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La Misión

El viaje.

Lauren abrió sus ojos en la oscuridad, los ángeles no duermen, así que sintió su presencia ni bien apareció en el cuarto de hotel.

- no sabía que podía recibir visitas -se sentó en su cama para hacerle espacio a su amigo.

- Es una misión, no cárcel. Aunque no estoy aquí por cortesía. - respondió Raphael.

- ¿sabes? Los humanos tienden a decirse "hola" cuando no se ven luego de un tiempo. - él sonrió.

- te ves asquerosa. - Lauren sonrió aún más. También había pensado lo mismo la primera vez que vio su reflejo. Raphael seguía en su forma divina, irradiaba un leve brillo y su rostro estaba totalmente libre de imperfecciones como arrugas, granos, espinillas, acné, algún bello mal posicionado, u ojeras. El rostro angelical de Lauren perdió divinidad al tomar una forma humana, lo hacen para no tener problemas con los humanos supersticiosos.

- ¿estás interesado en el puesto? Porque sigo sin saber qué haces aquí.

- oí un rumor. - esto borró la sonrisa de ella, en el cielo no existen los rumores, todos tienen la condición de hablar con la verdad siempre, la última vez que hubo un rumor en el cielo estalló la segunda Guerra mundial humana. - no, no es tan grave. - se apresuró Raphael al ver el rostro de Lauren.

- ¿entonces?

- no es un rumor en sí, iba pasando cuando escuché que al parecer tu misión...

- no me digas - se levantó de repente - dijeron que tenía que descubrirlo sola y yo feliz con hacerlo - ahora él frunció el ceño. - no es lo que piensas, me está gustando esto de estar fuera del cielo y estar directamente ligada a los humanos.

- sabes lo que le ocurre a quienes se encaprichan mucho con los humanos ¿no?

- ya te dije que no es eso, tengo apego al trabajo, no a la humana - no mintió ¿o sí? Raphael no lo entendió bien, pero no vió el color de la mentira, eso lo tranquilizó.

- no te daré detalles de tu misión - lo dejó pasar por el momento - solo quiero avisarte, es posible que aunque hagas esto con éxito no serás ángel mensajero. - esto sí hizo que Lauren se levantará de la cama exaltada. - esta misión será para ver si eres apta como ángel de la guarda. - se apresuró a decir. Aunque Lauren tuviera esa apariencia tan imperfecta, aún tenía sus dones de ángel en excelente estado y a veces le aterraba.

El haber explicado eso fue un buen acierto, ya que Lauren quedó sin aire un momento asimilando las palabras de su amigo.

- ¿estás seguro de eso? - no quiso parecer ilusionada y evitó sonreír, obvio sabía que su amigo veía detrás de la mala actuación, pero no terminaba de creer eso.

Ella quería ser ángel mensajero, un escalón arriba de los asistentes, su trabajo era escuchar peticiones de los creyentes y llevarlas a Dios. Hoy hay tantos humanos y tan pocos ángeles que no se dan abasto, sin meter a los que usan el nombre de Dios en vano y piden cosas bobas como "pasar un examen" los ángeles se burlaban mucho de los de esta clase. ¿Qué querían? ¿Que Dios mismo abra el cielo para decirle las respuestas? Y también había una gran cantidad de aquellos que le pedían a Dios por la muerte de otro humano, el deber de los ángeles era el de llevar oraciones que sean sinceras y bien intencionadas.

Era alarmante la cantidad de peticiones de "quita el hambre del mundo" sin siquiera una pizca de empatia real hacia quienes de verdad pasan hambre, esto al principio confundió a los ángeles ¿por que pedir algo por quienes no te importan? Tuvieron que hacer algo para entender ese comportamiento inusual. Un ángel mensajero se disfrazo de lo que los humanos llaman "indigente" y se presentó ante las 400 personas al azar de que hicieron tal solicitud, de haber sido humano, si hubiera muerto de hambre, algunos le dieron una moneda de la menor denominación según el país, otros ni segunda vista le llegaron a dar. Esto confundió más a los ángeles, se sentían altamente tentados a abrirles la cabeza a algunos de estos para ver que tenían dentro. No era lógico que alguien que quiera que Dios elimine el hambre del mundo, actúe con tal prepotencia al ver a alguien que si tenga hambre de verdad en su día a día, tenía el poder de alimentar a una persona y así evitar una muerte por hambre, no los entendían.

La investigación duró hasta que otro ángel se ofreció como voluntario, ya habían notado que la mayoría de estas peticiones se hacían en voz alta cuando éstos humanos se juntaban en los templos de Dios, el ángel se escabullo entre ellos y analizó sus aptitudes, la decepción es una palabra muy corta para lo que sintió en ese momento. Regresó hecho un mar de lágrimas al cielo. Gritando "ellos no quieren agradar a Dios, quieren sentirse superiores entre ellos mismos, no tienen salvación" esa fue la primera vez que hubo fuga de ángeles, prefirieron caer, antes que seguir sirviendo a los humanos.

Ante la falta de ruegos elevados a Dios, hubo una catástrofe en la historia humana en esa época.

Lauren quería ser ángel mensajero por salir del cielo y la verdad también de estar tan podrida de oír quejas de estos sobre los humanos, dudaba que fueran tan nefastos. Por eso no entendía bien por qué debía hacerse amiga de una de estas, no era para ser mensajero Él la quería como ángel de la guarda, un rango superior al mensajero, eso sí tenía más sentido para Lauren. Querían ver si era capaz de cumplir tal cuidado. ¿La harían el ángel de la guarda de Camila? Esperaba que sí. Así cuidaría su descendencia completa, lo haría muy feliz, mentiría si dijera que no le estaba tomando cariño a la humana y sus cosas raras.

- totalmente seguro de lo que escuché. - afirmó Raphael estirando sus brazos para recibir a Lauren. Quien se lanzó a su cuerpo para recibir un fuerte abrazo de felicitaciones, de parte de su amigo.

- no lo puedo creer.

- si fueran dos humanos les dijera que tienen que amarse primero. - de escuchó la voz de Micah y ambos voltearon para ver a su líder recostado cómodamente en la cama.

- ¿de qué hablas?

- ya sabes... dos humanos, solos, en un hotel...- ni Laurel, ni Raphael entendieron a lo que quiso llegar. - olvidenlo. Cosas de humanos. Ten, Lauren - extendió su mano llena de un gran fajo de billetes de 100 dólares.

- ¿que es eso? - Raphael no dejaba de ver las hojas de papel raro.

- los humanos le dicen dinero - le explicó Lauren. - lo cambian por comida, vestimentas y experiencias.

- tienen el mundo entero lleno de alimentos ¿por que alguien cambiaría comida por este papel?

- yo tampoco lo termino de entender muy bien. Pero con esto puedo concluir bien mi misión. - Micah se río muy fuerte. - a todo esto ¿de donde sacaste tantos?

- Lo agarré del Vaticano. - Lauren abrió la boca pero su líder se adelantó - es dinero para Dios, no hay problema con que lo usemos nosotros - se encogió de hombros - igual no se dará cuenta que falta, creeme.

- ¿para que Dios querría papel? - está vez preguntó Raphael.

- cosas de humanos - respondieron Lauren y Micah a la vez con muecas de desagrado, él sólo aceptó la respuesta sintiéndose orgulloso de su amiga.

Pov Camila.

- empaca tus cosas - ordenó Lauren abriendo la puerta de repente.

-!Lauren! - salto de la cama asustada y cayendo en el lado contrario de ella, como puedo jalo las sábanas para cubrirme - cierra la maldita puerta. - ella la cierra después de entrar y se acerca rápido a mi con una sonrisa.

- no maldigas, linda - se acerca a mi rostro - no sabes el poder de tales palabras. - ¿que haces desnuda, tan tarde?

- ¡Son las 9 de la mañana! - ni mi madre se despierta a esta hora- ¿cómo entraste?

- Sinu me dió una copia de las llaves. Ya levántate vaga - jaló de la sabana - te haré desayuno. - intentó sobornarme.

- vete, tengo que cambiarme. - tiro de mi sabana hacia mi cuerpo desnudo.

- estás despierta hace rato. - dice luego de analizar mi rostro - ¿Que hacías desnuda? - me sonrojo más de lo que ya estaba, ahora una no se puede autocomplacer tranquila porque le tiran la puerta.

-¡qué demonios quieres, Lauren! Te estoy diciendo que salgas.

- aún no me has prometido que bajaras a desayunar - hace un puchero sin ocultar su sonrisa... se ve más feliz de lo normal ¿que se traía entre manos? - ¿entonces? - intenta quitarme la sabana de vuelta.

- si, sí. Voy a ir, como sea. ¡Vete! - ella soltó y como yo seguía al ando me caí hacia atrás, me lleve la mano a la cabeza escuchando su risa de fondo.

Admito que quería que apareciera por esa puerta mientras hacía lo mío, pero no de esa forma.

Maldita fuerza de atracción no funciona como debería.

Luego de darme un baño rápido en agua fría bajo a la cocina guiada por el olor delicioso que salía de esta y escucho la risa de mi padre, al entrar no se que me mareo más.

Si el exquisito olor del café y tocino frito o ver a Lauren en delantal.

Vale, Lauren en delantal. ¿Para que negarlo? Estaba vistiendo como siempre, con ropa negra, pantalón ajustado y botas militares, su típica chaqueta de cuero estaba reposando en una de las sillas así que podía apreciar mejor sus tatuajes, verla con un delantal rosa con florecitas era un extraño contraste, pero a esa chica nada se le podía ver mal, mierda.

Camila, concéntrate. No puedes ni debes tener nada con ella.

- ya bajo lo más hermoso de la casa - anunció la ojiverde y ella y mi padre voltearon a verme, de haber sido cualquier otra persona Alejandro la hubiera botado de la casa apenas abriera la boca.

Una cena, una sola cena y ya tiene a mi padre comiendo de su mano. ¿Qué truco utilizó?

- para tí, tiene que ser del mundo entero - amenazó y miró hacia una hoya que estaba hirviendo - ¿puedo probar eso?

- Claro, Ale - tomó una cuchara y luego de zambullirla en la hoya y soplar la un poco la estiró hacia la boca de mi padre quien sin rechistar lo probó así.

¡Literalmente esta comiendo de su mano!

- ¿te sientes bien, amor? - preguntó mi madre detrás de mí, segura que también extrañada en cómo este trata a Lauren.

- tienes que probar esto, princesa. Es lo más delicioso que he probado en mi vida - Lauren me sonrió con prepotencia un segundo antes de servir cosas en un plato.

¡Lo sabía! Esa condenada les ha lanzado un hechizo o algo similar. No es posible que ellos acepten tan rápido a alguien ¿estaría pinchada la comida?

Entrecierro los ojos mientras la veo colocar cuatro platos en la mesa.

- toma asiento, mi bonita. - me pidió en español. Le hice caso solo porque tenía hambre. - Sinu y Ale también. Quiero hablarles de algo.

- cocinas como los ángeles ¿quien te enseñó?

- fuí creada con ese don - sonrió más antes de acomodar mi silla metiéndola más a la mesa.

- gracias, Lauren - ¿que? ¡No! Tenía que reclamarle que no soy ninguna invalida. Ella solo toma una jarra con un jugo natural y lo deja en la mesa junto con los vasos.

Que manos tan hábiles...

- todo por ti, linda. - dejó un beso en mi frente antes de sentarse a mi lado. - buen provecho, familia. Espero que les guste.

Mi cara se enrojece aún mucho más que antes ¡tengo menos de una semana conociéndola! ¡Cuatro días! ¿Cómo es que se ha metido en mi familia, en mi vida, en mis metas, en mi lista así? Habla como si estuviéramos... estuviéramos

- taaan taaan ta taaaaaan - comienza a tararear mi padre y yo lo fulmino con la mirada.

- ¡mamá! - lo acuso

- aveeeeee mariiiiiiaaaaaa - me llevo las manos a la frente apoyando los codos en la mesa ¿por que me tocó esta familia? Toda la vida han sido celosos con todos los seres humanos que se me acercan ¿que les pasa ahora? Escuche sus risas y levante la mirada.

- mija, los padres podemos presentir las intenciones de las personas cuando tienen que ver con nuestros hijos. A Lauren se le siente un alma maravillosa, casi inmaculada ¿no lo sientes? - otra vez la vieja hablando de cosas raras.

Lauren de repente aguanto una risa, totalmente de la nada. Por un segundo pensé que lo había dicho en voz alta, pero no fue así... la niña por alguna razón anda muy feliz hoy.

- solo soy una persona normal Sinu. - tomo un poco de su jugo - ¿no comerás? - se volvió a dirigir a mí, sus ojos hoy estaban de un verde claro, un poco más y brillaban por cuenta propia.

Que pendeja te tienen Camila - me rio internamente - definitivamente esos ojitos son los que me van a matar, me tienen diciendo estupideces.

Comienzo a comer y abro los ojos al máximo, ¿que mierda? Solo era tocino, huevo y pan. ¿Como es posible que algo tan delicioso pueda saber mucho mejor de lo normal?

- ¿qué clase de droga le echaste a esto? - ella se acerca a mí y mis padres fingen ver hacia otro lado.

- amor... - susurra.

- ¿y que tenias que decirnos, Lauren? - otra vez, salvada por mí padre.

- me llevaré a Camila - los tres dejamos de degustar de inmediato. - si ella acepta, claro.

- ¿que tienes en mente? - pregunto.

- Un viaje, estuve averiguando y de aquí a cuatro ciudades hay globos aerostáticos y una montaña perfecta para ir en bicicleta y escalar. Quiero que sea un viaje de tres días donde no lleves celular.

Abrí la boca sorprendida, son ideas de mi lista.

Objetivo 21-viajar en globo

Objetivo 47-subir en bici una montaña

Objetivo 12-practicar alpinismo

Objetivo 15-estar tres días sin celular.

Objetivo 4- hacer un viaje corto.

- no tengo dinero aún para eso, Lauren.

- oh, cariño. si quieres ir nosotros-

- no mamá, sabes como tengo que

- ¿y quién te está cobrando? Solo te pregunto si quieres ir, si lo que no quieres es ir conmigo entonces...

- no, no, no es eso. No puedo aceptar que me lleves gratis - ella acercó su silla a la mía.

-¿Y quien dijo que sería gratis? - su tono de voz bajó.

- Lauren - comenzó mi padre, yo no podía apartar la mirada de esos ojos azules, sentía que no me pasaba el oxígeno. - no pretendas comprar a mi hij

- te cobraré con sonrisas - con un dedo levantó mi barbilla ignorando a mi padre - mientras más sonrías, más bajará tu cuenta conmigo. mi mayor recompensa es verte feliz.

No hizo falta mirar, escuché perfectamente a mi madre pegarle en el brazo a mi padre y decirle "¿por qué no eres así?"

Ains, yo quería ser folla- PERAAAAS MANZANAS PLÁTANO, quería frutas, yo solo quiero frutas de parte de Lauren, si, sí. Nada más, no existen pensamientos pervertidos en mi.

- bueno, Lauren - mi madre logró salvarme de aquel embrujo en el que caí por ese par de ojitos... ¿verdes? Me estoy volviendo daltonica. - no tenemos problemas con que vaya, ya es mayor de edad, pero ella no puede subir una montaña en bicicleta. - yo bajo la mirada.

- la llevo en la mía, no hay problema por eso -resuelve rápidamente. Otra persona indagaría el por qué en vez de sacar una solución. Lauren es muy rara.

- ¿tu quieres ir, mija?

- tengo que hablar contigo primero, Lauren - respondo con voz trémula, no puedo dejar que dé tanto por mí.

- aaah, claro guapa - se limpia la boca y deja un beso en mi cien antes de levantarse con su plato vacío en mano - termina de comer, te espero en el cuarto. - deja el plato en el fregadero - ni se te ocurra lavar los platos Sinu, ya bajo a hacerlo yo.

- ahora que lo pienso, no teníamos tocino en la nevera - dijo mi padre ni bien escuchó la puerta de arriba cerrarse.

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Respiro hondo antes de girar la perilla de entrar, Lauren estaba acostada en mi cama, con sus ojitos cerrados.

Que confianza, lo peor es que no tengo ganas de reclamarle, llego a mi vida a alterar todo y la vez no se siente invasiva su presencia, es casi reconfortante estar cerca de ella.

- no quiero excusas - abre sus ojos sin salir de su relajada posición - te dije que cumpliría toda tu lista.

- hay algo que debes saber primero - es estupido sentir tanto pesar para solo revelarle que soy atea, pero cuando habla de Dios o su religión no se dá cuenta y sus ojitos se iluminan, me mata destruir su fantasía, posiblemente se aleje de mi luego de ver que no hay manera en que crea en tal ser y seamos sinceros, ningún fanático de amigos imaginarios quisiera estar involucrado sentimentalmente con un ateo, no quiero que se siga ilusionado conmigo por que yo tampoco pienso salir con alguien así.

- mirame a los ojos

- ¿que? - ni me dí cuenta. Pero en un segundo se medio levantó para jalar mi mano, al no estar preparada para el repentino movimiento caí sobre su pecho bañando mi cara en rojo con la misma mano alzó delicadamente mi rostro y la dejo ahí acariciando mi mejilla suavemente.

- que lo digas mirándome a los ojos. - susurró - nada puede ser tan malo como para que me desvíes la mirada, incluso si me dices que en realidad no te gustan las chicas y solo asumí tu sexualidad, además : me encanta mirarte. - trago saliva - ¿es eso, Camila? Por que puedo dejar el acoso, si me lo pides, por tí soy capaz hasta de cambiar el color de mis ojos si tan solo me dices que odias el verde.

Por favor, basta.

- no, si ¡oye! - nunca me había puesto a pensar que realmente Lauren atinó a mi orientación desde el primer día ¿que tiene, el gay radar 2029 edición perfeccionada? - si me gusta el verde. - digo suave para entrar en su ambiente y relajarla, sentí que por un momento me quiso apartar y la verdad es que estaba cómoda. Ella respondió volviendo a sonreír y dejando un suave beso sobre mi ceja.

- ¿que es, linda? puedes confiar en mí. - lo peor de todo es que lo sé. No tengo maneras de explicarlo pero ella me llena de confianza, si no era mi madre yo misma le entregaba las llaves de mi casa el mismo día de conocerla. No quería decepcionarla. Ver sus ojos abandonar su brillo casi natural y que su mirada hacia mí cambie a una apagada.

- soy atea. - ella frunció el ceño - no creo en Dios, Lauren.

El silencio se hizo en la habitación. Pesé a que por fin revele esa parte de mi esperando la peor de las reacciones ella no dejó de acariciar con él pulgar mi mejilla. El brillo de sus ojos no se apago, pero su ceño seguía fruncido.

- aja... ¿y? - dijo luego de un minuto. - ¿Quieres que deje de hablar de Dios en tu presencia?

- no.

- por qué si quieres lo hago. - la verdad era entretenido escuchar como es todo desde su religión, que aún tengo que averiguar cuál es.

- no Lauren, pero. - ella alzó una de sus perfectamente recortadas cejas - ¿tu estas bien con eso? - me miró por otro minuto entero sin aflojar su ceño.

- ¿En serio eso era todo lo que querías decirme? - yo asiento y ella finalmente se rie a carcajadas. - Camz, por favor. Creí que dirías algo importante. No sé, como que el dólar cayó en picada y ahora debemos comprar bolívares, no esto.

Estoy ofendida. Me prepare mentalmente para buscar una manera de decírselo y ya me veía despidiéndola de mi vida para siempre luego de rebatirle con argumentos lógicos que su Dios no existe más allá de un libro escrito por gente delirante luego de pasar tanto tiempo en el desierto. Y ella está ahí, debajo de mí solo riéndose ¡hasta se le estaban saliendo las lágrimas!

-sin duda eres la mejor - se calmo un poco - "no creo en Dios, Lauren" - finge muy mal mi voz y volvió a reir - no es posible estar tan seria como para revelar algo así.

- ¡deja de reírte, maldita sea! - eso la detuvo por completo, pero su sonrisa no abandonaba su rostro. Luego se sentó sin bajarme de su cuerpo, por la nueva posición tuve que pasar mis piernas por su cintura, ella tomó mis manos y junto nuestras frentes.

- no maldigas, Camila - pese a tener la aptitud de siempre no pude evitar sentirme regañada. - no tienes idea de todo lo que puedes atraer con solo esa palabra. - se separó para guiñarme un ojo y finalmente abrazarme.

- para mí era muy importante decírtelo - hago un puchero aprovechando que no me puede ver. - creí que me ibas a odiar.

- nunca tendré un sentimiento negativo hacia tí, de eso debes estar 100% segura. Además, no tendría sentido odiarte por eso. Si existe algún "creyente " que se moleste con otra persona por no creer, tampoco tiene Fé alguna. - me suelta - ve: el Chuito dijo "los dos mandamientos más importantes son:

>" amarás al Señor, tú Dios con toda tu fuerza, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todo tu Espíritu y amaras a tu projimo como a ti mismo, quien guarde estos mandamientos en su corazón, ya habrá cumplido los demás" en ningun lado dice "ama a todos menos a los que no creen en mi" o algo similar. Claro que hoy en día los humanos ya no pueden amar a todos, pero igual se adapta el mensaje a un "respeta a todos" igual que quien ama a Dios no tiene espacio para despreciar a otros. <

-¿nunca dudas ni un poquito? - parecía una criatura increíble, incluso los más fanáticos con los que me he topado tienen una que otra duda sobre su existencia o lo escrito en el libro. Lauren tocó mis labios con su dedo.

- ya te he dicho, Camz. Yo no "creo" en Dios. Yo sé que existe.

Mi cuerpo tembló, por un segundo yo dudé de todo lo que sabía, esa seguridad... no parecía humana.

- Si eso era todo, te ayudo a empacar tus cosas, salimos esta tarde.

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No era como si me pudiera negar, primero: Lauren tiene la maldición de la persuasión muy avanzada.

Segundo: no quería, no tenía mucho tiempo y me estaba ofreciendo la oportunidad de tachar varios objetivos de mi lista de un tirón.

Quería compartir esta experiencia con Karina, pero los exámenes finales la tienen ocupada, anda durmiendo casi cuatro horas diarias, sería mejor no hostigarla con esto.

Estaba con Lauren en la estación de buses, buscando entre las cabinas cual tenga la salida disponible más cercana para nuestro destino.

Eran las 18 horas, solo a esta desconocida se le ocurre conseguir pasajes de último minuto a esta hora, ya veía que saldríamos de aquí en la mañana siguiente.

- aquí dice que el próximo sale en 20 minutos - exclama muy feliz.

- aún falta ver si tienen asientos disponibles, Lauren - me rodeo el cuello con su brazo llevándonos a la cola que se formaba fuera del local.

- no te preocupes por eso, nos vamos a ir en ese bus, te lo aseguro. - Necesito esa confianza para le ley de atracción. Sabía que todo iba a terminar mal, pero prefería que se estrelle sola, igual no me molestaba pasar más tiempo con ella y la idea de hablar toda la noche para evitar caer dormidas no parecía del todo desagradable.

- debería comprar botanas - digo viendo hacia un pequeño kiosko dentro de la estación, ella mira también en esa dirección - para el viaje.

- todo lo que mi Camz, quiera - junto nuestras cabezas, hace mucho me rendí de rehuir de su tacto, ni me molestaba, ni cambiaba nuestra relación.

- asquerosas lesbianas - una vieja loca muy pequeña nos hizo mirar hacia abajo, se veía muy mayor y nos apuntaba amenazante con su rosario - deberían tener temor de Dios, lo que hacen no está bien. - Lauren retuvo una risa, yo solo le metí un sutil codazo.

- ignorarla, es una persona mayor - susurro en su oído, pero la vieja seguro pensó que la maldije en alemán o algo parecido, por que empezó a orar en voz alta a lo loco llamando la atención de las personas.

- y por eso le pido al Señor, que lleve hacia la claridad a este par de almas jóvenes, oh Señor perdonalas porque no saben lo que

- ¡callese señora y váyase a la mierda! - grito Lauren de repente con su típica sonrisa, quien no la conociera pensaría que se esta burlando, bueno. Tendría razón.

Yo traté con todas mis fuerzas de retener mi risa por educación, más no fui la única. En este país nadie se mete en los asuntos ajenos a no ser que sea para mal, pero como les encanta estar pendientes de un chisme, que varias personas a nuestro alrededor no hayan podido controlar su carcajada confirmo por fin mi teoría.

Objetivo 71- inventar algo.

Lo tachare aunque sólo haya demostrado una teoría, no tengo imaginación para crear algo nuevo en este mundo.

La señora bajita se tiñó de rojo vivo de pura rabia

- ¿Cómo osas en faltarme el respeto así?

- ¡empezó usted, vieja loca! No crea que por tener la cara más arrugada que una pasa comiendo limón le da derecho a pasar sobre los demás - yo comienzo a pellizcar a Lauren por lo bajo para que se calle, pero me ignora - ¡y deja de apuntarme con ese collar de rosas artificial y vacío!

¿Collar de rosas? No ve que tiene un rosa- aaaaaaah

- tú tienes que regresar a Cristo nuestro Señor, el enemigo está haciendo que te vuelvas una rebelde, te estás convirtiendo en un demonio.

- no mame señora, en este momento su alma está mucho más cerca del infierno que la mía - le quito el rosario de las manos, mierda.

- Lauren, ya basta. - tomó la muñeca de su mano que estaba sosteniendo aquel chuche - es una persona mayor.

- es una persona, y no vale más que ninguno de los que está en este mundo. El respeto es por igual.

- !Dios creó a Adán y a Eva! No a Eva y a Juana.

- esta bien que sea muy vieja, pero eso no quiere decir que le crea que estuvo ahí en el momento de la creación - se burló. - ¿de verdad se cree que un ser todo poderoso y perfecto se va a poner a crearlos uno a uno? ¡Debería estar prohibido ser tan narcisista!

- Lauren... por favor, ya dejala. - ella por fin me miró, otra vez me pareció ver por un momento sus ojos grises, me hizo tragar saliva, luego suspiró cerrando los ojos y aquella ilusión se había disipado, volví a ver sus ojos verdes.

- ¿que está pasando aquí? - dijo un guardia de seguridad, ok. Esto no se podía volver una costumbre.

- esta señora nos está discriminando a mi amiga y a mí, solo estábamos haciendo la cola para comprar nuestros pasajes y ella llegó a apuntarnos con esto. - alzó el rosario y el guardia miró a la vieja.

- ¿Otra vez, Marta? - suspiro derrotado y volvió a mirar a Lauren - por favor disculpen el inconveniente, tengan en cuenta que dentro de estas paredes está prohibida la discriminación, enseguida la sacaremos de aquí.

- ¡tú no entiendes! - grito la vieja - ¡este es un demonio sus ojos cambiaron de color! - en juego Lauren hizo la mano como una garra y siseo como una serpiente.

- si, sí. Marta

- ¡Es una reptiliana! Vino a comenzar el nuevo orden mundial - siguió gritando pese a que el guardia la llevaba más lejos con delicadeza del brazo.

- guardia - el joven se detuvo y Lauren me soltó para ir donde ellos, le devolvió el rosario a la vieja y vi que sacó un billete de su bolsillo para dárselo también.

intercambió un par de palabras con el guardia y este se alejo un poco, la chica de piel pálida se inclino un poco hacia la mayor y le pidió que hiciera algo con el rosario, ni idea de por qué, pero la vieja le hizo caso con una expresión más de curiosidad que de hostilidad, como si fuera una pequeña niña, Lauren parece que le explico algo mientras señalaba una de las bolitas del Rosario y de repente la vieja comenzó a temblar y luego a llorar. Finalmente Lauren se enderezó de nuevo y la señora la abrazo, hasta donde me había quedado podía escuchar "gracias" de su parte... ¿que?

La ojitos verdes volvió caminando hacia mí, con una sonrisa tranquila tirando de sus labios.

- ¿que le dijiste? - Lauren abrió la boca para responder, pero una voz infantil se escuchó de repente en medio de nosotras.

- "que Dios te bendiga" - ambas miramos hacia abajo, yo sentí que se me pasaba un latido. Fue muy repentino ¿en que momento se puso esa niña ahí? - muy irónico viniendo de alguien que casi la mando al infierno y fue una manera de hablarle muy irrespetuosa, desde cualquier punto de vista parecía que la ibas a golpear ¿no crees?

miraba directo a Lauren y está a su vez se volvió más pálida de lo normal, hasta parecía nerviosa, ya no tenía su sonrisa. Luego la adorable niña con cola de caballo me miró a mí, con una ternura típica de esa edad.

- ¿que ocurre, princesa? ¿Te perdiste? - ella alzó ambas cejas.

- es casi una lastima que no creas en mí. - yo frunzo el ceño, parece que los niños de ahora aprenden muchas expresiones de las caricaturas - tu bondad será recompensada. Ahora debo hablar con Lauren, ve a la tienda, toma lo que quieras, el dueño no te va a cobrar y cuando salgas de ahí, olvídate de mí. - yo miro a Lauren, quien parecía estar sudando.

- préstame tu teléfono, tal vez así ¿eh? - mis pies fueron solos a la tienda dejando a Lauren sola con aquella niña rara ¿que está pasando? - ¿Laur- - mi boca también dejó de obedecerme, me estaba asustando mientras me acercaba cada vez más a la tienda, de repente todo se volvió oscuro.

- ¡hey! Eso se ve delicioso - vuelvo a abrir los ojos y miro a mi alrededor. En una de mis manos tenía una bolsa llena de golosinas y en la otra un bimbolet para Lauren.

Que raro, tuve una especie de bug mental. Como cuando voy a la cocina y se me olvida a que iba. Bueh, creo que quería comprar algo, pero no recuerdo bien que era.

- debes tener hambre luego de discutir con esa señora.

- oh, linda. Creeme que no me has visto discutiendo de verdad -se acomodo su mochila, no sonreía ¿le habrá dicho algo la señora luego de que fuera a la tienda? - ¿qué ocurre? - pregunta preocupada.

- creo que quería comprar algo, pero se me olvido al entrar a la tienda.

- mmm... ¿bebidas? - yo abro la bolsa y ambas vemos hacia adentro, si, faltaba algo para tomar. - que despistada eres Camz - levantó levemente una comisura sacando su mochila de los hombros y dejándola al lado de la mía, en el suelo.

- tratame bonito - le reclamo en broma con un leve golpe en el brazo.

- yo las compro, cuida la cola. Ya vengo. - no dejo que le explicara mis bebidas favoritas y se fue con un trote, igual faltaban pocas personas para llegar a la cabina.

Miró al techo que tenía mal pintadas manchas de humedad, algún día terminaré arrestada por culpa de Lauren, tengo que ver como bajarle a su carácter, definitivamente.

Sentí una mirada sobre mi, así que miro hacia todos lados, pero no encontré nada, será solo mi imaginación, avanzo un lugar más en la fila apenas levantando las mochilas. Me renuevo incomoda, la sensación de ser observada seguía ahí, volví a mirar hacia varios lugares hasta ver a Lauren saliendo de la tienda con agua y lo que parecía mi jugo y refresco favorito tamaño grande, se despedido amablemente del vendedor y comenzó a caminar hacia mi, pero su mirada de repente se oscureció y su rostro demostró una gran seriedad que nunca imaginé ver en ella, el sentimiento de ser observada desapareció y Lauren finalmente llegó a mi lado.

- listo. - dijo sin mirarme a mí. Si no a algo a mis espaldas, por curiosidad quise ver, pero la más alta puso una mano en mi hombro, llamando mi atención. - ¿qué quieres hacer primero cuando lleguemos?

- primero compremos los boletos - inquiero levantando una ceja.

- presiento tu falta de Fé por conseguirlos.

- solo a ti se te ocurre venir a hora pico y pretender viajar sin reservas.

- los conseguiré - finalmente alzamos las mochilas por última vez para hablar con el vendedor.

- buenas tardes, dos boletos para - señalo en el cartel nuestro destino - mia

- ya se agotaron

- ¿que? - La consternación de Lauren me provocó risa.

- el señor se llevó los últimas tres - señaló a quien estaba delante de nosotras.

- te dije.

- esto no se quedará así.

--

A las 18:39 ya por fin nos sentamos en el autobus.

- sigo sin entender como sabias que el señor tenía una amante.

- no sabía, lo tiré al azar - se encogió de hombros. - ya no hablemos de eso.

- estas muy poco comunicativa.

- es que aún no me has dicho que es lo primero que quieres hacer. - su tono era el de siempre, pero seguía sin sonreír como siempre, había algo en su cabeza e iba a averiguar que es.

- esa señora te dejó pensando mucho. No debes dejar que ese tipo de gente afecte tu vida, Laur.

- no es eso, Camila. Yo nunca me preocupo por eso, si bien detesto a aquellos que difaman el nombre de Dios, nunca permito que un humano entre en mi cabeza.

- ¿entonces? - recuesto mi cabeza en su hombro, ella se tensa por primera vez desde que la conozco.

- Dios es justo - murmuró en automático, luego miró por la ventana un punto fijo y cerró las cortinas. - Dios es justo - repitió como si fuera un mantra. Esa fue la primera vez que sentí duda en su voz.

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La oscuridad se había hecho al alrededor de la carretera, Camila luego de leer un libro ante la poca comunicación que le proporcionaba Lauren cayó en un profundo sueño, recostando sin querer su cabeza en el hombro de su acompañante.

El asistente al sentir el peso sobre su cuerpo por fin sacó la vista de la ventana para fijarla en ella, la humana tenía pestañas delicadamente largas y un rostro muy limpio, delicado y cuidado, de no ser que sabe que es imposible, también la podría confundir con una de los suyos, hasta es casi un chiste el significado de su nombre, siendo que ella incluso era atea.

No sabe cuántos minutos estuvo mirándola en la oscuridad del autobús, al parecer era muy entrada la hora de sueño de los humanos, pero finalmente con delicadeza y una mano sostuvo el rostro de su humana favorita y con cuidado pasó su brazo por su cuerpo, rodeandola con un brazo y esta inconscientemente se acomodó más contra su cuerpo, Lauren supuso que era por el frío, así que acomodó la manta que habían llevado, en realidad ella no la necesitaba, así que la extendió toda para ella y esta relajo en entrecejo ante el cambio.

Lauren sonrió, sí se estaba encariñado, pero no iba a luchar contra eso, mientras no desobedezca su corazón, no hay peligro de caer. Su corazón ahora estaba feliz con Camila y seguirá así al terminar esta misión con éxito.

Pero la presencia volvió a manifestarse y ella miró rápido a través de la ventana, no los veía, pero estaban ahí. Él no le ordenó explícitamente qué salvará el alma de Camila, pero esta exposición de peligro le parece absurda.

Porque sólo hay una razón por la cual haya demonios acechando a Camila y es imposible, no iba a permitir que su alma se ensucie, esta es su propia misión, aparte de tachar todo lo de la lista.

—¿Lau- — murmuró aún dormida la humana, Lauren se relajo volviendo a mirarla.

— descansa, bonita — dió un pequeño beso en su frente y se permitió cerrar los ojos para simular que dormía, mientras tomaba una vista panorámica de todo el autobús, sabía que no atacaron con este en movimiento, pero no estaba demás ser precavida — yo te cuidaré.

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Camila bostezo fuerte mientras se estiraba, increíblemente al dormir semi sentada en un vehículo en movimiento, no le dolía nada. Respiro profundo el aire de la estación de autobuses expulsando todo el sueño de su cuerpo.

— parece que has dormido bien — Lauren se había ofrecido a buscar sus bolsos mientras Camila seguía en la fila para comprar café, eran las 5:50 de la mañana.

— es que lo hice — avanzaron otro lugar en la fila y Camila extendió su brazo hacia Lauren — dame mi maleta.

— no, preciosa. Ya te dije que yo la llevaré.

— me vas a mal acostumbrar , Lauren.

— Yo feliz de ello, Camila. Vivo para hacerte feliz — la chica que estaba frente a ellas volteo a mirar a Lauren un segundo y la más bajita se llevó ambas manos a la cara, no podía más con Lauren ¿no le daba vergüenza hablar así?

Sin embargo estaba aliviada, no logró sacarle el por qué de su seriedad el día anterior, pero parecía volver a ser la misma.

Luego de pedir sus cafés se sentaron en una acera a beberlos con calma como un par de indigentes.

—  primero el globo —dijo Camila antes de beber otro sorbo.

— primero el hotel — respondió Lauren imitando con una mirada burlona.

— ¡Lauren!

— ¿o es que quieres cargar esto para arriba y para abajo? — movió sus mochilas y Camila hace un puchero.

— hola, disculpen — les hablo una chica y ambas giraron la vista arriba, era la de la fila — me llamo Jess, soy fotógrafa profesional — extendió una tarjeta de presentación que Lauren tomó. — esto sonara raro, pero quisiera tomarles una foto, es que hacen muy linda pareja y…

— solo somos amigas — aclaró Lauren, Camila entrecerró sus ojos al ver la sonrisa que esta le dedicaba a la Jess. — pero no veo por qué no. ¿Qué dices tú, Camz?

— sólo quiero tomarles la foto y enviárselas, soy fan de capturar buenos momentos así no sean míos — explico rápido la fotógrafa ante la mirada seria de Camila, por poco y le decía “soy hetero”

— será un buen recuerdo — finalmente aceptó.

— ¿cuánto sería por la revelación y que no las envíes a una dirección? — consultó Lauren metiendo su mano en el bolsillo.

— oh, no no. Será gratis. — se apresuró a negar con sus palmas.

— bien. ¿Dónde nos ponemos? — hizo el ademán de levantarse.

— están es el escenario perfecto — el ángel y la humana la miraron un momento antes de ver atrás de ellas, la estación de autobuses, llena de personas corriendo, durmiendo, bostezando, comiendo, bebiendo, arrastrando sus maletas. El lugar no se encontraba totalmente limpio, volvieron a mirar a la fotógrafa y finalmente Lauren levantó una ceja.

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— esto es lo mejor— Lauren se lanzó a una de las camas del cuarto de hotel que alquilaron dejando las maletas en la puerta.

— te dije que podía llevar mi propia mochila.

— voy a dormir — el ángel cerró los ojos. Camila se acercó con paso silencioso y tomó una almohada para golpearla varias veces con esta.

— dormir nada, vamoos, quiero tomar fotos desde el globo. — Lauren se levantó fingiendo un gesto de molestia.

— así decías cuando íbamos a saltar en bonge y cuando estábamos en el puente temblabas de miedo.

— pero salte, ¿o no? Igual, quiero tener esta experiencia ¿el miedo que? — Lauren se ríe. — no quiero perder tiempo, vamos.

— tienes mucho tiempo por delante, cabecita loca — se levanta y le dá un beso corto en la cien, ya se le estaba haciendo costumbre — me aseguraré de eso.

Si bien Lauren fue la primera en salir de la habitación, ahora mismo estaba siendo casi empujada por una muy contenta Camila, la espera del autobus casi se le hizo eterna, así que Lauren decidió pagar un taxi, al oír la tarifa que le puso a Camila casi le dá un infarto y de pura conmoción casi le rompe una ventana, pero Lauren la tranquilizó y pagó tranquilamente el monto.

— ¿eres de familia rica?

— cuando trabajas para Dios, te verás recompensada — se encogió de hombros quitándole importancia al asunto. Seguía sin entender muy bien la importancia que le daban los humanos al dinero, así que no quería que indague mucho con ese tema.

El dinero es para viajar y salir, o algo así le explicó su jefe, pero para obtener dinero tienes que trabajar y el trabajo te quita el tiempo y las energías para viajar y salir, simplemente absurdo al punto de vista de Lauren. ¿Trabajar 6 meses para tener 15 días libres? ¿Dónde le ven lo justo a eso? Siente que nunca entenderá a los humanos.

Ella es un ángel, por ende no siente fatiga ni cansancio, pero cuando se aburría de lo repetitivo que resultaba su labor, tenía total libertad de volar por la tierra o visitar otros sectores del cielo y ella podía decidir cuándo regresar. Sin embargo escuchó a algunos ángeles quejándose de que los humanos les prohibían a otros humanos incluso comer sólo por estar “dentro de horario laboral” al contrario de los ángeles, para los humanos comer es una necesidad, si no lo hacen se mueren ¿por que prohibir algo tan básico, que incluso podría obstruir su rendimiento? ¿Y por qué lo otros humanos lo permiten? Son muy raros esas cosas

Miro a Camila que veía alegremente por la ventana, había bajado el vidrio y disfrutaba del viento con los ojos cerrados, iban pasando por una carretera llena de vegetación, a duras penas los rayos del sol traspasaban la densidad de los árboles, haciendo su propio lugar. Camila tarareaba una canción en su cabeza. Un placer que Lauren también tomaba de vez en cuando, es una sensación que no cambiaba ni por “dinero”. sí, todos los humanos son raros, menos su Camz.

“tomale una foto” fue una orden directa de su jefe, frunció el ceño, pero sacó la cámara de Camila.

Al oír el característico ruido de su cámara, Camila volvió la vista hacia la chica de ojos verdes, quien sólo le sonrió y la más joven no pudo hacer más que devolverle la sonrisa, en ese momento Lauren se deslumbró totalmente y su dedo  actuó por su cuenta al tomar otra foto.

—Lauren, basta.

— soy muy feliz viéndote en este momento, si pudiera retratar este momento en mi memoria, lo haría de tal forma que quede en mi mente y mi corazón toda la eternidad.

Si incluso el taxista se sonrojó al escuchar eso. La expresión que tuvo en ese momento Camila fue capaz de dejar sin respiración al ser sobrenatural que había en el auto, conteniendo el aliento su dedo volvió a caer sobre la cámara, en el momento exacto, cuando un rayo de Luz se coló entre los árboles dando directamente a los ojos oscuros de la humana.

— ¿escribes poemas o algo así? —no había manera, es imposible acostumbrarse a las palabras desvergonzadas de Lauren quien por fin bajó la cámara sin mirar los resultados.

— ¿Es esa una expresión de arte? — preguntó volviendo en sí, Camila frunció el ceño.

— sí…

— no sé mucho sobre eso, ojalá tuviera tal dominio de las palabras, para así poder provocarte al menos un pulso salton.

De no haber leído un libro que usaba esa expresión Camila no hubiera entendido, pero aún de no saberlo igual se hubiera llevado las manos al rostro en su ya típica barrera anti-Lauren.

— voy a monetizar esa labia tuya. — murmuró contra sus palmas. No creyó ninguna de sus palabras, pero aún así… maldito efecto Lauren.

Por estar pasando su vergüenza ocasionada por la inmortal, no notó cuando está volvió a bajar su sonrisa al ver una sombra - aparentemente- humana fuera de la ventana observando al auto donde iban todo el segundo que este estuvo en su campo de visión, claro que sabe lo que es, ni se molestó en ocultar su esencia. Debe estar atenta, no sabe por dónde atacarán.

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En la casa Cabello, Sinu y Alejandro estaban tomando café, de lo más tranquilos, cuando se escucha la puerta y Alejandro baja el teléfono para ir a atender.

— Buenos días, señor Cabello — era un joven que se veía amable y de muy buena apariencia, vestía elegante, su cabello rubio estaba peinado hacia atrás, sus ojos eran totalmente negros, como un pozo sin fondo o un abismo sin fin.

— hola chico ¿quién eres?

— soy amigo de Camila — mintió con naturalidad, a fin de cuentas la mentira y  el engaño es un segundo idioma para él. — ¿se encuentra en casa?

— no, ella está viajando con su novia. — respondió confiado Alejandro. — vendrán en tres días.

— es que es un tema puntual, el que tengo con ella y justo perdí mi teléfono ¿me podría facilitar su número, por favor?

— con gusto lo haría, chico. Pero no llevó su celular.

— ¿quién es? — Sinu se recuesta en la espalda de su esposo, poniéndose en puntilla para ver sobre su hombro a quien capta la atención de su esposo. El joven sonrió con malicia.

— Un amigo de Camila, dice que necesita hablar con ella.

— uuy, guapo. Disculpa, pero ahora no está en casa, volverá en tres días.

— no se preocupen — el matrimonio comenzó a ver borroso al joven — ya tengo lo que necesito, gracias por su amabilidad. — el chico desaparecio.

Finalmente Sinu y Alejandro cerraron sus ojos y sintieron como si una venda cayera de sus cabezas, una venda que cubría sus ojos.

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— que bonito — admiró Camila el paisaje, estaban sobre un risco y de ahí salían los globos, se podía apreciar a varios en el cielo llenando de colores el lugar. — Lauren ¡mira! — señaló una pequeña tienda y comenzó a dar brinquitos emocionada, le gustaban las cosas simples, Lauren sonrió luego de darle una repasada a todo el lugar.

— ¿que venden ahí?

— no sé, pero voy a ver — con suma felicidad se fue casi saltando al pequeño lugar, sin esperar a Lauren, que antes de seguirla, sintió como le quitaban la cámara de las manos.

— dame eso — le dijo su jefe encendiendo la y viendo las fotografías que tomó antes. — oye que bien…  para tener nulo interés en el arte, has hecho un excelente trabajo.

— ¿que haces aquí? Andas molestando más de lo normal.

— te vine a quitar esta memoria, antes de que la pierdas — mientras decía eso, apago y sacó la micro sd de la cámara.

— son sólo fotos, Micah. — el mencionado se llevo una mano al pecho, ofendido.

— te lo perdonaré por que aún no has visto el verdadero resultado, Lauren. Pero el capturar momentos exactos, es un arte y uno muy especial, las pinturas revelan emociones del momento por parte del autor, pero solo la fotografía es capaz de capturar la verdadera esencia del lugar y en este caso, de la persona — levantó la memoria con los dedos — piénsalo…  “Los tiempos de Dios son perfectos” según los humanos y existen personas capaces de capturar los mejores momentos de este y dejarlo por el resto de la eternidad. Es una habilidad casi divina.

— estas exagerando —

— y por eso me quedaré con esto y la foto que les ofreció la fotógrafa — de la manera más divina y elegante que un ángel disfrazado de humano con más tatuajes que piel sacó la lengua y desapareció bajo la mirada de Lauren, sin darle derecho a replicar.

Entrecerró sus ojos y volvió la vista a la pequeña tienda, Camila estaba hablando alegremente con el anciano que vendía, algo que le gustaba de Camila, es que era muy feliz y se notaba, su energía era muy positiva, nada que ver con las constantes quejas que escuchaba de sus compañeros.

— tiene muchas ganas de vivir — fue una voz ronca a su lado, Lauren cerró los ojos para evitar saltar y hacer un escándalo. — ¿verdad? — El joven rubio de piel inmaculada miró a Lauren, parecía desencajar del lugar, de ser humano, estaría sudando a usar un traje bajo el sol que estaba haciendo esa mañana.

— bueno, solo tiene 23 años. — respondió con dureza.

— oye, no me trates así — el joven se llevó las manos a los bolsillo despreocupado —es tu primera misión con humanos.

— no.

— no era pregunta. — este sonrió con toda la maldad que había en su interior. — no me trates mal, novata. Fuera de todas las estupideces que te hayan dicho, en el fondo sabes que somos iguales.

— jamás sería una basura como tú. — el rubio se río.

— estas palabras… algún día pensaras así de los humanos, te expresaras con total asco y desprecio hacia ellos, con la diferencia en que estarás obligada a protegerlos. ¿Piensas que yo soy una basura? Pero yo no tengo opción, fui creado para odiar, la maldad para mí es como la sangre para los humanos, es mi naturaleza y sin embargo — camino hasta ponerse en frente de Lauren, mirándola desde arriba — he quedado impresionado al ver a los humanos en su máxima expresión, solo es cuestión de tiempo, ya pronto se acabará esta misión y pasarás al siguiente. Esta alma es fácil a fin de cuentas.

— no permitiré que la tengas.

— que gane el mejor, compañera. Sabes por qué estoy aquí, no hace falta que me meta en tu cabeza, para saber que ya te has encariñado. Sí sabes por qué estoy aquí ¿verdad?  Esa humana ya…

— ¡callate! — el demonio abrió los ojos sorprendido.  — estas mintiendo o te mintieron, pero Camila está bien. Mirala, está llena de vida.

— te diré algo, compañera. Al ser esta tu primera misión no lo sabes. Pero los humanos no valoran su vida, no existe humano que se desarrolle con ganas de vivir, solo hay una manera de que estos comienzan a valorar su vida y sí — la abrazo de lado — es cuando nos ven a nosotros a la cara, al mismo tiempo.

Justo en ese momento Camila quiso mostrale un pequeño recuerdito a Lauren, cuando noto la inusual escena. En el tiempo que llevaba conociéndola, no había visto a Lauren con nadie más, se sorprendió al ver a un chico con un brazo sobre sus hombros, ambos mirándola con expresiones distintas.

— sabes bien lo que significa, es muy estupido de tu parte negarlo.

— Camila vivirá muchos años — determinó con seguridad y  el demonio alzó ambas cejas.

— Entonces nos veremos del otro lado, compañera.

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