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4 de Julio de 1988
Estados Unidos, Derry.
—TaeHyun, lleva a tu hermana a ver el espectáculo del payaso en lo que vamos a comprarles helado, por favor.
—Claro, mamá. Vamos, YooNa —agarró de la mano a la niña y junto con su mejor amigo, SooBin, la llevaron al escenario que se hallaba en medio de la plaza donde un payaso estaba dando su show.
Para ser el primer 4 de julio que celebraba desde que su familia decidió mudarse a Derry, la pequeña YooNa quedó encantada con la decoración y las actividades que se llevaban a cabo ese día. Todo era tan colorido y alegre sin importar por donde pasaras; las estrellas de colores, las banderas, el desfile y, los globos blancos, azules y rojos.
Estos últimos eran del color favorito de YooNa. Y por eso mismo es que intentó obtener uno, pero su mamá la regañaba cada que vez que la descubría agarrando alguno y le decía que lo dejara.
Volviendo a los niños, TaeHyun se había acostado sobre el césped para descansar un rato, SooBin arrancaba el césped en un intento de ignorar al payaso pues le desagradaban aquellos seres con cara pintada, y la pequeña YooNa miraba emocionada como el payaso hacía diferentes figuras con los globos.
—¡TaeHyun, mira! —SooBin sacudió a su amigo haciendo que este se levantara asustado. —¡Trajeron un juego nuevo! —señaló el arcade que se hallaba a unos pocos metros de ellos.
A pesar de haber llegado a Derry hace un año, SooBin y TaeHyun eran grandes fanáticos de las maquinitas, tanto así que salían a diario a jugar por horas, e incluso se consideraban los mejores en varios juegos.
—¡Vamos a jugarlo! Mamá me dio unas monedas antes de salir —se puso en cuclillas frente a su hermanita—. Yoonie, vendremos en seguida, no te muevas de aquí, ¿está bien?
La niña asintió con una sonrisa y ambos niños regresaron aquel gesto. TaeHyun dejó un beso en la frente de su hermana y junto con SooBin comenzaron a caminar hacia el arcade.
YooNa regresó a mirar el espectáculo donde ya no sólo estaba el payaso, sino también algunos acróbatas dando volteretas.
Pero al desviar un poco la mirada encontró algo que acaparó por completo su atención.
Un globo rojo flotando, solo.
Ni siquiera se cuestionó el por qué un globo estaba flotando tan cerca del suelo sin salir volando; tan sólo era una niña de ocho años que anhelaba sostener aquel globo de un bonito y brillante color rojo.
Recorrió con la mirada su alrededor. Al confirmar que su mamá no estuviese cerca, a pasos lentos comenzó a acercarse al globo, pero este con cada paso parecía alejarse.
No se dio por vencida y lo siguió, tratando de alcanzar el fino hilo que colgaba de él.
De a poco, las nubes fueron cubriendo el brillante sol que resplandecía aquella tarde, reemplazándolo por una fuerte lluvia.
La pequeña niña sin importarle la lluvia, siguió detrás del globo, el cual la guió hasta la alcantarilla de una calle.
—Globito, ven, por favor —habló la pequeña tratando una vez más de alcanzar el objeto, fallando completamente.
El globo se adentró a la alcantarilla mientras soltaba algunos rechinidos, poniéndole la piel de gallina a la pequeña.
YooNa algo dudosa, se agachó para poder mirar dentro de la alcantarilla. Soltó un suspiro sabiendo que lo había perdido.
—Hola, YooNa.
Pegó un respingo al ver cómo de la nada aparecieron unos brillantes ojos azules en la oscuridad de la alcantarilla. Esos ojos se fueron acercando hasta que pudo distinguir que se trataba de una persona, y no cualquier persona, si no de un payaso.
—Es un bonito globo, ¿verdad? —habló, enseñándole el globo que creyó perdido. —¿Lo quieres?
—Si, por favor —murmuró YooNa con algo de miedo.
