Capítulo trece: Decisiones
El tiempo corría sin prisa alguna, dejando oír el avanzar de las manecillas del reloj haciendo eco en la habitación. Los sillones color crema eran cómodos y amplios, la sala de aquel hogar era acogedora, sí. Sin embargo, los nervios le consumían de poco en poco.
— Tal vez sea simple paranoia o imaginaciones mías, pero quiero que me respondas con la verdad. ¿Ralph y Félix tienen algo que ver?
— ¿Algo que ver? Me temo que no estoy entendiendo.
— Necesito respuestas, este tema lleva rondándome por días. Debo saberlo de una vez por todas.
Para esos instantes, Vanellope se preguntaba cómo demonios acabó en aquella situación.
— Lo digo en serio, señora. No sé de qué me está hablando.
— Vanellope, esto es serio. Necesito saber qué está pasando, ya lo he ignorado por bastante tiempo ¿No crees?
Las directas y certeras preguntas de Calhoun le intimidaban. Sobre todo, porque no quería descubrir en carne propia cómo es que la sargento de cabello rubio reaccionaría cuando supiese la situación. No quería ser él quien terminase pagando los platos rotos.
.
.
Ralph, antiguo y afamado villano de "Repara Félix Jr", ya no sabía ni que pensar. Miraba fijamente al techo, como si algo realmente interesante estuviese ubicado en este. Reconocer que llevaba perdido el último par de días, por una razón tan vergonzosa para él, fue un golpe duro.
Tardó un rato, pero terminó desviando la mirada hacia la ventana. Inconscientemente, se cuestionó que estarían haciendo los demás. Y no solamente lo pensaba por Vanellope y el resto de NPC de Sugar Rush. También por aquellas personas que se veían involucradas en su tormento.
En primer lugar, los padres de Félix no habían desistido de ser un incordio. Las pocas veces que coincidían en algún sitio, gracias a que Ralph los evitaba la mayor parte del tiempo, no dejaban de molestarlo con el mismo tema: Regresar a su viejo juego. Ser persistente estaba bien, pero ellos se pasaban de la línea.
También, por más que no quisiese admitirlo, le preocupaban los Nicelanders...y Félix. La curiosidad no siempre era la mejor aliada, ejemplo perfecto era aquel caso. Comprobar que los rumores eran ciertos, acerca de la crisis de Repara Félix Jr, no le sentó del todo bien.
— Oye, Ralph. Levántate, la Random Roster de esta semana ya va a comenzar.
— ¿Qué? Ah sí, ya voy.
— Dijiste eso hace media hora. Si no quieres participar, no es mi problema. Pero odiaría ganar por default.
Vio como, el antiguo rival de Sonic, dejó de asomarse por la puerta tras decir eso. Aún pese a lo que ocurrió en la iglesia, y el sacrificio y acto de buena voluntad de Rose, realmente aquellos dos erizos no se reconciliaron. Supuso que fue una total decepción para la pelirosa.
Shadow era fuerte e inteligente, demasiado orgulloso también. No podía asimilar que era el mismo erizo que, dos meses atrás, se había topado en el árcade con un estado anímico tan pésimo. Fue capaz de dejar por la paz la vorágine caótica ocasionada por la decisión de Sonic sobre casarse con Rose...
— Si no voy ahora seguramente Vanellope no dejará de molestarme..
Pero aún no era lo suficientemente maduro como para dejar de evitar al erizo azul.
.
.
— Dime, ¿Qué es lo que te sucede?
— ¿Eh? Ah...no , no es nada.
Obviamente, no le creyeron con aquella respuesta tan poco convincente.
— Como quieras, pero sabes que mentir no te llevará a ninguna parte. Mucho menos el ocultar las cosas.
Las palabras de Tapper lograron que aquel NPC recapacitara. Ciertamente, no podía negar la verdad. La única razón para hallarse en aquel sitio, era debido a la poca actividad actual en su propio juego. La popularidad que tenían, ahora era cosa de antaño.
— ¿Y bien?
— Bueno...la verdad es que no sé qué voy a hacer.
Esa cuestión llevaba no días, sino años rondándole la cabeza. Sin embargo, nunca antes se dio a la tarea de exteriorizar aquella duda y finalmente darle una resolución certera. Se sentía estresado, agobiado y perdido. Y no por el hecho de no saber qué escoger, sino cómo dar a conocer el resultado.
— Es sobre Calhoun ¿No?
