Capítulo 29
Lisa estaba siendo llevada en la camilla a la ambulancia, estaba por tomar el avión. Ya estaba anocheciendo y sus amigas se habían despedido de ella. Jennie no le había dado alguna respuesta clara, pero le aseguró que primero le preguntaría a su doctora, para saber si no había algún problema con el vuelo.
_¿Esta pulsera es tuya? - la enfermera sacaba la pulsera de su bolsillo, Lisa lo observó, pensativa - me dijeron que sí lo era. Lo traje porque al parecer es algo especial, tiene un corazón.
_Sí...es mía - respondió Lisa, entristecida - ¿Lo puede esconder...debajo de mi venda en la muñeca? Por favor...es muy especial para mí.
La enfermera asintió y lo hizo rápidamente cuando Lisa fue cargada por los paramédicos. Fue cambiada de camilla con mucho cuidado y las enfermeras bajaron del avión. Solo cuatro se quedarían a su lado durante todo el viaje para cuidarla. El señor Kim iría en un vuelo aparte pagado por él mismo, ya que él se había ofrecido. Nia lo haría igualmente, viajaría esa misma noche, pero primero tenía que alistar sus maletas. Había hablado con el señor Kim y se pusieron de acuerdo, él iría por ella a su departamento. Al ser un horario nocturno, sería peligroso que anduviera sola.
Ponía lo necesario en su maleta que estaba abierta sobre su cama, Jung estaba sentado entre dos almohadas y veía curioso lo que su madre hacía. Guardaba un polo de Jung, cuando tocaron levemente la puerta. Nia observó la hora en su celular, eran las once de la noche, era raro que tocaran a esa hora.
Volvieron a tocar y Nia se acercó a la puerta, preguntó quién era, pero solo recibió silencio. Dudosa, abrió despacio y observó por el borde, no había nadie. Pero el rostro de Min apareció repentinamente frente a ella e intentó ingresar de un golpe a la puerta, pero la cadena de seguridad se lo impidió.
Nia retrocedió para protegerse y tropezó con sus propios pies. Min buscaba desesperado quitar la cadena, pero perdió la paciencia y tomándolo, lo jaló con ira y logró que los tornillos salgan disparados.
Nia se levantó con torpeza y trató de correr a su hijo quien lloraba al estar viéndola desde la cama, la puerta de la habitación daba vista a la sala. Nia gritó asustada cuando fue tomada del cabello y arrastrada hasta llegar a un lado de la cama. Jung lloraba sin lograr entender lo que ocurría, su pequeña mente solo tenía miedo.
_Hola, hijo - Min sonreía de manera fría a Jung, divertido, como si no estuviera en sus cinco sentidos. Nia intentó gritar por ayuda, pero Min cubrió su boca con fuerza, tenía guantes negros de cuero - shh - pronunció al inclinarse a su oído - no queremos asustar a nuestro hijo, ¿Verdad?
Nia sollozaba, batallando.
_Estoy cansado...- Min continuaba, su voz temblaba. Nia podía sentir un olor extraño y desagradable que venía de él, como a hierba quemada - de que mi hermana se quede con todo lo que es mío. Me quita mi casa, me quita a mi chica, me quita a mi hijo. ¿Cogerte drogada no sirvió de nada? - rió al recordar - incluso hasta ahora sigues enamorada de ella, ¿Verdad?
Nia intentó gritar sin importar la mano cubriendo su boca, pero Min la presionó más fuerte en la boca y en los brazos, haciéndola llorar del dolor.
_Supe que mi hermanita se va a los Estados Unidos, ¿Decides ir con ella y no conmigo? - negaba, decepcionado - al menos me alegra ver cómo te rechaza - sonrió - si pude separarlas a ustedes...¿Por qué no ahora que está perdidamente enamorada de esa zorra a quien llama novia? - Nia se removía nuevamente, sollozando.
Nia empujó su cuerpo hacia atrás, haciendo que Min se golpeé fuertemente contra la pared. Su mano se removió un poco y Nia pudo apartar su boca, pero Min la atrajo del cabello y la puso sobre su hombro, Nia supo que no debía gritar al sentir la fría navaja en su cuello.
_Por favor...- su voz se quebró - no le hagas daño a Jung.
_¿Por qué haría daño a mi propio hijo? - preguntó, confundido - no soy alguien cruel.
_¿Qué es lo que quieres? - sollozaba.
_Eso es fácil - besó su mejilla, de manera tan asquerosa para Nia - quiero que seamos una bonita familia; tú, yo...y nuestro hijo.
_Yo nunca te agradé...¿Por qué me quieres en tu vida?
_Porque Lisa te tenía...- respondió - por eso tuve que tenerte, ella no te merecía.
_¿Me...violaste? - pronunció con la voz rota - ¿Fuiste tú quien me drogó? - lloraba - ¿Fuiste tú?
_Era la única solución...- besó su cabello - se veían tan...malditamente...enamoradas - recordó con irritación.
_Arruinaste...lo que iba a ser mi familia - sus lágrimas caían - tuve que mentirle...al pensar que le había sido infiel...
_Esa era la idea - sonrió - así que será fácil hacer que esa chica la deje, tal vez use la misma técnica.
_No lo hagas - pronunció con voz temblorosa - no le hagas daño...ellas ya terminaron. No necesitas hacerle daño...- volvió a sollozar.
_¿No? - sonrió de manera fría, escalofriante - aún queda el bebé...- pronunció en su oído - esa bebé nos
quitará nuestro hogar...no podemos permitirlo.
_N-no...eso no es posible - pronunció, nerviosa - la casa es para el primero el que tenga un hijo, ¿Recuerdas? - trataba de convencerlo - Jung nació primero...esa casa...esa casa es tuya.
Min iba a responder, pero el celular de Nia comenzó a sonar por una llamada. Min observó el celular en la cama, curioso por quien la llamaba.
_Responde - ordenó, soltando su cabello.
Nia asintió, se levantó con piernas temblorosas y se acercó a la cama, lentamente, tratando de pensar en ese corto tiempo qué hacer para escapar de allí. Pero no halló nada, el espacio era pequeño, podría alcanzarla de inmediato. Y con un hijo, sería más difícil correr.
Nia tomó el celular, vió la pantalla y se dió cuenta que era el señor Kim. Miró a Jung, este la miraba con los ojos llorosos, asustado.
_Pon altavoz - ordenó Min.
Nia asintió y respondió la llamada, poniendo en altavoz.
_Señorita, Nia - pronunció el mayor - ya estoy subiendo a su departamento - Min levantó la mirada y miró a la entrada, nervioso. La puerta estaba abierta por el golpe, dejando ver el interior - Es la puerta quince, ¿Verdad?
El señor Kim apareció en la puerta, viendo desconcertado la cadena rota en el pasillo y la puerta abierta. Observó su interior y no se veía a nadie. Min estaba escondido a un lado de la puerta de la habitación. Nia estaba a su lado cargando a Jung, protegiéndolo. Sus lágrimas caían al tener la navaja en su cuello, presionando cada vez más para que guarde silencio.
_Señorita, Nia - el mayor ingresó con duda, viendo al rededor. Desde su posición observó la habitación, notando la maleta en la cama y la ropa desordenada a un lado. Jung hizo un leve sollozo y Nia cubrió rápidamente su boca, nerviosa por la mirada de Min hacia el pequeño - ¿Señorita? - se fue acercando a la habitación - ¿Hola? - sus pasos eran precavidos, sentía que algo iba mal.
Dió un paso al interior de la habitación, cuando fue embestido fuertemente por otro cuerpo. Jadeó cuando la navaja fue incrustada en su abdomen. Min estaba frente a él, respirando cerca de su rostro y mirándolo desafiante.
Nia pasó corriendo por su lado, llamando la atención de Min quien quitó la navaja del vientre del mayor y fue corriendo tras ella. El señor Kim cayó de rodillas, sintiéndose débil. Se sujetaba la zona de la herida, pero su sangre se escapaba de sus dedos y se sentía desorientado. Levantó la mirada con ojos pesados, viendo al niño sentado en la cama.
Nia frenó en la cocina, tomó justo a tiempo el gran cuchillo para carne y giró en un violento ataque, Min frenó al casi ser alcanzado por el cuchillo. Nia se pegaba a la cocina, buscando a tientas algo más para protegerse. Mantenía el cuchillo en alto para que no se acerqué. Pero Min, al no estar en sus cinco sentidos, quiso atacar para lastimar su abdomen. Pero Nia logró sostener la sartén en su espalda y golpeó su cabeza, lo desoriento un momento.
En acto de nervios, temor y desesperación, Nia corrió a él y medio de un grito, clavó el cuchillo en su vientre y lo fue empujando con furia hasta que su espalda golpeó la pared. La navaja que sostenía Min, fue resbalando de sus manos. Nia sollozaba, temerosa por lo que hizo.
Retrocedió entre fuertes temblores, llorando. Min fue resbalando hasta caer sentado al suelo. Su mirada se perdía y su cabeza colgó de lado, dejando salir un último suspiro.
Nia giró al señor Kim, él estaba tendido en el suelo, sus ojos estaban pesados, su respiración era jadeante. Corrió a él y cayó de rodillas, pidiéndole que no cierre los ojos. Sostuvo su mejilla y pidió que la mire, él lo hizo, eso le dió un poco de esperanza a Nia.
Gateó rápidamente a la cama y tomó su celular, llamando a emergencias, dió la información de manera rápida y asintió al escuchar que ya iban en camino.
Regresó al lado del mayor y subió su camisa, viendo nerviosa el corte. Se quitó su polera quedando solo en un top rosa y he hizo una bola con la prenda, colocándolo sobre la herida para evitar que siga sangrando. Hizo que el señor coloque su mano encima y corrió a la sala, buscando la cinta blanca en uno de los cajones de la mesita al lado del sillón.
Al encontrarlo, regresó al señor Kim y se puso de rodillas. Encontró el inicio de la cinta y tiró. Quitó la mano del mayor junto con la prenda, y aprovechando que los bordes de la herida estaban algo secas por la repentina prenda qu succionó la sangre por la presión, colocó la cinta que cortó con sus dientes, justo sobre la herida. Los pedazos de cinta eran grandes, iba colocando uno tras otro, en diferentes direcciones.
No sabía nada de primeros auxilios, pero esperaba que aquello funcione hasta que llegue la ambulancia.
***
Al amanecer, Jennie tenía la mirada perdida, pensativa. Estaba sentada en los asientos del pasillo del hospital, su padre estaba internado. Su madre estaba dentro, sentada a su lado, esperando a que despierte.
De pronto, un fuerte dolor le llegó a su vientre bajo. Gimo adolorida, pero no se preocupó, siempre tenía esos dolores. Se pudo de pie para caminar un momento, aveces así le pasaba, pero tuvo que volver a sentarse cuando sus piernas no resistieron el siguiente dolor punzante.
_¿Qué pasa...? - se preguntó asustada - ¡Ah! - gritó adolorida, los dolores estaban viniendo uno tras otros.
Respiró profundamente, tratando de calmarse. Pero el siguiente dolor la hizo gritar aún peor. La doctora que estaba al otro extremo del pasillo notó su comportamiento y corrió de inmediato a ella.
_¡Señorita! - llegó frente a la castaña - ¿Es el bebé? ¿Ya va a nacer? - interrogó, suponía que ya tendría nueve meses.
_N-no...- negaba, sus ojos estaban cristalinos - aún no...apenas tiene siete meses, ¡Ah! - volvió a gritar, sus lágrimas cayeron por sus mejillas.
_Entonces parece que nacerá pronto - tocaba su vientre - ¡Necesito una silla de ruedas aquí!
_N-no...- Jennie negaba - aún no debe nacer...- sollozaba - aún no...debo viajar.
_Lo siento por usted, pero será así - los enfermeros se apresuraban a llegar con la silla de ruedas.
***
_Así que dice...que fue en defensa propia.
Nia asintió con ojos rojizos, sus lágrimas estaban acumulada en sus ojos. Estaba siendo interrogada y su hijo era cargado por una policía que jugaba con él.
_Me temo que no podrá viajar, señorita. Tendrá que quedarse para las investigaciones. Un asesinato en algo muy grave.
Nia asintió, bajando la mirada, sollozando.
Voten 🧍🏻♀️
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