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CAPÍTULO 35: LO QUE PASÓ... Parte l

—Quería creer que lo que Jacob me dijo era falso, pero ya veo que no...

Estoy ofuscada. En cualquier instante caeré al suelo por recibir tantas emociones en menos de una semana. Entraré en colapso y no tendré a nadie para hacerme volver a la normalidad. 

—Debiste haber seguido en esa tonta clínica —expresa con su voz cínica.

Me recuesto de la pared que da con el salón, donde se encuentra de pie.

Escucho la puerta principal cerrarse, doy vuelta y me consigo con que Jacob está siendo apuntando con un arma. Pero yo conozco a quién lo apunta.

—¿Colin?

Sabía que éste era una alimaña, pero no hasta qué punto.

—En serio me gustabas, Alena... No podía dejar de fantasear con que algún día me prestarás atención, inclusive, llegué a pensar que podrías ser exonerada de todo esto. Sí tan solo hubieras amado al correcto.

Frunzo el ceño, todo me sigue dando vueltas.

—¿Exonerada?

—El idiota cree que es juez o algo par usar ese vocabulario —se burla Jacob.

Colin lo golpea fuerte con su codo. Ocasionando su repentina caída directo al suelo, y salpicaduras de sangre aparecen.

Hago ademán de ayudarlo, pero Colin me apunta, de inmediato.

—¿En serio después de tanto? ¿Todavía lo amas?

La respiración me falta, me siento como si fuera asmática.

—Me siento... No puedo...

—Deberías dejar de ser tan débil, siempre lo fuiste. Me das asco —secunda aquella voz que habló al principio. Todavía no puedo mirarle a su rostro.

Es lo último que alcanzo a escuchar, porque siento muy bien como mi cuerpo cae de golpe en el suelo de cerámica.

Me duele el golpe que me acabo de dar en la cabeza.

Pero no puedo hacer nada. No puedo reaccionar.

Alena, Alena... Despierta, cariño...

La voz de Vanessa muy lejos de mí me hace intentar abrir los ojos. Lindo soñar con mi mejor amiga.

Cuando lo hago, observo un techo de color gris. Tardo poco tiempo en entender que me encuentro en el suelo, acostada. Intento sentarme, y a pesar de que me pesa el cuerpo y todo me da vueltas, puedo hacerlo.

En cuestión de segundos distingo que tengo mis pies amarrados en una frías y oxidadas cadenas.

—¿Soy una prisionera? —espeto.

Escucho el tono de mi voz y estoy completamente ronca.

—¡Lena! Gracias a Dios estás bien, creí que te harían algo...

—¿Vanessa?

Me cuesta un poco acostumbrarme a la vaga iluminación del ambiente. Pero lo hago.

No estamos solas.

Está Elliot. Y un chico.

—¿Dónde está Jacob?

Vanessa frunce el ceño.

—No lo sé, cariño. Solo te trajeron a ti, hace un rato.

—¿En dónde estamos?

—Supongo que en una especie de bodega, aquí... En la casa de Nicoll.

—¿Estamos en Wes...? —pero Vanessa me interrumpe:

—No, seguimos en Portland, ¿Qué sucede?

Estoy mareada. Pero no me puedo dar el lujo de caer desmayada, otra vez. O de lo contrario nunca podré saber qué hago aquí. Y muchísimo menos porqué quieren venganza. Tengo que demostrarle que no soy débil.

—Todavía necesito explicaciones. Me descompensé al ver allá arriba a esas personas, no creí que...

—¿Qué Paul el de seguridad estuviera metido en éste embrollo? —vuelve a interrumpir mi amiga.

Cierro los ojos.

Esto es falso, tiene que ser falso.

—Es fuerte, Alena. Pero todo esto es real. Estamos a punto de morir, todos.

—¿Y tú por qué? —cuestiono a Elliot.

—Porque soy primo de Ronnie.

—¡¿Qué?!

—Sí... Así es.

—¿Al menos sí sufres de Agorafobia?

Estoy en esa parte de la vida en la que cuestiono qué es real, y qué no.

—Bueno...

Suspiro.

—¡Dios mío! ¿Acaso hay algo qué haya sido real en mi vida?

—¡Oh, cariño! —Vanessa empieza a sollozar.

—Tranquila —a simple vista se nota que se siente como Elliot, no sabe qué hacer con esto.

Los chicos nunca saben qué hacer cuando una chica llora y supongo que menos cuando todos estamos encerrados en una especie de calabozo a punto de morir.

—Bien, mejor no nos desesperemos.

Aconsejo, en vano. Lo sé.

—Buena idea —me secunda Elliot.

—Necesito saber con lujo de detalles todo lo que conoces, no me importa si me mentiste todo éste tiempo... Necesito saber la verdad, al menos ahora que estoy a punto de morir.

—Descuida —escucho a Nicoll.

Me giro y lo consigo de pie en una puerta que hasta hace nada se camuflaba con la pared.

—Yo mismo puedo contarte. Sería un testimonio oficial.

—¿Por qué? —ahora sí que no puedo evitar que las lágrimas viajen por mis mejillas— Te acogimos, te dimos amor... ¿Por qué, Nicoll?

Bufa y se cruza de brazos.

—¿Amor? Yo no llamaría amor a la lástima que me tenían.

—¿Qué?

Mi respiración amenaza con acelerarse, otra vez. Pero debo ser fuerte. No más ataques de ansiedad.

—¿Crees qué no me di cuenta de que tus padres me acogieron solo porque les daba lástima dejar al hermano de tu exnovio solo...?  El exnovio que tú mataste... ¿Acaso piensas qué soy imbécil?

—No, Nicoll... Nosotros jamás... Alicia te ama. Incluso yo... Suéltame, hablemos. Yo no tengo la culpa de lo que pasó. Todo fue un accidente.

—¿Un accidente? Si una estúpida niña de catorce años no hubiera llevado su auto al centro de rehabilitación hoy yo estuviera con mi hermano... ¿Sabes qué es lo peor? Que no recuerdes nada. Ni siquiera recuerdas las palabras que mi hermano te dijo...

Frunzo el ceño. El prosigue:

—Tu estúpida memoria no recuerda y tus padres se encargaron de hacer que no recordaras que tuvieron qué hacerte un trasplante de órganos, porque resultaste gravemente herida y él ofreció los suyos... Él se sacrificó, por ti. Y tú solo te enfocaste a vivir tu vida. A luchar porque eres una ridícula que solo pensaba en lo que ella había perdido, sin prestarle atención a los sacrificios de los demás para contigo. Tú padre resolvió el asunto pidiendo en el periódico que eliminarán tu nombre. No podían manchar su apellido, pero el mío y el de mi hermano no les importó... ¡Maldita sea, Alena! ¡Maldito sea el día en el que mi hermano se enamoró de ti!

El mar de lágrimas que emana por mis ojos me nublan la visión. Ciertamente Nicoll tiene razón. Es mi culpa todo esto y no puedo refutar sus palabras porque llevo más de ocho años cargando con esto.

—¿Sabes? Tienes razón... Es mi culpa...

Sus ojos se iluminan, a pesar de lo oscuro del ambiente y de que estamos a una distancia enorme, puedo ver como en sus ojos aparece una llama que lo hace cambiar de semblante. Supongo que pensaba que jamás iba a escuchar esas palabras salir de mi boca en un momento así.

Aunque pasé la mitad de mi vida llorando con él y compartiendo ese sentimiento, admito que decírselo ahora lo ha hecho comprender que lo digo de verdad.

—Nicoll perdóname, te pido perdón a ti ya que Kevin está muerto... Lo siento mucho.

Y es lo único que puedo decir, las lágrimas no me dejan hablar. Lo próximo que soltaré serán balbuceos. Sorbo de mi nariz en innumerables ocasiones y la audiencia se mantiene en silencio. Tanto así que observo a mi alrededor para asegurarme de que siguen aquí, como si se pudieran haber soltado de esas odiosas y frías cadenas.

—Ellos no tiene porqué estar aquí... La culpa es mía, asumo mis errores. Aquí estoy, déjalos ir...

—¡Já! —expresa con una sonrisa en su rostro, cargada de mucha maldad— Y tu dijiste, lo convencí... ¿Crees qué los dejaré ir después de que me vieron el rostro? ¿Después de qué vieron el rostro de mi padre? ¿Piensas que dejaré huir a la gente que más amas? Ya todos saben la verdad, todos saben la relación con el Buffalo's Gold's. 

Es extraño ver cómo se dirige a Paul por ese adjetivo.

Su padre.

—Ellos no dirán nada.

—En serio se te murieron las neuronas en el accidente, ese tipo —señala a Elliot— es periodista. Y es primo del que trabaja para la DEA. No soy idiota.

Observo a Elliot y baja el rostro.

  —No lo sabía —niego.

  —Por supuesto que no, si no te diste cuenta de mi. Mucho menos de él. 

La cabeza me va a explotar.

—¿Alena? ¿Estás bien? —escucho la voz de Vanessa, pero cerré los ojos a causa del dolor.

Asiento. 

Ni siquiera sé si puede verme.

—¿Por dónde empezamos? —hace una pausa— ¡Ah, sí! Por el traidor.

Escucho las pisadas de Nicoll acercarse y abro los ojos de golpe, se dirige al chico que yace en el suelo acostado.

Está despierto, pero por alguna extraña razón no habla.

