Capítulo 39
Lisa aún seguía en el taller, había pedido permiso a su jefe para quedarse más horas y conseguir más dinero. Su jefe había aceptado, ya que también ganaría dinero. Le dió las llaves y le pidió cerrar en cuanto se vaya. Las horas fueron pasando y Lisa seguía trabajando sin descanso, carro tras carro. Mantenerse en un lugar donde solo había agua, generaba un ambiente muy frío y estar empapada por lavar autos, tampoco ayudaba en mantener su cuerpo cálido.
Eran las diez de la noche, se mantenía sentada en una pequeña silla, a la espera de nuevos clientes, pero nadie llegaba. Estaba pensativa, decaída, no se sentía lo suficiente. Observó sus manos, llena de heridas y sucias. Estaría muy feliz de aquellas heridas si fueran por la cocina y no por cambiar llantas.
Había intentado hablar con conocidos restaurantes, pero nadie quería a alguien que no tenía un título o que corra el riesgo de tirar todo por sus débiles manos. Ella no deseaba terminar su carrera, aquello significaría mas tiempo en buscar dinero y menos tiempo en estar junto a sus hijos.
El dinero que gana no es suficiente para dos niños, el regalo de Moonbyul era lo que estaba ayudando por el momento, pero algún día se van a acabar y será en ese momento en donde la realidad la golpeará.
¿Con qué valor le puede pedir a Jennie ser su novia? Si no tiene nada que ofrecerle.
_Lisa - aquella voz la hizo volver a la realidad, frente a ella estaba su jefe, mirándola con curiosidad - ¿Por qué estás llorando?
Lisa tocó sus mejillas, estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta.
_Solo...estaba pensando - se puso de pie - ¿Pasó algo? Me sorprende que esté aquí.
_A mí me sorprende que tú estés aquí, son las diez de la noche - se acercó al cartel de la entrada y lo metió al interior - ya voy a cerrar, debes descansar - tomó el borde de la reja - sal - pidió tranquilo.
_Aun puedo quedarme una hora más, no tengo problemas - respondió Lisa.
_Yo sí tendría problemas, eso sería explotación - se acercó a ella - ¿Tienes problema de dinero?
_Tengo dos hijos...
_Entiendo - asentía - ¿No estás conforme con este trabajo? - Lisa se tensó, no sabiendo qué decir - sé sincera, no tengo problemas.
_El trabajo no es malo...y no estoy diciendo que sea algo vergonzoso, solo que...
_Tranquila - pidió el mayor al ver su nerviosismo.
_Yo...expiro a algo más, señor. No quiero arreglar llantas y lavar autos toda mi vida.
_Y si...¿cambiamos un poco tu visión?
_¿Mi visión?
_En lugar de cambiar llantas y lavar autos, ¿No te parecería mejor una empresa que se encarga de arreglar y lavar autos?
_¿Y de dónde saco la empresa?
_Allí sí no sé - respondió sin expresión.
_Bueno, al menos intentó animarme - tomó su mochila - hasta mañana, señor.
_¿Te irás sola a esta hora? - preguntó con curiosidad - ¿Y tu terapeuta?
_Le dije que vendré tarde, seguro ya está dormida.
_Espera - el mayor se acercó a un extremo del taller y tomó unas llaves - ten - los lanzó y Lisa los atrapó en el aire, dudosa - usa el auto viejo, es más seguro. Mañana lo traes.
_Gracias, señor - sonrió agradecida.
_Espera - detuvo, pensativo - habías dicho que estabas estudiando gastronomía, ¿No? Para ser chef.
_Sí, me faltaban meses para terminar me pasó los del accidente.
_¿Y puedes volver?
_Tendría que hacer exámenes para nivelación y estudiar medio año. Sería más gastos de los cuales preocuparme.
_Mira, yo tengo un amigo, tiene un restaurante por aquí cerca. No es famoso ni conocido como los restaurantes de cinco estrellas, pero es muy moderno y grande. Están buscando a una cocinera que ayude a la jefa de cocina. Tal vez puedas ir y probar, pasarías por una prueba primero y no necesitarías un título, él me debe favores.
_¿Lo...dice en serio? - preguntó nostalgica.
_Sí. Mañana puedes faltar e ir, ya trabajaste doble hoy. Al llegar a casa te envío todos los detalles.
_Gracias - hizo reverencia, sus emociones le estaban ganando y sus ojos se cristalizaron - no lo decepcionaré. Daré mi mejor esfuerzo - sonrió.
***
_No te muevas - pedía Jennie con frustración. Lisa no se quedaba quieta, estaba impaciente y nerviosa. La castaña estaba cociendo el borde de su camisa, se había dado cuenta que tenía un agujero cuando Lisa ya estaba por salir de su casa, había ido a verlas antes para que tenga buena suerte.
