Capítulo 3
Las puertas de la cafetería se abrieron una vez el castaño retiró la llave de la cerradura, dejando pasar primero al chico moreno. Estaban media hora antes de la hora de apertura al público para prepararlo todo, Bon estaba emocionado por empezar su primera jornada de trabajo.
— Muy bien, Bon, esto es muy sencillo— Freddy comenzó a explicar mientras se ponía su delantal —. Abrimos de cuatro y media hasta las ocho y media, normalmente en las tardes viene más gente así que te ayudaré la mayor parte del tiempo.
— Eso sin duda me tranquiliza bastante — rió nervioso poniéndose su delantal igualmente —. No soy muy bueno tratando con la gente...
— Tranquilo, la mayoría de los clientes son muy amables, así que sé natural, seguro que lo haces bien — le dio unas palmadas en la espalda y lo llevó tras el mostrador —. Ahora, lo más importante es que sepas todas y cada una de las bebidas que hacemos.
— ¡¿Todas?! — Bon sentía que se le iba el alma del cuerpo —. ¿No podrías decírmelo antes? Al menos para estudiarlo antes de venir.
— Relax, la mayoría de los cafés son iguales con algunas variaciones, te lo aprenderás cuantos más hagas y te saldrán de forma automática, no te asustes, amigo — el castaño contestó más relajado con la voz gruesa, el moreno no quiso preguntar por el repentino cambio —. ¡Bueno! Déjame enseñarte entonces cómo se hacen.
Cubrieron los mínimos para que el peliturquesa se familiarizara con las máquinas y la posición de todo lo necesario para que no se perdiera demasiado, Freddy le vio el visto bueno y dieron comienzo al turno de la tarde dándole la vuelta al cartel de la entrada dando la bienvenida al público.
Freddy le había dicho que algunas veces ya hay gente esperando fuera para poder entrar, pero no creía que la primera persona que entrase fuera alguien ya conocido.
— ¡Boncito~! — la chica que acababa de entrar sorprendió a los dos trabajadores, aunque por diferentes motivos.
— Aaah... Hola, Toddy — saludó Bon desde la barra.
— ¿Te alegras de verme? Te dije que vendría a verte con tu uniforme — le recorrió con la mirada de arriba a abajo, incomodando un poco al chico —, y no me equivocaba, todo te queda perfecto, querido~.
— Toddy, qué sorpresa verte aquí, siempre decías que jamás pondrías un pie en la cafetería de mi madre — Freddy notaba la tensión que había entre ellos dos, pero aún no entendía qué hacía ahí su prima.
— Oh, Frederick, no te había visto — rodó los ojos sin interés y se sentó en una banqueta de la barra justo en frente del moreno —. Yo solo vengo a ver a mi bomboncito~.
"Sí, ese tono meloso de interés se nota a kilómetros", el ente de ojos oscuros tenía una cara de disgusto, Freddy se mordió la lengua para no decir nada fuera de lugar.
— E-En fin, ¿quieres pedir algo? — el peliturquesa no quería estar en medio de ese ambiente tan raro, por lo que quería cambiar el tema rápidamente.
(...)
La cafetería iba recibiendo nuevos clientes cada cierto tiempo, algunos se quedaban en las mesas charlando con sus acompañantes y otros se iban tras recibir la bebida que habían pedido. El castaño estaba complacido por el esfuerzo y empeño de su nuevo ayudante, si bien era cierto que a veces tenía pequeños fallos o accidentes menores, cumplía con sus obligaciones y los clientes parecían satisfechos con su servicio. Aun así, debía darle más crédito por aguantar a la pelirroja que seguía en el mismo sitio desde que llegó, con su bebida casi intacta.
Pero eso no era lo que más le molestaba, sino que era como un perro guardián con el moreno. Cuando venían nuevas personas a pedir, sobre todo si eran chicas, y Bon estaba desocupado, Toddy se las arreglaba para hacer lo que fuera para que el chico no las atendiera. Desde rellenar su vaso cada vez que le daba un sorbo, a pedirle algo y luego cambiar de idea haciéndole perder el tiempo, lo cual causaba que debían esperar a que Freddy pudiera atenderlas, cambiándole el puesto a Bon para hacer las bebidas. Era tedioso y esperaba que Bon dijera algo, pero si de algo se había dado cuenta, era de que no era capaz de negarle nada a la chica.
— Boncito~ — llamó por enésima vez al chico que lavaba algunos utensilios, hasta que se volteó para atenderla de nuevo —. Necesito ir al servicio, guárdame esto mientras vuelvo, ¿sí? — se levantó dejando su bolso de terciopelo junto a su vaso con el latte que había pedido hacía ya una hora.