—Pareces una niña buena, debes tener muchos amigos.
—En realidad sólo tengo uno, que es el amigo de mi hermano, pero mi hermano es mi mejor amigo.
—¿Dónde están?
—Fueron a jugar al arcade...
—¿Y te dejaron sola? Pequeña YooNa, eso no es algo que los amigos harían —negó divertido—. Te veo algo desanimada, apuesto a que puedo animarte.
—No debería estar hablando con usted, es un desconocido —dijo, alejándose un poco.
—Oh~ yo soy HueningKai, el payaso bailarín —sacudió su cabeza haciendo que un pequeño cascabel sonara—. HueningKai, te presento a YooNa, YooNa, soy HueningKai. Ya no somos desconocidos, ¿o si?
La niña río para luego negar.
—Es un gusto, HueningKai. Pero... ¿Qué haces en la alcantarilla?
—Una tormenta me arrastró hasta aquí, voló el circo por los aires —sacudió una vez más su cabeza mientras reía, volviendo a hacer sonar el cascabel—. ¿Hueles el circo, YooNa? Hay maní, dulce de algodón, hot dogs y...
—¿Palomitas?
—¡Palomitas! ¿Son tus favoritas?
—¡Si! —aplaudió contenta.
—¡También las mías! Porque hacen pop, pop, ¡Pop!
YooNa reía alegremente, hacía tanto tiempo que no disfrutaba de una charla con alguien que no fuera su hermano o SooBin, ya que sus compañeros sólo la molestaban, así que al hablar con Huening no podía evitar emocionarse.
HueningKai reía junto a ella, pero repentinamente paró de hacerlo y se le quedó viendo a la niña fijamente, causando que YooNa también parara de reír. Su cuerpo tembló por el frío que sentía después de estar bajo la lluvia tanto rato, pero también fue porque vio como la saliva empezaba a desbordar de la boca del payaso.
Se veía hambriento.
—Yo... debo volver con mi familia...
—¿Te irás sin el globito? —habló triste, mostrándole el objeto. —Ten, tómalo, YooNa.
La sonrisa de HueningKai crecía al ver cómo YooNa comenzaba a acercarse, estirando el brazo para poder tomar el globo.
Sólo faltaban unos pocos centímetros.
Pero YooNa se vio interrumpida al escuchar los gritos de sus padres, TaeHyun y SooBin llamándola.
Sabía el regaño que le esperaba si no iba con ellos en ese preciso momento. Además de que se había alejado sin avisar a nadie y estarían muy preocupados.
Miró a HueninKai y al globo. Deseaba tener aquel objeto de brillante color, pero no se arriesgaría a que la castigaran.
Se paró y sacudió sus rodillas descubiertas, dio varios pasos hacia atrás, alejándose de la alcantarilla. Hizo una corta reverencia antes de hablar.
—Lo siento, HueningKai. Debo irme, en otra ocasión será, igual gracias por hablar un rato conmigo —sonrió dulcemente, sacudiendo su mano en forma de despedida—. ¡Nos vemos!
Corrió lejos de ahí, siguiendo los llamados de su familia para no perderse.
HueningKai destrozaba con sus afilados dientes y devoraba furioso las extremidades de un adolescente que fue lo suficientemente idiota como para adentrarse solo a las alcantarillas, el cual era su hogar. Su boca estaba manchada de sangre al igual que su ropa, e incluso algunos pedazos de carne habían quedado en sus labios.
Gruñó recordando lo que pasó hace unas horas. Ningún niño se había resistido a sus obsequios, ¿Por qué con esa mocosa fue diferente? No lo entendía.
Tenía el ego herido.
Tuvo que atrapar a otra presa porque la que él quería terminó escapando de sus garras y no pudo detenerla.
—¿Te crees muy lista? dulce niña, no podrás escapar de mi.
Definitivamente no descansaría hasta llevarla a flotar junto con los demás niños.
❝ You'll float too ❞
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