Especial
El señor Kim se arreglaba frente al espejo, se veía sonriente y más enamorado que nunca. Esa noche celebraría otro año más de su matrimonio y estaba ansioso de ver a su hermosa esposa que lo esperaba en el restaurante del hotel.
Viajar por el mundo había sido el sueño de ambos y ahora lo estaban cumpliendo juntos, todo gracias a una emo que embarazó a su hija. Jennie ya les había dado la noticia de que pensaba pedirle matrimonio a Lisa y sería perfecto para que ellos puedan regresar a tiempo.
Aunque, estaban pensando volver por un tiempo para el nacimiento del bebé. Jennie estaba muy emocionada y nerviosa. No dejaba de contarles hasta lo más mínimo, incluso cuando Jennie estaba recostada en el vientre de Lisa y recibió una patada por parte del bebé, fue algo que lo habían grabado y no dejaban de reír.
El mayor estaba felíz por cómo estaban yendo las cosas. Veía sus ahora canas que estaban a ambos lados de su cabeza y en su memoria venían todos esos años junto a su esposa. Conocerla había sido lo mejor que le pudo haber pasado.
Hace 24 años atrás
La noche estaba silenciosa, tranquila, pocas personas transitaban. Un joven castaño de nombre Hae, cubierto de tatuajes en ambos brazos y cuello, esperaba en su moto cerca a un callejón. Mantenía su casco aún puesto y tarareaba aburrido esperando a su amigo que había ido a comprar comida chatarra en la tienda cercana.
Veía a su al rededor, cuando a un lado, a lo lejos, observó a una mujer estar de pie, mirándolo. Sostenía su mochila con nervios y lentamente cruzaba la calle, viéndolo temerosa y pegándose lo más cerca que podía a la pared lejos de él.
El castaño frunció los ceños, ofendido al entender que lo veía como un posible ladrón. La mujer se abrazaba a su mochila y aceleró sus pasos cuando logró pasar frente a la tienda.
_Espero y le roben de verdad - pronunció Hae. Tomó su celular de su bolsillo para ver la hora, cuando escuchó unos gritos que lo alertaron. Se sorprendió al ver que en la esquina estaban robando a la chica de la mochila - yo y mi bocota - se apresuró a encender su moto e ir a su ayuda de inmediato.
El ladrón corría lejos, tenía una cuchilla en mano, cuando la mochila le fue arrebatado de manera brusca por una moto en movimiento. El ladrón cayó al suelo, haciendo que se haga un corte en la pierna con su propia arma.
Cuando Hae giró toda una calle para volver a regresar a esa esquina, encontró a la chica mirando a todo lados, nerviosa, asustada, sus ojos estaban cristalinos. Cuando la moto frenó frente a ella, el miedo la hizo retroceder, pero al mirar su mochila que aquel chico le ofreció, la rabia se apoderó de ella.
***
_¡Yo no la robé! - Hae se defendía en la comisaría - ¡Le entregué su mochila y lo primero que hizo fue pegarme!
_Fuiste agresivo - respondió la pelinegra, abrazando su mochila.
_¿Agresivo? ¡Tengo un ojo morado! - señaló! - ¡Dime tú quién es el agresivo!
_Me estás gritando ahora.
El castaño comenzó a reprimir su enfado, la frustración era tanta, que todos vieron extrañados cuando se sentó en la sala de espera y llevó el cojín de su moto a la boca para morderlo.
_Está loquito - susurró la pelinegra al oficial - ¿Y si lo encierra por un día?
Ese día ambos se retiraron con molestia, Hae porque a pesar de querer ayudar, aún la chica insistía en encerrarlo, y Ruby, por no lograr que encerraran a ese ladrón, estaba segura que él había sido cómplice.
Pero en solo dos días volvieron a verse, Ruby era parte de voluntarios para limpiar playas y cuidar el medio ambiente, habían limpiado todo el día aquella playa y ahora esperaban en fila con su bandeja para recibir la comida. Lo que no esperaba era ver a ese ladrón ser uno de los cocineros que estaban sirviendo.
Ambos cruzaron miradas al quedar frente al otro, se sonrieron con sarcasmo y Hae sirvió una cabeza de pollo cocido sobre la bandeja de Ruby, ella quedó incrédula.
_¡Siguiente! - pronunció Hae.
_¿Es en serio? Llevo todo el día limpiando, tengo hambre, ¿Y solo me vas a dar una cabeza de pollo?
Hae tomó un cucharón de arroz y lo sirvió en la bandeja, pero también le puso otro pedazo de pollo, un gran rabo.
_Listo - Hae sonrió - disfrute.
_Imbecil - Ruby se retiraba con molestia.
_Señorita, olvida su agua - ofreció la botella y Ruby lo tomó con algo de brusquedad - que carácter - murmuró. ¡Jefe, ya no está la comida para el perro!
Pero el destino volvía a juntarlos, y en cada encuentro uno siempre terminaba yéndose en una rabieta. Al parecer Ruby se había mudado hace poco, era por eso que el castaño comenzó a verla más seguido en casi todos los sitios que iba.
Pero eso ya no le importaba, esa noche sería la mejor cita junto a la chica más hermosa de su universidad. Había planeado todo y nadie lo iba a arruinar. Era la chica de sus sueños, tan hermosa y sexy. Se había tardado horas en escoger un traje, debía verse presentable y al nivel de aquella mujer.
Pero cuando ingresó a aquel restaurante, su porte de seguridad cayó por los suelos al ver a la pelinegra atendiendo y dando órdenes a los meseros. Ruby encontró su mirada, recorrió la vestimenta del castaño, de pies a cabeza, y una ligera risa se escapó de sus labios. Estaba usando un traje de colegio y el peinado a un lado, como todo un señorito.
Hae trató de ignorarla y se acercó, manteniendo la postura inicial.
_Tengo una reservación a nombre de Kim Hae.
_¿Quién te pasó la lengua por la cabeza? - Ruby reía, llamando la atención de todos.
Hae reprimía su indignación.
_Se supone que trabaja aquí, atienda como corresponde.
_¿Tiene una cita, señorito? - buscaba a su acompañante - me sorprende que le guste a alguien - se cruzó de brazos - pobre chica.
_Pobre usted, que se nota que es una solterona - Ruby se ofendió - así que SOLTERONA, ¿Cuál es mi mesa?
Ruby vió la laptop con molestia, buscó el nombre y a los pocos segundos lo encontró.
_Mesa 4, frente a la ventana.
_Gracias - sonrió burlesco.
No pasó mucho tiempo para que la cita de Hae llegase. Hasta Ruby se sorprendió de lo hermosa y atractiva que era, hasta cierto punto eso la asustó, sintió cosas raras para ella.
_Suertudo - murmuró Ruby, viendo sin alguna vergüenza la interacción de ambos chicos.
_¿En serio? - la chica pronunció con desagrado al mirar el lugar, aún no tomaba asiento - ¿Me trajiste a un restaurante cualquiera?
Ruby se enderezó en su lugar, esa actitud no le estaba gustando.
_Pero...no es un restaurante cualquiera - Hae pronunció, nervioso - es muy caro y elegante - Ruby asentía.
_Si esto es caro para tí, no quiero ni pensar cómo vives. ¿Acaso no tenías dinero?
_¿Dinero? Pues...¿No? - sonrió nervioso - estoy estudiando medicina...la mayoría de mi dinero se va en mis estudios. Pero no es que me vaya mal, me va muy bien.
_Tan bien que solo te alcanza para este restaurante.
_Pero...es caro - no sabía qué más decir.
_¿Caro? ¡La vista da a la calle! ¡Hay un fumón sentado allí al frente!
_Yo no controlo lo que pasa allá afuera...- respondió apenado.
_¿Y el auto que usabas ese día? - preguntó incrédula - tenías un auto muy lujoso.
_¿El...auto? - evitaba su mirada, ya comenzaba a entender - yo...solo estaba probando que estuviera bien, trabajo vendiendo autos.
_¿Qué? - lo miró incrédula - ¿Le acepté una cita a un muerto de hambre?
_No soy un muerto de hambre - se defendía, dudoso si alzar la voz o tratar de que la chica se quede, le gustaba mucho, pero no le gustaba cómo lo estaba tratando - estudio, me va muy bien, tengo dinero para darme ciertos lujos y...y tengo una moto.
_¿Una moto? - lo volvió a observar, ahora entendía sus tatuajes - no puede ser - se sujetó la cabeza - acepté salir con un malandro.
_¡No soy un malandro!
La chica lo abofeteó fuertemente.
_¡No me levantes la voz! ¿A caso no sabes respetar a una mujer? - pronunció con enfado - claro, qué puedo esperar de un delincuente. Solo te acepté la cita porque pensé que eras adinerado, si no, ni te hubiera girado a ver. Mírate, ¿quién demonios se fijaría en tí? Ni siquiera eres apuesto. Eres todo delgado y con asquerosos tatuajes. Y ese peinado tan ridículo - empujó su cabeza con brusquedad, Hae solo miraba al suelo, sus ojos estaban cristalinos, serio - ¿Qué? ¿Eres un hombre sensible? Que puto asco. Me largo de aquí, quisiera una cita con un hombre, no con una mujercita.
La mujer giró para irse, pero se encontró cara a cara con Ruby.
Segundos después, la mujer salía del restaurante sujetando uno de sus ojos, sollozando. La piel ya se estaba poniendo morada y temblaba al recordar lo que aquella mujer le dijo que le haría si la volvía a ver por allí.
Ruby relajó su mano por el doloroso golpe, giró a ver a Hae y él estaba sentado, pensativo. Se desarregló su peinado, evitaba la mirada del resto ante tan incómodo momento. Sus lágrimas cayeron y trató de cubrirse con su brazo, cuando un plato de comida fue colocado sobre su mesa, supo quién era.
_No estoy de humor para tus bromas...- se limpiaba sus lágrimas - ¿Le echaste algo?
_Mucho picante - se sentó frente a él, tomó un gran pedazo con la cuchara y lo llevó a su boca.
_¿Qué haces? - preguntó incrédulo, asustado - ¿Estás loca?
_El picante...- estaba enrojeciendo, apretaba los puños ante el ardor en su boca - duele más que un corazón roto.
_No tengo el corazón roto, apenas la conocía. Sus palabras dolieron, por eso estoy así, pero no estaba enamorado.
_¿Entonces me comí todo este picante por nada? - sus lágrimas caían.
Hae asintió, de pronto, ambos comenzaron a reír.
_¿Necesitas que pida leche? Es bueno para el picante.
_¿Tú creés que lo necesito? - preguntó sudando, Hae solo la miraba - ¡Pues sí lo necesito! - el castaño saltó del susto - ¡CÓRRELE!
Hae asintió, se levantó torpemente y corrió a pedir una jarra de leche a los empleados.
Sus encuentros ya no eran desagradables, ahora conversaban cada vez más. Los sentimientos fueron floreciendo y en pocos meses, Hae dió el primer paso. Le pidió muy nervioso comenzar a salir, Ruby aceptó y sonrió divertida al verlo celebrar tan emocionado.
Todo estaba saliendo bien, ya eran casi una pareja, solo faltaba lo más importante, pedirle que sean novios, pero cuando estaba a punto de hacerlo, decidieron que lo mejor sería hablar primero con los padres de Ruby, ya que estos estaban cada vez más insistentes con el comportamiento extraño de ella.
Pero cuando el padre de Ruby abrió la puerta y observó frente a él a un chico lleno de tatuajes, vestido como un ex convicto y con una moto estacionada frente a su casa, el champagne que había traído Hae no sirvió de nada, le cerraron la puerta en la cara.
_No - escuchó en el interior, Ruby parecía suplicar por una oportunidad a su padre - ¡Te he dicho que no, Ruby! ¡No importa lo que me digas, jamás vas a estar con un malandro! ¿Qué quieres? ¡¿Salir embarazada y que te abandone?
Ruby asomó la cabeza por la ventana, viendo incrédula que ni siquiera se había vestido de manera adecuada para hablar con su padre. Hae sonrió nervioso la verla gritar una y mil cosas, regañando y caminando en círculos, haciendo una rabieta por lo idiota que había sido.
Hae estaba por volver a tocar la puerta, cuando una gran cantidad de agua le cayó de encima, dejándolo jadeante. Levantó la mirada y su casi suegro estaba en su ventana, sosteniendo un valde.
_Gracias...- sonreía, tratando de caerle bien - hace mucho calor aquí afuera...¿Puedo pasar?
_¡LARGO DE MI PROPIEDAD!
Hae salió corriendo.
_¡Hae! - el mayor salió de sus recuerdos, la voz de su esposa llamaba tras la puerta - ¿Qué haces? ¡La cena se enfría!
_¡Voy, amor! - sonrió, abrió la puerta y encontró a su amada esposa en un precioso vestido negro - bellísima - besó sus labios.
_¿Qué hacías que tardabas tanto? - se dirigían al ascensor.
_Recordando viejos tiempos - sonrió.
Voten ❤️
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