🎬Scene 1
— ¡Mierda, mierda! ¡Voy tarde, joder! —jadeaba Jungkook mientras corría con todas sus fuerzas las cuadras que separaban la estación del metro de su Universidad.
Era la tercera vez que iba a llegar tarde esa semana, todo por culpa de su trabajo de medio tiempo en aquella cafetería, donde hacía el turno de 6 de la tarde a 12 de la noche.
¿Qué clase de cafetería abre hasta tan tarde? Ni que fuera un bar.
Tal vez era su culpa por escoger el turno de la noche, pero era en el que mejor pagaban, así que por desgracia él no podía darse el lujo de dormir 8 horas.
Luego de 10 minutos finalmente llegó a las puertas del Departamento de Danza de la Universidad de Artes Tisch.
Y, como últimamente se había hecho costumbre, el profesor Jung Hoseok le estaba esperando.
Oh oh.
— Tarde otra vez, Jeon. —habló con una expresión molesta.
— S-Solo ... c-cinco ... minutos. —contestó Jungkook apoyado en sus rodillas, tratando de recuperar el aire que le faltaba.
Hoseok ablandó su expresión.
— Escucha, sé que estás en una situación difícil, pero a este paso en serio vas a perder la beca. Ya estás en 3er año, te falta poco para la graduación, no lo eches a perder ahora.
— Usted sabe que no puedo perder la beca. —dijo el menor más calmado, pero con cierta desesperación en su tono.— Apenas si puedo terminar de pagar lo que no cubre la beca, si la pierdo tendré que dejar la Universidad.
— Precisamente por eso te lo estoy advirtiendo. Hemos sido bastante permisivos contigo, Jeon. Tres veces a partir de ahora es el límite, después de eso, no podré ayudarte. —concluyó el profesor para luego darse la vuelta e ingresar al edificio.
Jungkook suspiró abatido, en este último tiempo nada estaba saliendo bien. Y no es que antes estuviera mucho mejor, pero al menos tenía menos preocupaciones.
Justo antes de entrar, su celular sonó. Lo sacó de su mochila con una expresión neutral, sin embargo, su cara palideció cuando vio el remitente:
Kim Namjoon
Volvió a guardar el teléfono e ingresó a la Universidad rápidamente.
Si, nada estaba saliendo bien.
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— ¡Hey, Jungkook!
El nombrado se giró sobre sus talones cuando sintió que lo llamaban, encontrándose con Sean Reynolds.
Sean era una especie de amigo para él. Cabello negro y ojos azules, con una altura cerca del metro ochenta y una preciosa sonrisa Colgate, bastante popular entre las chicas de danza.
— Sean, hola. —habló sin mucho entusiasmo.
— ¿Y esa cara larga, hermano? No me digas, ¿acabas de salir de la clase de la Sra. Hudson?
— Correcto. —Jungkook soltó un suspiro.— Esa mujer piensa que está entrenando a bailarines de ballet, no se acaba de enterar que la danza que estudiamos aquí no es solo ballet, que no tenemos que saber cada maldito paso como si fuéramos profesionales.
— Y que lo digas. ¿Sabes que el otro día me dijo gordo? ¡ME DIJO GORDO! —escandalizó Sean.
— A todos nos ha llamado al menos una vez así.
— Menos a ti, eres su favorito.
— ¿Quieres saber el secreto? —preguntó mostrando una sonrisa ladina.
— A ver, a ver.
Sean acercó su oído hasta la boca de Jungkook, donde este le susurró:
— Alessandra Ferri.
Su amigo se separó, y le observó confundido.
— ¿Alessandra Ferri?
— Una gran bailarina italiana famosa mundialmente. La profesora es su gran admiradora. Solo alábala diciendo que se parecen y que piensas que es tan talentosa como ella.
— Wow, ¿y tú dónde aprendiste eso?
— Me lo dijo un conocido de un curso superior, pero manténlo en secreto.
— Soy una tumba.
Ambos amigos sonrieron mientras caminaban a la salida para ir a almorzar. En el camino se les unieron 2 de sus compañeros: Dylan y Raoul.
Si, se escribe así, es italiano ... no pregunten.
Dylan Black era un afroamericano que vivía relativamente cerca de Jungkook. Medía casi 2 metros y parecía más un jugador de basket profesional que un bailarín.
Raoul Strovanni, por otro lado, era un pelirrojo extremadamente pálido y pecoso, con un metro setenta de altura y una complexión delgada. Era el más menudo del grupo y el más adorable también.
Literalmente los otros 3 parecían sus guardaespaldas.
Los chicos pasaron un almuerzo agradable entre bromas y anécdotas lo mismo cómicas que interesantes.
Jungkook no podía decir que confiaba en ellos, un corazón tan lastimado como el suyo sospecha hasta de sí mismo. Sin embargo, podía al menos pasar un buen rato y olvidarse de sus preocupaciones por un momento.
Su celular volvió a sonar, mostrando el mismo remitente que esa mañana.
Tal vez simplemente hoy no era su día.
— ¿No vas a contestar? —preguntó Raoul.
— Número equivocado. —contestó suspirando.
Los chicos lo miraron preocupados, quizás ninguno sabía lo suficiente de Jungkook, pero lo consideraban alguien importante en sus vidas.
Y tendrían que estar ciegos para no darse cuenta de que su amigo no estaba bien.
Pero volvieron a callar, porque todos sabían que aquel joven de ojos rasgados no se abriría con ellos.
Al menos no aún.
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Jungkook caminaba de vuelta a su departamento luego de haberse bajado del metro.
