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Especial

Para Jennie, ver a Lisa desde lejos y admirarla, ya se estaba haciendo una costumbre. Quererla en silencio era todo lo que hacía, deseando algún día poder borrar aquel sentimiento hacia la pelinegra, aquella chica que parecía odiar todo sobre el amor, aquella chica que solo se satisfacía con una mujer diferente cada semana.

Jennie había aceptado ser solo una más, uno de sus tantos encuentros sexuales en su lista. Reprimiría aquella sonrisa que le provocaba, aquella caricia que moría por dar en su mejilla, callaría a las palabras cursis que su interior deseaba decir.

Verla allí, solo pensativa mientras bebía de su vaso, como si una tristeza la rodeara, la hacía preguntarse si aquella alegría que transmitía en la universidad, solo era fingido, para que nadie sepa lo que pasaba en su cabeza.

_Vé, ¿qué esperas?

La voz de su amiga atrajo su atención. Habían ido en grupo a la discoteca en donde supieron que Lisa estaría. Sus amigas la animaban a acercarse para poner en marcha el plan en lo cual tanto le insistieron. Para ellas, era una vergüenza ser virgen a la edad de Jennie. Tener veinte y no haber tenido relaciones sexuales, había sido el tema de burla del cual todos los días hablaban.

Sus amigas lo habían experimentado desde los catorce o quince, ¿y ella no? ¿Acaso nadie la quería? ¿Se creía tan perfecta solo por esperar al ser amado y ellas no? Quizá nadie la veía atractiva, seguramente por eso no lo hizo, ¿verdad? Pobre chica que nadie deseaba siquiera besarla. Ya tiene veinte y ni a dado un beso, que humillación esperar a estar enamorada, solo es un estúpido beso que puedes dar a cualquiera.

Quizá Jennie no debía repetir las palabras de sus amigas en su cabeza, la estaba haciendo sentir más nerviosa.

_Chicas, no creo que deba hacer esto...- Jennie giró a ellas, siendo tímida - sí me gusta pero...ella no me quiere a mí, no sería algo especial.

_¿Puedes solo dejar de pensar en tus cursilerías? - la voz fuerte la hizo bajar la mirada - esta es la vida real, Jennie. No es una película en donde encuentras a tu príncipe azul. Solo es coger, solo es placer. No le des tantas vueltas y vé, ya tienes veinte para seguir siendo una niña.

_No quiero hacerlo...- miró a Lisa, ella seguía sola en su mesa - ella...me gusta demasiado, si paso la noche con ella...me será más difícil olvidarla.

_Si tanto te gusta, vé, coges con ella, y ya - pronunció su otra amiga - el dolor de no tenerla seguirá allí, cojas con ella o no. Al menos tendrás un poco de su afecto. Es mejor que nada. Tómalo como una despedida a tus sentimientos.

_¿Una despedida...? - sus ojos no dejaban de admirar con tristeza a la pelinegra.

_Sí. Podrás besarla y estar con ella, como tanto quieres, pero solo habrá una oportunidad. Depende de tí si quieres tomar esa decisión. Es mejor hacerlo con quien estás enamorada, ¿no? - tomó de su vaso - así piensas tú.

La mirada de Lisa estaba en su vaso, perdida en sus pensamientos. Se preguntaba qué hacía allí esa noche, si solo deseaba llegar a su departamento, pero aquello también le recordaba que sería lo mismo a como está ahora. Sentada en su mesa, con una taza de café en las manos y en un completo silencio, sintiéndose sola.

Al menos allí había ruido. Las voces, la música, el olor de su café entre todos esos vasos de alcohol, no la hacían sentirse sola, o al menos eso quería creer. Lo único a lo cual podía llamar una agradable sensación familiar, era aquella camisa que traía. Su abuela lo había comprado para ella hace años, se lo había dado antes de fallecer. Desde entonces lo a cuidado mucho y solo se lo pone en pocas ocasiones.

Esa noche al estar eligiendo su ropa para venir a la discoteca, su mirada se guío a su camisa. Se mantuvo de pie, solo viéndolo y pensando, quizá si se lo pone ese día, ¿sería diferente?

Tal parece que no fue así, Lisa seguía sola en su mesa. ¿pero qué era lo que esperaba? ¿Qué algo maravilloso pase de repente en una discoteca?

_Hola...- fue una voz suave, una voz con una notable timidez que la hizo levantar la mirada. Su expresión pensativa se suavizó, viendo a aquella chica castaña frente a ella. Había pasado algo en su interior, como una pequeña chispa que ocultó de sí misma al bajar la mirada - ¿puedo sentarme?

_Claro - Lisa asintió - ¿veniste sola?

_Sí...- mintió - te ví sola y pensé que quizás...podríamos hablar, ya sabes, temas de la universidad.

_Sí, claro - volvió a verla ahora sentada frente a ella, era muy hermosa - soy Lisa, ¿y tú?

Aquello dejó desconcertada a Jennie.

_Somos de la misma universidad...- Lisa se sorprendió - pensé que...al menos me habías visto. Soy Jennie.

_¿Eres...la chica que plantó un árbol y se le cayó encima? - sonrió al recordar, Jennie desvío la mirada, sonrojada - te ví desde la ventana de mi salón. Ahora te reconozco porque estás llevando la misma blusa. Estaba por ir a ayudarte al ver que pataleabas, pero te ayudaron antes. ¿no te lastimó?

_No era un árbol...- Jennie pronunció por lo bajo - era un cactus.

Lisa quedó en silencio.

_Eso debió doler mucho.

A pesar de la primera anécdota vergonzosa, la conversación estaba yendo bien. Las sonrisas cómplices no tardaron, las palabras traviesas y el toque de humor que no lo hacía ver como algo vulgar, estaba siendo tan natural para ambas.

A muy altas horas de la noche, ambas sabían a qué dirección estaba tomando la conversación, sabían qué era lo que ambas querían. El camino al baño era guiado por Lisa, el nerviosismo de Jennie estaba siendo reprimido, no quería mostrarse como una niña tonta frente a Lisa.

Cuando sus labios tocaron los suyos por primera vez, fue como si algo en su pecho explotara, como una bomba llena de sentimientos que golpeaban su pecho, sintiendo ganas de vomitar por todas esas sensaciones incontrolables.

Su primer beso había llegado, pudo jurar escuchar una linda melodía ante cada beso. Quizá estaba delirando, quizá sus besos la estaban poniendo tonta, pero juraba escuchar una hermosa canción de fondo.

Y era así.

La música de la discoteca había cambiado a una de amor, como si fuera cómplice del momento o como si el destino se estuviera burlando, haciéndola sentir una experiencia romántica totalmente falsa, algo que nunca tendría de Lisa.

Los besos torpes generaron una duda en Lisa, pero el deseo hacia la castaña no la dejaba pensar con claridad, era como si fuera su primer beso. Insegura, nerviosa, como si no supiera a dónde ir. Sus manos no se atrevían a tocarla por completo, apenas sostenían su cintura y vacilaban en si bajar o subir.

Lisa cortó toda acción de inmediato. Sus rostro se mantenían cerca, sus alientos se mezclaban, jadeantes. Lisa la veía a los ojos, viendo el deseo en ellos, pero había una emoción que resaltaba, había miedo. Jennie estaba asustada.

_Tú...nunca hiciste esto, ¿Verdad? - Lisa preguntó con precaución, con voz suave.

_Solo...quiero hacerlo - la voz de Jennie temblaba, pero sus dedos atraparon los lados de la camisa de Lisa, en su cintura, no queriendo que se vaya - quiero tener esta experiencia - notó la duda en Lisa, pensativa - soy virgen - lo aclaró directamente, atrapando la atención de Lisa.

Jennie entendía algo, algo que sus amigas tanto les había explicado, y es que al decirle que era virgen, Lisa no se iría, no daría marcha atrás. Cualquiera le encantaría saber que una era virgen y ser la primera persona en tenerlo, en obtenerlo, como si fuera un trofeo.

Pero Lisa solo la miraba pensativa, no sabía descifrar lo que estaba pensando, o lo que estaba sintiendo, solo la miraba en silencio.

_Algo especial...- pronunció Lisa de manera suave -...debe ser con alguien especial.

Lisa se alejó, estaba por irse.

_Es mi decisión - la voz de la castaña la detuvo - yo...solo quiero tener sexo - fingía seguridad, solo era una oportunidad, no quería perderla - no me importan esas cursilerías, solo es sexo.

_No sabes lo que dices - su voz era apagada.

_Claro que lo sé. Ya soy una adulta, quiero sexo casual. Me pareces...muy atractiva y quiero tener sexo contigo.

Lisa negó en un sonrisa, incrédula, aún podía notar su nerviosismo.

_¿En serio quieres que tu primera vez sea con alguien a quien no conoces? ¿A quien no amas? ¿Y en una discoteca? ¿En un baño sucio que apesta a alcohol? - giró a ella - ¿Estás pensando con claridad? La primera vez debes ser-

_¡Deja esas cursilerías! - interrumpió Jennie, nerviosa. Las palabras de Lisa la estaban haciendo dudar, no podía permitirlo - quiero sexo casual, no me interesa si es mi primera vez. Me pareces muy atractiva, puedo notar que también te atraigo de manera sexual. No importa con quién sea, tendré sexo esta noche. La única diferencia que estoy segura que tú me tratarías con cuidado...no sé si estaría segura con alguien más - su voz se iba suavizando - ¿podemos solo...hacerlo y olvidar todo esto?

_Jennie...

_Solo es sexo - volvió a recalcar - también lo deseas.

Nuevamente Lisa se mantuvo en silencio. Trataba de ver el miedo en su mirada, pero ahora solo había seguridad. ¿Era lo que realmente estaba buscando? Si era así, ella no tenía porqué reprimir sus deseos. Jennie tenía un cuerpo muy hermoso, también la deseaba en ese instante. Quizá era la calentura del momento y no la dejaba pensar con claridad, pero decidió aceptar. Si ella solo quería sexo, así sería.

_¿Quieres ir a mi departamento? - preguntó Lisa aún en la puerta - no quiero hacerlo aquí.

_Sí...está bien - Jennie asintió.

Lisa abrió la puerta del baño y se hizo a un lado, esperando a que Jennie saliera primero. La castaña solo la seguía hasta llegar a las afueras de la discoteca. Al ver la moto en qué Lisa se subió, tomó el casco con duda.

_¿Qué pasa? - preguntó Lisa.

_Nunca me subí a una moto, son muy peligrosas - a pesar de sus palabras, subió tras ella. Se puso el casco y tomó con nervios la cintura de Lisa en un abrazo tímido.

_Puede ser peligroso si llueve - encendió la moto - pero nunca manejo cuando hay lluvia - comenzó a manejar.

Jennie se abrazó con un poco más de fuerza por el temor, pero al darse cuenta que estaba allí, abrazando a la chica que le gusta, decidió hacer caso a su amiga, debía aprovechar el momento.

Con timidez, abrazó por completo a Lisa mientras ella iba manejando. Recostó con cuidado su cabeza en su hombro, su pecho se pegó a su espalda, sintiendo su calor. La tristeza se reflejaba en ella, pero era algo que Lisa no podía ver. Jennie la abrazó con cariño, solo disfrutando del corto momento.

_Adelante - Lisa le abrió la puerta a Jennie.

_Gracias - entró al departamento.

Lisa cerró la puerta tras ella, se detuvo a observarla y notó nuevamente su temor. Sí, también la deseaba, y Jennie le aclaró que no le importaba que fuera su primera vez, pero ella no lo tomaría así, no de manera fría.

No se lo diría, pero la trataría como debía ser, sin frialdad, sin fríos toques, sin palabras cortantes.

Lisa la trataría con amor.

Voten ❤️

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