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NUEVE

— ¿Cómo nos ponemos esto? — preguntó Louis, indicando el vendaje negro que se encontraba en sus manos. Se sentó en el suelo, en frente de Harry, y miro la tela suave de color negra en sus manos.

Estaban sentados al estilo indio, uno frente al otro, en el suelo del estudio de Mark Tomlinson. Creyeron que sería más fácil estar en suelo que de pie o en uno de los sillones caros del despacho. Louis tenía razón, en el lugar no es escuchaba ningún ruido, y de los minutos que llevaban ahí, ningún empleado ha entrado a limpiar o a preguntar si deseaban algo. 

— Así...— señaló Harry su vendaje cerca de su rostro. —... y luego haces un nudo por atrás.

— ¿Así? — volvió a preguntar el castaño, colocando su vendaje como Harry le había indicado. Hizo un nudo detrás de su cabeza y esperó a que Harry respondiera.

— Sí, así. — afirmó. Ahora él coloca el suyo, como lo hizo Louis anteriormente.

— Y... ¿ahora qué? —tal pregunta hizo que Harry ríera al notar la inquietud del chico. 

— Ahora... ¿pusiste el tiempo? — Louis hizo un sonido de afirmación. — bueno, ahora hay que esperar a que suene la alarma de los treinta minutos. Y hacer lo de siempre hacemos en ese tiempo. 

— Muy bien. — hubo un silencio algo incómodo entre ambos de al menos unos tres minutos. Ninguno hablaba, solamente se escuchaba las respiraciones tranquilas de ellos. Alguno que otro pájaro se escuchaba desde afuera, puesto que Louis había abierto una ventana para que no hubiese tanto calor. Harry carraspeo, pensando en algo sobre que hablar u opinar. Pero antes de que pudiese decir algo, se escuchó la risa de Louis que hizo que Harry frunciera su ceño. — no me lo creerás. — volvió a reír, interrumpiendo su habla. — pero... quiero ir al baño.

«¡Sí, esta es mi oportunidad!»

— Anda, pero no te quites el vendaje. — Harry también rio, porque la verdad es que se le hacía muy cómica la situación.— tarda lo que sea necesario para... ya sabes, no ensuciar el baño.

— Bueno. — se escuchó un suspiro provenir de Louis. — aquí voy...— Harry escuchó un ruido, seguido de una risa nerviosa. Debió haber chocado con algo.

— Cuidado. — advirtió Harry entre risas.

— Sí, sí, sí.

Luego de unos pocos segundos, pudo escuchar el sonido de la puerta abrirse y luego cerrarse. Harry, lentamente y con cautela, tomó una orilla de la venda, y al asegurarse de que se había ido, lo sacó por completo. Se paró rápidamente y caminó hasta un gran escritorio negro y elegante que estaba en el centro de la habitación. Abrió el primer cajón y encontró lápices, engrapadoras, perforadoras y otras cosas básicas.

Frustrado por no encontrar nada, ni siquiera un fondo falso o algo por el estilo, se dirigió a abrir el segundo cajón. Papeles, papeles y más papeles. De escuelas de Londres, fondos culturales, cuentas de gastos de semáforos, letreros, salvavidas en las playas. En fin, nada importante para él.

Al igual que el primer cajón, este no poseía ningún fondo falso.

Primer cajón del otro de lado: papeles y carpetas, al parecer todas sobre la política de Londres.

Segundo cajón del mismo lado: nada, pura basura de cuentas a beneficio de Londres.

«¡Mierda! ¡Tiene que haber algo de información aquí!»

Siguió buscando y buscando, más no encontraba nada. Y de repente se acordó de algo. No podía creer que se le había olvidado. También estaba buscando información a beneficio suyo, quería saber que había hecho Mark Tomlinson. Cuando lo que debería estar haciendo era llamar a Taylor.

“Cuando por fin llegues a la casa Tomlinson, me avisas por teléfono y te diré los siguientes pasos”.

Al parecer, todo se le estaba olvidado. Si ella se entera que estuvo ahí y no se había comunicado con ella, lo asesinaría.

Ya habían pasado más de tres minutos desde Louis había entrado al baño, aunque estuviera con los ojos vendados, no se tardaría mucho. «Por favor, Dios, persona mística, fuerza del universo. ¡Lo que sea que exista! Hagan que a Louis le dé una digestión»

Rápidamente toma su teléfono de su bolsillo delantero del pantalón y marcó al número más largo que jamás existe en el mundo en su lista de contactos, y cuando lo encontró, apretó el botón: llamar.

Una forma rara y larga de comunicarse con la agencia.

Al momento, una voz le contestó.

— Pizza y Pepperoni. — y sí, esa era otra forma de barrera por si alguna persona normal acierta casualmente el código, cosa que Harry ve imposible.

— Jamón, Taylor, queso, cuatrocientos cinco, salsa, comunicar, aceituna, urgencia. — y acertaste, esa era otra barrera.

— Es un momentos cuatrocientos cinco. — se acabaron las barreras.

Susurró un: espero. Y miró con nerviosismo la puerta del baño. Pasaron unos segundos cuando la voz de Jones apareció.

— Cuatrocientos cinco ¿Qué pasa? ¿Por qué llamado de urgencia? — la voz de Taylor sonó algo preocupada. Se podría decir que él tampoco sabe llamarla cuando está en misiones, sólo para buscar refuerzos o si hubo cambios que afectarían los planes.

— Estoy en la casa de los Tomlinson's. — susurró lo más que pudo.

— ¡Oh! — dijo sorprendida. — susurra. —le ordenó.

— Entendido.

— Ahora, tienes que averiguar cuanta seguridad hay en la casa. ¿Dónde te encuentras exactamente?

— En su estudio, creo que podría haber cosas interesantes aquí.

— Sólo revisa si hay cámaras y micrófonos. Por ninguna razón y/o motivo habrás cajones o librerías. — le ordenó de nuevo. Pero en su tono de voz se escuchaba algo... ¿sospechoso quizás?

— ¿Por qué? — no pudo evitar preguntar, curioso.

— Porque...— dudó unos segundos. —... no queremos arriesgarnos a que descubran que investigaste. Puede ser muy cuidadoso en la forma que deja sus cosas. — A Harry le pareció algo muy sobreprotector, pero era razonable. Pero seguía siendo sospechoso.

— Entendido. — afirmó susurrando. En ese momento, vio como la puerta del estudio se abría. Era Louis, para mala o buena suerte. Venía con su vendaje aun puesto y caminaba con lentitud junto con sus manos hacia al frente para no chocar con nada. Harry, en silencio, se dirigió hacia el suelo, donde había dejado su vendaje. — quiero una con pepperoni y queso extra, y otra...— se sentó y colocó su vendaje mientras hablaba. — Louis, ¿con qué quieres tu pizza?

— Ehmm...

— Tráeme una pizza a la casa Tomlinson. — le susurró Harry a Taylor en el teléfono.

— Con champiñones y jamón, además del queso extra. — habló Louis, sentándose en el suelo, muy cerca de Harry.

— La otra con champiñones, jamón y queso extra. — dijo Harry lo más normal que podía.

— Muy bien, señor. — le siguió el juego Taylor. — Recuerda lo que debes hacer.

— Adiós. — se despidió y cortó la llamada.

— ¿Pediste pizza? — le pregunta Louis.

— ¿No es obvio acaso? — vuelve a preguntar Harry con sarcasmo. Por suerte, Louis podía diferenciar entre ser grosero y sarcástico, si no, estarían en problemas ambos.— sí, tenía hambre.

— Me has leído la mente, yo también tengo hambre. — Louis sonríe, aun viendo negro gracias a la venda. — Oye ¿Qué tal si para pasar el rato jugamos a pillarse? — propuso. Harry frunció el ceño, no podía creer que Louis podía ser infantil.

— ¿A pillarse?

— Sí, ¿por qué no? Será divertido, anda. Además, la idea es que hagamos cosas normalmente hacemos sin vendaje ¿no es así?

— Está bien. — accedió. Louis era muy persuasivo para su mala suerte.

Con dificultad, ambos se levantan gracias a que tienen la vista obstruida. Con Louis casi cayéndose en el intento.

— Será mejor que corras. — advirtió Louis riendo.

Harry rápidamente comenzó a correr, o al menos a intentarlo. Reía divertido mientras huía de algo que no podía ver, y chocaba con algunas cosas. Tenían la suerte del que despacho sea grande.
Luego de un rato sintió la mano de Louis tocando su antebrazo.

— Tú la traes. — le dijo y escuchó como chocaba con algo para luego reírse. Eso luego de un golpe sordo, preocupándolo al instante. Debió haberse caído.

— ¿Louis? ¿Te has caído? — preguntó Harry entre risa. Elevó sus manos hacia al frente para no chocar con nada más e ir tras de Louis para ayudarlo. Pero sintió como sus pies chocaban con algo en el suelo. Lamentablemente fue con el tobillo de Louis.

Harry trató de apartarse para agacharse y tocarlo, para no golpearse entre ambos, pero sin esperarlo, la mano de Louis agarró su muñeca derecha, haciendo que accidentalmente cayera sobre él. Entre risas cayó sobre el pecho de Louis, y muy cerca de su cara también, ya que pudo sentir como el aliento del chico y el suyo se mezclaban.

Segundos más tardes, pudo sentir como la mano de Louis se colocaba en su mejilla, acariciándola y tocando un rizo que caía en su cara para así llevarlo hacia atrás, apartándolo. Harry se encontraba en un estado de shock justo cuando sintió como los labios finos de Louis rozaron con los suyos. Una parte suya quería negarse pero...¿de verdad quería hacerlo?

Sus labios se rozaron con una suavidad impresionante, pero fue Louis quien se separó, para afirmar el cuello de Harry con su otra mano, y atraerlo hacia él. Sus labios se acoplaron perfectamente con los del menor, como si estuviesen destinados a estar juntos, como dos piezas de rompecabezas que al fin se unían.

Los labios de Louis eran dulces y suaves. Perfectos. Poco a poco, Harry comenzó a reaccionar, puesto que estaba muy impresionado en lo que estaba pasando. Y comenzó a mover sus labios al compás de los ajenos. Era un beso tranquilo, calmado y sobre todo dulce. Perfecto en todas sus facetas, un beso que podía ser clasificado como el mejor beso del maldito mundo. Harry le daría ese premio con todo el gusto.

Louis comenzó a entre abrir sus labios, y Harry pudo sentir su aliento mezclándose rápidamente con el suyo. No obstante, su lengua entró a la cavidad bucal de Louis, y este no se quedó atrás, sacando la suya y haciendo que ambas lenguas se rozaran.
Comenzaron una guerra de lenguas, una fascinante guerra que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder. El castaño colocó un brazo alrededor de la cintura fina de Harry, atrayéndolo más hacia él, como si eso fuera físicamente posible. Entre ellos no pasaba ninguna corriente de aire.

Harry mordió el labio inferior suavemente de Louis, a lo que él respondió con otro mordisco en el suyo, sacándole un jadeo involuntario. El castaño gruñó ante el sonido, y poco a poco fue girando, invirtiendo sus posiciones. Ahora Harry estaba bajo el cuerpo de Louis, y rápidamente pasó sus manos por detrás del cuello del chico, continuando con el beso que poco a poco se estaba convirtiendo de un beso dulce a uno más picante.

Se separaron lentamente al darse cuenta de que necesitaban aire. Pero Louis no se quería despegar del todo, así que empezó a dejar pequeños besitos sobre los labios de Harry. Y Harry quería más... quería más que solo besos en sus labios, quería los labios de Louis en otras parte. De hecho, estuvo muy tentando a hacerlo, a pedirle que continuarán lo que estaban haciendo en otro lugar un poco más cómodo para ambos...pero se escuchó la alarma de los treinta minutos por toda la habitación. Volviendo a la realidad a Harry, quien se separó de golpe, reaccionando sobre lo que acababa de pasar.

Él podría estar en una misión donde tenía que hacerse novio del chico. Pero no era ningún imbécil. Sabía que Louis tenía novia. Por más que odiara a la chica. La tenía. Y lo que acababan de hacer, fue engañarla. Nadie se merecía ser engañado.

Empujó sin mucho esfuerzo a Louis, pues este también había parado cuando sintió el rechazo de Harry. El rizado se sentó, quitando su vendaje y tratando de regularizar su respiración.

— Yo... e-este...— Louis dudó, quería decir algo coherente, pero las palabras simplemente no salían. Se sentó en el suelo, con ayuda de sus manos, y se quitó el vendaje. Parpadeó varias veces para poder enfocar bien su vista. Observó como Harry estaba algo alejado de él, cómo si le tuviese miedo. Inevitablemente su vista se dirigió hacia los labios gruesos del chico, estos se encontraban brillantes, rojos, hasta el inferior se veía ligeramente hinchado.

— Hagamos como que nunca paso. — pidió Harry rápidamente, haciendo que Louis levantar sus perfectas y naturalmente definidas cejas.

— ¿Qué? — preguntó, incrédulo.

— Tienes novia. Y eso que pasó está mal, muy mal. Y nunca debió haber pasado. — Louis lo miraba, sin decir nada. — comencemos con la investigación.

Se levantó del suelo, dirigiéndose hacia sus cosas.

La investigación fue en un incómodo y completo silencio. Lo único que se escuchaba era el masticar cuando comían pizza. Solamente hablaban para anotar alguna información. Louis por veces se le quedaba viendo, pensando en algo en que decir, tal vez empezando por disculparse, pero solamente negaba con su cabeza y continuaba con el trabajo.

Terminaron en una hora. Definitivamente fue la hora más incomodas de sus vidas. Harry salió rápidamente de esa casa, como si fuese el mismísimo infierno. Salió rápidamente de esos ojos azules que lo confundían.

Porque sí, lo confundían, no sabía que era lo que sentía al respecto por él. Es sólo un pasaje a su objetivo se repetía todos los días, ¡no podía sentir nada por él! Sería un total y completo error.

Caminaba por las calles, tocando sus labios y recordando el momento. Pero también pensaba en qué tal si Mark los hubiera encontrado. ¡Felicité! ¿Qué pensaría la linda Felicité de él? Por suerte, sabía que la chica había salido de compras con su madre, la madrastra de Louis. ¡Rayos! Ese chico sería un problema para él.

Estaba maldiciendo el nombre del dulce chico, cuando unas manos desconocidas le taparon la boca.

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