Capítulo 34
Nota: Eviten hacer comentarios respectos a la vida real de los idols y sobre todo de Jenlisa. Muchos solo vienen aquí para escapar un momento de la realidad y hacen de estas historias un lugar seguro. No necesitan comprenderlo, solo eviten comentar. Gracias 🐁
(⌐■-■)
Aquella mañana estaba haciendo demasiado frío, Jennie abrigaba con cuidado a su pequeña y esperaba la llegada de Nia, ese día planearían hacer una sorpresa para Lisa cuando llegue en dos días. Saben que lo primero que querrá hacer es ver a sus hijos y ellas se lo facilitarían por su condición.
Jennie cargó a la bebé en brazos y besó su frente, parecía una bolita por ese abrigo. Abrazaba a la pequeña cuando su pulsera sonó, dando el sonido mágico de campanilla y mostrando la figura de un corazón en mano. Dejó a la bebé en su cuna y sonrió al saber que Lisa la extrañaba, hace mucho que ninguna usaba la pulsera y aquello le trajo lindos recuerdos.
Presionó el botón igualmente, quedando extraña al escuchar la campanilla cerca. Muy cerca.
Volvió a presionar y el sonido parecía venir de abajo. Se apresuró a bajar y volvió a presionar, el sonido estaba detrás de la puerta. Se dirigió a la puerta y al abrirla, se mostró sorprendida a ver a Lisa frente a ella, sonriendo levemente.
Su cabello ya no era rebelde, estaba peinado correctamente, no tenía nada de maquillaje, eso le daba un aspecto más tierna, sus lentes eran redondos y su vestimenta, más sencilla, usando un abrigo también.
_¿Lisa...? - la admiraba.
_Hola, Jennie...
Jennie no sabía qué decir, movía sus labios vacilantes, las emociones estaban dejándola sin poder pensar correctamente. Sintió los brazos de Lisa rodeándola en un abrazo y fue cuando todo pareció volver a la realidad. Lisa estaba allí, había vuelto.
_Te extrañé...- la voz de Lisa salió en un sollozo - te extrañé tanto, Jennie - se acurrucó más a ella.
_Lisa...- Jennie correspondió el abrazo de inmediato.
_¿Qué pasa? - el señor Kim salía en pijama, al ser domingo se levantaba tarde porque no iba a trabajar. Notó a la chica que abrazaba a su hija, ella levantó la mirada y sonrió al verlo, él se mostró incrédulo - ¿Emo?
_Ya no soy una emo - Lisa rió entre lágrimas al dejar de abrazar a Jennie, pero la castaña no la soltaba y eso solo la hacía sonreír - Jennie...
_Pero...¿Dónde está tu estilo? - el señor Kim se negaba a aceptarla así - regresa a tu estilo, ese no me gusta - se cruzó de brazos.
_También lo extrañé, señor malandro.
El mayor sonrió divertido.
_Ven aquí - se acercó a abrazarla, pero Jennie estaba en medio - Jennie - tocó su hombro - hija - trataba de apartarla pero se negaba dejar de abrazarla - bueno, te abrazo luego.
_Jennie - Lisa le hablaba con suavidad, con cariño - puedo caminar, pero no tendré tanta fuerza para estar así mucho tiempo - sonrió, Jennie estaba escondida en su cuello - vamos al sillón, ¿Está bien? - la castaña asintió.
Lisa caminaba despacio hacia adelante y Jennie retrocedía sin soltarla. Lisa se sentó en el sofá y Jennie se sentó a su lado, aún con el rostro en su cuello. Lisa solo sonreía, admirando a su amada castaña.
_Jennie...- la castaña levantó la mirada - quisiera ver a nuestra hija, por favor - pidió con anhelo.
_Sí - asintió, yendo a su habitación de inmediato.
Lisa esperaba ansiosa, el mayor sonreía de brazos cruzados, esperando ver su reacción. Se veía muy cambiada para esos seis meses. Parecía toda una chica estudiosa y tímida, lo decía no solo por su apariencia, era su actitud, sus gestos. ¿Era así realmente?
Jennie bajaba con cuidado, sostenía una pequeña bola de algodón entre sus brazos y Lisa se puso de pie, sentía que estaba a punto de desmayarse, sus latidos eran muy fuertes y rápidos. Cuando vió aquel hermoso ser, tan pequeño y delicado, sus lágrimas cayeron de felicidad.
Jennie le entregó con cuidado a la bebé, los brazos de Lisa la sostuvieron, nerviosa. Jennie mantenía sus manos sobre las de Lisa para evitar cualquier accidente y le pidió sentarse. Lisa vió sus pequeños ojos gatunos abriéndose un momento, bostezando en un tierno sonido. Lisa no tenía porqué decir algo, ninguna palabra describiría a la perfección lo que estaba sintiendo. Era mucho más que emocionante, que felicidad, mucho más que mágico.
_Mi pequeña...- apenas pronunció, un sollozo escapó de sus labios. Su vista se nublaba por la acumulación de lágrimas - mi pequeña Yel...- sonreía - mami volvió...
Jennie llevó una de sus manos a su mejilla, limpiando sus lágrimas con suavidad, sus ojos también estaban cristalinos. Sintió a Lisa temblar, sus emociones eran muy fuertes.
_Tranquila...- se sentó a su lado, viendo ambas a la bebé y poniendo su mano sobre la de Lisa - todo está bien...- besó su hombro.
_Perdóname, Jennie - Lisa giró a ella - perdóname por no estar allí contigo. Por favor...
_Lisa, no fue tu culpa, fue un accidente.
Lisa negaba.
_No, no debí manejar así, fue mi culpa - Jennie quitó sus lentes, se estaban mojando - fue mi culpa. Perdóname, por favor.
_Lisa...
_Todos los días pienso en eso...- pronunció, viendo a la bebé - lo asustada que estarías...el dolor que estarías soportando...pensando en porqué no estoy allí contigo...- levantó la mirada, afligida - debí estar allí...debí estar a tu lado tomando tu mano...lo siento, Jennie. Lo siento por no estar ese día contigo.
Jennie mantenía su mirada, sintiendo sus ojos cristalinos, notando que le dolía realmente no haber estado con ella. No encontraba las palabras necesarias, simplemente asintió y besó su hombro con los ojos cerrados, sintiendo a la vez el beso en su frente por parte de Lisa.
_Supongo que hoy tendrán su cita - el señor Kim mencionó, ambas se separaron, nerviosas - es domingo así que podré cuidar a mi nieta.
_Lisa tiene que descansar por el viaje, papá - respondió Jennie - además, tiene que poner muchas cosas en orden antes.
_Tengo que hacer muchos papeleos, ir a la universidad, ver los documentos de la casa y también poder firmar a mi hija.
_Cierto, debemos ir - Jennie acariciaba la cabeza de Jeli.
_Yel Manobal Kim - Lisa sonrió - gracias por poner mi apellido primero - fue sincera.
Jennie cruzó miradas con su padre, había un motivo muy importante por el cual ella decidió hacerlo. Lisa era la única que quedaba de su familia, ya no habría más Manobal de su sangre, solo sus dos hijos. La familia Kim era muy grande, había muchos Kim de su sangre por muchos lugares, pero solo tres Manobal ahora.
¿Pero cómo decirle? ¿Cuándo era el mejor momento para contarle lo que sucedió?
_Hola - giraron ante la voz en su puerta, Lauren saludaba con timidez y Jennie viró los ojos - ¿Puedo pasar?
_Adelante - ofreció el mayor.
_Buenos días - Lauren estrechó manos con el señor Kim - soy Lauren, terapeuta de Lisa.
_Me alegra ver que ha estado haciendo un buen trabajo - sonrió - parece como si nunca hubiera tenido el accidente.
_Gracias, pero las operaciones fueron lo más esencial, yo solo hacía recordar al cuerpo su movilidad - giró a Jennie - buenos días - ofreció su mano, pero la castaña solo la miraba seriamente - eh...bueno - quitó su mano - ¿Ya nos vamos?
_¿A dónde? - preguntó Jennie.
_A su casa - respondió la ojiverde - viviremos allí hasta que pueda asegurarse que ya puede con todo por si sola.
Lisa asentía, cuando giró a ver a Jennie, se sorprendió al verla morder el cojín.
_Eh...mejor nos vamos ahora - Lisa besó la cabeza de su pequeña y le hizo un gesto al señor Kim para que sostenga a la bebé. Él la cargó y Lisa se puso de pie con ayuda de Lauren - iré a ver a Jung. No te llamo al anochecer, ¿Sí? - Jennie asintió, seguía con el cojín en la boca.
_¿Hola? - escucharon al voz de Nia estaba asomada detrás de la puerta al verla semi abierta - ¿Lisa...? - quedó desconcertada al verla allí.
_¿Ma'? - aquella aguda vocecita, un pequeño pelinegro de asomaba igual a Nia por debajo, mirando curioso a Lisa.
_Jung...- Lisa sonrió conmovida, se inclinó sosteniéndose del sillón y abrió los brazos, el pequeño corrió a ella, sonriendo - ¡Mi pequeño! - lo abrazó, sus ojos se cristalizaron - ya caminas...
_Igua tu - señaló Jung.
Lisa rió al igual que todos.
_Sí, aprendimos los dos - besó su mejilla - pero tú caminas mejor que yo eh, yo aún no puedo correr.
Nia llegó frente a ellos, ambas cruzaron miradas y se sonrieron con cariño, después de todo, lo que había pasado antes no había sido culpa de ninguna.
_Me alegro verte mejor - pronunció Nia.
_Me alegra verte libre también - sonrió.
_¿Entonces ya te lo dijeron?
Jennie y su padre se tensaron, comenzando a negar a espaldas de Lisa.
_¿Decirme qué? - Lisa quedó extrañada. Giró a sus espaldas y veía nerviosos a los demás - ¿Qué están ocultando?
***
Lisa veía la lápida, en él estaba el nombre de su hermano. El cementerio era un campo, uno muy bonito lleno de flores, pero no había ni una flor en su tumba. Lisa estaba sentada de piernas cruzadas, con la mirada baja y pensativa. Sostenía una rosa blanca en manos, sus ojos estaban cristalinos.
_No sé...si debo sentirme mal por no llorar como se supone que debería hacerlo por un hermano...- pronunció Lisa, seriamente mirando su nombre - solo siento nostalgia por mi pequeño hermano de la infancia...cuando éramos niños...pero no por tí - una lágrima resbaló por su mejilla - lo siento. Se puso de pie, dejando caer la rosa sobre la tumba - esta será la única visita que te haré.
Se alejaba a pasos tranquilos, sostenía un bastón por el momento, sus piernas ya se estaban cansando. Lauren la esperaba en auto del señor Kim, el mayor las había llevado.
Lisa limpió las lágrimas de su mejilla, pero no sentía mucho más que solo rechazo hacia su hermano, quien había sido la peor basura que estuvo en su vida. Un agresor, un violador, e intentó matar a señor Kim ya planeaba algo contra Jennie y su hija. Había amenazado a Nia y quería llevarse a Jung. Simplemente lo aborrecía.
Se detuvo por un momento, giró a ver la tumba y vió aquella rosa. Se acercaba nuevamente, sus pasos cada vez eran más precisos y rápidos, llegó a la tumba y cayó de rodillas, golpeando entre sollozos la pálida. Tal vez no iba a servir de nada, él ya estaba muerto, pero ayudaría a que Lisa liberé el rencor que tenía hacia él, ayudaría a liberarse de ese enojo, al menos por unos segundos. La rosa quedaba destrozada por ser aplastada por su rodillas. Lisa golpeaba la tumba, al punto de doler sus manos. Se detuvo jadeante, sollozando con más libertad. Giró a sentarse, apoyando su espalda en la lápida y apoyó su cabeza en sus rodillas, llorando por aquel pequeño niño que era su hermano, aquel hermano de su infancia.
Voten ❤️
Cómo que los capítulos están llegando hasta 6 mil vistas? 😧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro