CAPÍTULO 18: RECORDARÁS
Me despierto en medio de la noche acelerada. Aún no puedo abrir los ojos, pero no necesito abrirlos para saber que tuve una pesadilla. Pensaba que me había librado de ellas. Estoy ofuscada, siento como tengo la bata ceñida a la espalda debido al sudor. Estoy sudada y fría. Me levanto e intento caminar al baño, pero hay algo que inmediatamente llama mi atención...
La puerta de mi habitación está entreabierta. Frunzo el ceño y camino hasta la poca luz que se refleja y termino de abrirla. Para mi sorpresa se encuentran un par de figuras del otro lado discutiendo algo. En otro momento de mi vida me pondría nerviosa, pero ahora simplemente quiero respuestas. De modo que me aclaro la garganta, para que sepan que estoy despierta. Ambos se giran en mi dirección.
— ¿QUÉ HACEN AQUÍ?! —regaño. Con mi voz, por supuesto, que apenas audible.
No puedo despertar a nadie.
—¡Alena! —los ojos de Gael, Colin, o cómo se llame, amenazan con casi salirse de sus órbitas.
—¡Pasen! —ordeno.
Ambos, Colin y Connor se cuelan a mí habitación sin chistar. Cierro a mis espaldas y me recuesto de la puerta como si yo fuera más fuerte que ambos, como si eso fuera a impedir que en cualquier momento decidan salir de aquí. ¡Bah!
—¿Cómo enteraron?
Hablo, en vista de que, ellos están petrificados todavía observándome.
—Sí, he vuelto de la muerte. Resucité. No necesito que sean tan imprudentes...
Connor traga saliva.
—Solo para confirmar lo de ésta noche—, comienza a hablar Connor, arrastrando sus palabras —¿no recuerdas nada?
Niego y camino hasta la pequeña cama. Sentándome en la punta. Colin se sienta en la silla metálica y Connor se limita a recostarse en la ventana.
—Ya saben que no recuerdo nada, de hecho ni los recuerdo a ustedes...
—Lo pude apreciar —tercia Colin.
—¿Me van a decir cómo entraron?
—Somos... Amigos... De una enfermera. Ella nos prestó su pase. Vine en cuanto supe qué ya estabas mejor. Lamento haberte puesto nerviosa...
—No te preocupes, ¿Colin, no? —asiente— Honestamente, lo que me tiene inquieta desde ese día fue el nombre que dejaste... ¡Gael!
Las cejas de Connor suben. No sabe disimular su expresión.
—Gael... Él es tú asesino.
Connor observa con mucho recelo a Colin.
—¿Mi asesino? Creo que no supo hacer bien su trabajo...— Hago una pausa y añado —Sigo viva...
—Bien, corrección. Fue quién intentó matarte.
Frunzo el ceño.
Entonces, Gael no es el nombre de un club. Es el de una persona.
—¿Cómo lo saben?
—Espera—, interviene Connor —Gael es el padre de quién intentó asesinarte... Su hijo usaba su nombre, por venganza.
Si antes estaba medio perdida, ahora estoy completamente perdida.
—Entonces, ¿cuál es el verdadero nombre de él?
Colin hace ademán de querer hablar. Pero Connor le interrumpe:
—La enfermera fue muy clara al respecto de lo que sucede en tú memoria. Nos dijo que no alteráramos ninguno de tus recuerdos. Ya hicimos mucho con decirte eso. Debes descubrirlo tú sola, a su debido momento.
—¡NO! —grito cerrando los puños fuerte—. Tienen qué ayudarme. Tengo que perder el temor, necesito salir de aquí y ser normal.
—Alena eres normal.
Dice Colin.
¿Qué puede saber él de mi?
—No lo sabes, no tienes idea de lo que he pasado, eso no me puede hacer normal... ¿Me van a ayudar?
Ambos se observan fijamente.
Por lo que veo, y presiento no me darán el nombre que necesito. Quizás, sí desvío la conversación, lo logre...
—Okey, no me tienen que dar el nombre, sino quieren. Al menos me dirían: ¿De dónde lo conocen?
—Es cierto que no recuerdas nada...—expresa Colin.
Por supuesto que no recuerdo nada. ¡Idiota!
—Él era tú chófer. Estuvo contigo un corto tiempo, pero fue suficiente para él...
¿Mi chófer fue quién me hizo esto?
¿Cuál de todos?
Papá me hacía cambiar de conductor como cambiar de pantis...
Pero es más fácil así, solo debo investigar a todos los chóferes que he tenido. Tarde o temprano habrá uno que caiga.
—¿Por qué, sí saben todo esto no hablaron con la policía?
—Porque también estamos involucrados —en ésta oportunidad habla Connor.
¿Involucrados?
¿Acaso ellos...?
Me comienzo a acelerar, pero debo aprender a controlarme, debo dominar la situación. La situación no puede controlarme. Y más si estoy a punto de saber algo completamente importante.
—Espera... Dices que estuvieron con ese tal Gael. ¿Ustedes también intentaron asesinarme?
Suelto más que confundida. Y lo peor es que ninguno de ellos dos me responde. Me levanto de la cama y me dedico a dar vueltas por toda la habitación intentando asimilar aquello. Y dándoles un poco de tiempo para que me respondan.
¿Qué hice para que me hayan querido asesinar?
—Es una historia súper larga...
—Connor, tengo casi dos años aquí, y sino me ayudan a recordar tendré el resto de mi vida aquí metida. Creo que tiempo me sobrará para escucharlos, ¿Se te hace justo? Ustedes viven como si nada, o tal vez no, pero no tienen miedo de salir a la calle y que no sepan quién fue el que les hizo daño. Tal vez hasta mis amigos estén involucrados en esto y no lo sé, porque literalmente, lo ignoro. Lo único que recuerdo de ese día es, un enmascarado, unos ojos verdes esmeraldas detrás de esa capucha y un auto golpeando el que yo manejo. Y ni siquiera sé si yo manejo, porque recuerdo que tengo una fobia con el volante.
—¿Una fobia? —suelta Colin intrigado— ¿Por qué le temes al volante?
Rodeo mis ojos, creo que ellos deben saber lo de Kevin. Debo confiar en ellos si quiero que ellos confíen en mí.
—Hace cinco, o seis años ocurrió el más grande y grave accidente automovilístico de aquí, de Portland. En cierto modo sé que fue por mi culpa. Y muchas personas murieron, entre esas el amor de mi vida. Fue una ineptitud darle el volante a un chico internado en una clínica de rehabilitación y que encima cayó en esa clínica debido a que reprobó su examen de conducción por daltonismo.
Los ojos de Connor se hacen enormes. Y enseguida sin detenerse comienza a emanar lágrimas a través de ellos.
¿Acaso...?
Pero en lugar de pensarlo, lo digo en voz alta. Porque soy toda una cabezota.
—¿Alguno de tus familiares estuvo allí? —Intento decir lo más dulce posible.
Él asiente. Secando rápidamente sus lágrimas.
Frunzo el ceño.
—Espera, ¿dicen qué nos conocíamos?
—Ajá...
—Entonces, ¿ustedes me llegaron a decir eso? ¿Qué una parte de su familia estuvo en ese accidente?
Ambos, como si lo hubieran practicado niegan al unísono.
—¿Pero sabían qué yo causé todo aquel revuelo?
—Más o menos... Pensábamos que sería por alcohol, jóvenes escapados bebiendo...
—No, pues, papá no me dejó explicarle a nadie. Ni a la prensa. De hecho si revisan el artículo de periódico, no salgo a relucir. Él se deshizo de todos los cargos y de la evidencia. Me he sentido culpable, siempre.
—¿Supiste quiénes estaban ahí? Aparte de ustedes...
—No Colin, solo leí que un importante empresario y su familia fueron los más agraviados. Él resultó herido, y toda su familia murió.
—Ese, era...
Empieza a hablar Connor. Pero inmediatamente Colin lo interrumpe:
—Tal vez, debamos seguir el consejo y no sobrecargarla de información.
Se retira de la ventana y camina en dirección a la puerta.
Hay algo raro en su actitud. No lo sé. Pero tiene cierto nivel de nerviosismo. Hace un ligero ademán con su cabeza y Connor se pone de pie acompañándolo frente a la puerta.
—¿Se van a ir ya?
—Es hora, nos dijeron que no podríamos estar mucho tiempo contigo... Solo queríamos saber qué recuerdas. No podíamos esperar al lunes.
—De acuerdo, ¿pero volverán a visitarme?— Se observan—. Por favor, necesito recordar...
Insisto, ellos me ayudarán. Lo sé.
Colin niega con la cabeza. Pero sus ojos me observan con bastantes ansias. Connor se acerca hasta mi para ofrecerme un abrazo.
—Cuídate, haré lo posible por venir a verte.
Cuando nos separamos. Colin se acerca e intenta lo mismo. Pero justamente al sentir su aroma: cigarros, alcohol y humo. Viene a mi mente una especie de flashback...
⤵
Colin sentado en una especie de discoteca, hablando conmigo... Sonríe plácidamente, me pregunta mí nombre, luego sí tengo novio...
Yo estoy muy nerviosa, no sé porqué. ¿Por qué debería tenerle miedo a Colin?
⤴
Inmediatamente me sostengo con mis manos la cabeza. Sé que en cualquier momento me descompensaré, estoy muy acelerada. Recordar me pone la piel de gallina. Me pone ansiosa. Los primos notan el trance por el que estoy pasando, de modo que siento como las manos de Connor me llevan a la cama.
Ahora estoy sentada e intento respirar pausadamente. Inhalo por la nariz, exhalo por la boca. Así me dijeron que debía hacer.
Y funciona.
Abro los ojos y ambos me observan nerviosos. Suelto una corta sonrisa. Están asustados.
—Lo siento, eso me sucede cada vez que...
—Que te visito, creo.
Interviene Colin.
Suelto una carcajada.
—No lo creo. Iba a decir, cada vez que recuerdo algo, es que me pongo así.
—¿Qué te hice recordar?
—Cuando te conocí. ¿Fue en un bar?
—¿Un bar? Será el pub. De mí tío, el padre de Connor.
—¡Oh! ¿Yo fui a un pub?
Estoy literalmente sorprendida. Alena Taylor fue a un pub...
—¿Por qué recordé eso? —pienso en voz alta.
—No lo sé, tal vez el momento... El calor de la conversación...
—Sí, puede ser, ¿Cómo se llama ese pub?
Ambos se observan, tragan saliva y curiosamente responden al unísono:
—Buffalo's Gold.
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