4-¿Y ahora?
Al salir de la agencia los dos se dirigieron al lugar en donde los trágicos sucesos habían arruinado la vida de ambos. Buscaron en aquel edificio abandonado cualquier cosa que podría considerarse una pista para identificar a los tipos desconocidos.
Aquello parecía totalmente innecesario sobretodo para la pelirroja, pues la mafia se había encargado de limpiar por completo la zona; no había nada, ni cartuchos, los rastros de una balacera habían sido borrados por la lluvia de los días anteriores, así que ni manchas se podían identificar.
Sin embargo continuaron con su labor hasta tarde, sin mucho éxito. Fue hasta que a Dazai se le ocurrió adentrarse en el bosque cuando al fin pudieron encontrar algo sobresaliente.
Caminando entre árboles y matorrales Chuuya se vio atraída por algo que no pertenecía a la naturaleza, debajo de algunas hojas secas encontró un par de lentes obscuros, parecían llevar ahí varias semanas, estaban rotos y algo dañados por el abrasante sol de medio día.
—Oye...— capta la atención del ahora y nuevamente compañero con cabellos castaños que no procuraba cuidar demasiado.
—¿Qué encontraste?— Dazai se acerca a Chuuya observando con atención el objeto que sostiene entre sus manos.
—¿Crees que pertenezca a ellos?
—Probablemente, pero no puedo estar totalmente seguro... Aunque sé que con esto es suficiente. Ranpo-san nos dirá la respuesta.
—Mmn... Confías demasiado en tus nuevos compañeros, eh Dazai.
—Lo suficiente para formar un buen equipo entre todos... Cómo contigo y aún así no se acerca a la confianza que depósito en ti...
Cada palabra fluyó a través de sus labios sin control, quiso ser sincero una vez y así acabaron las cosas. Ahora el ambiente era tenso e incómodo para ambos; Dazai no solía ser de esa forma y las únicas posibilidades para que demostrarán preocupación mutua, era que sus vidas corrieran peligro, no una situación pacífica en una misión sin riesgo.
Chuuya solo ignoró el comentario fingiendo que seguía buscando algo que la llevara a quienes cambiaron su físico.
Caminaron un largo tiempo hasta que llegaron a una carretera en mal estado, vieja y sin pavimentar y sin embargo había un camino entre los arbustos que denotaban que alguien se había pasado por ahí algunos días atrás.
—¿Su escondite estará cerca?— pregunto Chuuya volviendo al contexto de siempre.
—No lo creo... Sería demasiado arriesgado— ninguno mencionó nada con respecto a la conversación anterior, pero Dazai se sentía como un estúpido al decir aquello a sabiendas de que no tienen la mejor relación del mundo, también obtuvo como recompensa un fuerte sentimiento de decepción cuando Chuuya sin responder se gira para fingir que no había escuchado nada.
Se toman el tiempo para explorar aún más lejos, pero al verse alcanzados por el atardecer deciden regresar.
—¿Seguro que esto es suficiente?
—No tengo duda Chuuya.
—Bien estoy cansada... Vamos a tu casa.
La noche se hizo presente, por lo que llegaron a la residencia del más alto cuando la luna se alzaba en el cielo.
—Atsushi-kun dijo que trajo algo de ropa para que puedas cambiarte— en la entrada de la casa de Dazai se encontraba una bolsa con ropa que Chuuya podría necesitar los próximos días; realmente no sabía sí quería ver dentro de dicha bolsa, de seguro esa ropa fue elegida por su mentora y su pareja en un intento para que vista como ellas quieren.
Ambos enemigos a muerte entran a la residencia dominada por la oscuridad y en completo silencio. Al encender la luz Chuuya hubiera preferido no ver nada; basura acumulada por cualquier esquina, botellas de licor botadas por todas partes y sin cuidado; vendas sucias encima de un sillón largo en el centro de la sala de estar. Y para colmo Dazai se quita la gabardina para dejarla encima de una mesa colocada frente al sillón.
—¿Quién vive aquí?, ¿Un cerdo?— prolifera la pelirroja con su rostro dominado por el asco.
Y como a Dazai le vale un carajo sí le gusta o no a Chuuya, se desparrama en el sillón estirando las largas piernas por sobre la mesa.
—¿Cómo puedes vivir en estás condiciones?
—No paso mucho tiempo en casa Chuuya, así que, ¿Qué más da?
Nakahara respondería sí no fuera porque su atención estaba siendo robada por las imágenes del asqueroso departamento y justo cuando toma una prenda de las muchas regadas por la sala, su rostro se calienta y su mente se detiene solo pensando en que está noche soñara pesadillas.
Al parecer había encontrado la ropa interior del castaño.
—Osamu... me puedes decir, ¿PORQUÉ ESTAN TUS CALZONES EN MEDIO DE LA SALA?
—oh!, ¿Los encontraste?— con esa pregunta Chuuya avienta la prenda a la cara del más alto quien ríe a la actitud de la chica —Bueno, la noche de ayer fue muy alocada— concluye con la sonrisa pícara que solo aumenta la furia de la pelirroja y sí esto continua como hasta ahora, va a cometer un homicidio antes de que acabe la noche. —¿Quieres saber los detalles?
—¡Suficiente!— fue la gota que derramó el vaso y una vena sobresalía de su cien. Chuuya camino hasta donde estaba sentado Dazai y lo jala de la oreja para levantarlo.
—¡Auch!, Chuuya espera.
—¡Tú desperdicio de vendajes, vas a limpiar este lugar, lo quiero sin una basura!, ¡AHORA!
—Pero Chuuya es muy tarde para eso— hizo berrinche el castaño.
—Me vale, dije ¡AHORA!— la pelirroja suelta al contrario con brusquedad
—Y yo, voy a tomar una ducha.
—Si, patrona...
Chuuya se mete a la habitación en donde está el único baño del departamento; de la bolsa saca un pijama y se dispone a tarderse los años en un intento de ducha relajante, sí tan solo tuviera consigo sus productos de belleza, se sentiría mejor. Estaba segura de que convivir con Dazai Cerdosamu le sacaría arrugas en su delicada piel y canas en su brillante y sedoso cabello rojo.
La habitación estaba en las mismas condiciones que el resto de la casa, pero el baño estaba medianamente recogido así que terminó de limpiarlo ella misma
Se duchó y colocó el pijama que escogió; uno color beige con perritos bordados por todas partes. Sale de la recamara para encontrarse con Dazai quien usa un mandil rosa de flores amarillas. Ambos tuvieron que aguantar la risa por lo ridículo que se veían.
Se sentían un poco mejor, así que entre los dos terminaron de recoger toda la casa, lo que les llevo hasta la madrugada pero entre conversaciones absurdas y discusiones infantiles, no sintieron pasar las horas.
Un nuevo día, un sol brillante empezaba a emergir del horizonte y por lo tanto era momento para comenzar con las labores.
Obvio Chuuya durmió en el sillón pues Dazai no le cedería su cama aunque se tratara de una mujer, al menos que esa mujer quiera hacer suicidio doble entonces con todo gusto podría compartirla.
El mencionado castaño se levanta de la cama aún con mucho sueño, pero siendo atraído por un dulce aroma que lo incita a buscar el origen.
Sale de su habitación y se dirige de inmediato a la cocina en donde ve a Chuuya con un cabello recogido en una coleta hacia atrás, usa el mismo mandil que él durante la noche y está muy concentrada preparando panqueques, además de haber puesto la cafetera con suficiente agua.
—¿Qué haces?— preguntó un escéptico castaño.
—Preparando el desayuno— respondió dando obviedad al hecho.
—Bueno, no es normal que mi casa huela así tan temprano.
—¿No desayunas en casa?
—Regularmente lo hago en la cafetería que está abajo de la agencia.
—Pues hoy desayunaras aquí.
Dazai se sentó y Chuuya sirvió para los dos, el desayuno transcurrió sin conversaciones pues el castaño aún no podía creer el buen humor con el que despertó Chuuya después de estar casi toda la noche limpiando.
Cuando terminaron se cambiaron de ropa por algo más formal, solo para dirigirse a la agencia después de salir de casa.
. . .
Llegaron a la agencia siendo recibidos por un silencio sepulcral que los dejó aturdidos, todos veían con atención al par que acababa de ingresar sobretodo porque no se escucharon los gritos con lo que era obvio identificarlos a kilómetros de distancia.
—¿Quién se murió?— preguntó el castaño para relajar el ambiente.
—Esperabamos que tú— respondió Kunikida volviendo a sus labores un poco desepcionando.
—En realidad apostamos a ver sí Nakahara huía de tu casa o te asesinaba,— continuó Ranpo —Al parecer no ha pasado ninguno de los dos.
—Si, bueno lamento desepcionarlos y aquí está lo que nos pidió Ranpo-san— Dazai entrega al asabache el par de lentes que habían encontrado en el bosque y el ojiverde sonríe para después sacar de un cajón los lentes que "activan su habilidad".
—Hora de trabajar.
Después de haberse colocado sus lentes todos los de la agencia esperaron pacientes solo un par de segundos antes de que Ranpo estuviera listo.
—Lo tengo.
—¿Qué?, ¿Encerio?— Chuuya era la más sorprendida cuando el agente sonrió victorioso. Kunikida en cambio se dirigió a su computadora para ayudar a fundamentar la información que el asabache proporcionaría.
—El nombre de tú atacante es Shintaro Ishihara, es hijo de un gran empresario que al parecer mantiene relaciones con la mafia. Buscan ser el canal de intercambio de mercancía más grande y la policía aún no puede comprobar sus malos pasos, además el poder les permite estar encima de las investigaciones, ya que su padre es miembro de la camara de consejeros.
Kunikida mostró una imagen del tipo llamado Shintaro y Chuuya quedó boquiabierta por todo lo dicho.
—En verdad es él— la pelirroja se acerca a Ranpo fascinada por sus capacidades. —Eres increíble.
—Lo sé, pero puedes seguir alabandome no me molesta.
—¿Sabes en dónde se encuentran?— pregunta Chuuya ignorando el ego del contrario.
—Aun no... Pero sé en dónde se encontrarán en unos días— aquello motiva a todos los agentes a poner atención al saber que la información será de vital importancia, sí quieren capturar a los culpables —En aproximadamente tres semanas se realizará una fiesta con los socios de Kiyoshi Ishihara, el padre de Shintaro. Ahí presentará a su hijo como candidato a gobernador. Se realizará en el almacén de los ladrillos rojos.
—Genial.
—Le diré a Taneda que consiga un pase para ustedes— ofrecio Fukusawa quien había estado escuchando desde una esquina —Así que Dazai y Chuuya tendrán que verse bien para ese día.
—Yo siempre me veo bien— aclaro el castaño con una mano en su mentón, a lo que todos respondieron con un seco "ajá".
—¡Si!, Kouyo y yo nos encargaremos de encontrar el vestido perfecto para Chuuya— fue el turno de la doctora para hablar con entusiasmo.
—¿Qué?, No...
A Chuuya se le erizo la piel por la sonrisa sádica que adornaba los rojos labios de la fémina, de inmediato supo que no tendría caso negarse.
—Como sea, ahora tienen una verdadera misión ustedes dos— se entrometió el rubio idealista —Ya que te hemos proporcionado información instantáneamente, trabajarás de inmediato.
—Esta bien.
—Por cierto, creo que te verías bien con vestido— aclara sorprendiendo a todos por igual Ranpo —Remarcaria varias partes de tú cuerpo.
—oh?, Pues ahora quisiera que tu fueras mi compañero.
Un ofendido y notablemente enojado Dazai se acerca tomando por la cintura a Chuuya que no reacciona debido al shock.
—Es una lastima Chuuya, pero eres MI compañera, al menos hasta terminar este ridículo trabajo.
Ahora si.
Chuuya cachetea al castaño.
—No me toques, es asqueroso.
—Tranquila dramática, no me gustas para nada así que no debes exagerar.
—Si van a continuar, vallan afuera. Tenemos demasiado trabajo y ustedes con sus estúpidas discusiones matutinas interfieren con mis horarios y por lo tanto con mis ideales.
Con los últimos regaños por parte de Kunikida ambos deciden abandonar el lugar para poder realizar su nueva misión y acabar lo más rápido posible.
. . .
—¿Cuál es la misión?— preguntó Chuuya caminando por las calles de Yokohama sin prestar demasiada atención.
—Al parecer se han registrado varios robos por esta zona, por lo que se nos pide encontrar al culpable y llevarlo con las autoridades— responde el castaño al lado de su compañera con el mismo poco interés en el asunto.
—¿Eso es todo?
—Si, nos han dado un trabajo que no requiere demasiado esfuerzo. Así que será pan comido para el mejor duo que las organizaciones del mundo pudo conocer.
—Por primera vez estoy de acuerdo contigo.
Ya pesar de que dijeron eso, en realidad no encontraron ni pistas ni información sobresaliente del perpetrador; todo el maldito día caminando de un lado a otro sin resultados que resultó demasiado frustrante y cansado después de no haber dormido bien, cosa que Dazai estuvo atento a remarcar fue culpa de Chuuya (debido a su berrinche de: "quiero la casa limpia").
Así que de nuevo los alcanzaba una tarde con el calor abrazador y asfixiante.
En un punto de su caminata, Chuuya vio a una señora con un carrito de helados por lo que su antojo y ansias por un descanso del terrible día, se hicieron presentes.
—¡Osamito!— canturreo a su compañero a unos pasos de distancia de ella, el se gira sorprendido al tono meloso —¿Me compras un helado?
—Chuuya... No tengo dinero.
—Ahg, en verdad eres un inútil.
Dazai ríe cuando ve a Chuuya alejarse para complacer sus propios caprichos y aunque no le gustaría admitirlo se entusiasmada al verla volver con dos conos de helado, uno de chocolate y el otro de fresa.
—¿Trajiste uno para mí Petit?— pregunta ahora siendo el que canta.
—No, los dos son míos... Pero podría considerar darte uno, sí me lo pagas en un futuro.
—Esta bien, lo pagaré... Ahora dámelo.
Dazai se queda con el helado de chocolate, por lo tanto Chuuya se queda con el de fresa. Un sabor dulce pero sin empalagar invade su sentido del gusto.
—Ahora qué hacemos Dazai.
—Estoy muy aburrido como para continuar investigando, hay que continuar mañana. No sé qué quieras hacer tu, pero yo creo que iré a ver una película.
—¿Película?
—Si, Ranpo-san me dió dos entradas para ver "El niño y el perro", al parecer se estrena hoy...— Chuuya se detiene en seco, lo que hace que Dazai le preste atención a su expresión. Sus ojos más grandes de lo normal con la boca abierta.
—¿El niño y el perro?, ¡Oh, por Dios!, He querido ver esa película desde que fue anunciada; se me había olvidado que su estreno estaba programado para hoy— con cada palabra se le bajan los ánimos por lo que el castaño impulsado por su instinto ofrece sin pensar demasiado, pero sin arrepentirse de decirlo.
—¿Quieres venir conmigo Chuuya?
—¿Qué?, Tu...
—No todos los días te puedes relajar e ir al cine, así que vamos— está vez fue más una orden que una sugerencia o petición y Chuuya no desaprovecharía está oportunidad, aún sí tendría que estar junto a Dazai en la sala del cine.
Llegaron al edificio; la pelirroja como un acto de agradecimiento compro palomitas y refrescos para ambos mientras Dazai buscaba unos asientos que les permitiera disfrutar cómodamente de la película.
Dazai agradecía que las luces estuvieran apagadas, pues no podía ocultar su cara de suegra mal humorada; no es que no le gustará la película, es solo que era demasiado predecible para él, por lo que la mayoría de los eventos no le sorprendían ni un mínimo; además era bien sabido que los perros no son los animales favoritos del castaño aunque quería convencerse que el canino en la pantalla no lo incomodaba.
Pensó que sería divertido fastidiar a Chuuya porque no sería justo que ella se divirtiera sola. Estaba a punto de decir cualquier estupidez cuando giró su vista y no pudo continuar con su cometido.
Ahora solo podía enfocarse en el perfil de la pelirroja, su rostro a penas iluminado por la luz proveniente de la pantalla frente a ellos; en sus labios formándose una curva acompañada del sonrojo en la blanca piel de sus mejillas.
Siempre ha asegurado que no le gusta absolutamente nada de Chuuya, pero ahora se da cuenta que esa sonrisa casi imperseptible, dulce y sincera es algo que en verdad adora ver en los labios contrarios. Esa delicado y sutil gesto quita la tensión del ambiente.
Se obliga a apartar la vista con su corazón acelerado y un rubor que lucha por ocultar cuando un par de orbes azules se dirigen a él, aún sin borrar la sonrisa. No dice nada y vuelve a dirigir su atención al largometraje sin percatarse del manojo de nervios en que se convirtió Dazai.
.
.
.
Vine tarde, pero aquí estoy 😗
Como siempre: Espero les haya gustado, a mí me encantó escribirlo.
Gracias por Leer, por votar y por comentar...
En fin; muchas gracias por el apoyo a la historia. Besos (◍•ᴗ•◍)❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro