Despierto en aquella cama desconocida, entonces me acuerdo de mi celular. Tengo como diez mensajes de mi hermana y como cincuenta llamadas perdidas de mi madre.

¡Soy una idiota!

Me levanto rápido y me visto, camino por el pasillo encontrándome con Xavier. Es perfecto, tanto de noche como de día, es increíblemente guapo.

―Hola. ―Le sonrío.

―Buen día. ―Me devuelve la sonrisa y me besa en los labios.

Un beso tierno luego de una noche tan apasionada, es una maravillosa mañana.

Desayunamos juntos y le pregunto.

―¿Y tus padres?

Él frunce el ceño.

―Están de viaje.

―¿Vas a decirme por qué estabas ahí fuera con toda esa lluvia? ―Ignoro su enojo y cambio la pregunta.

―No ―responde seco y cortante.

Suspiro.

―De acuerdo. ―Me rindo.

No insistiré más.

―Como sea. ―Rueda los ojos―. Escucha, lo que pasó, solo pasó y nada más, ¿okey?

¿Cómo? ¿A qué se refiere?

―¿Qué dices? ―Lo miro confusa.

―Eso, sé que no eres una chica la cual se acuesta con cualquiera porque sí, así que te lo aclaro, entre tú y yo no hay nada. Solo pasamos un lindo momento y nada más.

La mañana se me arruina en un solo segundo. Vuelvo a la realidad.

Me usó, él me usó.