—¿Le tengo qué creer al chico que intentó matarme? Porque sí es así, ya me siento estúpida.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras. Jacob me sigue. Tienta con tomarme por el brazo, supongo que para detenerme, pero logro esquivarlo.

—¿Quién te crees, Jacob? ¿Por qué me tienes que hacer daño?

No me inmuté.

Ésta situación me tiene desesperada.

—¿No lo entiendes, verdad? No... Nunca lo vas a entender. Siempre hice de todo para cuidarte, hasta que no tuve más opción. De hecho, fíjate que ni siquiera pude matarte. El trabajo lo tuvo que terminar alguien sin corazón y ese alguien fue Nicoll. Él siempre fue el malo, bueno, él y otras personas.

Trago saliva.

—¿Cuántos más?

—No se qué gano diciéndote esto.

¿Es en serio?

—¿Todavía lo preguntas? —espeto.

Sostiene su nariz con los dedos de su mano derecha. Está pensando.

Debo hacer que me diga toda verdad, y si eso implica dramatizar, pues lo haré. Tantos años de amistad con Vanessa me han servido para ser la virreina del Drama. 

—Bien, te di una segunda oportunidad, adiós.

Tomo mi bolso y subo las escaleras para tomar mi maleta.

—¿Qué vas a hacer? —me sigue alarmado.

—Me iré de aquí.

—¿Adónde?

—Saldré de aquí, tomaré un taxi. Dormiré en el aeropuerto, después tomaré un vuelvo a West Haven. A Portland. A cualquier ciudad de Estados Unidos, necesito estar en mi nación. La verdad es que siento que ya no tengo nada más que hacer aquí y tú renuencia a darme información, me lo confirma.

Tomo la maleta y la ruedo hasta las escaleras.

—Espera... Te diré lo que quieras saber. Pero promete que no te alejarás otra vez de mi.

Cierro los ojos.

Ya ni siquiera sé que es correcto. Pero por supuesto que estar a solas con él, no lo es.

—Jacob, no puedo prometer algo así. Me hiciste daño. Debo alejarme de ti, más allá de lo que digan los demás, ese es mi instinto. Huir de ti. Por algo no podía salir del sanatorio, sabía que le temía a algo, pero ahora lo veo mejor. No le temo a algo, te temo a ti. 

Escucho como deja escapar un suspiro. Luce contrariado.

¿Todavía quiero a Jacob?

Porque por lo visto, él sí me quiere. No me dejó de querer. 

—Puedo hacer un esfuerzo para comprender lo que sientes pero... Solo yo te puedo mantener a salvo, ni siquiera confío en Ronnie. Él siempre supo todo y nunca hizo nada para cuidarte.

Frunzo el ceño.

—No, te equivocas...

Jacob baja las escaleras y se detiene en la mitad de los peldaños.

—¿Vienes conmigo o te vas?

Tremenda decisión.

Pero debo averiguar qué sucedió.

—Me quedo, contigo.

Bajo las escaleras detrás de él. Dejé la maleta en el umbral de la puerta porque presiento que la tendré que usar pronto, para futuras amenazas.

Llegamos a uno de los sofás de la sala. Él toma asiento en una esquina y yo en la contraria. Entre más lejos, mejor.

—¿Quién es el padre de Nicoll? —no puedo esperar.

—Alena...

—Dijiste que me dirías la verdad si me quedo aquí. Y aquí estoy.

Exhala el aire por la boca. Despacio.

Extrañaba ciertos gestos de él. Y lo peor es que no lo sabía. No sabía que extrañaba a Jacob.

—Paul. El jefe de seguridad de AFE.

¡¿QUÉ?!

—El ambiente lo amerita: Esto parece novela mexicana.

Suelta una corta sonrisa.

—Tu sentido del humor... Te extrañaba.

Sus ojos se humedecen. Bajo la mirada. Entre menos contacto visual haga con el individuo, más fuerte me mantendré.

—Al grano —quiero ser lo más tosca posible. Debo serlo.

—Bueno, lo descubrí todo el día que te pedí que me limpiarás las heridas. Te dije que me habían intentado robar, pero no fue así. ¿Recuerdas qué Vanessa le robó una llave a Connor en aquella cita?

¿Una llave?

Claro.

Los recuerdos se deslizan en mi mente como el agua de un manantial.

Asiento.

—Esa llave daba acceso a la oficina del dueño del Buffalo's Gold. Me hiciste prometer que no entraría solo, o sin ustedes. Pero, como sabía que se trataba de algo fuerte, ni loco los iba a dejar involucrarse más. Así que fui a trabajar esa noche. Todos sabían que yo doblaba mi turno en el pub, antes de trabajar en AFE, lo hacía por necesidad. De manera que no les extrañó verme allí, de nuevo.

«Esa noche Larissa no trabajó. Fui solo. Y cuando era mi hora de descanso, opté por intentar entrar. Pero claro, todo estaba calculado. Colin reportó la llave de su primo como extraviada, pero no la bloqueó. Al contrario, la dejó con libre acceso, para descubrir quién era el ladrón. Y bueno... Al abrir esa puerta...

Se detiene y sujeta su rostro con ambas manos.

¿Acaso está a punto de llorar?

«Los ví. Eran mi familia—. Su voz se quiebra—Todos lastimados. Sentí tanta impotencia. Rabia. Ira. Cómo quieras llamarle... Quería matar al causante de aquello. Pero lo único que sentí fue un golpe en la cabeza. Cuando desperté, estábamos en una especie de habitación, con luces verdes. Amarrados en una silla. Pero yo era el único con los ojos libres. Podía ver lo que pasaba. Estaban Colin y Connor. 

«Connor nunca estuvo de acuerdo con esto. Lo supe siempre. Su mirada lo pedía a gritos. Quiere salir de esto. De hecho, por eso Colin se encarga del negocio familiar, porque Connor no lo acepta. Paul estaba allí. Vestido de traje, como siempre. Pero tenía algo diferente. Sus ojos asomaban poder, venganza, odio. Habían muchos hombres, algunos los reconocí del Buffalo's Gold. A otros no. Me contó una historia. Similar a la que me dijiste, de Kevin...

Trago saliva. Mis manos están sudando.

«Pero él me dijo... Él piensa que Kevin no era el chico que estaba manejando, piensa que fue al contrario... Que tú te salvaste y él no, porque según él tu ibas manejando. Cada esfuerzo por querer explicarle la verdadera versión de lo que pasó, era remunerado con un golpe en mi cuerpo. Fue una ofensa para él que tú familia pagara para que la verdad quedara oculta. Tú nombre no salió en los periódicos y el de su hijo si, quedó como el único culpable. Paul, el padre de Kevin fue quien asesinó a mi padre. Y Nicoll quería venganza. Por eso se aferró a tu familia después del accidente. Por eso retomó su, supuesto amor, por Alicia y se casó con ella. Inventó todo aquello de tener que huir porque lo estaban acosando, te dio su departamento para poderte tener vigilada y dijo una vez, por teléfono te envió a su casa abandonada en Portland porque allí te iban a esperar para matarte...

«Nunca fuiste a aquella casa. Supongo que no tenías el valor suficiente para volver. Yo fui un par de veces, y claramente descubrí como tenían todo rodeado y listo para hacerte daño apenas pisaras esa urbanización. De manera que por eso no insistí más en que supieras de tu pasado. Tengo entendido que Kevin no murió al instante, sino que duró tres días en coma y que cuando despertó... En lugar de estar feliz por ver a su padre y a su hermano, preguntó por ti. Ellos le mintieron, le dijeron que tu habías muerto y él sufrió un ataque. Murió porque supongo que, al igual que yo no imagina un mundo sin ti. Ahora bien, Marcus, el dueño del hotel... Es un secuaz de Paul.»

—Paul trabajó todos estos años en la empresa... Se ganó mi confianza, la de mis padres... ¿Me dices qué es el papá de Nicoll?

Mi cabeza va a estallar. La doctora me dijo que cuando me sobrecargara de información, debía respirar profundo y relajarme.

Cierro los ojos, me acuesto en el sofá y comienzo a inhalar y exhalar por la boca.

—¿Estás bien?

—Solo, dame un minuto —levanto mi mano para que para entienda que necesito espacio.

—De acuerdo.

Siento como se levanta del sofá.

Luego de unos minutos, un aroma dulce se cuela por mis fosas nasales.

Abro los ojos y me consigo con Jacob de pie, sosteniendo una taza humeante.

—¿Qué es eso?—titubeo.

—Es un té... Te puedo enseñar la envoltura de donde lo saqué... Por sino confías en mí.

Esbozo una sonrisa interna. Sí, interna. No puedo demostrarle nada a el.

—Te daré otro voto de confianza.

Acomodo mi posición y quedo nuevamente sentada. 

—Gracias—digo cuando doy el primer sorbo— ha sido demasiada información por un día.

—Bien, si gustas, mañana te sigo contando lo demás. Creo que ya deberías descansar.

—Tal vez—expreso nerviosa.

Bebo todo el contenido de la taza de un largo sorbo. Es reconfortante éste té. Espero que no tenga alguna especie de droga, porque sino aquí quedaré muerta, violada o quien sabe como. 

Sigo a Jacob hasta las escaleras y volvemos a entrar a la habitación donde estuvimos hace un momento.

—Ehm... Puedo dormir en la alfombra, solo... No quiero dejarte sola.

Suspiro.

—Jacob, la cama es enorme. Puedes dormir en aquella esquina, yo dormiré en esta.

Señalo con los dedos.

Por supuesto que utilicé las almohadas para separarnos y claro que dormí con un pijama hiper mega difícil de quitar. En caso de violación...

—Hasta mañana—dice en un susurro.

Prefiero dejarlo así, que piense que ya me dormí. De verdad no quiero recrear esa rutina que me afectó haber perdido. Dormir con Jacob, soñar con Jacob, hacer todo con él. Sentía un vacío todo este tiempo y aunque apenas lo pude recordar hace un par de días, ya sé que mi vacío aparente, es debido a él. Y maldita manía de haberse apoderado de mi corazón. 

Hasta mañana, Jacob. Dejo esto dicho solo para mi. 

🥀

Sé que no me lo van a creer, pero amo a Jacob. 💕

Nos vemos en el próximo capítulo.