DOCE
Felicité y Harry se voltearon a ver, incrédulos de lo que acababan de escuchar.
Harry negó con su cabeza, totalmente en shock. Nunca creyó que Louis sintiese algo por él. Era rara la vez que mantenían una conversación estable o que durara mucho tiempo. Las únicas veces que estuvieron juntos fue esa tarde en el despacho de Mark, y la vez que fueron al CRV para entrevistar a Andrew.
Pero por alguna razón, muy en el fondo, se sentía feliz, se sentía realmente emocionado. Pero sabía, que la razón de esas emociones, no era porque por fin podría concluir con su misión.
«¿Acaso Louis...?» pensó casi con pesar. Su corazón bombeaba fuerte bajó su pecho, y sintió unas cosquillas en su estómago, haciendo que su ceño se frunciera, y un nudo en su garganta se instalara. Quería llorar, pero extrañamente no de tristeza.
Si Felicité no estuviese junto a él en ese momento, tal vez comenzaría a gritar, saltar y seguramente a hiperventilar, a rodar por el suelo, y quizás otras estupideces cursis más. Quería salir del auto, quería ir y decirle que también le gustaba, y luego quizás besarle y...
Ya basta, Harry. No puedes enamorarte de él. — le recordó su conciencia, volviéndolo a la realidad. Su cruda realidad.
Lo sabía, esa era todo la triste historia, no podía enamorarse libremente ni de Louis, ni de nadie más. El chico que había estado poco a poco, robándole el corazón, no podía pertenecerle. Ya bien porque iba a matar a su padre, así destruyendo a su familia; o por la razón que después de unos meses no lo volvería a ver, y ni Louis, ni Felicité, volverían a saber de él.
Como si se hubiese evaporado en el aire. Como si la tierra lo hubiese tragado.
Esos pensamientos hicieron querer derramar una lágrima, pero se esforzó por ocultarla. Ocultar. Como siempre hizo en toda su vida. Había ocultado sus sentimientos, ignorándolos. Y tristemente debería ser igual en el caso en la vida de cuatrocientos cinco.
— ¡Harry, vámonos ya! — el grito de Felicité logró sacarlo de su mente en cuestión de segundos. — ¡Danielle viene hacia acá!
Harry ni siquiera observó hacia donde apuntaba su amiga, simplemente encendió el auto y aceleró lo más rápido que pudo. Por suerte el semáforo estaba en verde, así que pudieron irse a una alta velocidad, hasta que el parque fue haciéndose más y más pequeño, hasta finalmente desaparecer de sus vistas.
— No. Puede. Ser. — Felicité habló entre palabras. Harry volteó a verla tan sólo unos segundos. Observó como la chica tenía sus ojos abiertos de par en par, y una sonrisa algo desquiciada decoraba su preciosa y delicada cara. — ¡Le gustas a Louis! ¡Te tendré como cuñado! — exclamó, totalmente emocionada.
— ¿Qué? ¿Cuñado?
— Vamos, ¿ahora me dirás que eres hetero? Se nota a leguas que eres gay, amigo. — Harry rodó los ojos, no trataba de darse a entender que no le gustaba los chicos...sólo que le parecía extraño como su amiga lo decía tan...afirmativo, como si de verdad supiera que ocurrirá algo entre él con su hermano. — dejando de lado tu sexualidad. Ahora él se te declarara y estarán juntos. Se casarán y todos viviremos en una villa cerca de la costa, y juntos veremos como nuestros hijos...
— ¡Fizzy! — la interrumpió, casi indignado. — eso no pasará.
— Pero...— su boca se abrió y se cerró, como queriendo decir algo, pero no sabe el qué. —... ¿No te gusta mi hermano? — y Harry, sorpresivamente le costó negar con su cabeza.
— Es guapo, caballeroso, y simpático, pero hasta ahí. — «pues que mentira más grande has dicho.»
— Oh. — parecía sorprendida. Harry se preguntó si era tan obvio... ¿lo era? — bueno, entonces... ¿Qué planeas hacer? Digo, si de verdad no te gusta, tendrás que...rechazarlo.
Y los mismos pensamientos volvieron a resurgir en su cabeza. Él realmente correspondía a Louis, y todo se hacía más complicado. Debían estar juntos por esa maldita misión, pero no podía llegar a enamorarse de él, no podía llegar a nada más que a lo platónico con sus sentimientos. Porque mataría a su padre, destruiría a su familia, desaparecería de su vida, nuevamente arruinando más su vida arruinada hasta ese momento.
A absolutamente nadie le gustaría eso, mucho menos considerar eso atractivo. Y si no quería que eso pasara, debe probar la inocencia de Mark Tomlinson, aunque probablemente no haya ninguna.
¡Mark por favor se inocente!
— No lo sé...— murmuró bajo, apretando fuertemente el volante y mordiéndose el labio inferior.
Después de unos minutos hablando de otro tema, dobló en la esquina donde se encontraba su casa. A Felicité le encantó, por supuesto. Le agrada que a pesar de estar bañada en dinero, la chica no perdía ninguna pizca de humildad.
Entraron, y dejaron sus mochilas al lado de la puerta. Harry los guío a la cocina. Y mientras él preparaba algo, ella le decía como imaginaba su habitación de acuerdo con su personalidad y según ella, su “horóscopo”. Harry reía de sus ocurrencias y logró desconectarse del tema de Danielle y Louis, aunque sus palabras no salían de su cabeza.
“¡Tú no le harás nada a Harry!”
Luego de que comieran espagueti que Harry cocinó, subieron las escaleras mientras le contaba parte de “su historia”. El embarazo adolescente de su madre, Cheryl, su problema luego de un año de que él naciera, con un cáncer de hígado. Su muerte, y como se mudaron con su padre, Jared, de Italia a Nashville para sobrellevar tan dura perdida. Y su actual trabajo como profesor en la universidad estatal de Londres.
Después de un rato hablando en el pasillo del segundo piso, Felicité, quiso al fin entrar a su habitación. Harry abrió la puerta, y al parecer le encantó...su cama.
Literalmente vio casi en cámara lenta como la chica se lanzaba de panzazo, con sus manos extendidas, a su cómoda cama. Y luego se puso a inspeccionar cada parte del lugar, ventanas, puertas, gavetas, muebles. Y cuando terminó de hacerlo, dio su veredicto.
“Bonita habitación” había dicho con simpleza.
—Bueno, lo pudiste decir hacer treinta minutos cuando entramos— le había respondido Harry con sarcasmo.
— ¡Harry! — había gritado alguien desde la puerta de entrada. Era Jared, había vuelto del “trabajo”. Harry junto a Felicité habían estado en la habitación del chico, jugando, hablando, viendo películas. Todo normal. — ¡Estoy en casa! — hubo un silencio, creando tensión. — ¡Y cómo hay mochilas al lado de la puerta, supongo que estas con alguien! ¡Espero que no sea un chico! ¡Y si es así, sácalo por tu balcón antes de que yo llegue allá arriba!
Por supuesto, Jared estaba al tanto de que esa tarde iría Felicité. Solamente que tendría que hacer como que no tenía idea para crear un ambiente más familiar. Aunque, claro, la parte de los chicos no estaba predicha. Seguramente lo mataría luego de que su amiga se fuera.
— ¿Es tú papá? — Felicité se encontraba sentada a su lado, en su cama, con sus piernas cruzadas y un bowl lleno de palomitas de maíz estaba entre ellos. Justo en ese momento tenía un puñado enorme del palomitas.
— ¡Sí! ¡Es mi apuesto padre, según tú! — gritó para que Jared escuchará, en donde quiera que estuviera en ese momento. Logrando que Felicité se sonrojara en tan solo segundos. Sin embargo, no esperaba un golpe en su brazo por parte de la chica.
— ¡Cállate! — pidió entre risas.
— Vamos abajo, de seguro trajo algo rico para comer. — Harry extendió su mano hacia el control remoto de su televisor, y pausó la película que estaban viendo: “Crepúsculo”.
Bajaron a la cocina al instante.
Jared estaba en la cocina, muy atareado sacando las compras de las bolsas y colocando cada cosa en la almacena correspondiente. Comúnmente, eso lo hacía Harry, incluso hacer las compras. Así que era de esperarse que no supiera donde colocar cada cosa, y tampoco no le sorprendería si también trajo algo de más y compró algo que no comerían. Era probable que luego él tendría que acomodar todo más tarde.
Podía ser uno de los mejores agentes de la A. S. I.
Pero en temas caseros, era pésimo.
El mayor de todos se dio la vuelta, fijándose que Harry y Felicité estaban detrás suyo. Les sonrió unos segundos, para luego percatarse más en la ojiazul.
— Hola, tu debes ser la amiga de Harry. — se acerca a ellos y extiende una mano hacia la chica, la cual parece embelesada. — soy Jared, el padre de este pequeño — Harry rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos. Si tuviese un arma en su poder fácilmente lo hubiese disparado en una pierna.
— Mucho gusto señor Ferretti. — le responde educadamente Felicité, tomando su mano con la suya y sacudiéndola.
— Dime Jared, por favor. — le sugirió. — Señor es muy educado, y no soy tan viejo. — le sonrió, con una de sus sonrisas para conquistar a las mujeres.
— Está bien...Jared. — disgustó el nombre en sus labios, sonrojándose al darse cuenta.
«La tiene, lo ha vuelto hacer» pensó Harry, casi saliéndose una risa.
— ¿Qué trajiste para comer? — pregunta Harry para cambiar de tema.
— Pizza. — le responde, apuntando hacia la mesa, donde descansaban dos cajas de pizza. — sírvanse...yo estaré, eh...yo seguiré ordenando. —
“Al menos intentarlo” solo Harry pudo escuchar como Jared pronunciaba en un susurro eso último.
Harry se acercó a la mesa, y tomó la caja más cercana a él. Con un dedo le indicó a Felicité que se fueran a su habitación. La chica lo entendió rápido y lo siguió hacia arriba.
— Tu padre es genial. — le dijo Felicité cuando pasaron por la puerta de la habitación. Harry cerró la puerta y la miró con una ceja alzada.
— ¿Genial? — preguntó incrédulo. — o debería ser... ¿lindo? — el rizado río cuando vio como una sonrisa ladina se apoderaba en la cara de su amiga.
— Oye, si esta guapo. — responde mientras se sentaba en la cama. — pero no es mi tipo, además debe de tener...— alargó pensando. — ¿treinta y cuatro?
— Treinta y uno. — corrigió Harry. Se sentó al lado de su amiga, y dejó la caja de pizza a un lado de ellos.— es mucho treinta y cuatro.
— Aun así son trece años de diferencia. — la chica soltó una risa. — ¿Qué pensaría la gente si yo, una chica de dieciocho años, saliera con un tipo de treinta y uno? Peor, que tiene un hijo de mi edad.
— ¿Estás considerando salir con mi papá? Porque en realidad no te quiero como mamá. — confesó riendo, y Felicité también rio, pero le dio un golpe algo fuerte en su brazo.
— ¡No lo estoy considerando! — negó aun riendo a carcajadas. — Aunque yo si te quiero como cuñado...— subió y bajó sus cejas en repetidas veces.
— ¡No cambies el tema! — reclamó. Sintió como sus mejillas empezaron a sonrojarse y se sintió patético.
— Oh vamos, tú le gustas a mi hermano. Doy mi mano al fuego por decir que ese chico está enamorado de ti. — suspiró de repente, cambiando su expresión de feliz a una más desquiciada, como si acababa de cumplir con alguna venganza. — ¿Puedes creer que fuiste la razón de su ruptura con Danielle? Se merecía eso, esa...— Harry la interrumpió, viéndola mal, reprochándola con ella, antes de que continuara. —...arpía, iba a decir arpía. No se merece a mi hermano. — se cruzó de brazos. Mordió su labio inferior, sonriéndole. — en cambio, tu sí.
— Estas loca. — afirmó Harry.
— ¡Es que no puedo creer que haya una posibilidad de que mi mejor amigo sea mi cuñado! — exclamó, rodando por la cama y botando la caja, que aún contenía la pizza adentro, en la acción.
— ¡Hey! Cuidado, la pobre pizza no te ha hecho nada. — dijo entre risas, aun seguía sintiendo sus mejillas calientes y no podía evitarlo.
— ¡No cambies el tema! — lo reprochó, deteniéndose. — vas a ser mi cuñado, vas a ser mi cuñado, vas a ser mi cuñado. — empezó a cantar en voz alta.
Entre risas, golpes, pequeñas discusiones que terminaban en más risas por el mismo tema, al fin terminaron de ver la famosa película. Harry pensó que el final fue muy raro, Bella se había quedado con el vampiro, pero el que se transformaba en lobo quedó solo y devastado.
Pero por algunas razón, no evitó comparar su vida con la película. Por alguna razón le gustaría que su historia con Louis terminara igual. Que él encuentre a otra u otro, mientras Harry se aleja de su vida. Para siempre.
— Adiós Jared. — se despidió Felicité al final de la noche. Habían acordado de que Harry la iría a dejar hasta su mansión.
— Adiós Felicité, y vayan con cuidado. — advirtió el hombre. Se encontraba en la sala de estar, acostado en el sofá viendo un partido de baseball.
— Vuelvo en treinta minutos. — anunció Harry antes de cerrar la puerta principal. Luego de hacerlo, se dirigió a pasos apresurados a su lindo Mercedes con Felicité pisándole los talones.
El clima había cambiado drásticamente de un sol insoportable, a pasar a un viento desesperante que hacía calar todos los huesos de su cuerpo. Todo Londres se nubló.
Entraron al auto, y Harry se apresuró a encender la calefacción. Los cuerpos de ambos se relajaron al instante al sentir que delicioso calor, llevándose el frío. Harry arrancó el auto, y a velocidad normal fue conduciendo hacia la mansión de los Tomlinson's.
— Harry, espera. — el nombrado volteó a ver a su amiga tan solo unos segundos para luego observar la carretera. — ¿Ese no es Louis? — preguntó con sus ojos entre cerrados viendo hacia su lado, donde en la vereda se encontraba su hermano mayor caminando.
Precisamente si era Louis, caminando a un lado de la carretera, con apenas una camisa, para defenderse del viento.
— Le he dicho millones de veces que se lleve un suéter a todos los lugares que va. Él es muy friolento, y para su mala suerte, vive en Londres. ¡Londres! Aquí siempre hay frío. — balbuceó reproches Felicité. Harry río escuchándola, pero en un brusco movimientos paró al lado de la carretera, justo donde Louis había parado para afirmar las agujetas de su zapato. El chico se paró rápidamente con algo de miedo viendo el auto que se aparcaba frente suyo. Harry bajó la ventana de Felicité, y le regaló una cálida sonrisa al chico de afuera.
— Hay mucho viento, te podrías enfermar. — casi gritó Harry para que Louis lo escuchara. — Sube.
— ¿Felicité y Harry? — preguntó extrañado.
— Bien hecho, esos son nuestros nombres. — bromeó Harry, provocándole una risa a Louis. — ven, sube, hay mucho viento y estas todo desabrigado. — él ni siquiera se dio cuenta que lo había reprochado, como si Louis le importara... ¿le importaba?
— Gracias. — les sonrió, y rápidamente se subió en el asiento trasero.
Agotado, estacionó su auto en la entrada de su casa. Cerró la puerta de su Mercedes, y caminó por las baldosas de granito, que decoraban su jardín. Y luego llegó a la entrada. Abrió la puerta y cerró rápidamente, el viento que hacia esa noche era descomunal.
— Así que, le gustas a Louis. — dijo de la nada Jared, apareciendo por las escaleras. En sus manos traía un plato de cereal, del cual estaba comiendo.
— Eh...— trató de pensar en una excusa rápida. — ¿Cómo sabes eso?
— Tengo muy buen oído. Y digamos que Felicité grita muy fuerte. — rio, casi sacándole una risa a Harry, pero nunca salió. Por alguna razón, no le gustaba que Jared supiera esa información. — conseguiste tu propósito.
— De hecho...— se dirigió a la cocina, queriendo que su supuesto padre dejara de hablarle.
— Le diré a Jones. — avisó, siguiéndolo. Harry se tensó en el camino, pero rápidamente supo disimularlo. — bien hecho, monstruito. — le sonrió para luego desapareceré por el pasillo que daba directo a la sala.
De mala gana, sirvió algo de agua en un vaso que se encontró en el lavabo. Ni siquiera se molestó en saber si estaba limpio o no, solamente lo llenó y casi corriendo subió las escaleras para luego encerrarse en su habitación.
«¿Esto es una clase de karma?» se preguntaba.
¿Por qué no podía tener una común historia de amor? ¿Por qué justo él debe ser un complicado, donde él es un agente y él otro chico es el hijo de la persona que tiene que matar?
¿Por qué a él?
Voten, comenten y recomienden la historia porfis!💗💐
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro