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《Capítulo 9》

Red se levantó más temprano de lo normal. Eso es porque un muchacho usaba su casa para que su balón rebote. Por suerte se había encargado de ello.El pelirrojo tenía clavada su vista hacia el mar. Una de sus cosas favoritas, era mirar el extenso océano mientras que sentía una brisa en su cara. Era relajante. Había veces que se preguntaba, si había vida más allá del océano. Si sus padres estarían en una pequeña isla, esperando el regreso de su hijo perdido. Si es que aún están vivos o fallecieron. Si lo extrañaban o ya se olvidaron de él. Esa clase de preguntas.  Tuvo que dejar de ver el mar ya que su estómago rugía de hambre, además que tenía que ir a esas clases de Matilda. 

(...)

Willow guardaba sus pinceles y pinturas en su bolso. La clase de arte ya había terminado. La chica de pelo celeste iba a un taller de arte, ya que pensaba en mejorar sus técnicas artísticas. Estando fuera de la clase se sintió inspirada, pensaba que obras hacer en su tiempo libre, sentía como su imaginación fluía. Pero luego su estómago rugió del hambre. No podía pintar sin el estómago vacío. Quería comer algo ahora mismo. Recordó que en el camino había un puesto de comida casera, también recordó que no costaba mucho dinero. No era mal idea pasar por ahí. Siguió el camino que antes caminó. Cuando encontró aquel puesto no esperaba que alguien estuviera ahí. Ese alguien es Bomb. Como tenía hambre y era el único lugar cercano no se iba hacer problema estar al lado de una persona que conocía a medias. Apenas se acercó y Bomb pudo reconocerla.

Bomb: Eh hola, eres la chica que se cayó del árbol – Dijo recordando esa escena.

Willow: Si esa soy yo, mi nombre es Willow por si no lo sabías.

Bomb: No, no lo sabía gracias por decírmelo je – Contestó simpático- Mi nombre es Bomb.

Willow: ¿Es artístico o es algún apodo? – Preguntó con curiosidad.

Bomb: Mi madre me lo eligió cuando nací, - Le respondió- me dijo que cuando lloré a los pocos segundos explote literalmente, los médicos no resultaron heridos afortunadamente.

Al terminar de decir esto el joven se río un poco. Willow también se río con él. La chica de cabello celeste no sabía que comer, todos los alimentos del menú parecían ser deliciosos. No iba ser una fácil decisión.

Bomb: Hm te recomiendo la tortilla de papas – Le sugirió inclinándose hacia ella. – Me gusta como la hace este señor.

Willow dudó un poco. Pero como tenía hambre se decidió por tomar la recomendación del joven. Pocos minutos después ya tenía su tortilla en sus manos envuelta en papel de cocina. El aroma era delicioso. Bomb se levantó de su asiento.

Bomb: Me tengo que ir, necesito concentrarme para escribir el poema que me envió hacer Matilda. Nos vemos luego.

Willow: ¿Nos vemos luego? – Pensó un poco confusa.

Bomb caminaba tranquilo. Willow lo miró por un momento. Él era diferente a los otros, si fuera otro chico trataría de coquetearla. Lo dejo de mirar y ahora estaba mirando su comida. Le dio un mordisco. Estaba muy delicioso, al parecer si tenía razón. Sonrió al pensar en eso.

(...)

Red estuvo pensándolo desde el mediodía. Por un lado no quería escribir un tonto poema, para él era bastante inútil escribir uno de esos; y por el otro si no lo hacía Stella probablemente protestaría por no haberlo hecho. En su mano estaba el lápiz y sobre la mesa un papel. ¿Que se supone que iba escribir? Miró el techo por un rato. Finalmente decidió que hacer: Escribir ese tonto poema.

(...)

La chica de cabello rosado se dirigía a la casa de Matilda, en donde todavía progresaban la clase. Hoy no había acompañado a Red a la clase pero lo esperaría hasta que termine la clase para poder ir juntos a hacer algo. No era ninguna cita, solamente era un salida de amigos. En la cual ellos iban a ir solos, sin nadie que los molestara, a algún lugar al que poder charlar y estar a solas... Lo hacía sonar una cita. Además ya habían hecho esto varias veces. ¿Acaso estaban saliendo? ¿ Todas las personas las veían como una pareja? Dejó de pensar en eso ya que su cara se estaba poniendo roja como un tomate.

Finalmente llegó a la clase. Al entrar se escuchaba a Bomb como si estuviera hablando un discurso. Cuando llegó a la sala se pudo escuchar claramente lo que estaba diciendo. Estaba leyendo su poema. La verdad es que no estaba mal, estaba regular. Al terminar Matilda felicitó a Bomb y Red... le dio un cumplido de mala gana. Stella se sintió un poco orgullosa por él. Matilda se dio cuenta de la presencia de la chica y fue a saludarla.

Matilda: Apareces en buen momento querida, tu amigo Red nos dirá su poema – Le dijo a la joven.

Red: Lo hice corto para que no pueda perder más tiempo aquí.

Matilda: Pero por lo menos hiciste algo, vamos cuenta tu poema Red.

El pelirrojo se levantó de donde estaba. Del bolsillo del pantalón sacó un papel doblado para luego desdoblarlo. Y empezó a leer lo que escribió.

Red: No existe lugar donde ocultarse, cuando el lastre que te molesta viaja con tus pensamientos.

Apenas terminó se volvió a sentarse. Matilda y los demás lo felicitaron por leer su poema, aunque Matilda sabía que lo había copiado de algún libro. Stella no pudo entender lo que significaba, pero sentía que estaba relacionado con algún problema que tenía. El siguiente en decir su poema era Chuck. Traía algo que estaba tapado con un mantel rojizo. Luego de decir unas palabras en un tono dramático, sacó el mantel y rebeló algo que hizo que Red se preocupara. Chuck tenía en sus brazos el muñeco que Red había destrozado ayer. Stella lo miró con una cruel sonrisa. Su castigo estaba a punto de llegar. Mientras Chuck redactaba su poema, Red fingía no saber nada de acerca de eso. El chico rubio sacó una mecha cabello color rojo de su bolsillo, señalando al culpable de eso. Red se preguntaba, ¿De dónde había conseguido esa mecha de su cabello? Todos del grupo miraron mal al pelirrojo. Terrace también era pelirrojo pero sabían quién era que tenía más problemas de ira.

Red: Él empezó – Se excusó con los brazos levantados.

Todos lo ignoraron y se levantaron para luego tomarse las manos y formar un círculo para decir unas últimas palabras, posiblemente antes de tirarlo a la basura. Red vio que su amiga tenía una cara de "te lo mereces". Red se quedó mirando al grupo. No estaba seguro si Chuck en serio temaba como amigo a ese muñeco.

Chuck: Él odiaba las despedidas ¿Saben? - comentó con tristeza.

Bomb: Oigan, ¿qué está pasando afuera? – dijo al ver por la ventana varias personas yendo apuradas a un lugar.

Chuck: ¡Vamos a ver! – dijo emocionado y tirando al muñeco como si nada al suelo, olvidando todo lo que había dicho anteriormente.

Todos olvidaron el tema del muñeco y es más, terminaron destruyéndolo más de lo que estaba con sus pisadas. Res y Stella se quedaron estáticos al ver como ignoraron tan rápido al muñeco.

Red/Stella: Que conmovedor – dijeron al mismo tiempo.

Ambos amigos siguieron al resto del grupo que ya estaban afuera. Era verdad, algo estaba pasando que todos se dirigían de prisa a la playa. En ese momento Stella vio pasar a Poppy. La chica gritó el nombre de su amiga y ella se detuvo al reconocer la voz de quien la llamaba.

Stella: ¿Sabes lo que está pasando? – Le preguntó.

Poppy: Sí, algo se está acercándose a la playa del Sur.

Chuck: El último en llegar es un huevo podrido – exclamó y al terminar de decir esto, se fue a una velocidad inimaginable.

Stella se sorprendió demasiado al ver la velocidad que corría aquel chico rubio. Pero enseguida dejo de pensar en eso, ya que ahora tenía que alcanzar a lo demás.

(...)

Todos los habitantes de la isla estaban reunidos en la playa, para ver aquel extraño objeto flotante. Obviamente aquel objeto era un gran barco. Red tenía una mirada se sospecha, a diferencia de lo demás que solamente veían aquel barco con curiosidad.

Stella: ¿Quién crees que este dentro del barco?

Red: No lo sé - Respondió serio- Espero que no sean más personas molestas – Añadió molesto.

El barco no parecía querer detenerse y tampoco no sabían con exactitud hacia donde iba a parar. Red dirigió su mirada a otra parte. El pelirrojo se dio cuenta que se acercaba a la orilla en donde estaba su casa. No estaban soltando el ancla y el barco se estaba acercando con velocidad, amenazando con destruir la casa del pelirrojo. Muy preocupado por su casa, empezó a correr hacia ella mientras trataba de dar señas del barco que se detenga. Stella siguió a Red, no quería que el barco terminara aplastando a él. El barco impactó con la suave arena de la playa y empezó deslizarse sobre ella. Lo bueno era que la arena disminuía la velocidad del barco, pero tal vez no era suficiente. Red paró de correr. El desconocido barco se detuvo justo a tiempo, solamente tocó apenas la casa del muchacho. Red suspiró del alivio. Su "conocida" Stella finalmente pudo alcanzar al pelirrojo, y al ver que nada malo ocurrió se alivió. Pero en la proa estaba colgando el ancla, que era una gran roca atado a una cuerda. La roca cayó y destruyó parte del hogar de Red. El joven horrorizado fue a la casa, para ver más de cerca. Años de esfuerzo para que luego sea destruida por unos imbéciles. Stella podía sentir la frustración y la tristeza que tenía su amigo. Se acercó a él y lamentó su desgracia. Red aún seguía mirando lo que quedaba su hogar. Chuck parecía que iba a decir algo pero Red le miró con una mirada intimidante, así que pensó que era mejor quedarse callado.

Mientras tanto, casi todo el pueblo ignoró lo que ocurrió con la casa de Red y se acercaron un poco al misterioso barco. Su estructura era llamativa; algunas partes de madera y otras de metal. No tenía bandera. Tenía construido algunas plataformas de madera, que llegaban hasta la mitad del mástil. En el estribor estaba una gran puerta de metal. Pocos segundos después la puerta empezó a abrirse, mientras que alguien dentro del barco hablaba como si alguien importante estaría a punto de salir. Luego se abrió y dentro había otra puerta abriéndose. Y luego otra. Y otra. Y otra más. Finalmente, luego de unas cuantas puertas, se abrió la última. Se desplegó un tipo de puente después que la puerta se abriera. La entrada desprendía una densa niebla, por la cual se podía ver una silueta. La silueta se hacía cada vez más pequeña cuando se dirigía a la salida. Finalmente una persona salió del barco. Era un hombre de cabello corto y de barba de color verde, era gordo y su vestimenta era la de un capitán; una chaqueta larga de color azul oscuro con líneas amarillas. El hombre sonrió mostrando su par de colmillos levemente afilados.

Leonard: Saludos a todos desde mi mundo– Saludó con una sonrisa que parecía ser de alegría. Su tono de voz sonaba al de un campesino- El mundo de los Cerdilians.

Chuck: ¿Qué es un cerdilian? – Murmuró

Red: ¿Yo que voy a saber? No soy antropólogo

El hombre empezó a caminar por el puente desplegado con anterioridad. Detrás de él lo seguía un joven enano que tenía casi las mismas características; pelo verde y colmillos ligeramente afilados. El pequeño llevaba una canasta que estaba llena de comida. No parecían ser peligrosos. Pero quien sabe, algunas veces las apariencias engañan.

Leonard: Mi nombre es Leonard pero mis amigos me dicen Risitas- Se presentó.

Luego el enano le dio la canasta de comida a Bomb, sin antes robarse una paleta de la misma.

Leonard: Venimos en paz- Anunció el hombre- vimos su isla a través del solitario mar y nos preguntábamos... ¿Qué estarán haciendo esas personas? Y así iniciamos nuestro viaje – luego de terminar le quito la paleta a su compañero y prosiguió con meterla a su boca.

Ruby: ¿existe otro lugar aparte de este? – Preguntó curiosa.

Leonard: Exacto, de ahí es donde vinimos – Respondió con simpatía – La llamamos Isla Cerdilian.

Todos suspiraron de asombro ante lo dicho. El hombre intentó deletrear el nombre de isla pero no lo logró, así que cambió de tema.

