Capítulo 4.
Narra Amanda.
Los rayos del sol chocaban con mi cuerpo, solo me faltaban unas pocas calles para llegar a casa, no estoy de ánimos para seguir en la escuela, además que me dolió demasiado lo que Mily me dijo.
Ella no me creyó, yo jamás haría algo así, no lo haría, soy débil, quizá, pero no sería capaz de quitarme la vida.
Al llegar a casa, antes de caminar a la puerta, le eche un vistazo a mi ventana, recordando lo que había ocurrido hace algunas horas, me arme de valor y comencé a caminar hasta la puerta, deseando que mi madre ya estuviera dentro.
Tomé la perilla, y al girarla, esta no abrió.
—¡Mierda! —maldecí molesta, metí la mano en mi mochila, y de ahí saqué un par de llaves, las puse en la perilla y abrí la puerta, encontrándome con una completa soledad dentro.
Subí hasta mi habitación rápidamente, dejé mi mochila en el suelo, y me eché en la cama.
Unas pequeñas lágrimas se deslizaron por mi mejilla, cayendo a mi almohada, no entiendo nada de lo que está pasando, ni siquiera yo sé si esto es real, quizá mi mente me traiciona y me hace ver cosas que no están ahí, o quizá todo es por culpa de mi cansancio, ya que no he dormido en días.
Di un suspiro ya más calmada y me di la vuelta, quedando boca arriba, mi vista se quedó fijada en el techo, quizá deba dormir un poco, debo hacerlo.
***
Abrí los ojos, y sentí una corriente de aire colarse por la ventana, miré hacia allá, y en efecto, la ventana se encontraba abierta.
Me senté en la esquina de la cama, y tomé mi celular, para ver qué hora era.
Una de la tarde, me puse de pie y caminé hasta la ventana, la cerré y me dispuse a ir hasta mi cama otra vez, sigo sintiéndome muy cansada, quiero dormir todo el día.
Me eché en la cama, y cerré mis ojos para quedarme dormida otra vez, cuando sentí el sueño apoderarse de mí, un escalofrío recorrió mi cuerpo, luego sentí que me tocaban, oh Dios no.
—¿Qué quieres de mí? —pregunté llorando, sin moverme de dónde estaba.
No recibí respuesta, pero la sensación de que alguien tenía su mano sobre mi espalda seguía.
—No es real, no es real, nada es real, todo es un juego de mi mente, no es real.
Repetí varias veces, hasta que el tacto que estaba sobre mi espalda se hizo pesado, y rápido me di la vuelta.
—¡No eres real! —grité asustada, al abrir los ojos, ahí estaba. —Oh Dios mío, ¿Qué eres?
Esa cosa horrible de esta mañana, con manos huesudas, y uñas alargadas se encontraba observándome, manteniendo una sonrisa en su horrible boca con dientes puntiagudos.
—No eres real, mi mente me engaña.
El timbre sonó, rápidamente me giré hasta la puerta de mi habitación, quiero correr, pero algo me dice que, si lo hago, esa cosa frente a mi ira detrás de mí, al regresar mi vista al frente ya no estaba.
Salí de mi cama lo más rápido que pude, mi respiración estaba comenzando a acelerarse conforme intentaba correr lejos de mi habitación, espero que sea Valen, no quiero estar sola, no quiero.
Cuando comencé a descender las escaleras, pude sentir como esa cosa venia detrás de mí, y en un segundo ya estaba parado frente a mí, observándome con esa horrible sonrisa en su cara.
—¡Vete!
No me obedeció, como era de esperarse, quiso dar un paso hacia mi, pero yo aproveche para correr a la puerta, Valen tiene que verlo, tiene que verlo para que pueda ayudarme.
Cuando abrí la puerta, vi a Ronaldo, Felipe y Pablo afuera.
—Chicos, hola —mi voz estaba muy agitada. —Hay algo que tienen que ver.
Cuando me disponía abrir la puerta por completo, para que vieran la atrocidad que me acosaba, no pude, la puerta se cerró de inmediato.
—¡Ayuda! —grité y me aleje de la puerta, donde se postro esa cosa. —¡No entiendo! ¿Qué quieres de mí?
—¡Amanda abre la puerta! —escuche la voz de Pablo, estaba asustado.
Esa cosa comenzó a caminar hasta mí, no pude evitar ver sus horribles manos, las cuales a velocidad lenta se acercaban a mí rostro.
Cerré los ojos, y sentí un pequeño ardor en mi mejilla.
—Ustedes me trajeron aquí —esa voz escalofriante salió de su boca, con esos horribles dientes.
Abrí los ojos, y la puerta se abrió de golpe, y yo me deje caer sobre la alfombra.
—¿Qué hiciste? —preguntó Ronaldo acercándose a mí, me tomo de las manos, pero no cedí, prefiero quedarme aquí, en el suelo. —¿Tu lo hiciste?
Pase mi mano por mi mejilla, y el dolor se hizo presente, mire mi mano y había sangre en ella.
—Hay algo que deben saber, yo no hice esto, desde esta mañana han estado pasando cosas muy extrañas, tienen que creerme por favor.
Felipe miró a Pablo algo confundido, luego Pablo hablo.
—¿Qué cosas?
—No sé cómo diablos explicar, les puedo decir que hay un maldito hombre, pero con una apariencia horrible, sus manos son viejas y arrugadas, sus uñas muy largas, con ellas me cortó en el baño de la escuela, yo no hice esto, y no sé qué diablos está pasando, quiero convencerme que esto no es real, pero mírenme, está cortada de mi mejilla lo es, es real —pase mi mano nuevamente por la herida, llenando mi mano de sangre. —Tienen que ayudarme.
—No jodas —Felipe comenzó a reírse. —Si lo que quieres es matarte, pues hazlo, pero no vengas a inventar estás mierdas.
—Los fantasmas no existen, quizá y si tienes razón, tu mente te está engañando, perdona lo que dire, pero las últimas semanas no te ves muy bien, pareces cansada todo el tiempo, quizá es eso —explicó Ronaldo.
Agache mi mirada, observando mis brazos, yo sé que todo esto suena de locos, pero es real, y mi mente no me engaña.
—Bien, si no me quieren creer lárguense de mi casa.
Me di la vuelta, y antes de marcharme, Pablo me sostuvo del hombro.
—Amanda, yo te creo —mencionó Pablo.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? —Felipe confrontó a Pablo, parecía molesto. —Pablo, solo es un juego, ella nos está jodiendo.
—Es que, la persona que Amanda describe, es igual a la misma que invocamos hace una semana aquí, en esta casa.
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Espero les haya gustado. :3
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