La luz verde era demasiado tenue. Producía un destello cada dos segundos, como un débil beep de un corazón quedándose dormido. A veces se preguntaba si realmente seguía ahí, o si se había apagado para siempre y solo veía un espejismo.

Una corriente de aire frío le erizó la piel. Abrió el cuaderno color crema en una página todavía en blanco, y comenzó a escribir con dedos temblorosos:

"Estas son unas pocas palabras de alguien que no sabe cómo poner sus sentimientos sobre el papel".

Una gotita de agua cayó sobre la blanca hoja y trasformó los apretados trazos en manchas oscuras de tinta. Miró el cielo. Debía de haber caído de allá arriba.

"Querido lector: Tal vez esta historia te recuerde a una anterior. Se dice que del amor ya todo se ha dicho y escrito. Que las historias románticas de hoy son solo una resaca de las de antes".

La pluma se movía más rápido por el papel:

"Do Re Mi Fa Sol La Si... solo existe un número limitado de notas musicales. Pero qué pasa si en lugar de ubicar el Re después del Do en el pentagrama, colocas el Mi, el Sol, o el Si. Solo un ligero cambio en el orden de las notas puede desencadenar en una pieza completamente distinta".

Otra gota cayó sobre la hoja. Sus dedos aferraron la pluma. Tenía que terminarlo antes de que comenzara la tormenta. No le importaba empaparse él, pero no permitiría que la lluvia estropeara aquel cuaderno.

"Esta es una historia de romance más, puede que otro cliché desgastado. No te puedo prometer originalidad".

Echó un vistazo al suelo de la terraza donde estaba sentado. ¡Qué extraño! Estaba demasiado seco, pero las gruesas gotas no dejaban de caer sobre el cuaderno. Se apresuró a terminar de escribir.

"Querido lector: Solo te ofrezco esta simple historia. Mi historia y la de ella. Una historia como las que a ella le..."

Volvió a mirar a su alrededor. Centró su vista en un foco de luz para tratar de distinguir las gotas de lluvia que caían, pero no vio nada. Entonces...¿por qué no paraba de correr el agua por su rostro?