Xavier se acerca a mi rostro, mi cuerpo se tensa, sus ojos miran mis labios fijamente y la distancia se acorta entre nuestras respiraciones.

¿En serio voy a caer como una tonta de nuevo?

Cierro mis ojos por los nervios y siento como sus labios tocan los míos. Mi mano tiembla e intento moverla pero no me obedece, quiero empujarlo, pero no puedo.

―E... espera. ―Corro el rostro avergonzada.

―¿Qué pasa? ―susurra en mi oído y mi piel se eriza.

―Yo... ―Siento mis mejillas arder.

¡Reacciona Corina, reacciona!

―¿Sí? ―Observa cada acción que hago como si analizará cada movimiento.

―¡Yo no quiero! ―Lo empujo y cae al suelo ¡Ay, qué pedazo de idiota soy, acabo de golpear a un herido!―. E... ¡¿Estás bien?! ¡Perdón! ―Soy una agresiva, me quiero matar.

―Ay... creo que me lastimé ―exclama adolorido.

―¡¿Qué?! ¿Dónde? ―Me agacho a ver preocupada.

―Aquí. ―Me agarra la muñeca y me tira hacia él―. Te engañé. ―Sonríe―. Otra vez ―me susurra al oído.

―¡Suéltame! ―Forcejeo mientras me tiene agarrada de la cintura―. Déjame ¡Idiota! ―Me sonrojo al encontrarme con su rostro y me quedo quieta mirándolo.

―¿Te das cuenta que estás sobre mí, cierto? ―se burla.

―Eres un imbécil ―exclamo enojada, pero obviamente estoy más que nerviosa y otra vez tengo su rostro cerca del mío.

Esto debe ser karma.