Diez meses después

-¡Vamos Steve!- chillé enojada

-No.- lo miré entrecerrando los ojos y traté de interrumpirlo pero fue inútil –No podés hacer esfuerzo. No vas a ir a entrenar, es mi última palabra.- traté de correrlo del frente de la puerta sin éxito

-Un rato nada más, por favor...-

-No.-

-¡Por el amor de Dios Steve! ¡Estoy embarazada no inválida! Bueno... ya no más por suerte- dije con picardía.

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Los voy a poner en órbita por que deben estar perdidos...

Empecemos desde que abrir mis ojos, en ese instante Steve comenzó a gritar, bastante fuerte a decir verdad...

-¡Enfermeras! ¡Despertó!- se asomó por la puerta al decirlo, y acercándose a mí, con la mayor alegría que vi en mi vida, volvió a gritar -¡Mi amor! ¡Despertaste!- él estaba eufórico, y yo me sentía muy débil para hablar, por lo que solo atiné a tomar su mano con fuerza y sonreír, porque a pesar de estar en una cama de hospital llena de dolor, me sentía feliz, al fin estaba con él.

April llegó chillando a nosotros, incluso antes de que alguna enfermera osara a aparecer, por lo que pude abrazar a las únicas dos personas –en ese momento- por las que daría mi vida sin miramientos.

Cuando los doctores llegaron, yo ya estaba tratando de incorporarme, pero dicho acto fue reprendido duramente, ya que "se podría reabrir la herida".

Un estudio nervioso y ecografías abdominales, eso fue lo primero que me hicieron, ambos estaban bien, mis piernas reaccionaban, y mis órganos estaban "sanos", curándose mejor dicho. Luego me sacaron sangre, allí las cosas comenzaron a complicarse, mis niveles de azúcar estaba por las nubes, y mis glóbulos rojos por el suelo, estaba anémica y pocos días después se confirmó, era diabética.

Siendo sincera no estaba asustada, ¡por dios! Estaba viva, podía vivir con insulina de por vida... sí, odiaba las agujas, pero ya me acostumbraría.

De todas formas lo peor sucedió cuando el día siguiente traté de pararme, mis piernas, que respondían bien a cualquier tipo de estudio nervioso, no podían mantenerme en pie, en ese instante me aterré, sin embargo, Steve comenzó a decirme tranquilizadoramente que podría caminar pronto.

Dos meses tardé en volver a pararme sola, dos tortuosos meses, no porque me hubiese deprimido o nada, pero Steve se había vuelto sumamente sobre protector, de tal manera que no podía ir con la silla más de dos empujadas sin que aparezca... mi paciencia infinita fue lo que lo salvó de ser arrollado a muerte, por la silla y yo. Incluso así, viéndole el lado positivo, con la ayuda de una fuerte y dolorosa terapia física, para recuperar fuerza muscular hoy podía correr, saltar y claramente caminar sin problemas.

Así que todo está bien, estoy sana, insulina y hormonas dependiente de por vida, (desventajas de no tener un páncreas), pero sana; volví a vivir en la torre, esta vez con April, quien ocuparía mi cuarto, y yo me mudé a la habitación de Rogers. Sí, oficialmente estábamos de vuelta. La armonía me rodeaba, ya no tenía remordimientos, culpas, nada... Steve me había salvado. Como dije, todo iba bien, incluso teniendo en cuenta la presencia de los gemelos del demonio. Wanda y Pietro vivían con nosotros, y Visión también obviamente, así que la torre estaba más poblada que China. Mi relación con los sokovianos mejoró notablemente cuando su gratitud por salvar a Pietro superó todo rastro de mala onda que tenían para conmigo, sobre todo, en Wanda.

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El mundo, por su parte era otro caso, a Tony le llovieron demandas, pero las supo sortear; Bruce tuvo un tiempo orden de captura, que también supo sortear; ahora existía el "Día Mundial de la Conciencia Tecnológica" por causa de Utrón y en conmemoración a los caídos en Sokovia; S.H.I.E.L.D había vuelto a ser cosa pública, y ¡hasta mi hermana debió declarar en el Congreso! Todo era una locura, pero en este planeta ningún hecho era particularmente cuerdo, entonces para qué preocuparse.

La vida es buena y dulce... no tan dulce saben, que si no se me descompensa la glucosa...

