Suspiro, otro día de escuela. Hoy me siento pésima y no sé por qué ¿Será por el bebé? Me duele el vientre e igual mi madre ya sacó turno para la ginecóloga.

Ya estoy de los nervios, eso debe ser.

Miro a Xavier que se encuentra en su banco. Es completamente diferente cuando el día se encuentra soleado. Antes no me fijaba en esas cosas, pero ahora, estoy pendiente de todas sus actitudes.

―Ja, ja, ja. ―Ríe fuerte―. ¿En serio? ―le habla a su amigo.

Me pregunto de qué se estarán riendo. Vuelvo en mí cuando escucho un bostezo de Nico.

―Qué sueño ―exclama.

―¿Qué pasa? ¿Te quedaste hasta tarde viendo cosas cochinas? ―Intento molestarlo.

―Qué pervertida. ―Se ríe―. No, tuve que ayudar a mi prima en su casa, es que se está mudando.

―Ah, la que se casó hace poco ¿Ella no estaba...

―Sí, embarazada. Aún lo está, tiene siete meses, creo.

―¿Y se le nota mucho? ―pregunto, seguro yo también lo estaré, con la diferencia que ella si tiene edad, para andar cuidando niños. Pero bueno, yo tengo a mis padres.

―Sí, está enorme. ―Vuelve a bostezar.

―Ella era tan flaquita. ―Me pregunto si engordare.

―Pues... ―Se detiene y levanta la vista―. Anabel.

―¿Qué tiene que ver esa estúpida en esto? ―Señala la puerta del aula y veo cómo la ex de Nico camina hasta Xavier ¡¿Pero qué rayos?!―. ¿Y esta qué quiere? ―Frunzo el ceño, no logro escuchar lo que dicen.

¡¿Qué me importa?! ¡Espera! Sí me importa.

Miro a Nico ¡Ag! Esa arpía, no le va a romper el corazón en mi cara. Me levanto al ver el rostro de mi mejor amigo triste y voy hasta esos dos.

¡Ahora me va a escuchar!