—A ver... Rick, ponte de pie y preséntate.

El muchacho hace caso omiso a las órdenes de Nicoll, y de inmediato éste lo sujeta fuerte por el brazo haciendo que se siente en el frío suelo. Su rostro expresa dolor. Está moreteado. 

—¿En serio, Nicoll? Estás demente —su voz...

¿De dónde la conozco?

Frunzo el ceño para poder ver mejor su rostro con la poca iluminación que hay. No tengo mis lentes de contacto, casi nadie sabe que los uso.

—¿De dónde eres? —en serio creo que mi cabeza va a estallar. 

 Él ni siquiera me ve.

—CONTÉSTALE —Nicoll pierde los estribos y su grito resuena en el ambiente.  

El chico suspira y con fastidio, responde la orden, pero observando a la nada.

—Soy aquel chico que te tropezó la semana antes de que el jefe Paul te disparase de camino a Portland. Soy el idiota que te salvó la vida, cuando solamente debía haberte disparado porque me enviaron a ocultar tu cuerpo, en caso de que estuvieras con vida. Yo tuve tu vida en mis manos y decidí ayudarte... Ahora mírame.

Sigue reinando ese silencio escabroso en la bodega. 

—Claro, el día que Jacob me dijo que me amaba...—susurro— El día en el que supuestamente apareciste para decirme que estaba en peligro —confronto a Nicoll.

—¡Hay qué ver que eres un imbécil! —replica Vanessa.

Nicoll se gira hasta ella, con esa mirada sombría que ahora lo caracteriza.

—Nicoll no...—no sé cómo, ni porqué, pero ya me imagino lo que va a suceder.

—¿Sabes? Quería dejarte para el final... Porque no quería que Alena muriera sabiendo que te hice daño, pero te acabas de ganar un boleto de primera clase... COLIN—grita éste.

Colin aparece de inmediato, minutos después de el grito desesperado de mi excuñado.

—¿Qué pasa, primo?

—¿Primo? —espeto. 

—Sí cariño, todo queda entre familia.  

¡Dios mío!

—Llévate a Vanessa primero.

—Espera no... Todo esto es por mi, hazme daño a mi. Por favor Nicoll, no a ella.

Nicoll suena sus dientes, me observa con compasión.

—Cariño... No tienes ni voz, ni voto acá. Se hace lo que yo diga. Así que mejor ponte cómoda, porque tú serás la última. Te mataré, después de que hayas escuchado como mis hombres torturan a tus seres queridos —camina hasta la puerta donde apareció hace unos segundos Colin— y descuida, la tarea con tus padres me salió mal. Pero pronto la terminaré. No pienso descansar en paz, hasta que no quede sangre de ningún Taylor en éste mundo.

—Vente, cuñadita —Colin sujeta con fuerza a Vanessa, colocando un cuchillo en su cuello.

La hoja del mismo brilla y choca en mis ojos.

—Colin, por favor —suplico cuando Nicoll nos deja solos.

—Alena... Si tal vez te hubieras fijado en mi... Las apariencias engañan, yo estaba dispuesto a cambiar todo por ti. Aunque, debo admitirlo. También es mi culpa. No hice nada por deslumbrarte, tan solo me limité a que fueras feliz. Después de todo yo sabía tu destino.

—Alena, te amo. Eres la mejor amiga. Eres la mejor persona, si tuviera que morir por ti mil veces más lo haría —solloza Vanessa mientras Colin la hala del cabello hasta la puerta— reza por mi. Espero que salgas de ésta, sé que lo harás.


💣

Pues sí... También estoy sin palabras. JEJEJE, mentira. Se supone que yo escribí esto, la cosa es... Todo está saliendo igual o mejor de lo que me he imaginado redactar. Pero es un árbol genealógico un tanto confuso, estaba pensando en dibujarlo para ustedes. O con gusto, pueden dejar aquí su comentarios y aclararé sus dudas. No es algo que sea fácil de comprender, a la primera. 

Gracias por su apoyo, por llegar hasta el final. Ya no falta nada. Y de verdad, me duele despedirme de ésta preciosa novela. Amo a sus personajes, y estoy pensando seriamente en usarlos en cualquier otra obra jajaja. Así de obsesionada estoy con ellos, es que... Son mis bebés. Me estrené en Wattpad con ellos.

Como sabrán, estoy modificando CDSC. (Crónicas de un (Supuesto) Crimen). Pero tranquilos, no pienso cambiar nada de lo que ya conocen. Solo quiero acomodar ciertas fallas de ortografía y listo, de verdad que la trama no va a cambiar en lo absoluto. También tengo pensado hacerlo con NFUC (No fue un crimen), pero a su debido momento.

Adiós, gracias por votar y comentar siempre. 💖


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