— Aaah, qué pesadilla — se hincó sobre la barra tapando su rostro con frustración.
— Eso te pasa por no saberle decir no — le reprochó Freddy metiendo el dinero en la caja y despidiendo a otro cliente —. Lo sabré yo que llevo toda la vida conviviendo con ella.
— Somos amigos desde que éramos pequeños, sé que ella puede ser difícil y no quiero que se sienta mal...
— Ponerle límites no es ser mala persona, pero deberías aprender a negarte de vez en cuando o seguirá así hasta que te exprima la paciencia.
— Dios, cómo se nota que tú y Joy sois pareja, prácticamente me decís lo mismo — se quejó descubriendo su rostro y enderezándose —. Aunque debo admitir que me lo merezco.
— Tú piénsalo y luego decide si tenemos razón o no, pero de momento dejemos esto de lado y sigamos trabajando; voy a por más leche al almacén, ¿podrás encargarte de los clientes por cinco minutos a solas?
— Claro, aprovecharé mientras Toddy sigue en el baño, jaja.
En cuanto el castaño desapareció por la puerta, la campanita de la puerta sonó dando paso a otro cliente. Bon levantó la mirada y se sorprendió al reconocer a aquel chico de sudadera oscura, solo que esta vez no llevaba la capucha puesta, dejando ver su cabello morado un tanto despeinado, pero que con ayuda de los auriculares que llevaba puestos, el largo flequillo que tenía no tapaba su cara, aunque para eso estaban aquellas enorme gafas que siempre tenía.
— Hola, Freddy, ¿me puedes poner lo de siempre, por favor? — el pelimorado pidió amablemente sin levantar la mirada de su móvil, por lo que no se dio cuenta de que estaba hablando con alguien distinto.
— Jeje, lo siento, no soy Freddy, ¿podrías especificar qué es "lo de siempre"?
Bonnie levantó rápidamente la mirada al escuchar otra voz a la que esperaba, quitándose los cascos de las orejas para no parecer maleducado, encontrándose entonces con el chico que había conocido en el despacho del director, no esperaba volver a cruzárselo.
— Oh, perdón, creía que eras mi amigo, no te había visto... — se disculpó apenado.
— No pasa nada, está en la trastienda ahora, si no te importa puedo atenderte igualmente — le sonrió comprensivo.
— Bueno... Me gustaría un frappé de vainilla con un toque de canela, si puedes con un toque de azúcar en el fondo, por favor — vio cómo el moreno tomaba nota al pie de la letra.
— Muy bien, ¿cuál es tu nombre para llamarte cuando lo tenga?
— Puedes ponerme Bonnie — le indicó cómo se escribía y terminó de pagar su bebida.
— Perfecto, puedes esperar mientras lo preparo, enseguida lo tendré, Bonnie.
— Muchas gracias.
El chico se retiró a una mesa cercana al lado de la ventana, volviendo a ponerse sus auriculares con la mirada en su móvil, tal como había venido. Bon no podía evitar sentir algo de curiosidad por él, no se le olvidaba el hecho de que la primera impresión que había tenido con él era la de un completo fanático por una idol que suponía que el contrario también había oído hablar. No conocía a nadie más, a parte de sus amigas, que también supiera sobre aquella cantante y le hacía ilusión poder hablar de ella con alguien más, teniendo la oportunidad de compartir sus gustos.
No quiso darle más vueltas y se puso a hacer el frappé, tampoco hubiera adivinado que esa bebida sería algo que pidiera muy a menudo. No debía juzgar un libro por su portada. Cuando Freddy volvió se fijó en lo que hacía Bon y no pudo evitar reconocer el pedido.
— ¿Ha venido Bonnie? — preguntó automáticamente, hasta que mirando se fijó en su amigo y contestó su propia pregunta —. ¿Te ha dicho lo que quería?
— Sí, no he tenido mucho problema, ahora iba a llamarlo — estaba terminando de escribir en el vaso del mismo cuando el castaño lo detuvo.
— No te preocupes, ya se lo llevo yo — le sonrió y vio que estaba todo en orden —. Lo estás haciendo bien, ya te dije que ibas a aprender rápido.
— Gracias, Freddy, me seguiré esforzando, y espero que le guste el frappé a tu amigo.
— Seguro que sí.
(...)
El pelimorado le dio el último sorbo a su bebida con una gran sonrisa, sin duda había sido el mejor frappé de vainilla que había tomado en su vida. No era excesivamente dulce y no le había dado tiempo al hielo a que se derritiera por completo. Aun así, era algo más lo que le llamaba la atención en el vaso que aún tenía entre sus manos, pues al lado de su nombre, estaba el del chico que lo había atendido junto a una ristra de números con un dibujito de un teléfono al lado.
Estaba seguro de que era su número.
Lo miraba de vez en cuando por el rabillo del ojo, observando que no dejaba de hablar con la misma chica morena que había salido, al parecer, del servicio y que lo tenía todo el tiempo ocupado. No dudó en suponer que debían ser pareja... ¿Entonces por qué cuando justo se juntaron sus miradas, él le había sonreído así, de la nada?
— Bonnie, atiende, te estamos hablando — le llamó la atención su amiga rubia, ni se acordaba que Fox y Chica habían llegado hace poco y se habían sentado con él —. ¿Qué tanto miras?
— No sé de qué me hablas — se hizo el tonto volviendo a mirar al chico con discreción, pero los otros dos lo notaron.
— Ajá, haremos como que te creemos — el pelirrojo se estiró en su asiento —. Te decíamos que tu mánager ha llamado, quiere organizar el siguiente concierto.
— Ah, sí, cuando llegue a casa le mandaré un mensaje, espero que me de tiempo para intentar componer otra canción — contestó distraídamente.
— ¿Otra? Bonnie, no debes exigirte tanto, puedes hacer una recopilación de las que ya tienes, a tus fans ya les gustan todas las que tienes — la chica le tomó de las manos con preocupación.
— Trataré de tomármelo con calma, pero sabes que la principal razón por la que sigo haciendo esto es precisamente por compartir mi música — Bonnie le miró de mala gana, pero aún así se notaba que necesitaba un breve descanso.
— Aún así, por favor, no te presiones.
— No lo haré.
— Chicos, lamento el retraso, mi prima está muy pesada con mi nuevo ayudante y me toca a mí servir al resto de clientes — el castaño se sentó junto al resto con la mirada cansada —. ¿Ya le habéis dicho?
— Seh, ya está todo aclarado, lo próximo sería organizar ya unas vacaciones — Fox tomó el vaso que Bonnie había terminado y lo miró con detenimiento —. ¿Bon es tu nuevo asistente?
— Sí, ¿lo conoces? — preguntó Freddy, el pelimorado escuchaba atentamente.
— Algo, es amigo de mi hermana pequeña, pero solo he escuchado que es muy torpe y distraído, ¿seguro que ha sido buena idea contratarlo? — rió con desdén, Bonnie lo miró mal.
— La verdad es que no ha habido ningún problema, hace bien su trabajo y se nota que le pone empeño, él mismo ha hecho la bebida de Bonnie.
— Y lamento decírtelo, Freddy, pero la ha hecho mejor que tú — comentó divertido el pelimorado, el castaño hizo una pose dramática.
— Oh, traicionado por mi mejor amigo y superado por mi aprendiz, ya no se requieren mis servicios — todos rieron ante su interpretación.
Mientras tanto, en la barra, la pelirroja miró su reloj de muñeca e hizo un aspaviento al ver la hora.
— ¡Madre mía, qué tarde se me ha hecho! Lo siento, Boncito, pero ya llego tarde a otra cita que tenía, pero me ha alegrado pasar la tarde contigo — sin darle tiempo a responder, se acercó y le dio un fugaz beso en la mejilla —. Nos veremos mañana igualmente, querido~. ¡Bye!
Bon suspiró de alivio cuando la vio irse de nuevo por la puerta, por fin podría estar tranquilo el resto de su turno, y más que Freddy se había tomado un pequeño descanso para estar con sus amigos. Aún así, podía sentir una mirada sobre él, aunque no la sentía de forma invasiva.
— Quién diría que es fan de Galactic BonBon... — murmuró para sí mismo en voz alta, pero Fox lo escuchó.
— ¿Lo conoces de algo tú también? — le miró acusatorio, el pelimorado desvió la mirada jugando con sus dedos.
— Solo lo conozco de esta mañana, cuando fui al despacho del director, a él también lo castigaron y hablamos un poco... Reconocí una de las canciones como su tono de llamada y comenzó a contarme lo mucho que le gusta esa cantante.
— ¿Pero no le dijiste la verdad, no? — Chica lo miró con pánico, pero Bonnie negó con la cabeza —. Sabes lo que podría pasar si se entera...
— Lo sé, por eso juro que jamás se lo diré, seguramente también lo decepcione y no quiero destruir la imagen que tiene de ella... — a pesar de sus firmes palabras, su mirada reflejaba tristeza.
— Sé que te parece injusto, pero no podemos hacer nada de momento — Freddy le acarició el hombro en señal de apoyo.
Bonnie volvió a mirar al peliturquesa que ahora estaba charlando con sus amigas que habían ido a saludarle y de paso tomar unos cafés. Se fijó en lo amable y honesto que era, y eso solo le daba más ganas de conocerlo más allá de su faceta de fan.
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