Leonard: Mi Primer oficial Gus y mi tripulación viajamos a muchos lugares, en busca de alguna señal de una civilización avanzada al igual que la nuestra.

Red: Hey idiotas – Les gritó enojado, llamando la atención de todos- ¿Vinieron a destruir nuestras casas o solamente la mía? Oh y ya de pasó ¿Cuántos de ustedes hay en el barco?

Leonard: Lamento lo de tu casa amigo colorado, no suelo prestar atención a los obstáculos del camino- Respondió intentando ocultar su tono de voz burlón- Y no se preocupe, no somos muchos.

Luego de terminar su oración, varios hombres de estatura promedio se asomaron por el barco. Todos eran iguales en cuanto apariencia, a excepción que tenían diferentes estilos de cabello. Sin alguna razón aparente, todos ellos empezaron a reírse descontroladamente con picardía. Leonard alzó su mano y los otros detuvieron sus risas.

Leonard: Mi tripulación y yo estaremos aquí todo el tiempo que ustedes deseen para poder investigar el lugar, si es que ustedes nos permiten hacerlo.

El alcalde fue al frente para poder estrechar la mano con el recién llegado y permitir que ellos se queden temporalmente en la isla. Pero antes de que pudiera hablar, Red se interpuso para poder hablar con él. De mala gana se inclinó un poco a él, ya que estaba arriba de alguien para poder disimular ser más alto, porque en realidad tenía una baja estatura. El pelirrojo le susurró en el oído. Stella estaba intrigada de que cosa le estaba susurrando a su padre. El joven terminó de hablarle y el alcalde asintió de mala, lo que hizo que Red tuviera una pequeña sonrisa de alivio.

Sr. Picudo: Señor Leonard- Le dijo amablemente- Les permitiré quedarse aquí... Si es que antes podamos inspeccionar su barco, solamente por...seguridad- la última palabra lo dijo con molestia.

Leonard: Por supuesto que sí, puede inspeccionar todo lo que quieras si es que eso los alivia.

Ambos líderes estrecharon sus manos de felicidad y todos gritaron de júbilo. Stella desvió la mirada hacia su amigo pelirrojo. Estaba de brazos cruzados y con una mirada seria.

(...)

Chuck: Eh miren, tienen una habitación muy rara – Avisó a sus compañeros con emoción y asombro.

Bomb y Stella fueron a donde estaba su compañero. Era cierto, la habitación era rara; tenía trampolines por todas partes.

Red: Chicos por favor no se distraigan, no los llamé para jugar... sino para investigar el maldito barco!

Exactamente, estaban dentro del barco. Red se ofreció para investigar el lugar y que los acompañe estas tres personas; Chuck, Bomb, Stella Y ocasionalmente Ruby. Eran los únicos que conocía y pensaba que les serían útil...pensaba. Ahora tenía a tres personas que le estaban agotando la paciencia. Llevaban quince minutos dentro del barco y no encontraba nada sospechoso. Solamente objetos mecánicos y raros que ellos que ninguna persona conociera en la isla. La única que parecía tomárselo en serio el trabajo era Ruby.

Lograron terminar todas las habitaciones y camarotes del gran barco, solamente faltaba el camarote del capitán. Al entrar, vieron un escritorio que estaba lleno de bollos de papel sucios, algunas herramientas y piezas metálicas dispersas por el suelo, muebles que estaban descuidados, una bandera verde con un hocico de cerdo clavado del lado derecho y un mapa de una gran isla puesta de la pared contraria. A Red le llamó la atención aquel mapa. Cerdilian era el triple de grande que Isla Pájaro. El pelirrojo seguía observando, y estaba tan concentrado que no se dio cuenta quien se le acercó.

Ruby: ¿Y qué dices? ¿Llegaste a una conclusión?

Red: Aunque no haya pruebas de que sean peligrosos, sigo sospechando.

Se escuchó que alguien estaba tosiendo. En realidad Chuck se estaba ahogando con un pedazo de comida que estaba arriba en el escritorio. El pelirrojo vio que Stella iba a hacer lo mismo, así que fue de inmediato a impedirlo. Ruby se quedó observando parte de aquel mapa. Se dio cuenta de algo. En un costado en donde sobresalía, había una línea que parecía estar dibujada sobre un papel. Quiso acercarse para ver mejor. Pero justo en ese momento, alguien abrió la puerta. El señor Picudo entró a la habitación, dejando a su ayudante de "altura" afuera. Chuck, Bomb y Ruby se sorprendieron demasiado al ver la altura verdadera del alcalde, quedaron paspados.

Sr. Picudo: Buenas tardes, necesito hablar a solas con el señor Red – Dijo en un tono serio.

Sin decir nada,los otros dejaron lo que estaban haciendo y prosiguieron a salir del camarote, y el último cerró la puerta. El joven miraba al alcalde, que demostraba seriedad y molestia al mismo tiempo.

Sr. Picudo: Por favor Red, no me mires así, ya suficiente tengo con las miradas de las otras personas. Necesitas calmarte, para eso te envié a las clases de auto ayuda y no a una cárcel.

Red: ¿Qué me calme? No me digas que no sospechas ni un poco de ellos Picudo- le contestó molesto.

Sr. Picudo: Por supuesto que sí sospecho de ellos, pero debes ser cauteloso para-

Red: No me digas- le interrumpió ya que empezaba a molestarle- ¿Para mantener a las personas tranquilas? Una de las razones de porque los políticos no me agradan. Para cuando bajemos la guardia, quien sabe que ellos harán contra nosotros.

Sr. Picudo: O puede que no, quizás sean buenas personas.

Red: Eres... increíble Picudo, no entiendo cómo puedes ser tan confiado

Sr. Picudo: Y yo no entiendo cómo puedes tan paranoico si apenas llegaron a nuestra isla

Ambos se quedaron callados. El silencio invadió la habitación por un breve corto de tiempo. Los dos se miraban con intensidad. Picudo suspiro y dijo:

Sr. Picudo: Solamente te pido una sola cosa Red – Mientras decía eso se preparaba para abrir la puerta- Si es que me equivoco...protégela por mí, ¿quieres?

Él quedó sorprendido por aquello. Sabía que Picudo no era un hombre muy humilde, pero al escuchar eso, significaba que en realidad se preocupaba por aquellos visitantes. El pelirrojo asintió la cabeza en señal de aprobación. El hombre se despidió de él y abrió la puerta para irse. Red hizo lo mismo. Al salir se encontró a sus ayudantes mirándolo con curiosidad.

Bomb: Eso fue corto-Comentó mirando cómo se iba el alcalde.

Chuck: Igual que él – Bromeó con una risita.

Ruby: Me sorprendió un poco – Comentó de brazos cruzados y con los ojos cerrados.

Chuck: ¿Un poco? Quedaste tiesa al igual que un pez muert-

Ruby no le dejo terminar su oración, le agarró su muñeca y la apretó con fuerza. El joven rubio dio un gritito de dolor. Luego de un par de segundos y de una disculpa de parte de Chuck, la chica lo dejo en paz.

Stella quería preguntarle a Red sobre por qué su padre quería hablar con él pero sabía que el chico no iba decirle nada, así que mejor decidió no hablar de ello.

Bomb: Bueno, ¿vamos o no?

Los demás afirmaron con un "sí" animado. El pelirrojo mostró una cara de confusión. ¿A dónde irían exactamente?

Red: ¿Se puede saber a dónde irán? - preguntó curioso y serio.

Stella: ¿qué no lo sabes bobito? – Dijo arqueando un ceja y con sonrisa- Vamos a darle la bienvenida a los Cerdilians, en el centro del pueblo. Y no me digas que no iras, Red.

Antes de que el pelirrojo dijera alguna palabra, la chica lo agarró de la mano y se lo llevo a la fuerza. Stella estaba levemente sonrojada mientras caminaba.

Mientras Bomb y Chuck teorizaban que aquellos dos eran parientes lejanos, cierta chica observaba a los que salieron del lugar. Ella pensaba que aquellos dos eran del uno para otro, lo cual le causaba felicidad que Red tuviera a alguien a su lado, que le haga saber que no está solo ente mundo cruel. Pero al mismo tiempo le dolía. Le dolía no ser esa persona que él necesita. Porque aún estaba enamorada de aquel chico pelirrojo. Siguió a los otros dos muchachos, escuchando todo lo que decían.

(...)

