Antes de responder veo a Nico salir del baño.

―Qué bueno que sacaron el sonido, me estaba rompiendo los oídos. ―Sonríe pero se detiene al ver a Xavier―. ¿Y este qué hace aquí?

―Podría decirte lo mismo ―Xavier frunce el ceño.

―Uh, ya sé de dónde vienen los golpes. ―Se ríe Carina.

¡Qué alguien me salve! ¿Quién me mete en todos estos problemas?

―Me das un segundo ―le digo a Xavier que me mira desconforme cuando me llevo a Carina y a Nico hasta la cocina para que no nos escuche.

―¿Qué pasa? ―pregunta mi hermana.

―Aún no le dijiste. ―Me mira Nico.

―¡Espera! Él es... ¡Ah! ―Se da cuenta enseguida―. No te tenía tan pícara hermana, saliste mentirosa como yo. ―Se larga a reír.

―¡Cállate! No es a propósito, cuando fui a decirle que no estaba embarazada, su padre lo golpeó y me asusté ―me explico nerviosa.

―Ah, o sea que tú no lo golpeaste. ―Señala a Nicolás.

―En parte sí, pero ese no es el problema. ―Nico me mira―. Debes decirle.

―No puedo ―respondo.

―¡Genial, una telenovela! ―Se emociona mi hermana―. Vamos a ponerla más picante ―exclama y vuelve al living―. ¡Xavier! Ven un segundo.

¡Espera! ¡¿Qué hace?! La sigo ¿En qué piensa? No creo que trame nada bueno. Una de sus malditas bromas está a punto de comenzar.