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Capítulo 17

México y Canadá disfrutaban su cita en la cafetería de I. Japones. No había muchos clientes y las mesas en la terraza estaban disponibles, así que tenían la privacidad que uno esperaría en estas ocasiones especiales.

Mex- Lo mejor fue la cara que puso mi papá después de encontrar a Chile y Argentina en el cuarto - Desbloqueó su celular, metiéndose a un grupo de whatsapp y ver los archivos del grupo - Mira, Uruguay la tomó antes de que se desmayara.

El canadiense no pudo retener la carcajada en sus labios al ver el rostro pálido y desencajado del español. Tomando el celular entre sus manos para verlo mejor notando a algunos hermanos de México riendo en el fondo.

Mex- Creo que España no entiende aún que ninguno de nosotros somos hermanos de sangre y que solo nos llamamos familia porque nos acostumbramos. - Explicó acercándose al bicolor para cambiar la imagen de su celular a unas donde España regañaba a Chile y Argentina. - Al final no les dijo nada por salir, pero si les advirtió que no quería que hicieran sus cosas en cualquier lado y a cualquier hora, sobre todo con la casa llena. Terminaron mudándose de la casa y papá ya andaba llorando.

Can- Se ve que tu familia se lleva muy bien, siempre son tan alegres y parece que siempre se apoyan. - Le devolvió el celular, sintiéndose nervioso por la cercanía que el mexicano no notaba.

Mex- Tú también podrías hacerlo. - Sonrió tomando el celular, mirando a los ojos verdes del canadiense, notando el sonrojo crecer en la piel blanca de su rostro, captando de inmediato que fue por las palabras que dijo, alejándose por la impresión. - ¡N...no me refería a eso! Di...digo, no es que no puedas ir a mi casa a conocer a mi familia ¡como invitado! O... como tú quieras, no lo sé, depende, ay no espera. - Tomó aire, sintiéndose tranquilo al ver que el contrario también se calmaba, riendo por su reacción. - Lo que quiero decir es que puedes venir cuando quieras, digo tu familia se ve tranquila y...y parece que tus hermanos y tú se llevan bien, pero a veces está bien ver como se llevan otras familias.

Can- Oh, bueno...si, se llevan...bien. - Se sentó recto en su lugar, un habito que tenía cada que recordaba a su padre UK. - Me llevo bien como mis hermanos, sobre todo con Ame, pero es muy diferente cuando estamos reunidos en familia.

Mex- Perdón, no quise que recordaras eso. - Se apresuro a decir al ver como la expresión del canadiense cambiaba por una más triste y con un toque de miedo.

Can- No te preocupes, las cosas han estado tranquilas en estos últimos meses. - Eso pareció alegrarle, y como no hacerlo si las peleas en las reuniones familiares eran tan comunes como la presencia del té en estas. Pero por alguna razón su padre ya no hace tantos comentarios hacia USA, y USA ya no contesta tan sarcástico. - Ellos han estado tan tranquilos y no hemos recibido regaños por cualquier pequeña cosa que hagamos.

Mex. Que bien que lo mencionas, porque tus padres acaban de llegar y uno de ellos me ve con ganas de arrojarme por la ventana. - Apunto atrás del canadiense, viéndose notablemente nervioso.

Can- ¿Qué? - No quiso voltear, sintió su cuerpo helarse, y más cuando una mano tocó su hombro, tomándolo con bastante fuerza.

UK- Canadá, ¿Se puede saber que estás haciendo...- Miró de arriba a abajo al mexicano sin voltear ni un segundo hacia su hijo. - Con el peor hijo que España pudo criar.

México solo frunció el ceño con molestia. Tenían tanto sin toparse directamente que había olvidado que el británico sentía un inmenso odio hacia él. Conocía de antemano el origen del odio, pero digamos que también han influido distintos momentos donde su boca debió de quedarse callada. Como en la segunda guerra mundial, donde dijo que no entendía porque UK usaba monóculo y traje, y que era como si hubiera nacido con ellos. Al darse la vuelta se topó cara a cara con el protagonista de sus críticas. Tal vez por eso UK dejo de ir con traje a todos lados. También ha provocado varias peleas de Argentina y UK. Bueno, el no diría provocado, solo daba apoyo a uno de sus tantos hermanos diciéndole que no se dejara intimidar por un pinche viejillo.