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Ahora sí, retomemos en el presente, donde una épica batalla entre mi persona y Rogers se desarrollaba, teniendo como punto de conflicto, el único que hubo entre nosotros los últimos 6 meses, si podía o no entrenar embarazada...

-Steve Grant Rogers- advertí, pero ni un pelo de su cabeza se movió

-No vas a salir a menos que sea para un control médico-

-¿Sabés que puedo salir del cuarto solo pensándolo?- dije como último recurso, eso eran mis poderes ahora, un último recurso

-Ni se te ocurra usar tus poderes, te cansan mucho-

-No es... Bueno, si es verdad, pero es todo tu culpa-

-¿Mía?- preguntó divertido, cosa que me enojó más

-Sí, no me embaracé sola... te explico el cómo- en sarcasmo en mis palabras le sacó una sonrisa pícara –Volviendo a lo importante ¿Me pretendés tener encerrada acá los próximos 3 meses?- esta vez mi tono era indignado, ya que sabía la respuesta, siempre era la misma

-No... pero si tengo que hacerlo...-

-Voy a morir de aburrimiento. Hay una vida allá afuera, no voy a perdérmela... - y me tiré de espaldas sobre la cama, colocando mis manos en enorme panza de 6 meses.

-¡No seas tan dramática ____!-

-Es mi especialidad- contesté enojada mientras un plan se formaba en mi cabeza –Steve...- dije endulzando mi voz, y provocando que sus facciones también lo hicieran –Podrías conseguirme frambuesas, el bebé las ama, y justo ahora me las está pidiendo- las patadas eran reales...

-¿Cómo sabés que las ama?- preguntó intrigado

-Solo lo sé, cosa de madre... y no deja de patear cada vez que pienso en ellas ¡así que andá a traerme frambuesas!- dije alegre empujándolo contra la puerta, parecía bipolar, pero qué más da, tengo un bebé creciendo dentro mío, todo se me está permitido

-Ya voy- dicho eso se fue corriendo

-Iluso- murmuré con alegría, lo amaba pero era insoportablemente sobreprotector.

Terminé de atar mis zapatillas y salí trotando alegre por el pasillo, al fin haría ejercicio real, no yoga con Bruce... odio la yoga.

Estaba tocando el botón del ascensor cuando mi hermana apareció detrás de mí

-¿Escapándote de nuevo?- rodé los ojos

-Le decís a Rogers y no ves la luz del sol nunca más- amenacé

-Tenes que cuidarte- parecía un pequeño monje lleno de sabiduría cuando hablaba... eso también lo odio

-Otra más...- murmuré cansada, entre los dos se ocuparon este último tiempo de volverme loca –Ya sé que me tengo que cuidar, pero esto es el colmo, necesito mi espacio, estoy demasiado tiempo encerrada-

-Creeme que te entiendo...- me susurró en un oído Loki y salté asustada

-No. Hagas. Eso. De nuevo. - respiraba entre cortado mientras él se reía –Voy a hacer que tu sobrina te odie-

-Sobrino, voy a ganar- remarcó –Y me va a amar-

Sí, como verán hay pequeña apuesta con respecto al sexo del bebé, ya que ninguno de los dos quisimos saberlo, y eso dio paso a este tipo de contestaciones, Bucky y yo creíamos que era una nena, y para el resto un nene, solo Wanda y Visión sabían la verdad, por sus poderes y eso, pero les prohibí decir algo.

-No lo va a hacer- volví a tocar el botón del ascensor –Y yo ya me voy- dije cuando se abrieron las puertas, pero mi futuro marido apareció frente mío

-¿_____?-

-¡Ahg!- contesté exasperada, solo tomé la bolsa de frambuesas de sus manos, y me senté en el sillón a comerlas mientras lloraba...Hablo literalmente, estaba llorando, ¡malditas hormonas de embarazo!

-_____, mi amor, ¿estás bien?- preguntó Steve corriendo a mi lado, y los últimos trazos de cordura se perdieron

-¡No lo estoy!- grité enojada, ¿ya les dije lo de las hormonas? -¡No me dejás en paz! ¡Nadie me deja en paz! ¡Y la pequeña bestia que tengo en mi panza no deja de patear hace dos días! ¿Tenés una mínima idea lo molesta que estoy?- los presentes me miraban como si me hubiese vuelto loca y por ahí lo estaba... -Voy a irme por ese ascensor a dar una vuelta, yo sola- aclaré –Y si alguno me sigue...- suspiré –Mejor no lo hagan-

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