_Voy a llegar tarde - movía sus pies - Nia me detuvo también por tener la manga rota y más esto, son más de veinte minutos.
_¿Y quién te manda a ponerte una camisa vieja? Debes estar presentable. En la cocina siempre debes estar limpia y reluciente - seguía cociendo.
_Es mi camisa de la suerte - pronunció - con esta camisa te conocí.
Jennie se mantuvo en silencio, recordando.
_Es verdad - se alejó a observarla - sí es la camisa.
_Por eso debo llevarla, estoy segura que me van a dar el trabajo - su ansiedad fue subiendo cuando Jennie solo la miraba y no terminaba de cocer - ¡Jennie!
_¡Perdón! - regresó a darle un último giro y lo ató - listo - arreglaba el cuello de su camisa, su cabello, viendo que todo esté perfecto - vé - retrocedió - suerte.
Lisa se acercó a la puerta, pero se detuvo por un momento, pensativa. Giró a Jennie y ante la sorpresa de la castaña, se acercó a ella y la atrajo de la cintura, dándole un beso algo brusco en sus labios que duró largos segundos y se separó. Jennie sonreía como idiota.
_¡Te traeré comida! - Lisa salió corriendo.
***
Jisoo sostenía la bandeja con el desayuno caliente. Ingresó al cuarto y dejó con mucho cuidado la bandeja sobre la mesita de noche. Se sentó al lado de Rosé y acarició su cabello, estaba durmiendo. La primera dosis la había afectado un poco, tenía malestares como dolor de cabeza, vómitos y mucho sueño.
La madre de Jennie le había explicado que eso va a pasar durante el primer día de cada dosis, luego con el tiempo los malestares irían reduciendo hasta llegar al mes. Jisoo había pedido llevar ella el bebé para así evitar que cualquier daño no le pase a Rosé, pero ahora verla así la hace entristecer.
_Cariño - besó con suavidad su mejilla - despierta, es hora de la dosis.
Rosé se removió, cansada. Abrió los ojos y le sonrió levemente.
_Buenos días...- fue casi un susurro.
_¿Cómo te sientes? - tocaba su frente, ya no estaba quemando.
_Ahora no lo sé, acabo de despertar - estiró su cuerpo - tengo hambre.
_Primero es la dosis - abrió el cajón de la mesita de noche, sacó un pequeño estuche y lo abrió, allí había varias agujas, jeringas y pequeños frascos de aquel líquido experimental - solo cuatro días más - acarició su mejilla - y terminará el mes acordado, ya no tendrás síntomas. Hoy iremos a entregarle una nueva muestra, verá si hay algún cambio.
_Hasta ahora no hay ningún cambio, eso es lo que me preocupa - se sentó con cansancio - pero era un riesgo, ¿No?
Jisoo tomó su brazo, limpiaba por encima de las venas con un algodón y alcohol. Ya tenía la aguja lista y avisó con un gesto que ya iba a inyectar.
_Pero pasaron seis días desde que llevamos la última muestra, puede que en estos días las células hayan cambiado - metió la aguja y empujaba el líquido con cuidado.
_¿El señor Kim ya te dió los resultados para saber si puedes tener hijos? Creo que debimos hacer esa prueba primero antes de ponerme las dosis - río levemente.
_Aún no - quitó la aguja y puso el algodón sobre la diminuta herida - si no puedo, ¿lo llevarías tú?
_¿Llevar el hijo de la mujer que amo? ¿Por qué no? - ambas rieron.
_Listo - guardó todo, tiró lo ya usado a la basura y besó los labios de Rosé - desayuna. Necesitas energía para poder llevar la nueva muestra - ambas sonrieron cómplices.
***
Lisa estaba nerviosa, mantenía en una mano una gran sartén, ya no le pesaba tanto y tenía un equilibrio perfecto. Todas esas miradas estaban en ella; lavaplatos, meseros, cocineros, ayudantes y el dueño. Esperaban detrás de la cocina para darle espacio y cuando la campanilla sonó, Lisa comenzó a cocinar.
Tenía que cocinar seis platillos, los más pedidos en el restaurante, en tan solo dos horas. Era un restaurante muy concurrido y los clientes eran demasiados, no había tiempo que perder. Estaban aprovechando que ese día no abrirían porque estaban celebrando el cumpleaños del cocinero principal y cada uno comía de su pastel mientras veían a Lisa cocinar.
_No parece que haya tenido un accidente - murmuró uno de los cocineros - sus manos son ágiles.
_Creo tiene problemas con el peso - respondió por lo bajo su compañera - ví su expresión al cargar la olla con agua, pero sus manos no temblaron.
Al jefe le parecía curioso ver que al parecer estaba haciendo dos platos a la vez. Cortaba rápidamente las verduras y los acomodaba a los lados. Cada sartén estaba siendo llenado por distintos ingredientes y la concentración de Lisa la hacía ver como toda una profesional. Pero el que esté haciendo dos platillos a la vez, corría el riesgo de equivocarse con algún ingrediente, y un ingrediente puede cambiar por completo el sabor de la comida.
Los minutos iban pasando y los platillos aún no estaban siendo servidos, Lisa apartaba las ollas listas a un lado, quería que todo se sirva al último momento para mantenerlos calientes.
La música de la sala fue subiendo de volumen por el dueño, su intensión era ver si perdía la concentración. El resto disfrutaba del cumpleaños. Risas venían, gritos alegres animando a bailar al cumpleañero, festejos y más ruido.
Estaba siendo difícil para Lisa concentrarse, por un momento olvidó a qué olla iba la carne, pero solo tardó dos segundos en acordarse y seguir. Fue sirviendo al terminar el último platillo y la mesa colocada frente a la cocina fue llenándose de, aparentemente, deliciosa comida.
_Tienen buen aspecto - opinión el jefe al ya terminar las dos horas. Lisa se mantenía de pie, nerviosa. El resto ya estaba sentado al rededor de la mesa, ansiosos por comer al ver lo bien que se veían y el olor exquisito que sentían.
_Cada uno de mis empleados me dará una puntuación a través de un mensaje - pronunció el mayor - si la puntuación pasa de 8, te quedas. Si no pasa del 8, así tengas 7.9, te vas. ¿Entendido? - Lisa asintió.
***
Eran las cuatro de la tarde, Jennie esperaba nerviosa a Lisa en la sala junto a Yel que ya podía estar sentada al rededor de muchos cojines. Esperaba que todo haya salido bien y haya conseguido el trabajo, se le veía muy ilusionada. En su mano tenía una cuaderno, planeando qué hacer para el cumpleaños de Yel que sería en pocos días, cuando tocaron la puerta y se apresuró a abrir al estar segura que era Lisa.
Al abrir, Lisa estaba frente a ella con una ramo de tulipanes, sonriente y con un brillo especial.
_¿Y? - preguntó Jennie, nerviosa pero con un buen presentimiento.
_Me aceptaron - respondió. Jennie dió un leve gritito de felicidad y saltó a ella en un abrazo. Lisa puso sostenerla de las piernas, por poco pierde el equilibrio pero Jennie se sorprendió de que la estaba cargando.
_Perdón, me olvidé por un momento de tu condición, pero no te caíste - sonreía.
_No, ya tengo mi fuerza de antes en mis piernas, son las muñecas que aún falta un poco - admiraba a la castaña - te dije que era mi camisa de la suerte.
Jennie también la admiraba, acercó su rostro y pudo besar finalmente de la manera que quería a Lisa; tierno, dulce, con una sonrisa en los labios en cada una. Pero ambas separaron sus labios de inmediato al escuchar la risita de Yel, al girar a verla, ella las miraba sonriente, jugando con un pequeño juguete de gato chef. Jennie y Lisa sonrieron divertidas y volvieron a unirse sus labios, felices por la gran noticia y por volver a estar así en los brazos de su amada.
***
En el sótano, el mayor Kim analizaba la nueva muestra de Rosé. La pareja esperaba nerviosa las palabras del mayor, esperando que todo haya salido bien. Si le decía que seguía igual, todas sus esperanzas reducirían demasiado y los últimos cuatro dias serían solo una mínima ilusión.
_Funcionó - aquello las hizo ponerse de pie, esperanzadas. El mayor seguía viendo por el microscopio - pueden verlo por ustedes mismas.
Ambas se acercaron, Rosé ya se sentía temblar. Jisoo fue quien observó primero y vió asombrada a aquellos pequeños espermatozoides femeninos nadar al rededor. Era algo que le estaba costando creer, era como un sueño. Rosé fue la siguiente y quedó igual de sorprendida que Jisoo.
_¿Por qué uno parece como si brillara en arcoiris? - preguntó Rosé.
_No lo sé - el mayor tomaba unos informes de su carpeta - eso es un detalle nuevo. Jisoo - leía los documentos - sobre tu exámen para saber si puedes tener hijos...- estaba pensativo, aquel gesto preocupó a ambas - ¿Tienes problemas con la mestruación? Tal vez llega en mucha abundancia o quizá es irregular.
_No...- respondió Jisoo - todo siempre a sido muy normal.
_¿En serio? - el mayor estaba incrédulo - ¿Hace cuánto fue tu último periodo?
_Hace cuatro semanas...ya está por venir.
_No vendrá - el mayor negó.
_¿Qué? - ambas mujeres preguntaron.
_Estás embarazada.
Silencio absoluto.
Jennie, Lisa y Yel, que estaban comiendo entre sonrisas, brincaron de susto ante los gritos de alegría que vino del sótano.
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