40. Celoso
"¿Quién diría que al final si eras una cualquiera?"
¡¿Me está llamando ramera?!
Lo mato. Definitivamente lo mato.
Camino hasta él y levanto mi mano para pegarle un cachetazo, pero me detiene.
―Suéltame, yo no hice nada.
¿Por qué me justifico?
Lo veo enojado, pero libera mi mano de su agarre.
―No me interesan tus explicaciones. ―Se gira para irse.
¡Un segundo! ¿Por qué está enfadado?
Me sonrojo.
―Estás... ¿Celoso?
Vuelve a mirarme.
―Ni en un millón de años.
No sé por qué, pero no le creo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro