Capítulo 1.
Narra Amanda.
Abrí los ojos de golpe, al sentir que alguien estaba tocándome, mi respiración comenzaba a acelerarse, trate de visualizar mi habitación, pero no pude, me levante un poco, lo poco para poder alcanzar la lampara que estaba en mi mesita de noche.
La encendí, y nada, en verdad sentí como si alguien pusiera sus manos sobre mí, fue real, me asuste un poco y lleve toda mi sabana hasta la cabeza.
—Solo sucedió una vez —dije sonriendo, tratando de calmarme a mí misma—. Yo no veo nada, tan solo imagino, mi mente quiere jugar sucio conmigo, solo es eso.
Mi respiración comenzó a disminuir, ya estaba más calmada, día, tras día, de los últimos tres meses me sucede lo mismo, estoy harta de esto, ya no quiero tener estas horribles pesadillas y sentimientos de que alguien me observa, simplemente no quiero.
Sentí unas pocas lagrimas deslizarse por mis mejillas, las limpié y me dispuse a bajar la sabana, sé que no está pasando absolutamente nada.
Cuando bajé la sabana por completo, no había nada, di un suspiro enorme y me dispuse a dormir una vez más, no sin antes dar un último vistazo al reloj, el cual marcaba las tres de la mañana.
—¡Dios no! Ya basta, por favor.
Nuevamente estaba sintiendo esas manos sobre mis pies, sobre mis brazos, quizá esas cosas están jugando conmigo, y cada que abro mis ojos para tratar de verlos, ellos se esconden de mí, y me acechan desde la oscuridad.
Apreté los ojos, mientras trataba de calmarme, no puedo seguir con esto, abrí los ojos y nuevamente no había nada, visualicé mi habitación, todo estaba completamente solo, sin ninguna presencia.
—¿Hay alguien aquí? —pregunté, deseando no obtener respuesta.
Me dejé caer, postre mi cabeza en mi cómoda almohada, y me dispuse a cerrar los ojos, no seguiré así, por la mañana me comprare algunas pastillas que me ayuden a dormir, hace una semana que las pesadillas comenzaron a intensificarse, antes las tenía al menos una vez a la semana, pero ahora, ahora por día, y no es solo una pesadilla, es como si en verdad alguien estuviera aquí.
Me di la vuelta y me dispuse a darle un vistazo más a mi reloj, todas las noches es lo mismo, lo miré, este no estaba en su lugar, que raro.
Me levante un poco más y me asome debajo de la cama, por donde podía ver el cable, trate de tomarlo, pero no alcanzaba, me estire un poco más, hasta que logre tomarlo, cuando estaba por jalarlo y sacarlo de ahí, algo horrible tomo mi brazo, parecía una mano de un anciano, muy pálida.
Intente por zafarme, pero no podía, mi respiración estaba acelerándose.
—¡Suéltame! —grité asustada. —¡Por favor!
La mano comenzó a jalarme, quiere llevarme debajo de la mano, es fuerte, mi mano me duele, no quiero ir debajo de la cama, ayuda, por favor.
Trataba de hacer fuerza en mí, para así evitar que me llevara, pero fue inútil y termine cayendo al suelo, esa cosa seguía sobre mi brazo.
—¿Quién eres? —pregunté.
—Soy... —escuche una horrible voz, sonaba demasiado tenebrosa.
Me agache un poco, para ver de dónde venía la voz y aquella mano que me estaba sujetando muy fuerte.
¡Dios mío! No podía creer lo que veía, era una cosa horrible, podía ver oscuridad en sus ojos, en su alma.
—¿Qué quieres de mí? —pregunte casi al borde del llanto.
Esa cosa, abrió su boca, creí que respondería, pero no, en unos segundos mi mano estaba dentro de su horrible boca, tenía unos dientes horribles, puntiagudos.
—¡Noooo!
***
Desperté bañada en sudor, mi respiración estaba muy agitada, y yo estaba en suelo, con mi mano debajo de la cama.
Comencé a llorar, estoy harta de estas horribles pesadillas, no quiero tenerlas, las odio.
—¿Estas bien? —preguntó mi hermana desde la puerta.
La miré un poco nerviosa y me dispuse a ponerme de pie.
—Todo está bien, solo me caí de la cama.
—¡Dios mío, Amanda! ¿Qué te paso?
Mi hermana se acercó a mí, la mire algo confundida, pero luego tomo mi mano, tenía una gran marca, como si algo me hubiera suje... ¡Dios mío!
—No sé —respondí muy nerviosa. —Se hace tarde para la escuela, Valen sal de mi habitación, estoy bien.
Mi hermana me miró mal, y sin decir nada salió.
Mire hasta debajo de mi cama, el reloj estaba ahí, entonces no fue una pesadilla, en realidad sucedió.
Papá murió hace tres meses, desde aquel día no logro sacarme las imágenes de mi cabeza, papá y mamá tenían demasiados problemas.
Desde aquel día, noche tras noche, comencé a tener esas horribles pesadillas.
Caminé despacio hasta llegar al reloj, lo tomé del suelo, me alegra tanto que no saliera una horrible mano de debajo.
Mi celular comenzó a sonar, era mi mejor amigo, deslicé y respondí la llamada.
—Hola Ronaldo —dije con el celular en mi odio. —¿Estás?
No recibí respuesta, cuando miré la pantalla de mi celular no había nada, estaba bloqueado, ¿Que carajos me pasa?
Suspiré y lancé mi celular a la cama, estaba aterrada, ¡Dios mío! En verdad me hace falta dormir.
Unos horribles golpes me sacaron de mis pensamientos, mire el closet, de ahí provenían. Maldita sea, ¿Qué pasa conmigo hoy? Caminé lentamente hasta ahí, me daba algo de miedo abrirlo, pero tenía que hacerlo, para convencerme de que no es real, nada es real.
Cuando lo abrí, pude ver algo en el fondo, entre mi ropa, ¡Oh Dios! Son las mismas malditas manos de mi sueño, pálidas y arrugadas.
Aparté mi ropa para ver mejor, pero estas comenzaron a sujetarme, incrustando las uñas en mis muñecas.
—¡Ahhhhhh!
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Espero les haya gustado.
¡Primero capítulo! \:v/
Echenme sus teorías para esta historia, los leo, vai🚶
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