tú quieres y cuando yo te llamo, o te necesito, tú no estás ahí para mí
_ Lo sé, pero eso no volverá a suceder, de verdad
_ No lo sé, tú eres muy inseguro y eso a mí a veces me pone mal – tomó mi rostro entre sus grandes manos –
_ Escúchame pequeña, yo te quiero mucho. No sé que me pasa contigo, pero me fascina estar y tener esto contigo
_... << Yo te amo Joey >>
_ No podría perderte y sé que tú tampoco
Ambos nos miramos a los ojos.
_ Es cierto, yo también te quiero Joey – me sonrió –
_ Mi pequeña...
Lo miré perdidamente y él embobado, se acercó lentamente a mis labios y yo sin resistirme, sentí su respiración. Me miró, yo cerré los ojos y él comenzó a besarme.
Abducida por su rico beso, lo abrasé con todo mi amor y Joey me susurró "Te quiero mi pequeña Constanza, de verdad que te quiero" y yo seducida por él, él besó mi cuello y yo no pude más y solo me dejé llevar.
Besándonos, Joey me cargó en sus brazos y me tumbó contra la pared. Yo rodeé sus caderas con mis piernas flexionadas y ambos besándonos, acaricié su cabello y ambos sin resistirnos más, Joey me llevó, así cargada en sus brazos, hasta mi cama.
Los dos muy fogosos, nos desvestimos rápidamente y él sonriéndome, yo le acaricié su rostro. Me le abalancé a sus labios y él fascinado, me tomó de la cintura y besándonos, él metió su lengua en mi boca y jugó con la mía.
No podía dejar de gemir, Joey me embestía tan rápido, como si se hubiese acabar el mundo, pero sin nunca lastimarme, al contrario y yo sumida en él, lo abracé por su espalda. Me miró intenso, acechante y yo perdida en sus seductores y maduros ojos celestes, él entraba más y más en mi yo le gemía y gemía.
_ ¡Ay! ¡Ay! ¡Joey!
Besó mis pequeños pechos, con su lengua rodeó mis pezones, lo que a mí me hizo estallar aún más de placer y luego de eso besó mi cuello y me susurró embistiéndome con más fuerza y deseos
_ ¡Ay si mi pequeña Cony! ¡Te extrañaba tanto, nena, mi pequeña maestra!
Más que derretida en aquel momento, ambos nos miramos fijamente a los ojos, yo le acaricié su transpirada mejilla y nos besamos apasionados y quisimos probar algo nuevo, antes que acabáramos.
_ Vamos, date vuelta pequeña
Yo muy fogosa así lo hice y él sonriendo, miró mis pequeñas nalgas y ardió aún más. Llena de deseos, sentí su suave y excitante voz susurrarme al oído:
_ Colócate en cuatro piernas mi pequeña y sostente de ese cojín...
Yo así lo hice y ambos sonriendo, me puse en aquella posición y Joey sin contenerse más se aferró a mi espalda, me besó el cuello y comenzó a embestirme lentamente por atrás. Yo gemí más fuerte, él acarició con más libertad mis pechos, luego la entrepierna, lo que a mí en verdad me fascinó y me excitó más.
Nunca lo habíamos hecho en esa posición y a los dos nos gustó demasiado.
Ya no podía gemir más de lo que ya lo hacía y él fijo en mí, elevó un poco las embestidas y también gimiendo, le encantaba sentirse dentro de mí, mientras que yo me agarraba con fuerza de las sabanas, por aquel placer de deseos de estar solo con él.
A punto de terminar, ambos gemimos más fuerte, y Joey acabó dentro de mí y yo vencida, él no me dejó caer y me sostuvo, sin salirse aún de mí. Lo miré y él me besó con todo su amor. Así acabamos y caímos derrotados a mi cama.
Agitados los dos, Joey me sonrió y yo feliz y mimada me acomodé junto a su lado y él me sonrió con destellos.
_ ¿Te gustó pequeña? ¿Te incomodaste en algún momento? – sonreí –
_ No, al contrario, me gustó mucho
_ ¿De veras? – Preguntó elevando su sonrisa –
_ Si y porque fue una vez más contigo
Me miró con ternura y acarició mi mejilla.
_ Y lo seguirá siendo mi pequeña. – me miró con deslumbro - Mi pequeña Constanza, estás tan grande. Aún recuerdo cuando nos conocimos esa noche
_ Jejeje
_ Eras tan niña y ahora ya eres toda una mujer. Perdiste la virginidad conmigo y solo conmigo has estado y eso me halaga y fascina tanto
Sonreí con vergüenza
_... Así es
Me miró con destellos y miró mis pechos. A mí me dio más vergüenza y me ruboricé.
_ ¿Qué estás mirándome? – sonrió –
_ Nada, me gusta mirarte
Sonreí más ruborizada y me volteé cubriéndome con la sabana. Él observó con interés mi trasero, se aferró a mi espalda y me susurró al oído:
_ Extrañaba tanto tenerte así en mis brazos
Me volteé y lo miré con el corazón pegada en la garganta.
_ Joey
Susurré su nombre y él acercó sus labios y comenzó a besarme. Yo me le entregué derretida una vez más a sus ricos labios y Joey besándome, me ató a él y me desprendió de la sabana.
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