🎬Scene 20
Era un día nublado en la enorme ciudad de New York. Un hermoso castaño estaba desparramado sobre uno de los sofá de su sala, mirando la televisión con una expresión aburrida.
Ese día no tenía trabajo y estaba que se moría del aburrimiento, pues tampoco tenía mucha vida social.
En medio de sus divagaciones, escuchó el sonido de la puerta de un auto. Como vieja chismosa, corrió hasta la ventana que daba hacia la calle enfrente de su edificio.
Era nuevamente ese hombre de cabello negro y sonrisa cuadrada, aquel que traía loco a su vecino. Más pronto que tarde, el nombrado salió del lugar y saludó al chico, el cual lo recibió con un apasionado beso.
Sus encuentros se hacían cada vez más frecuentes y Jin estaba seguro que no todos eran por trabajo. Estaba preocupado. Jungkook era aún ingenuo e inexperto. Tenía miedo de que saliera lastimado.
Solo pudo suspirar al ver como el auto se marchaba con ambos jóvenes dentro. Bueno, al menos el chico se veía feliz. Más feliz de lo que Jin lo había visto en los últimos 4 años.
El castaño se fijó en el calendario de su celular. Era ese día.
Le sorprendió haberlo olvidado, nunca lo hacía. De todas formas, aún tenía tiempo. Si se apuraba podría evitar romper su rutina de cada año.
Se cambió su pijama por una ropa más adecuada para salir de casa y emprendió su viaje.
Bajó las escaleras con tranquilidad y saludó a los vecinos que se encontró en el camino. Se detuvo cerca de 2 cuadras después en un Starbucks para comprarse algo de tomar. Una vez tuvo su Caramel Mocha Frapuccino, retomó su caminata.
Minutos después se sentó en la parada a esperar un bus que lo llevara a su destino. Miró el cielo nublado con añoranza y nostalgia.
Una vez estuvo en el vehículo, tardó menos de 20 minutos en llegar a su destino.
Jin miró la entrada del lugar con nerviosismo, tantos años y aún no se acostumbraba. Respiró profundamente y entró al Cementerio de Woodlawn.
Seokjin debía admitir que jamás en su vida había visto un cementerio tan hermoso. Estaba rodeado de zonas verdes y las tumbas y mausoleos de las personalidades más importantes eran bellezas arquitectónicas. Sentía que no había mejor lugar de descanso para personas tan importantes para él.
Sin perder más tiempo, se dirigió a un puesto donde vendían flores y compró azucenas, las favoritas de ella. En cuanto tuvo las flores en mano, caminó con dirección a aquella tumba, llegando poco después.
Colocó las flores a un lado y se sentó, observando con tristeza aquel nombre: Kim Chaerin.
— Hola, abuela —Jin sonrió ligeramente—. No puedo creer que ya hayan pasado 10 años desde que te fuiste, el tiempo vuela. Siento haberme demorado en venir, estaba con la cabeza en otro lado. ¿Recuerdas a Jungkook? Aquel niño narizón, de cabello negro y ojos grandes que siempre venía a casa para pedir de tus galletas. Ya está hecho un hombre, se esfuerza mucho en la universidad y parece estar enamorado. Quizás todavía es un poco fuerte esa palabra, pero definitivamente está interesado en alguien. También, el año pasado finalmente pudo librarse de su madre ...
Las palabras siguieron fluyendo de la boca de Jin por un buen rato, tenía muchas cosas que contar. Cada vez que visitaba a su abuela, lograba sentirse mejor si comenzaba a hablarle como si aún estuviera con él. La extrañaba demasiado. Cuando ella falleció, él quedó completamente solo. Jungkook fue su única compañía, su única familia.
Media hora más tarde, se levantó del suelo, se despidió de su abuela y comenzó a caminar hacia la salida del cementerio.
Una fina llovizna comenzó a caer, pero a él no pudo importarle menos. Iba tan distraído, pensando en si también debería visitar a sus padres, que sus pies le fallaron y resbaló con unas hojas que habían en el pavimento.
Probablemente se hubiera dado un duro golpe, si no fuera por unas fuertes y grandes manos que lo tomaron de la cintura. Con ayuda de aquella persona, logró estabilizarse nuevamente.