— Sí, es sobre ella...
Tapper posó sus ojos azules en el castaño. Podría que él fuese el mejor amigo de Ralph y su consejero, sin embargo, también lo había sido y era de Félix. Realmente que le sorprendía lo similar que eran las dudas y los complejos de esos dos...
— ¿Y qué decidiste? ¿Te quedarás con ella?
— No... Le pediré el divorcio.
Aunque eran demasiado tontos para notarlo.
.
.
En aquel establecimiento, que diariamente recibía una numerosa visita por parte de los niños y niñas aficionados a los juegos, se encontraba en dueño del negocio. El Sr. Litwak contaba sus ganancias y sacaba sus cuentas con una mueca extrañada mientras que su sobrina jugaba absorta en su portable.
— ¡Maldición! ¡Perdí!
Aquel grito logró asustar a Litwak, quien miró reprobatoriamente a su sobrina. Él había saltado del susto e incluso derribado su calculadora al suelo. La chica solamente se encogió de hombros antes de poner a cargar el aparato.
— Vamos, tío. No pongas esa cara, no es para tanto.
— Sí, eso ya lo sé. Deberías dejar de gritar solamente por perder una partida. Es sólo un juego.
— ¡No es sólo un juego!
El mayor pasó de ella mientras continuaba cuadrando los gastos con lo obtenido aquel mes. Dado que no tenía nada más que hacer, se levantó del sillón y se posó junto a su tío. Años atrás, no tenía ni idea de qué era lo que él hacía. Ahora, de una forma u otra, lograba entender los garabatos del hombre.
— Deberías mejorar cómo escribes, tío. Tienes letra de doctor.
— Si solamente vas a estar criticándome prefiero que sigas como zombie en esa cosa.
— ¡Ah, por favor!¿Vas a negarme qué tú, en tu niñez, hacías lo mismo? Si no te gustaran los juegos no hubieses administrado un árcade.
Sin más, jaló una silla y se sentó junto a él. No es que le incumbiera, tampoco que no le importara, pero el semblante frustrado y confundido de su tío le llamaba la atención. Después de todo, con su portable descargada y la ausencia de conexión a internet, su celular le parecía inservible en esos momentos.
— ¿Qué es lo que sucede? Estás extraño desde hace rato.
Litwak le miró unos minutos antes de suspirar, sopesando si valdría la pena explicarle, se arriesgaba a que a mitad de la explicación ella dejara de prestarle caso y lo ignorara.
— Obtuve una buena ganancia este mes, pero comparado a otros meses y años, es la primera vez que tengo una disminución bastante drástica.
— ¿Y eso quiere decir...?
— De alguna forma u otra estoy perdiendo dinero.
Esa explicación, más corta y directa, fue todo lo que necesitó para comprender todo. Se alzó de hombros y miró al mayor.
— Tal vez es por la inaguración del árcade a unas calles de aquí. Tienes muchos buenos juegos pero ahí hay conexión a internet. ¿Por qué no haces una renovación? ¡Podrías poner wifi!
— No lo sé, Fani*...
— ¡Dale tío! Yo iría a un centro de árcade que tenga wifi ¡Incluso podrías remodelar los juegos!
— ¿Por qué pediría unos nuevos? Los actuales siguen funcionando.
La chica rodó los ojos. Por más que quería darse a entender, no lo lograba.
— ¡Eso ya lo sé! Pero ese tipo máquinas están pasando de moda. Yo hablo juegos más dinámicos ¡Como Hero's Duty! También podrías comprar unos Xbox, Mario Bross y Street Fighter se modernizaron ¿Por qué esos juegos no? Atraería a más jugadores.
— Ah bueno...realmente no lo sé. Pacman y Repara Félix son juegos nostálgicos para mí, sería una pena que ya no estuvieran disponibles para jugar.
— ¡Por eso! ¡Puedes pedirle a Mike* que te haga un respaldo! Él está estudiando para programador y sabe bastante de esas cosas. ¡Dale tío!
El Sr. Litwak se lo pensó un poco, antes de apartar la vista de sus cuentas y mirar nuevamente a su sobrina. Advertía que, de seguir así las cosas, pronto su negocio se pondría en peligro.
— Quizá no sea mala idea después de todo...
._. Lo dicho, me da miedo-y-no-sé-qué al apretar ese botón naranja que dice "publicar". Ya puedo sentir la ansiedad, ruiseñores TToTT Ay T_T
3...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro