El doctor se acerca a nosotros para dar el parte médico.

Se siente la tensión.

―Bueno, lo que voy a decir es delicado.

Sus pausas me preocupan.

―El paciente Xavier...

Los nervios me inundan.

―Tiene una costilla rota.

Qué horror.

―Su pierna izquierda fracturada.

No puedo oír esto, siento que me descompongo.

―Pese a todo el trabajo...

No, no más.

―Ha perdido mucha sangre.

Ya no quiero escuchar.

―Pero está fuera de peligro.

¡Uf! Me ha vuelto el alma al cuerpo ¿Cuándo te sientes aliviada, te sientes mareada? Porque yo... ¡Uf! Caigo al suelo rendida y siento como que me desmayo, porque mis ojos se cierran y no oigo más nada.

Pierdo la conciencia.