En Bronx.
Si señores, definitivamente no el mejor barrio para vivir, pero al menos no vivía en la peor zona de este.
La música que salía de sus audífonos llenaba sus oídos y desconectaba su mente de su triste realidad.
La canción que sonaba era Parents de YUNGBLUD.
No pudo evitar rapear su parte favorita en voz baja:
My daddy put a gun to my head
Said if you kiss a boy, I'm gonna shoot you dead
So I tied him up with gaffer tape and I locked him in a shed
Then I went out to the garden and I fucked my best friend ...
(Mi papi me puso una pistola en la cabeza
Dijo si besas a un chico te mataré a tiros
Entonces lo até con cinta adhesiva y lo encerré en un cobertizo
Luego salí al jardín y me follé a mi mejor amigo ...)
Sonrió al pensar que le hubiera gustado hacerle algo parecido a su madre cuando le contó que era gay y ella casi lo mata, literalmente.
Pensándolo bien, tal vez fue ahí cuando todo comenzó a quebrarse.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un fuerte golpe que impactó en su mejilla izquierda y lo tiró al piso.
Había sido una jodida patada.
Comenzó a toser y a escupir sangre, se había mordido la lengua. De milagro y no le quebraron un diente.
Otra patada impactó con su estómago y otra más en su columna, haciendo que se retuerza de dolor.
Un alarido salió de su garganta cuando sintió a alguien pararse sobre su mano derecha.
— Realmente tienes huevos como para ignorar mis llamadas. —habló la persona que lo estaba pisando.
Esa voz ... ahora si estaba jodido. Tenía a un maldito narcotraficante atrás de él, y no venía solo.
— E-Estaba ... e-en la ... escuela. —contestó como pudo Jungkook.
— Mmm ... ya veo, la escuela es importante, ¿no? —respondió para luego quitarse de encima del muchacho.— Hagamos como que te creo, aún así, tú y yo tenemos cuentas pendientes.
El joven se sentó en el suelo y sostuvo su mano dañada, levantó la vista para encontrarse con la oscura mirada de Kim Namjoon dirigida hacia él.
— A-Aún no tengo el dinero, necesito más tiempo. —habló temeroso, pero firme.
— Han pasado 6 meses desde que esa mujer te abandonó y tú quedaste a cargo de la deuda. Se te acaba el tiempo, Jeon.
— Por favor, 500 mil dólares es una suma muy grande. Soy un universitario que apenas y puede terminar de pagar su beca. ¿De dónde se supone que saque tanto dinero?
— Tal vez deberías buscar un mejor trabajo. ¿Sabes? Me dijo un pajarito que te van los penes, seguro hay muchos hombres adinerados por ahí que pagarían bastante bien por tu culo. Incluso te puedo recomendar algunos.
La risa grotesca de ese hombre y sus subordinados resonó por las solitarias calles.
Jungkook sintió como su garganta se cerraba y sus ojos se aguaban de tan solo pensar en ponerse en esa situación.
Él prefería morir antes que vender su cuerpo.
— Como sea, —habló Namjoon luego de calmar su risa.— debido a que siento pena por tu situación te daré un poco más de tiempo para que me pagues. Y si no lo haces ...
— ¿Me matarás?
— Nah, matándote no voy a lograr que regrese mi dinero. Solo que yo mismo te voy a meter a un prostíbulo y te haré trabajar para mi hasta que quede satisfecho.
Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda ante aquellas palabras. Esto no podía estarle pasando.
— Recuerda, Jungkook. Tres meses, eso es lo que tienes para conseguir el dinero. —Namjoon se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su auto.— Muchachos, golpéenlo un poco para que aprenda la lección, no se pasen, lo necesitamos vivo.
Y luego de esas palabras, se marchó en su Audi plateado sin mirar atrás.
Los 3 hombres que quedaron sonrieron asquerosamente, antes de comenzar a golpear el cuerpo del menor.
Y es que Jungkook con su 1.78 de altura, parecía un niño al lado de aquellos gorilas.
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Debían ser cerca de las 9 de la noche, al final no pudo llegar al trabajo.
Jungkook arrastraba sus pies en dirección a su departamento, tratando de mantenerse consciente.
Después de que los hombres de Namjoon lo golpearan hasta hacerle perder la consciencia, despertó en un callejón casi al otro lado de Manhattan.
No tenía dinero para pagar un taxi, así que tuvo que tomar el metro, lo cual no era recomendable en su condición.
Igual tuvo que caminar bastante hasta la zona donde vivía.
Cuando llegó a su edificio, en vez de dirigirse a su departamento, fue hacia el de su vecino del frente.
En ese momento solo había una persona que lo podía ayudar.
Tocó la puerta y esta se abrió revelando a la única persona en la que Jungkook confiaba de corazón.
— H-Hola, Jin. C-Creo que tengo u-un pequeño problema. —habló con dificultad.
— ¡JUNGKOOK! —gritó horrorizado el mayor al observar su estado deplorable: varios moretones visibles en la cara, cuello y seguramente abdomen y espalda por cómo se jorobaba, su labio estaba partido y su mano derecha hinchada.— ¿¡Qué demonios te sucedió!?
El nombrado solo pudo responder con una sutil sonrisa antes de caer inconsciente.
To be continued ...
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Sean Reynolds
Dylan Black
Raoul Strovanni
Pues así empieza esta historia 😅
Tal vez no es lo que se esperaban, pero les aseguro que se pondrá buena, muy buena
Así que denle amor😘
Busquen la canción que está escuchando Jungkook, está genial 👌
Beshos🙃❤️
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