Final: Última parte
Luego de haber comido algo y tener estabilidad, la doctora me dio el permiso para poder ir a ver a Xavier, que ya no estaba en cuidados intensivos.
Abro la puerta y me encuentro con esos hermosos ojos color del agua, los cuales me enamoraron desde la primera vez que los vi.
―Hola. ―Le sonrío, camino y me siento a su lado.
―Hola ―responde bajo y con una sonrisa de costado.
―¿Cómo te sientes?
―Perfecto.
―No mientas. ―Frunzo el ceño.
―Bueno, me duele, un poquito.
―¡Lo sabía! ―Me levanto de la silla―. ¡Voy a llamar al médico!
―No es nada, es normal, lo dijo el doctor, siéntate.
―¿Seguro? ―Lo miro preocupada.
―Sí.
Al oír su afirmación, hago lo que me pide y me siento.
―De acuerdo, pero si te sientes mal me avisas ―digo en tono dominante.
―¿Sabes? Mi padre vino a disculparse hace un rato.
―¿En serio? Eso es... ¡Wow! Genial ―Me emociono.
―Supongo que las cosas se van acomodando de algún modo. ―Sonríe.
―Sí, pareciera que ya no hay problemas ―digo aliviada―. En unos días seguro te darán el alta y todo será estupendo.
―Para ti, yo tengo que hacer la aburrida rehabilitación ―se queja y yo me río―. No te burles, porque en un futuro cuando estemos casados y tengamos muchos hijos, yo les diré que tú fuiste la culpable de todo, entonces te odiarán y me querrán más a mí que a ti.
Me sonrojó al oír su defensa.
―Xa... Xavier ¿Qué dices? ¿De verdad te imaginaste un futuro conmigo?
―Ah, pues si no quieres...
―¡No! ―lo interrumpo―. Yo quiero todo contigo ―digo tímida.
―Qué pervertida ―ahora es él el que se burla.
―¡Tonto, no me refería a eso! ―le grito.
―Ah, bueno, pero dame un besito, que no me puedo mover y así te perdono todo. ―Sonríe.
―¡Uf! De acuerdo.
Me acerco a su rostro, siento su respiración. La vida es interesante, pueden pasar tantas cosas. Un día conoces a un chico y en una sola noche te puede cambiar todo. En un momento es un desconocido y en el otro, pues lo besas en una cama de hospital ¿Qué loco, no? Pero se siente bien, sienta bien la felicidad.
Fin.
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