Que buena manera de empezar las cosas con tu futuro suegro.

Mex- Yo no diría que soy el peor hijo, digo, ahí nos andamos dando todos con eso.

Por lo menos con ese cometario había cambiado la mirada de miedo del canadiense, pero ahora le veía incrédulo, y una intuición suya le decía que también le advertía que se callara.

UK- ¿Es en serio? - Miro a su hijo pidiendo una explicación. - No puedo creer que estes saliendo con este...

Fra- ¡Este lindo y encantador muchacho! - Interrumpió a su esposo antes de que terminara el de seguro insulto hacia la inteligencia de México.

UK- Francia ¿Qué estas tratando de hacer?

Fran- No ¿Tu qué estas tratando de hacer? - Su aura alegre y cordial se desvaneció con solo mirar unos segundos al británico. - Ya habíamos hablado de esto y no me obligues a mencionar las razones por las que cambiaste de opinión. - Frunció el ceño al no notar ningún cambio en la expresión del anglosajón que indicara que se daría por vencido. Todo lo contrario, parecia reafirmar su postura. - Hablo en serio, maldito inglés.

Los tres presentes miraron como UK se sobresaltaba cambiando drasticamente de expresión. Volteo con nervios hacia el par sentado frente a él, dándoles la sonrisa más fingida y nerviosa que pudieron haber visto en sus vidas.

UK- Espero que lo pasen bi...bien en su cita. - Fue lo único que pudo pronunciar sin que su rostro tomara una expresión de asco. Terminada la frase, dio media vuelta y se sentó en la mesa más apartada que encontró.

Fra- Tranquilo, ya lo superara. - Le dio un beso en la mejilla a Canadá. - Diviértanse.

El francés siguió al británico, volviendo a su expresión molesta. Lo más probable es que siguiera con el regaño.

Mex- Bueno, por lo menos le caigo bien a uno de tus padres. - No tuvo respuesta, es más, Canadá tenía la mirada en el suelo y no parecía tener intenciones de levantarla. - Además, pensé que UK reaccionaria peor, cuando todavía era una colonia lo vi varias veces y...¿Canadá? - Le llamó preocupado, tocándole el hombro esperando que reaccionara.

Can- Volteó totalmente sonrojado y una expresión que solo denotaba vergüenza. - Ellos piensan que ya estamos saliendo. - Dijo acercándose al mexicano, tomándolo de la manga de su camisa para que este también se acercara.

Mex- ¿Hay algún problema? - Aprovecho la cercanía del canadiense como una entrada para empezar su confesión. Tenía que dejar de decir indirectas para ser un poco más directo, y sería un imbécil si no aprovechaba esto.

Can- Mex, todavía no estamos saliendo.

Pero México no tuvo en cuenta que Canadá estaba tan avergonzado como para prestar atención, como siempre. Pero ya sabía qué hacer.

Tomó al canadiense de la mano para llamar su atención por completo, sonriendo cunado sus miradas chocaron. Ahora esperaba que su intento de confesarse fuera captado por completo y no solo como un comentario bonito.

Mex- Entonces hay que hacerlo, empecemos a salir. - Con su mano libre tocó suavemente la mejilla del menor, moviendo su rostro para que quedaran frente a frente.

Can- ¿Qué? Espera... - El coqueteo le sorprendió tanto que su rostro ya sonrojado se volvió aún más rojo, ahora sin notarse muy bien la hoja de maple. Le dio el impulso de alejarse, más que nada por la sorpresa, pero sentir al mexicano tan cerca le hacía tener un deseo de esperar y ver a hasta donde llegaban.

Mex- Si empezamos a salir no tendrás que explicarles nada ¿Qué dices? - Tal vez estaba siendo yendo muy rápido y era mucho para Canadá, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera la cercanía que tenían y los labios blancos que esperaba besar.

Canadá solo tenía que asentir, un simple si o un movimiento de cabeza le daría la respuesta que tanto esperaba el mexicano. Así que, tomando con fuerza la mano del tricolor y sintiendo su corazón latiendo con fuerza, levantó la mirada, dispuesto a responder, encontrando un par de ojos cafés llenos de esperanza, y otro par de ojos azules que miraban impacientes.

Can- ¡¿Ja... Japón?!

Mex- ¡Ay, Jesús! ¡¿Qué estás haciendo parado ahí?!

Ambos gritaron exaltados, separándose de golpe y con una extraña sensación de vergüenza por haber sido espiados en un momento íntimo y romántico. Además de que la decepción en ambos la tuvieron que guardar, lamentándose el no haber terminado mínimo con un si como respuesta ante la proposición.

Jap- Les traía la cuenta, pero se veían tan lindos que no los quise interrumpir. - Habló la japonesa apenada y decepcionada por ser descubierta a la mitad de una escena tan romántica.

Mex- No me digas, ¿Y tampoco te fuiste porque nos veíamos lindos?

Jap- Exactamente. - Contestó captando el tono irónico del mexicano, riendo por la expresión de fastidio que este le dio al darse cuenta de que se andaba riendo de él.

Mex- Solo dame el papelito, Ren. - Extendió su mano hacia la chica, desviando la mirada para dejar de ver su sonrisa burlesca. Eso hizo que volteara a ver al canadiense que parecía estar muy atento a la conversación.

Jap- Toma, y perdón por interrumpir. - Fue lo último que dijo antes de retirarse.

Mex- Sera mejor irnos, Japón es capaz de convertirse en mesa para seguir espiándonos.

Can- S...si, voy. - Seguía nervioso, muy pocas veces había estado en situaciones de romance, por lo menos hace mucho que no pensaba en si quiera tener un romance. Desde que el mexicano se había acercado comenzó a tener bastantes momentos como este, pero nunca uno tan directo.

Aunque había algo que le molestaba y no se quedaría con la duda.

Can- Entonces – Se animo a empezar la conversación después de estar caminando un buen rato. - ¿Ren es el nombre de humano de Japón? - Él ya lo sabía.

Mex- Ah, sí, en ocasiones solemos usar nuestros nombres. - Era mentira. Bueno, no era del todo mentira, lo hacían para molestarse y podía contar las veces que se llamarón así con los dedos de sus manos. Pero Japón le dijo que lo hiciera, según ella, Canadá reaccionaria ante eso.

Can- ¿Ella también te llama por tu nombre? - Tal vez estaba preguntando cosas que no le incumbían, tal vez estaba celoso sin una verdadera razón, pero era raro que entre ellos se llamaran por sus nombres humanos, no era normal que los conocieran, solo entre familiares y amigos cercanos.

Mex- Si. - Se detuvo frente a una casa, viendo la cerca de madera, sonriendo al encontrar lo que buscaba y, de un salto terminó sentado al borde de las maderas. - Ven.

El mexicano ayudo al canadiense a saltar, aun cuando parecía que el menor no estaba seguro de hacerlo, era propiedad privada, además era la zona con casa abandonadas y tenían un aspecto un tanto aterrador.

Mex- Y~ ¿Estas celoso? - Preguntó con burla en cuanto el canadiense se acomodó a su lado.

Can- ¡¿Qué?! - Casi termina cayendo de no ser porque el contrario le ayudo a recuperar el equilibrio, lo malo era que ahora estaban más cerca que antes. - ¿Parecía celoso?

Mex- Si, eso parecías mientras me cuestionabas sobre el nombre de Japón. - El plan de Japón era hacer que Canadá se confesara al ponerlo celoso. No le parecía mala idea, en cierta parte le gustaba, y era mejor cuando veía el rostro que fingía desinterés pero que se mordía disimuladamente el labio. Aun así, creía que no estaba bien orillar al canadiense de esa forma. - Aunque tú también puedes llamarme por mis nombres de humano...solo si quieres.

Can- Asintió sin pensarlo. Era más su ilusión que su vergüenza. - Tú...tú también puedes.

Mex- Bien, entonces me presento. Me llamo Juan Martín, mucho gusto. - Acerco su mano al canadiense en forma de saludo, para que este la tomara y de igual forma se presentara. Se sintió como un rarito y se preguntó si había hecho algo extraño cuando vio que no correspondió el saludo, y solo miró su mano con duda y preocupación.

Can- ¿Tienen que ser lo dos nombres? - Pregunto cómo lo haría un alumno cuestionando a su profesor si puede hacer el trabajo individual porque odia a todo el grupo.

Mex- ¿Tienes dos nombres? Pensé que tenías uno como USA.

Can- No, cuando me convertí en colonia de UK me puso otro nombre. - Suspiro resignado después de ver como el mexicano alejaba su mano con lentitud. Tomó la mano de mayor con rapidez para devolver el saludo. - Me llamo Edward Luc.

Mex- Hey, no esta tan mal y, si te hace sentir mejor, hasta suena sexy. - Hizo un intentó de animarle, sintiéndose satisfecho por la risita y el sonrojo en el rostro pecoso del menor. - Entonces, Luc, me acompañas. - Paso sus pies al otro lado de la barda y dio un salto hacia el patio trasero de la casa. - Vamos.

El canadiense asintió y siguió al mexicano, dándose cuenta de que el lugar donde estaban era un hermoso y amplio jardín lleno de flores y algunos árboles que adornaban el lugar, además de lo que parecía ser un pequeño huerto.

No pudo seguir admirando la vista al notar como el mexicano le tomaba de la mano con suma delicadeza para llamar su atención, y se encontró con la mirada más dulce que había visto en su vida. Se acercó un par de pasos sonriendo ante las pequeñas y suaves caricias que recibía su mano, siendo correspondido por una sonrisa nerviosa pero igual de dulce que su mirada.

Mex- Ne...necesitaba traerte aquí. Yo...- Cerro los ojos, inhalando tanto aire como le permitieron sus pulmones, para después exhalar con lentitud, sintiéndose más calmado por la sonrisa que tenía frente a él. - Creo...creo que es muy...ay, es muy obvio que me gustas, o...o eso es lo que he tratado de demostrarte. - Su voz temblaba y no sabía cómo es que sus palabras se entendían, pero se sentía tan seguro de decir lo que sentía, que decidió continuar sin miedo al ver como la expresión del canadiense se volvía tan dulce como diciéndole que todo estaría bien -. Me haces sentir tan..tan feliz con solo estar a tu lado, siento una calma que antes nunca había sentido y tengo la sensación de que todo ira bien mientras este contigo, sin importar si solo somos amigos. Y...y es extraño. - Soltó una risa nerviosa, no habría marcha atrás, y mentiría si dijera que no le importaba quedarse solo como amigos. Le dolería tanto que consideraría regresar a su país por un tiempo. - Nunca había sentido esto con alguien más, me pones nervioso con tan solo estar a mi lado, pero no es el nerviosismo normal de cuando alguien te gusta, es...es como si algo dentro de mi dijera que tengo que estar a tu lado y que tengo que dar todo de mi para no perderte, así que por favor déjame amarte para hacerte feliz, así como tú haces conmigo.

Can- Oh, mex. - Lo tomó de ambas mejillas, acariciándolas con sus dedos, pasándolos muy cerca de los labios, sonriendo ante el rostro rojo pero seguro del mexicano. - Tu ya me haces sentir la misma felicidad con tan solo verte reír y escuchar tu hermosa voz.

Mex- Entonces ¿Me permites intentar hacerte cada día más feliz? - Dejo un pequeño beso en los dedos que paseaban por su rostro. Se acerco poco a poco al menor, casi parándose de puntitas de no ser porque este mismo se acercó, ahora siendo más fácil pasar sus manos por detrás de cabeza.

Can- Por supuesto.

Por fin se dieron su tan anhelado beso y fue tal como lo imaginaron. Tan dulce y picante que podría llegar a ser adictivo por la manera en que sus labios se movían con lentitud, pero con movimientos con un toque de lujuria que les invitaba a ir por más. Y sus manos que se movían por donde quisieran, pero manteniendo su toque dulce, como aquellas caricias que podrían recibir mientras se acurrucaban o mientras veían alguna película.

Definitivamente, fue la mejor cita de sus largas vidas.  
































Acabe despues de un chingo jsjsjsjsjsjs

Dios, he estado tan ajetreada, tanto proyectos finales como cosas de mi casa, además ahorita estoy enferma, tengo una infección y me dió de esa gripa molesta que no te deja respirar bien.

En fin, este capítulo fue echo desde cero, o masomenos. Se quedaron algunas ideas y otras las puntualice más, pero creo que me gustó como quedó este.

Y un dato curioso. México se llama Juan Martín Sánchez De Castilla, obviamente el último apellido por España, el primer apellido fue el que azteca tomo antes de morir.

Creo que ya, es todo, espero actualizar pronto, así que pongan sus teorías o cosas que quieran ver en siguientes capitulos, no prometo nada, pero lo tendré en cuenta.

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