Y Jin con su extravagante personalidad, no pudo evitar insultar al medio ambiente y a la madre naturaleza por crear las condiciones para que él tropezara, alegando que por cosas como esas los humanos no podían llevarse bien con las plantas.
Unas fuertes y estruendosas carcajadas interrumpieron sus quejidos.
— Oh, wow, es la primera vez que veo a alguien insultar a la naturaleza —comentó el extraño entre pequeñas risas—.
El castaño se volteó y lo observó. Era alto, un poco más que él; tenía el cabello de un rubio cenizo y estaba vestido con un traje negro y un abrigo largo del mismo color. Pero lo que más atrajo la atención de Jin fueron los hoyuelos que se le formaban al sonreír, él nunca había conocido a nadie que los tuviera. Eran encantadores.
— Ah, lo siento por eso —comentó Jin, apenado por la situación—. Muchas gracias por ayudarme.
— No es problema. Es más, yo debería agradecerte, nunca pensé que me harían reír en un cementerio —y el extraño volvió a sonreír con aquellos hoyuelos que ya estaba amando—.
— Yo tampoco pensé que podría insultar y maldecir en medio de un cementerio.
— Esto es lo más raro que me ha sucedido en años.
— Lo mismo digo.
Ambos jóvenes se volvieron a sonreír, la coquetería brillando en sus sonrisas.
— ¿Vas de salida? —preguntó el desconocido—.
— Si, ya llevo demasiado tiempo aquí.
— Entonces, ¿puedo invitarte un café?
— De poder, puedes. Pero no te aseguro que vaya a aceptar, mi abuela me enseñó que no debía hablar con extraños —comentó Jin con burla, sin perder el tono coqueto—.
— Pero si aceptas ese café, podríamos dejar de ser extraños —insistió el moreno—.
— Mmm ... no sé, ni siquiera me has dicho tu nombre.
— Tú tampoco me has dicho el tuyo.
— Pero tú eres el interesado —siguió el juego—.
— ¿Vas a fingir que no te intereso? Me dueles. Acabas de golpear muy fuerte mi orgullo de hombre neoyorquino.
Jin se rió fuerte con su característico sonido de limpia vidrios. Sonido que el contrario amó.
— Primera vez que me hacen reír de esta manera en un día como este. Solo por eso te aceptaré el café.
El de mayor estatura sonrió satisfecho.
✿ • love • ✿
─╰* .❁° •╯─────────────
⋆
El lugar escogido fue una pequeña cafetería a pocas cuadras del cementerio. Tenía un ambiente cálido con tenues luces amarillentas, creando una atmósfera tranquila. El olor del café recién hecho que inundaba el local y las mesas de color marrón también eran puntos a favor.
— Entonces, ¿qué te trae por aquí? —preguntó el chico de cabello cenizo una vez ordenaron sus bebidas—.
— ¿En serio? ¿A qué van las personas al cementerio?
— ¿Quién sabe? Tal vez eres un cura o algo así.
Jin sonrió.
— No, no lo soy. Fui a visitar a un familiar: mi abuela.
— Oh vaya, lo siento. ¿Hace mucho que falleció?
— Justo hoy se cumplen 10 años. Todavía me es difícil ver su nombre grabado en una lápida.
— ¿En algún momento se hace fácil?
Y ambos sonrieron sabiendo perfectamente la respuesta a esa pregunta.
— ¿Qué tal tú?
— Mi hermano menor. Falleció hace 4 años. El día de hoy hubiera cumplido 25.
— Esa es una triste coincidencia. La muerte de mi abuela y el cumpleaños de tu hermano.
— Tienes razón —el moreno sonrió con tristeza, rápidamente cambiando su expresión a una más animada—. Pero bueno, ya basta de negatividad, cambiemos de tema. ¿Qué edad tienes? Necesito saber si debo dirigirme a ti con respeto.
— Tengo 29.
— Ah, así que eres mi mayor. De cierto modo me gusta eso —el chico sonrió sugerente y Jin negó con la cabeza, divertido—. Yo tengo 27.
— ¿No piensas decirme tu nombre?
— Tampoco me has dicho el tuyo.
— Yo pregunté primero.
— Y yo después.
— Esto es demasiado absurdo —Jin rió genuinamente alegre—.
Un camarero llegó y dejó los pedidos de ambos sobre la mesa para luego retirarse, después de corroborar que ninguno deseara algo más. Un agradable silencio se instaló entre ambos.
Silencio que no duró mucho.
— ¿Siempre has vivido en Estados Unidos?
Ambos jóvenes comenzaron una amena charla que se extendió por horas. Varias preguntas fueron hechas y respondidas, todas excepto una: la del nombre.
Al parecer, ambos veían graciosa la idea de mantener sus nombres en secreto.
Las sonrisas no se borraron de sus rostros en toda la tarde. Lo temas de conversación variaron y cambiaron muchas veces. En ningún momento se sintieron aburridos.
Cuando Jin observó que eran las 6 de la tarde, se sintió consternado. Se había demorado mucho y pronto comenzaría a oscurecer.
— Ya debo irme, está anocheciendo —habló el castaño comenzando a sacar su billetera para pagar su parte de la comida—.
El moreno pensó en ofrecerse a pagar, pero su mayor se veía como el tipo de persona que no se dejaba invitar a la primera salida. Una vez fuera del establecimiento, el menor se ofreció a llevarlo a su casa.
— Lo siento, no llevo extraños a mi casa.
— Pienso que después de una tarde charlando ya no somos unos completos desconocidos.
— Sigo sin saber tu nombre.
El moreno volvió a reír porque el chico era totalmente impredecible. Le gustaba.
— Hagamos esto. Me dejas llevarte a tu casa y entonces te digo mi nombre. Incluso te daré mi licencia de conducir para que veas que no miento.
— Mmm, trato hecho. Pero me dejarás en la parada del bus a unas cuadras de mi casa. No te ofendas, pero literalmente te conocí hoy, no pienso dejar que veas donde vivo.
— Por mi, perfecto. Pero debes decirme también tu nombre.
— Por supuesto.
Su viaje pasó entre conversaciones triviales y canciones de la radio a las cuales no le prestaron mucha atención. Cuando llegaron a su destino, el menor aparcó el auto y observó al castaño.
— Tu auto se parece mucho al del chico que le gusta a mi mejor amigo. Es bonito.
— Muchas gracias.
— Entonces, ¿tu nombre?
— Primero dime el tuyo.
— Ay, no de nuevo —se quejó el mayor y el contrario sonrió—.
El menor se bajó del auto y le dio la vuelta, abriendo la puerta del copiloto y extendiéndole su mano a Jin. El castaño sonrió y aceptó el caballeroso gesto, apoyándose en el contrario para salir del auto.
— Realmente disfruté el día de hoy contigo, me gustaría repetir la salida. ¿Podría tener tu número de teléfono? —preguntó el de mayor estatura sin soltar la mano de su acompañante—.
— Por supuesto, y me encantaría tener el tuyo, pero no podría agendarte porque sigo sin saber tu nombre.
El joven sonrió. Soltó la mano de Jin y sacó su celular y su licencia de conducir. Ambos chicos intercambiaron números, pero antes de que Jin pudiera tomar el documento de identidad, el más alto retiró su mano.
— Primero tú.
Jin suspiró rendido y le mostró al moreno una foto de su pasaporte.
— Mi nombre es Kim Seokjin.
— Tan hermoso como tú.
El castaño no podía creer que realmente se sonrojó por tales palabras. Extendió su mano con las mejillas coloradas y el menor le entregó su licencia de conducir. Jin observó el nombre inscrito y levantó la cabeza para corroborar la información con el contrario.
— Mi nombre es Kim Namjoon.
To be continued ...
⋆⋅⋅⋅⊱∘────────────∘⊰⋅⋅⋅⋆
Doble actualización, a que esa no se la esperaban🌚
Bueno, bueno, bueno; esto está empezando a complicarse😬
Estoy segura que desde que mencioné lo de los hoyuelos todos supieron que era Namjoon pero igual quise mantener la intriga hasta el final🤣
Datos:
El Cementerio de Woodlawn se encuentra en el Bronx. Es uno de los cementerios más grandes de New York y un Monumento Nacional. Es conocido por ser el lugar de descanso de algunas figuras importantes y realmente es un lugar precioso. Les dejo algunas fotos por si les interesa👇
Ahora si, espero que hayan disfrutado de esta sorpresa.
Nos vemos la próxima semana🙃❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro