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Capítulo 14

<Casa de Rusia>

USSR- Una vez estuvo a punto de volverte a secuestrar y casi logra matarte. - Señaló una pequeña cicatriz en el brazo (esta ebrio) - Señaló una pequeña cicatriz en el brazo del ruso.

Rus- Que hijo de puta. - Si bien, estaba ebrio, no lo estaba tanto como su padre, pero el alcohol e su sistema le hizo quedarse analizando la pequeña cicatriz que tenía desde niño y de la cual su padre nunca le dijo nada sin importar cuantas veces le preguntara. - ¿Cómo se atreve a lastimar a mis hermanos? Bielo debió de estar muy asustado, al igual que Lituania, Letonia y Estonia.

USSR- ¿Y Ucrania?

Rus- Naaa. Siento que el debió de estar feliz, es como si nos llevara la contraria desde que nació.

Ambos asintieron seguros de lo que decían, tal vez estaban ebrios y no sabían lo que decían, pero no estaban tan alejado de la realidad. Conocían a Ucrania tan bien y el bicolor era tan impredecible que solo era cuestión de pensar en la respuesta más loca y eso sería lo que el ucraniano haría o diría.

USSR- Lo bueno es que los recupere y están a salvo. - Dijo con una sonrisa mientras miraba al ruso. No se imaginaba un mundo donde sus hijos no estuvieran con él y perderse de esas 15 sonrisas que lo recibían cada mañana.

Rus- Aunque fuiste un padre estúpido. - Le restó importancia a lo que su padre dijo, solo tomando lo último que quedaba de una de las botellas.

USSR- Y tu un hijo imbécil y malagradecido. - Le arrebató la botella, frunciendo el ceño cuando vio que no había quedado nada.

Rus- Yo no perdí a mis hijos. - Volteó a ver sus manos mientras subía de vez en cuando la vista para ver a su padre mientras se preguntaba si lo pensó o lo había dicho.

Se miraron unos segundos como si estuvieran analizando la situación, o hasta parecía que el soviético no lo había escuchado, pero aquella mirada que le dio le hizo reaccionar con miedo e inmediatamente salió corriendo seguido del mayor, ambos tambaleándose y chocando con las cosas y, aun así, corrían bastante rápido para su estado.

<Afuera de la casa de Rusia>

Alemania llevaba 5 minutos tocando el timbre con insistencia, se notaba la desesperación en su forma de pararse y en como movía el pie golpeando el piso, sus brazos estaban cruzados y los dedos de su mano golpeaban con suavidad su brazo en un compás.

USA- ¡¿Estuviste a punto de matar a mi futuro esposo?! - Gritó dirigiéndose al alemán mayor, ambos justo detrás del de lentes. Minutos antes R#ich les había contado aquella pelea donde secuestro a Rusia y termino hiriéndolo en un brazo, cosa que le alarmo al pensar en un pequeño bebé ruso llorando y herido.

TR- Si ¿Algún problema? - Ya recordaba porque odiaba las reuniones con otros países. Ya estaba cansado de escuchar a USA, México y Canadá. Uno por dramático, el otro por no parar de preguntar y el ultimo porque no hablaba.

Jap- Hubiera perdido mi rusame. - Dijo dramáticamente para después reír junto con el mexicano. R#ich solo rodó los ojos terminando viendo al imperio que solo sonrió nervioso.

Mex- ¿No crees que matar a sus hijos fue algo... -

"Y ahí iba el mexicano" - Pensó el alemán mayor.

Can- ¿Exagerado?

"Y el canadiense apoyando a su casi algo...como siempre".

Mex- Si eso.

IJ- Ya déjenlo, para él era lo más lógico. - Se metió a la conversación al ver como su amigo estaba a una de golpear al siguiente que le preguntara.

Ita- Matar era lo más lógico en una guerra. - Le siguió al imperio, a pesar de su mirada agachada y el tono bajo de su voz.

Mex- Pero eran bebés.

Al- ¡Se podrían callar unos minutos! - Volteó a ver a todos con desesperación, pues se supondría que Rusia y USSR estarían en casa o eso le había dicho el ruso por mensaje, y no quería pensar que hicieron un viaje solo para encontrar la casa vacía.

Se acercó a la puerta esperando escuchar un indicio de que estuviera alguien dentro, y no tardó en escuchar los pasos de alguien corriendo junto con algunos gritos que reconoció como los de Rusia. Justo cuando se iba a reincorporar escuchó un golpe pesado, como si algo grande se hubiera caído.

Rus- ¡Espera papá! Tocan la puerta.

El alemán se apartó rápidamente, dándose cuenta de que atrás de él estaban todos tratando de escuchar al igual que él.

Todos pegaron un brinco (a excepción de R#ich) cuando el soviético abrió de golpe la puerta claramente fastidiado. Observó a todos detenidamente notando como el japones mayor y el italiano le miraban con rencor poniéndose justo al lado de aquel al que no quería ver. Aquel que le miraba con odio, pero con una profunda tristeza. Con solo verlo le hacía sentirse tan culpable, pudo haber evitado tantas cosas si no hubiera actuado como un imbécil al escribir las cartas. Abrió la boca para hablar, pero de inmediato lo descarto, viendo la decepción del menor que obviamente venia por respuestas.

Rus- Apareció de la nada asomándose desde atrás del marco de la puerta, interrumpiendo sin notar el ambiente tenso que se formó. - Gracias, estuve a punto de morir. - Suspiro aliviado al ver que su padre ya se había olvidado de la discusión que tuvieron. - Y ¿Qué hacen por aquí? - Preguntó hacia sus invitados sorpresa, pero dirigiéndose principalmente al estadounidense a quien le dedico una sonrisa boba, con un pequeño y apenas notable sonrojo. Lo típico que hacia Rusia cada que estaba "considerablemente" ebrio.

USSR- ¿Te acuerdas de lo que te conté? - Volteó a ver a su hijo manteniendo su expresión de tristeza que rápidamente cambio al notar las miradas que se estaban dando el ruso con el de estrellas.

Rus- ¿Sí? - Asintió lentamente sin saber exactamente a que le dijo que sí.

USSR- Pues yo también lo recuerdo ¿Por qué no lo retomamos?

Rus- Ay no.

El ruso volvió a correr antes de que su padre lo tomara del brazo, y así continuo la persecución por la casa de Rusia, mientras que el resto de los países entraba ignorando la pelea y el hecho de que no les dieron permiso de entrar.

Alemania, ya cansado de todo el asunto que tenía desde temprano, tomó a los dos del cuello de sus ropas para que pararan de golpe.

Al- ¿Necesitan que les recuerde porque estamos aquí? - Ya entendía porque ONU no dejaba que Rusia entrara a las juntas cuando estaba ebrio. Se volvía intolerable por su falta de atención y pérdida de memoria momentánea.

Rus- Por el estúpido de mi padre. - Afirmó señalando al mencionado que frunció el ceño al no entender porque estaban ahí por el dando a entender que se le había olvidado lo que paso cuando abrió la puerta hace menos de 5 minutos.

USSR- ¿Por mí? - Preguntó al alemán de lentes, provocándole un tic en el ojo por el estrés. El soviético solo lo miro como si estuviera loco, hasta que escucho un insulto, un "imbécil" que logro escuchar a pesar del ruido, descubriendo (nuevamente) la mirada enojada de R#ich, muy parecida a la de Alemania, pero con la diferencia de que el mayor tenía los ojos rojos ¿Había llorado? ¿Y era su culpa? Oh, si, las cartas donde prácticamente lo trato como una puta. - Si, ya...ya recordé. - Su tono de voz decayó, tal vez fue por haber ingerido alcohol, pero se escuchó aún más triste que otras veces, pero aun así trato de sonreír, al menos R#ich lo escucharía esta vez.

TR- No es que quiera venir a arreglar las cosas, pero México me convenció de escuchar tu versión. - Se encogió de hombros al sentir la mirada del soviético, le molestaba aquel brillo de esperanza que había en esos ojos verdes...lo olvidaba, ya no eran dos, ahora tenía un ojo verde y otro dorado. Eso le recordaba aún más que las cosas cambiaron demasiado y era difícil acostumbrarse a eso.

IJ- Y si no nos convences te mataremos. - Tomó al alemán del hombro para jalarlo atrás de él, haciendo que tanto R#ich y USSR le vieran con molestia.

Rus- Tranquiloss, tranquilossss, no hay necesidad de usar a la violencia. - Se colocó en medio de su padre y el imperio, poniendo una mano en el pecho de ambos para que retrocedieran. Estaba ebrio, pero aun entendía las consecuencias de una pelea en su casa y terminaría limpiando todo un gran desastre.

El japones chasqueó la lengua antes de bajar la guardia y regresar a un lado del naz, quien lo golpeo por haberle tratado como un muñeco y, peor aún, como si no pudiera defenderse solo. En cambio, el soviético no le hizo tanto caso a su hijo, después de pensarlo (disociarse) un poco, se lanzó contra el alemán mayor, siendo detenido a tiempo por su hijo y el canadiense, pero quedando muy cerca del alemán.

Rus- ¿Qué acabo de decir? - Reclamó tratando de que su padre no avanzara más, y de que no se cayera ninguno de los dos, pues apenas y podían con su propio peso como para cargar con el del contrario.

USSR- ¡¿Cómo te atreviste a llevarte a mis hijos?! - Logró liberarse del agarre y encaro a R#ich tomándolo del cuello de su camisa, pero de un momento a otro suavizo su mirada y disminuyo la fuerza de su agarre. - Por favor, perdóname, no debí de haber escrito esa carta, te juro que solo fue un malentendido, y si, tienes razón soy un imbécil por lo que hice así que golpeadme todo lo que quieras, pero por favor, no sigas mirándome así. - Lo tomó de los hombros en acto de desesperación, recargando su cabeza en el pecho del menor al ver que su expresión seguía siendo la misma.

TR- Hueles a alcohol. - Empujó a USSR haciéndolo retroceder un poco para que se parara recto. No iba a ceder tan fácil, ni al ver la mirada de decepción y arrepentimiento que hizo el soviético por esa simple acción de separarlo.

Al- ¿Rusia podríamos sentarnos para poder platicar mejor? - Preguntó rápidamente antes de que a algún otro país con rencor se le ocurra pelear o llorar.

Rus- Por supuesto. - Señaló la puerta a la derecha donde se encontraba la sala. - Pasen ustedes en lo que busco algo para bajarle la borrachera a mi papá. - Dio vuelta en dirección contraria, a la puerta que daba al comedor y cocina.

Jap- ¡Y algo para ti! - Gritó antes de que la figura del ruso entrara por la puerta.

Rus- ¡No lo creo! - Se escuchó su grito antes de que varias cosas cayendo y un insulto fueran escuchados por todos.

Ale- ¿Enserio te gusta? - Le preguntó al estadounidense que tenía intenciones de seguir a Rusia de no ser por el soviético que no dejaba de verlo.

USA- Como no tienes idea.

El ruso no tardó en llegar con una jarra de agua con sal y una taza de café sin azúcar dejándola enfrente de su padre, pero, antes de que el mayor tomara alguna de las dos bebidas, le lanzo una cubeta de agua fría, recibiendo varios insultos por parte de su padre.

Cuando el soviético se calmó ya con una toalla para secarse y con la jarra de agua vacía, el ambiente en la casa se calmó, o así lo sintieron algunos, porque USSR y R#ich seguían con esa extraña mirada de odio y tristeza.

USSR- Gracias hijo. - Le dio un último sorbo al café, entregándole la taza a su hijo que se encontraba sentado a un lado. - Tu también deberías de tomar uno.

Rus- Así estoy bien. - Dejó la taza en la mesita, no sin antes preocuparse por el estado de ánimo de su padre. Se veía más desanimado ahora que estaba sobrio.

IJ- ¿Vas a hablar o no? - Preguntó cansado, y no era el único. No es entretenido ver a alguien tomar café y agua por 10 minutos.

USSR- Suspiró por decima vez en el día. Nunca pensó que tendría la oportunidad de hablar con R#ich sobre su ruptura, y mucho menos pensó en contarle sobre las cartas. - ¿Tengo que volver a contar toda la historia otra vez? - Miró al alemán que también parecía harto de aquel tema, supuso que él también estuvo cotando su versión de la historia.

Al- Dijiste que era un malentendido, sólo explica eso. - Dijo el alemán menor, que parecía ser el intermediario en la discusión.

TR- Claro, es un malentendido que hayas escrito una puta carta a tu mejor amigo diciendo que toda nuestra relación era mentira para salvar tu culo. - Se cruzó de brazos y desvió la mirada, no quería ver los ojos del comunista, los odiaba tanto, y se odiaba a si mismo por ser el único que podía ver a través de ellos y saber cuándo estaba triste (él no sabe que sus hijos también saben).

USSR- ¿No creen que esto lo debemos hablar Reich y yo? -Preguntó al sentirse incomodo, pues nunca habló de su relación con nadie más que China, I. japones e Italia, y era mucho más incómodo con su hijo y el hijo de R#ich presentes. Pero estos no parecían entender. - En privado.

IJ- No.

No quería volver a pelear con el japones, pero este estaba sobrepasando su límite, y eso que había criado a 15 niños.

Can- Yo opino que sí, nosotros no tenemos nada que hacer en esta discusión.

Por fin alguien a su favor a parte de su hijo.

Mex- Solo si R#ich nos dice que matemos a USSR. - Se apresuró a decir cuando notó como el imperio iba a protestar y como Alemania no estaba del todo seguro.

AL- No quisiera dejarlos, pero Canadá casi siempre tiene la razón. - El mexicano y el canadiense suspiraron, no tendrían que convencer a don mil peros para dejar la sala. - Y siendo sincero, no quiero escuchar la conversación sobre el ex de mi papá.

Rus- Vamos a la cocina. - Se levantó rápidamente y un poco tambaleante. Con las palabras de Alemania comprendió que tampoco quería ver y escuchar la conversación, y más si se reconciliaban, tenía una idea de cómo terminaría después de haber escuchado la historia que su padre le contó.

Ita- Si ocurre algo no dudes en matarlo. - El italiano era alguien que prefería ser neutral y no recurrir a la violencia, pero habían lastimado a su amigo, al que quería casi como un hermano.

IJ- Y grítanos para golpearlo también. - Apoyo al tricolor, ambos ya de pie frente al naz¡.

TR- Tranquilos si ocurre algo no lo mataré enseguida, lo haré sufrir tanto que lamentara estar vivo ahora. - Sonrió para calmar a sus amigos, para después mirar de reojo al soviético que no le apartaba la mirada de encima.

Rus- Tomó a su padre del hombro para llamar su atención, no podía hacer mucho por él, pero quería ayudarle, aunque sea un poco. - Tranquilo papá, solo no recuerdes lo que nos hizo a nosotros y ya. - Le entregó una de las cartas de china. - Esperó que esto te sirva.

USSR- Gracias. - Tomó la carta dedicándole una sonrisa a su hijo para después acariciarle la cabeza desacomodando su gorro.

Rus- Traeré las otras. - Dijo casi en un grito antes de comenzar a correr.

USSR- Alguien podría acompañarlo, presiento que se caerá de las escaleras. - Dijo en medio de una disimulada risa. No se cansaba de ver a Rusia ebrio tratando de ser buen hijo.

USA- Yo voy. - Salió corriendo atrás de Rusia antes de que USSR lo detuviera.

Y así los dos quedaron solos en la sala sin saber cómo iniciar la conversación, el silencio era incómodo para USSR mientras que para Reich era desesperante. Uno quería disculparse, hablar sobre lo que nunca pudo y que el contrario escuchara su versión (y que la aceptara), pero aún estaba enojado, lastimo a sus hijos, a lo que más quería en el mundo. Lo conocía y sabía que lo hizo porque el alemán solo pensaba en lo más drástico y cruel y no había nadie que le hiciera cambiar de opinión. Solo quería saber porque se desquito con sus hijos.

El otro ni siquiera quería escuchar al soviético, el solo recordar las palabras de la carta le producía un dolor punzante en el pecho, sus ojos se cristalizaban y sus palabras se trababan. Odiaba sentirse así y verse débil ante los demás, sobre todo con USSR. Los dos se conocían muy bien y sabía que con el mínimo rastro de tristeza el soviético se preocuparía y eso inminentemente terminaría con el derrumbándose.  



























Como cuando digo que voy a ir a cdmx con el pito permiso de dios, pero se me olvida que dios está por debajo de mi jefa y me metió una cagotiza enfrente de mi amigo que quedó traumado porque tiene padres ausentes y nunca había visto una pelea familiar.

Ok, si fue por eso, pero también porque quisieron secuestrar a una muchacha afuera del trabajo de mi hermana y quedó asustada y eso también influyó bastante porque yo también me asusté. Odio aquí.

Pero lo bueno es que termine los exámenes, ya soy libre y puedo escribir como antes. Estoy bien ansiosa porque ya casi acabo con el libro de Anorexic y voy a la mitad en este.

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