La directora contacta a nuestros padres y comienzo a ponerme nerviosa, pero giro la vista y como supuse antes, Xavier se encuentra peor que yo.

―¿Estás bien? ―le pregunto al verlo pálido.

―¿Eh? ―Vuelve de sus pensamientos y me mira cambiando su estado de ánimo―. ¿Cómo voy a estar bien? Si tengo que ver tu cara todos los días. ―Mi preocupación se fue muy lejos.

Idiota, eso es lo que es.

―Ojalá mueras ―contraataco, ya que la directora no está presente.

―Tú no entiendes nada. ―Deja de mirarme y vuelve a sus pensamientos, ignorándome por completo.

¡¿Pero qué le pasa?!

¿Qué es lo que no entiendo?

―Adelante, por favor. ―La directora abre la puerta y Xavier se gira para ver, su alivio es enorme al ver que son mis padres.

¡Maldición!

Son mis padres.

―¿Por qué nos ha citado? ―pregunta mi papá confuso.

―Un momento, esperemos a los padres de Xavier ―aclara ella.

Cuando estos llegan, mágicamente la voz de Xavier desaparece, como si fuera mudo, no habla nada, y se tensa cada vez que su padre lo nombra.

―Bien, ahora que estamos todos reunidos, Xavier, Corina, alguno de los dos quiere contarle a sus padres la noticia.

Miro a Xavier y él sigue callado, eso quiere decir que me toca a mí explotar la bomba.

Pues es un cobarde, eso es lo que es.

―Estoy embarazada.

El primero que reacciona es el mismísimo padre de Xavier. Uh, un insulto más grande que una casa ha tirado y fulmina con la mirada a su queridísimo hijo. El cual, sigue mudo.

―Calmémonos ―exclama mi padre ante el asombro de todos―. Tomemos las cosas con calma. ―Creo que es el único centrado de aquí.

Mi mamá llora, la madre de Xavier mueve la cabeza pensativa, pero sin decir nada y su padre... ¡Uf! Cuantos más insultos mejor, parece que cree eso o algo así.

Observo a Xavier, que otra vez parece sentirse mal al mirar a su padre. Me pregunto, ¿qué pasa por su mente?

Luego de una larga y agotadora conversación, nuestros padres intercambian teléfonos, diciendo que hablarán más del tema para decidir qué hacer.

No quiero saber nada, nada de nada.