La fiesta de bienvenida ya había iniciado. En este mismo momento las ex porristas de la secundaria, la cual una de ellas era Gale, estaban dando un gran espectáculo. Red veía todo desde la mesa, junto a Bomb, Chuck y Ruby. Stella era la presentadora, es por eso que no estaba con ellos. Responsabilidades de una hija de un alcalde. Mientras tanto, Cerdilians y personas estaban dispersos en diferentes mesas. En ese momento Red recordó algo referido a Ruby.

Red: Ruby, si mal no recuerdo, querías unirte al grupo de porristas en la secundaria. ¿Qué paso?

Ruby: Digamos que...-Su mirada cambio a una de enojo y molestia-no cumplía los "requisitos".

Bomb y Chuck se apartaron un poco de ella, por el aura siniestra que emanaba.

El espectáculo terminó. Las chicas se retiraron del escenario y casi al mismo tiempo entró Stella. Ella agradeció por la actuación de las chicas, para luego presentar al capitán Leonard y a su asistente Gus y ellos se levantaron de sus asientos al mismo tiempo que las personas aplaudían por él. Acto seguido Leonard se dirigió al escenario y subió en este.

Mientras tanto, Stella había bajado del escenario para dejar a los dos invitados subir. Con la vista buscaba a cierto grupo que seguramente estaba en una de las mesas de la fiesta. Entre las tantas mesas del lugar, pudo notar un brazo levantado y que se movía con rapidez. Ese era Chuck. Stella se acercó a la mesa y se sentó junto a ellos. Su amigo Red no estaba de buen humor, su cara parecía la de un niño enojado. Sin darse cuenta, no dejó de observarle por un buen rato. Luego se sobresaltó y su cara se puso roja cuando sintió que alguien tocó su hombro. Era Chuck que quería preguntarle algo.

Chuck: ¿Sabes si vino Poppy?

Stella: Muy probablemente sí, ¿Por qué pregunt-

En ese momento, la parte trasera del escenario estalló por las dinamitas que encendieron los mismos Cerdilians. Red dijo una queja por eso. En parte tenía razón, no es nada fácil construir un escenario bonito. Chuck se levantó de su lugar mientras observaba todo con asombro, para luego ir a buscar a su amiga.

El espectáculo fue la demostración de varios inventos y objetos que tenían en la Isla Cerdilian. Ruby se retiró luego que los Cerdilians presentaron su "Cama Elástica", ya que dijo que tenía que hacer cosas importantes. El resto se quedó viendo lo que presentaban los invitados.

Luego de unos minutos, avisaron que iban a presentar su último invento para luego iniciar un concierto de vaqueros. El pelirrojo tenía pensado que luego de la última presentación se iría con rapidez del lugar, no aguantaba estar ni un minuto ahí. El ultimó inventó presentado estaba cubierta por una manta roja. Leonard les hizo un par de preguntas para aumentar la emoción del publicó. Cuando terminó sacó la manta que tenía y reveló una resortera de un gran tamaño, la cual la presentaron simplemente como "Resortera". Les dijo que los llevaría de un lugar para otro sin mucho esfuerzo, lo cual emocionó mucho a los habitantes de la isla.

Leonard: Ahora necesito un voluntario para una prueba.

Varios levantaron la mano para que los eligieran. Red tenía los brazos cruzados. Se rehusaba rotundamente usar algo de ellos y se notaba a simple vista que no era para nada seguro.

Red: Solamente los tontos harían eso ¿No es así Ste-

Leonard: La chica de pelo rosado – Exclamó apuntando a la mencionada.

Stella tenía levantado la mano levantado como la mayoría lo hacía. El capitán le dijo subiera al escenario. Pero en cuanto se levantó el pelirrojo le había agarrado del brazo. Su rostro mostraba preocupación.

Red: ¿En qué estás pensando? Esa cosa es peligrosa.

Stella: Sí, pero también pueda que sea divertido.

Red: Y también puede que esa diversión se convierta en dolor. Yo solamente intento protegerte, como siempre lo hago.

Stella: Y-Ya lo sé Red...pero-

Leonard: Vaya, parece que alguien no quiere que la chica venga hacia acá –La mirada de todos los presentes se dirigieron a la mesa donde estaba los dos - ¿Se puede saber que sucede...cejotas?

Red: Nada que te deba de interesar...panzón –Lo último lo dijo en voz más baja.

Leonard: Si es porque te preocupa su seguridad al probar esto, te soy honesto, puede que haya ciertos riesgos al probarlo. Tengo una idea, ¿Por qué no vienes y le demuestres si es peligroso o no?

Termino aceptando de mala gana. Red se negó rotundamente, sin embargo Leonard insistió y todos los presentes empezaron a decir el nombre del chico para animarlo que suba. El pelirrojo estaba molesto por esta situación que se ha metido. Miró a Stella y ella le sonrió y encogió los hombros.

El joven se levantó de su asiento y se dirigió hacia el escenario, con una mirada neutra y con las manos en los bolsillos de su pantalón. Al llegar, el Cerdilian le pidió al publicó que aplaudiera al chico y ellos le hicieron caso. Leonard ordenó a sus hombres que ayudasen al joven a posicionarse en la Resortera. La goma la pusieron por detrás de Red y lo retrocedieron, haciendo que la goma se estiré aún más para lograr que fuera más lejos el joven. Leonard empezó la cuenta regresiva. Ahora mismo el pelirrojo se estaba arrepintiendo de su decisión. Sin embargo se terminó el tiempo. Red salió volando por los aires a una velocidad increíble, como si fuera un tipo de superhéroe...uno que iba a tener un aterrizaje algo doloroso.

Red fue lanzando demasiado lejos de la fiesta. Con temor vio que dirigía directo a unos árboles. Con sus brazos intentó cubrirse la cara. No notó que sus brazos largaron unas pequeñas y pocos rayos rojos. Él destrozo a esos árboles y se estrelló al suelo boca abajo, dejando un pequeño cráter ahí mismo. Levantó un poco su rostro y escupió la tierra que había entrado en su boca en el momento de la caída. Dijo una grosería en voz baja. Luego escuchó que alguien se acercaba a donde estaba él. Aquella persona se agachó un poco.

Ruby: Oí que la tierra hace bien a la piel...pero no creo que sea para comer

Red: Ja ja que gracioso –Dijo con sarcasmo.

Le costó un poco levantarse. Mientras que Ruby miraba con asombro los destrozos que había hecho Red durante su caída.

Red: Bueno adiós, no quiero que Stella me obligue a estar en ese lugar ni un maldito minuto más.

Ruby: Comprendo... ¿Y a dónde iras? – Le preguntó en un tono burlón.

Red: Obvio, a mi... -Se quedó paralizado al darse cuenta que no tenía a un hogar adonde ir- Cierto... tendré que usar la tienda, espero que no esté rota luego del derrumbe. – Mientras decía esto, se estaba yendo a lo que quedaba de su casa.

Ruby: Espera Red –Le llamó.

El pelirrojo volteó con una mirada neutra hacia la chica.

Ruby: Je no me mires con esa cara – Dijo con una pequeña sonrisa- Quería preguntarte si querías dormir en mi casa por ahora. De hecho, me iba a dirigir a tu casa para preguntártelo, era muy probable que fueras ahí.

Red: ¿Lo estás diciendo en serio? – Le preguntó con incredulidad.

Ruby: Por supuesto, además... - Antes de continuar se le acercó y le habló en voz baja – No eres el único que sospecha de los Cerdilians. Es probable que estén aquí por otra cosa que no sea investigar islas.

Eso lo dejo un poco sorprendido a Red. Lo trataba como si fuera amigo. Desde la secundaria no se llevaban bien, ahora que se hablan de vez en cuando, ella lo trata mejor que antes. Por alguna razón pensó en Stella. Ella quizás sea la razón por la que ahora tenga más personas con quién relacionarse. ¿Stella había hecho que Red sea más amiguero o que por lo menos le caiga bien a las personas con las que se relaciona? El pelirrojo no pudo evitar sonreír, lo que confundió a la chica.

Red aceptó la propuesta de su...compañera. Ruby sonrió un poco y empezó a caminar junto a él. Mientras tanto, Stella miraba de lejos como aquellos dos se estaban yendo juntos. Quería saber si él estaba bien y de pasó invitarlo a dormir a su casa...pero otra persona lo hizo. Y ella no pudo evitar pensar, que se le estaban adelantando y que quizás sea tarde para poder decidir qué hacer con ese sentimiento que le estaba confundiendo.

Continuará... 

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