Capítulo 05
Capítulo dedicado a: hanmenram, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!
—No puedo ayudarlos a estudiar, ¡lo siento! —Yachi se disculpó, cuando apenas iniciaba el horario escolar del club de voleibol. La rubia parecía agitada, temblorosa, con varios terrores recorriendo su pequeño cuerpo—. Verán, me tomaron desprevenida esta mañana mis compañeros de clase, y me dejaron como la líder organizadora de lo que hará mi clase durante el Festival Escolar. —Se disculpó de nuevo, sólo logrando que Hinata y Kageyama se miraran entre sí, por aproximadamente cuatro segundos. Después de haber llegado a la misma respuesta, se giraron para ver a la más baja.
—No te preocupes, Yachi-san, lo entendemos —aseguró el de hebras naranjas, tan brillante como el Sol, y tan comprensivo que hizo dudar a Yachi de si no se había muerto del estrés y estaba frente a un ángel.
—Sí, no hay nada que podamos hacer si está cerca el Festival Escolar —confirmó el azabache, frenando los perfectos impulsos de la fémina en su llegada al Cielo para caer directamente al Infierno: Tobio Kageyama, ¿qué clase de demonio sería ahí?
—¿Qué hará su clase? —preguntó Shoyo de pronto, dejando de lado el tema del estudio para después. Sí, sólo a su querida escuela Karasuno le gustaba avivar el estrés colocando un evento tan divertido justo después de los exámenes.
La rubia se mantuvo un poco más calmada ante la decisión tomada por ambos.
—Un Maid Café, será algo difícil... —Lloró un poco Hitoka, sintiendo como sus brazos le fallaban y tenía tremendas ganas de tirarse al suelo a patalear y gritar cual niña pequeña—. Hay muchas cosas por cubrir.
—¿Tú qué harás, Kageyama?
—No lo sé, me quedé dormido en esa clase. Quise prestar atención y no pude hacerlo... —citó su pequeño secreto, bajando la vista al suelo. Shoyo lo miró a la cara, y no tardó en reírse abiertamente de él. El resultado: el azabache explotando en rojo, con el enojo acumulado y las ganas de darle un golpe en la cabeza a Hinata para ver si se encogía y se hacía más pequeño de lo que ya lo era—. Idiota, si tanto te crees, ¿qué es lo que hará tu clase?
—Una obra de teatro. —Orgulloso de lo que harían, Hinata se cruzó de brazos, cerró sus ojos y sintió como si todo el peso se le escapara por las rendijas de su cuerpo, antes de empezar a flotar en lo más alto de su diminuta burbuja donde se enamoró de su propio empleo.
—¿Cuál obra? —Hitoka indagó, sólo inflando más el débil orgullo del de hebras alborotadas. Hinata sacó el pecho un poco, brillando como nunca, ante la mirada un tanto extrañada que le dirigía el de ojos azules.
—Romeo y Julieta...
—Pareces emocionado, ¿te tocó un buen papel? —Yachi continuó con la conversación, emocionada, mostrando su lado más eufórico y tirando por unos breves instantes su tristeza que la aquejaba y se entregó al mágico y bello mundo romántico que envolvía esa obra clásica.
Sin embargo, el ambiente tan animado que se había creado cayó en picada, cuando Hinata deshizo por si solo su cruzada de brazos, tirándolos a sus costados, y algo similar a una ceja temblorosa y sus labios siendo recalcados al morderlos llegaron a la vista de los dos jóvenes restantes. Kageyama y Yachi tuvieron que mirarse por unos breves segundos, quizás porque vieron como toda la atmósfera animada de Hinata se desinfló, como un globo triste (¿eso existía?)
—Julieta... o bueno, no se llamará en sí Julieta —renegó, muriéndose abiertamente ahí mismo, teniendo que ser detenido por Kageyama con sus dos brazos antes de caer de lleno al vacío—. A la jefa del proyecto del aula de este año le pareció original hacer una historia BL de uno de los clásicos. Los demás lo aceptaron sin protestar y yo quedé como protagonista al ser el más bajo de todos...
—¿Y Romeo? —Kageyama siguió, incentivándolo a continuar.
—El más alto del salón —murmuró, sólo haciendo saber a ambos jóvenes que posiblemente los papeles habían sido decididos sólo por la estatura y la apariencia de los personajes.
Tobio no pudo decirlo con exactitud, pero tuvo la corazonada de que Hinata se moriría de los nervios en el escenario. Esperaba y le fuera bien, ¿debería de darle palabras de ánimo? Era lo más esperado, además, ambos estaban saliendo, aunque realmente en sí tampoco estaban saliendo oficialmente...
Sí, debía de dejar de lado sus dudas, y apoyarlo. ¿Qué palabras podía decirle a alguien para que le fuera bien en una obra?
«Eres idiota, pero puedes hacerlo», posiblemente iniciaría una pelea con él si le decía eso.
«Te iré a apoyar, así que deberías de estar agradecido y hacerlo bien», muy orgulloso, se vería como todo un Rey dictador y vanidoso.
«¡Idiota, Hinata idiota!», perfecto, ése era perfecto.
Tomó aire, mirando de reojo al chico que ya se desfallecía en sus brazos, antes de empezar con su presentación de ánimos.
—¡Idio-...!
—¿En serio? —Sugawara entró a la conversación sin aviso, apareciéndose detrás de Hinata. Apenas éste oyó su voz, no pudo evitar tensar su cuerpo por el susto—. Su historia suena bastante interesante, ¡buena suerte! Yo te iré a apoyar si gustas. —Por alguna razón, la figura desconocida de una jugada no identificada dejó seco a Tobio, sintiéndose extrañamente aturdido cuando un chico de cabellos albinos con el apodo de gentlemen, corría en cuenta bajo el nombre científico de Sugawara Koushi: con su sonrisa característica de siempre, sus brillantes ojos animados, y cualquier pequeño defecto que estorbara él lo giraba a su favor, y de repente, ya tenía a un hombre perfecto frente a su persona.
—¿En serio crees eso, Suga-san? —Por si fuera poco, Hinata sintió que la emoción y el positivismo llegaba a su cara, poniéndose de pie de golpe y alejándose de los brazos de Tobio, sólo para conformarse por unas cuantas caricias cariñosas de Sugawara en su cabeza.
—Sí, sí, sé que serás un gran actor de teatro, Hinata. —Consintió el chico que era dos años mayor que él.
Kageyama se creyó perdido en el ámbito romántico, sólo teniendo la pequeña y clara duda de que la extraña palabra que había escuchado de Tsukishima hacia Yamaguchi la vez anterior soló aplicaba para él. Y eso, aunque al principio pareció molestarlo, ver la figura seria de Sugawara, tan apacible y amable como si fuera un santo, lo hicieron sentirse afortunado.
¡Él era el prototipo perfecto de rival amoroso que su manga necesitaba para impulsarse! Y ya que su editor aburrido y a regañadientes había aceptado incluir su desastroso capítulo donde el rival que era demasiado caballeroso y el protagonista chocaban juntos, la imagen de Koushi sería perfecta.
—Sugawara-san —llamó sin tapujos a su compañero de club y superior en cuanto a desempeño académico. El mencionado paró un poco las caricias en los cabellos del alegre chico enérgico para mirar a su menor, con completa amabilidad abierta a posibilidades.
—¿Qué pasa?
—¿Le gustaría ser mi rival romántico?
Yachi sintió que se hundió al oír esas palabras: ¿desde cuándo el ambiente se había vuelto un Boys Love? Y si ella se había puesto así, Sugawara ya había superado mil veces esa reacción.
—¿Tu rival romántico? —repitió Sugawara, un tanto nervioso por la petición para nada sutil de Tobio para decirle de forma directa que quería verlo cerca de otro hombre.
Pero, honestamente no lo culpaba: Kageyama Tobio era Kageyama Tobio, un cabeza dura que no entendía mucho lo que eran las relaciones románticas. Así que mantuvo la calma, ya acostumbrado a situaciones similares en las que Yachi y Hinata estaban completamente rojos y perdidos, y los orbes azules del otro sobre su persona.
—¿Te refieres a que quieres que te ayude como lo hace Hinata? —Cuando preguntó eso, su mano tomó como impulso los cabellos naranjas del pequeño rematador, dando caricias inconscientes. El cabello de Shoyo daba la impresión de ser un imán de suavidad, Suga lo notó en algún momento.
—Sí, lo he estado observando: la forma en la que ambos han interactuado en estos instantes es exactamente lo que busco —aseguró sin rechistar el chico, alertando al más bajo de ahí por las palabras que utilizaba sin nada de disfraces acaramelados: ¡ahora resultaba que todos quedaban bien a su lado, y para colmo, todos hombres!
Hinata sudó frío al creerse un casanova en su inexperiencia con su mismo género. ¡Eso explicaba porque nunca antes había tenido a una chica enamorada de él! ¡Qué frustrante! Además, estaba su extraña situación romántica en la secundaria que tuvo con Izumi.
Koushi, tomando la situación con absoluta tranquilidad, en lugar de preocuparse por la imagen que pudiera dejar de él por aceptar fingir estar enamorado de otro hombre, prefirió enfocarse en ayudar a sus menores, pero también sabía que debía de pensarlo claramente. Aunque tampoco sabía qué pensar, Suga nunca experimentó el romance.
¿Qué es el amor para Sugawara Koushi? Algo desconocido.
Colocó su mano sobre su barbilla y miró al techo, teniendo que aceptar que una parte muy dentro él le decía a gritos que debía de ayudarlos, ya que Tobio posiblemente no se rendiría ahí, si él se negaba, buscaría a otro: y quién sabe qué tipo de persona aceptaría.
—Bien, los ayudaré, pero sólo si Hinata está de acuerdo. —Puso como condición esa palabra, sólo logrando que Kageyama y Hinata mostraran una sonrisa un tanto torcida y con el color rojizo al límite: ¡qué caballero! ¡Era perfecto!—. ¿Está bien? Como Hinata será el que más intervenciones mías tendrá cuando decida ayudarlos, no me gustaría que se sintiera incómodo.
—¡Por mí no hay pro-problema, ikemen! —gritó por mero impulso Shoyo, con el color rojizo al límite y una alegría pura y sincera. Sugawara se notó un tanto extraño por la forma en la que fue llamado.
—Aunque, debo de advertir que mi experiencia en el amor es nula —susurró, tirando sus brazos a sus costados y creyéndose por unos instantes el ser más patético del universo, con su alma escapándose de su boca.
Shoyo se asustó al verlo ponerse así, teniendo el impulso de tomarlo del brazo sólo para sacudirlo.
—¡Suga-san!
—Por favor, no se preocupe, estamos igual —animó a su manera el joven dibujante de manga, mostrando decisión al decir esas palabras, golpeando su pecho para darle más veracidad a sus emociones. Sugawara y Hinata se sintieron atravesados, como si fueran los más torpes del mundo.
Yachi observaba curiosa la situación sin poder decir nada, sólo procesando cada una de las palabras expulsadas de las bocas ajenas. ¿Le estaban jugando una broma pesada o algo así?
—¡Yo no soy un inexperto, Kageyama! —Se defendió Shoyo, enseñándole sus dientes en un honesto modo de desacuerdo. En parte era cierto, no era una mentira del todo, pero tampoco creía del todo que fuera válido ya que los dos habían sido hombres.
—Yo sí —murmuró Koushi, bajando sus cejas gruesas con angustia, con el impulso acompañado de llorar. Pero se contuvo, lo logró con mucha facilidad, sabiendo que él era el mayor de los ahí presentes, debía de poner el ejemplo—. Pero, eso no es lo importante ahora, ¿verdad? Lo que queremos hacer es darle realismo e ideas a tu exitoso manga, ¿no, Hiiro-sensei? —aludió con un extraño tono que fue un coqueteo por unos breves instantes, junto con un acercamiento del chico de tercero al de primero, y unas cuantas palmadas en su hombro.
«¡Qué genial!», gritó una parte dentro del cuerpo de Kageyama. Su corazón latió más rápido que de costumbre por un impulso, y tuvo la ligera sensación de que, si se descuidaba, el que terminaría enamorado sería él.
—Kageyama, el interés amoroso del protagonista no debería de enamorarse del otro rival. —Encomendó Hinata de golpe al ver su cara arder en rojo. Tobio reaccionó por mero impulso al oír esas palabras, listo para gritar en rabia por la vergüenza.
—¡Hinata, idiota! ¡No es eso! —contó en su desesperación sus honestos gritos, mientras Koushi simplemente reía y le restaba importancia al asunto.
La entrada del gimnasio fue abierta de par en par, dejando un ruido sonoro en el ambiente, en ese exacto instante en el que los pasos del Capitán del equipo de Karasuno se presentó. Sus gestos estaban serios, pero una sonrisa inundaba sus delgados labios. La sonrisa de Sugawara se ensanchó con facilidad apenas lo vio entrar.
—¡Daichi!, ¿qué tal te fue con tu consulta a futuro? —cuestionó con un gesto extenuante el de hebras gris claro, despidiéndose del trío con un movimiento de manos antes de acercarse al mencionado.
—Fue bien, aunque algo pesada. Me piden que llene mi hoja de opciones lo antes posible —concordó el chico, riendo suavemente al sentirse un poco más relajado al contarle su situación a alguien más. Y Koushi simplemente amplió más su sonrisa al estar a su lado, sus ojos de igual forma demostraron un pequeño brillo singular que notaron los tres chicos ahí presentes y ajenos a la plática, pero ninguno pudo atinar con certeza a qué se debía.
—Suga-san se ve muy animado. —Hizo saber lo que notó el más bajo. Kageyama le dio la razón sin darse cuenta.
—Sí —respondió con pocas letras y sin poder expresarse.
—Esto... —Yachi empezó a hablar de pronto, llamando la atención de ambos jugadores de voleibol sólo para ella. La fémina sintió la mirada curiosa y seria de ambos sobre su persona, dando una reacción en cadena que se comió toda su seguridad. Sus piernas incluso habían empezado a temblar, ¿por qué?—. Bueno, hablaban de Kageyama-kun como Hiiro-sensei, y todo fue m-muy extraño, pero me recordó a un dibujante de novelas BL...
Hitoka no perdió el tiempo, fue directa en toda la extensión de la palabra, aunque los nervios se la estaban tragando viva y la sensación de que estaba pisando un campo minado fue lo que la hizo retroceder, porque Hinata y Kageyama en algún punto habían dejado de funcionar. Los dos habían explotado en rojo y daban la idea de que el aire se les estaba escapando.
—¡Te juro que no me gusta Kageyama! —chilló Shoyo, exaltado y con el corazón saliéndose de su pecho.
—¡A mí tampoco me gusta Hinata! Sólo estamos fingiendo... —Se apresuró a declarar el de lacios cabellos negros.
Yachi quedó sin palabras: eso no era lo que ella quería insinuar.
—No me refería a eso... no creo que tenga mucho que ver una orientación con dibujar sobre eso... —renegó honestamente, atinando a que ella también explotara en rojo y diera una reverencia—. ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Guardaré el secreto de que los dos están saliendo! —Se disculpó, con toda la cara roja al borde y la pena en sus facciones—. Prometo no d-decirle a nadie...
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