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CAPÍTULO 33: ¿TENTACIÓN O VENGANZA? Parte l

En la madrugada suceden muchas cosas extrañas, muchos aseguran haber visto a alguien observarlos mientras duermen. Otros afirman que alguien haló sus pies mientras dormían, o peor aún que alguien hala su cabello o se lo acaricia y resulta que vive solo. Y si es de noche y estás leyendo esto... Lo siento. Pero me está sucediendo algo sumamente extraño.

Desperté en el medio de la fría noche, a pesar de que estamos en la playa y el clima debería ser tropical, hace mucho frío. En fin, una pesadilla me ha despertado. Estoy bañada de sudor, pero sigo con frío en mis huesos y para mi sorpresa, Jacob me estaba abrazando. 

Tengo miedo de darme vuelta y caer con la sorpresa de que está despierto, porque no sabría qué decir... O qué hacer.

¿Qué se le puede decir al chico que intentó asesinarme y con el que ahora comparto cama?

La verdad, no lo sé. Admito ser principiante en este tipo de situaciones. Y no creo que sea una situación de carácter común. ¿O sí?

Aclaro mi garganta y logro hacer que se mueva, pero solo para ponerse más cómodo. Me atrae hasta él y siento algo distinto en ésta oportunidad... Su... Su...

—Jacob, me estás...—suelto demasiado alto como para hacer que se levante sobresaltado. 

 —Perdón... Es que... Cuando tenías pesadillas solía abrazarte. Así te calmabas. Tuviste una, así que, eso hice.

Sí, pero no sentía tú erección en mi trasero.

Además, yo siempre despertaba en las mañanas y ya tú no estabas a mi lado.

Lo observo seria.

—Bien. Lo siento. 

Él baja la mirada y observa su pantalón, y por primera vez amigos míos, veo a Jacob Moreno sonrojado.

—Perdona.

Suelto una pequeña carcajada.

—Descuida... Es normal. 

Sus ojos se hacen grandes.

—Quiero decir, tengo entendido que cuando los hombres despiertan, sucede eso.

Aclara su garganta. 

¿Está avergonzado?

—¿Qué hora es? —cambio de tema.

—Son las cuatro y doce la mañana.

Informa.

—Sigue siendo temprano. Podemos dormir dos horas más y saldremos al aeropuerto —ordeno.  

Asiente.

Se acomoda de nuevo en la cama, pero en ésta oportunidad, veo como su ropa vuela en todas direcciones por la habitación. 

—Quiero suponer que haces eso porque te cambiarás de ropa.

—Sabes que suelo dormir en ropa interior.

Le regalo mi mejor mirada fulminante.

—Bien, pues yo no duermo con chicos desnudos.

Hago ademán de levantarme de la cama, pero sostiene mi cintura.

Ese escalofrío cruza mi cuerpo. La piel de mis piernas se pone de gallina.

—¿Te sigue sucediendo? —pregunta, pero lo veo más como una afirmación.

Pongo los ojos en blanco.

—Es normal que me suceda.

¡Mierda!

Cállate, Alena. 

—¿Por qué es normal? —silencio—  ¿Todavía sientes algo por mi?

—Es normal que suceda, porque tienes las manos frías y te tengo miedo—justifico.

—Pero eso no responde mi otra pregunta.

—Cállate.

—Responde.

—Que te calles.

Me tumbo en la cama dispuesta a seguir durmiendo, algo me dice que duraré bastante tiempo sin dormir bien.

Él se acurruca nuevamente a mi lado. De manera que me doy vuelta para poner carácter a la situación. 

—Te dije que no...—acaricia mi mejilla— P-Pienso...—luego pasa su mano por mi cuello— Dormir con...—sujeta mi cuello y me atrae hasta él, levanta una ceja.

¡Maldito Jacob!

—Termina la oración.

—Que no pienso dormir con hombres desnu...

Sus labios se posan sobre los míos. 

No sé qué sentir, la verdad es que hace mucho que no me besaba con él. Ni con nadie. Soy un fracaso amoroso. Ahora viene y acaba de poner mi mundo más vuelto loco de lo que ya estaba.

Sigo su beso, necesito sentir su calor. Tengo la necesidad de estar con él así, pero cerca. En un acto muchísimo más íntimo. Sus labios saben a cigarrillo... Él siempre con su aroma particular. 

Me separo.  

Quiero levantarme de la cama, pero ¡Oh sorpresa! Mi masoquista e imbécil cuerpo no quiere, y mi cerebro tampoco. 

¿De cuándo acá no me obedezco?

—Eso estuvo ma...—no puedo terminar porque me veo interrumpida por otro de sus dulces y maravillosos besos.

—Jacob, basta —expreso con autoridad.

Él se limita a observarme a los ojos.

—No está bien, tienes una esposa. 

—Mariana y yo...

—Sin explicaciones de telenovela, no quiero ser la otra. 

Bufa.

—Jamás serías la otra —hace unas comillas con sus dedos.

Pongo mis ojos en blanco.

—Cállate, no quiero explicaciones.

Doy vuelta y coloco una almohada en mi espalda. Protegiendo mi trasero del contacto de Jacob.

—¿No confías en ti?

Contigo a mi lado no confío en nada.

—Cállate.

—Si es lo único que dirás, no te servirá. Siento como mueres porque mis manos toquen.

¡¿QUÉ?!

¿Y quién se cree él?

—¿Disculpa? —me siento de golpe en la cama— El mundo no gira a tú alrededor, Jacob Moreno. No me muero por tocarte. Ni tenerte. Y mucho menos por sentirte cerca, y tampoco porque me toques. Al contrario, estoy haciendo todo lo posible por ser fuerte y no salir corriendo, porque te tengo miedo.

Mi pecho está acelerado.

Sus oscuros ojos me observan, y a pesar de que no hay más luz que la de luna, la cual se cuela entre las cortinas. Sus ojos están brillando.

—¿Sabes yo no escogí estar maldito?

Frunzo el ceño.

—¿Perdón?

Ahora ambos estamos sentados en la cama.

—No es mi culpa, fue mi destino. ¿Recuerdas aquello que te dije? ¿Qué el destino está escrito?

Asiento.

—Esto estaba escrito. Y no es mi culpa que me haya tocado esto, pero siento que puedo cambiarlo. Hacer algo positivo. Yo te quiero, y sé que es imposible pedirte que no me tengas miedo. Pero no tienes que recordarmelo. Me duele.

¡Dios mío!

—Jacob... Yo...

Está susceptible. Está débil.

Como yo lo estuve aquel día. Yo le supliqué que no lo hiciera, y sin embargo dejó que me hicieran daño.

Es mi momento de apretar el gatillo. Y no literalmente.

—Está bien —se pone de pie y rodea la cama— termina de dormir, te llamo a las seis.

Sostiene el pomo de la puerta. Pero con la agilidad suficiente, me pongo de pie y sostengo su brazo desnudo.

Siento como su piel también se pone de gallina.

—Al parecer no soy la única con efectos secundarios —bromeo.

Mi voz es casi un susurro. Pero suficiente para que las olas del mar no la opaquen.

Él da vuelta y sujeta mis mejillas.

¿Por qué estoy haciendo esto?

¿Amor?

¿Venganza?

¿Tentación?

¿Algo inconcluso?

—¿Qué quieres que haga? Necesito que me vuelvas a mirar con antes —pide.

Bajo la mirada hasta su abdomen.

El tatuaje que dice Gael, tiene unas alas en la letra A.

Poso mis dedos sobre el, acariciando la piel de su abdomen.

—En honor a ti.

Frunzo el ceño.

Subo la mirada hasta quedar concentrada en sus ojos.

—¿Por qué hacer honor con un tatuaje?

—Porque siempre te podré tener grabada en mi piel, así te puedo llevar conmigo, hasta la muerte.

Trago saliva.

Esto es venganza.

—Hay muchas formas de hacer eso.

Se congela.

—¿Cómo?

Entrelazo mis dedos con los suyos llevándolo de regreso a la cama.

Soy una idiota.

Soy una imbécil.

Y por alguna extraña razón no puedo dejar de pensar en Elián. Pero no debo pensar en él, ni en nadie, no puedo arruinar éste momento.

Jacob se sienta sobre la cama.

🌚

N/A

¿Qué es lo peor que puede pasar?
Los amo 💗

Recuerden que la estoy editando, así que cualquier error o fallo, agradezco me lo resalten y apenas termine con la novela lo corregiré. 💃

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